Domingo de Ramos, ciclo A
Is
50,4-7 -
Fil 2,6-11 - Mt 21,1-11
- Mt 26,14-27,66
Sigamos
caminando con Jesús, para hacer realidad entre nosotros:
*Una
Iglesia pobre entre los pobres, solidaria y compasiva:
Benditos los que vienen en nombre del Señor a dar vida al necesitado.
*Una Iglesia profética que: renuncia… denuncia… y anuncia…
¡Bendito
el que viene en nombre del Señor!
Los
judíos, año tras año, celebran la fiesta de la Pascua (Ex 12),
recordando
la liberación de su pueblo de la
esclavitud de Egipto.
Siglos
después, Egipto es reemplazado por Roma y, desde entonces,
celebran
la Pascua pero como extranjeros en su
propia tierra.
Jesús
es consciente de que al ir a Jerusalén, va a padecer y a morir.
Mientras
camina, enseña a las personas que le
acompañan… y sana,
por
ejemplo, a dos ciegos marginados de Jericó que le suplican:
Señor,
que se nos abran los ojos. Jesús se compadece, toca sus ojos
y, al
instante, ambos recobran la vista y siguen a Jesús (Mt 20,29ss).
¿Qué nos
impide: enseñar, dar vida y seguir al
Profeta de Nazaret?
Jesús
ingresa a Jerusalén, no como los poderosos que oprimen,
sino montado en un burrito prestado, el
animal de los pobres.
Sobre los mantos, practiquemos lo que dice
Dios: Si tomas en prenda
el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes del anochecer;
es lo único que tiene para protegerse del frío (Ex 22,25s; cf. Mc 14,51s).
Al
verle, la gente grita: Bendito el que viene en nombre del Señor.
Benditos
los cristianos y las personas de buena voluntad que vienen:
a sanar a los enfermos, a defender a las víctimas de la violencia,
a comprometerse con los que reclaman:
tierra, techo y trabajo.
En
Jerusalén, Jesús inicia la última etapa de su vida terrenal,
son días
de: silencio y alegría, odio y amor,
traición y perdón,
violencia y esperanza, desprecio y victoria,
muerte y resurrección.
Hoy,
hace falta dar testimonio de Jesús, como hacen Pedro y Juan:
Nosotros
no podemos callar lo que hemos visto y oído (Hch 4,19s).
¿Quién
es éste? Es Jesús, el Profeta de Nazaret
Cuando
los fariseos preguntan al joven que nació ciego:
¿Qué dices del que te abrió los ojos?... él responde: Es un
Profeta.
Luego
añade: Dios escucha a los que hacen su
voluntad…
Si este Jesús no viniera de parte de Dios, no
podría hacer nada (Jn 9).
Jesús
al entrar a Jerusalén, los vecinos preguntan: ¿Quién es éste?
La gente
sencilla que le sigue contesta: Es el Profeta de Nazaret.
*Jesús
es el Profeta que “renuncia” a toda clase de poder:
Nace pobre entre los pobres, en un establo de animales.
Desde
niño es perseguido por las
autoridades que buscan matarle.
Conoce el hambre, la sed, el cansancio y el no tener
casa propia.
Se solidariza con los marginados, los despreciados, las
prostitutas,
los
pecadores… hasta entregar su propia vida por amor (Jn 15,13).
*Jesús
es el Profeta que “denuncia” la hipocresía de ayer y hoy:
Cuando
ayuden al necesitado, no lo publiquen a los
cuatro vientos,
como hacen los hipócritas en las sinagogas y en
las calles
para que la gente los alaben. Les aseguro que
ya recibieron su paga.
Cuando
oren, no sean como los hipócritas, que les gusta
orar de pie
en las sinagogas y en las plazas para que la
gente los vea.
Les aseguro que ya recibieron su recompensa.
Cuando
ayunen no pongan cara triste como los hipócritas,
que desfiguran su rostro para que la gente vea
que están ayunando.
Les aseguro que ya recibieron su premio (Mt 6,1ss; cf. Mt 23).
*Jesús
es el Profeta que tiene autoridad moral para “anunciar”:
Felices los pobres… los que lloran… los desposeídos…
los que tienen hambre y sed de justicia… los
misericordiosos…
los limpios de corazón… los que trabajan por la
paz…
los perseguidos por causa de la justicia…
porque
de ellos es el Reino de los cielos (Mt 5,1ss;
cf. Lc 6,20ss).
Como
hace Jesús, debemos anunciar que el Reino de Dios es:
amor y vida,
santidad y gracia, verdad y libertad, justicia y paz.
En el
Mensaje para la XXXV Jornada Mundial de la Juventud,
Francisco
dice: Si sienten dentro la conmovedora
ternura de Dios
por cada criatura viviente, especialmente por
el hermano hambriento,
sediento,
enfermo, desnudo, encarcelado, entonces pueden acercarse
como Él, tocar como Él, y transmitir su vida a
tus amigos que están
muertos por dentro, sufren
o han perdido la fe y esperanza.
J. Castillo A.
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