domingo, 31 de mayo de 2015

San Agustín y el niño (A propósito de la Trinidad)

Una leyenda atribuye a san Agustín que un día paseaba por la playa mientras iba reflexionando sobre el misterio de la Santísima Trinidad. Trataba de comprender, con su mente analítica, cómo era posible que tres Personas diferentes (Padre, Hijo y Espíritu Santo) pudieran constituir un único Dios.
 
Estando en esas cavilaciones encontró a un niño que había excavado un pequeño hoyo en la arena y trataba de llenarlo con agua del mar. El niño corría hacia el mar y recogía un poquito de agua en una concha marina. Después regresaba corriendo a verter el líquido en el hueco, repitiendo esto una y otra vez. Aquello llamó la atención del santo, quien lleno de curiosidad le preguntó al niño sobre lo que hacía:
–Intento meter toda el agua del oceáno en este hoyo –le respondió el niño.
–Pero eso es imposible –replicó el teólogo– ¿cómo piensas meter toda el agua del oceáno que es tan inmenso en un hoyo tan pequeñito?
– Al igual que tú, que pretendes comprender con tu mente finita el misterio de Dios que es infinito…
 
Y en ese instante el niño desapareció.

* * * *

 
Una de las lecciones más importantes de las muchas que se pueden extraer del “misterio” de la Santísima Trinidad es precisamente la constatación de que "es un misterio". Dios es misterio, Dios es inalcanzable para la mente del hombre, es impensable; y vamos así  más allá de san Anselmo, que lo definía como “aquello mayor de lo cual nada puede pensarse”.
 
Siendo así, ¿habrá que renunciar a su conocimiento? De ninguna manera; porque conocer no es sólo pensar; también con el corazón se llega al conocimiento, más aún, solo desde el corazón se puede conocer de veras la realidad. Porque el amor me sitúa más allá de mi subjetividad e intereses, el amor limpia mi mirada, dispone mi ánimo para empaparse de la realidad que me envuelve. El amor me abre la puerta a la contemplación, me permite empaparme de Dios y sentirme parte de Él.

Si la Trinidad sólo se explica místicamente desde la relación de las personas, sólo desde mi relación profunda con Dios, desde el corazón, me está permitido acceder al Misterio insondable de Dios. El tiempo del hombre es, pues, tiempo de contemplar, de amar, de abrir los poros del corazón, porque la mente humana es pequeña, y queda aún más empequeñecida cuando prescinde de la sensibilidad del corazón. Dios es uno, Dios es tres, Dios es Misterio.

Deja a un lado los conceptos que te deslumbran y déjate iluminar por las intuiciones del corazón.  Dios no cabe en el hoyo que has excavado con tus conceptos. Busca espacios y tiempos para no pensar; momentos para “ dejar de hacer” y “sentir tu ser”. No te empeñes tanto en acarrear el agua a tu pozo y sumérgete en el mar del que viene toda agua! 
 
FELIZ FIESTA DE LA SANTISIMA TRINIDAD.

Casto Acedo. Mayo 2015. paduamerida@gmail.com.

miércoles, 27 de mayo de 2015

Yo estoy con ustedes

Santísima Trinidad (ciclo B)
Dt 4,32-40  -  Rom 8,14-17  -  Mt 28,16-20

   Necesitamos quitar de nuestras mentes y corazones, la falsa idea
de ‘un dios’ lejano y castigador que busca ritos, ceremonias, adornos.
   Para Jesús, a quien debemos escuchar, Dios es un Padre que está
con nosotros, nos ama, hace salir el sol sobre malos y buenos (Mt 5).
   Es por eso que Jesús, el Hijo amado de Dios, vino a este mundo
para dar vida a sus hermanos que sufren hambre, sed… (Mt 25).
   Allí donde hay tinieblas… dejémonos guiar por el Espíritu Santo,
el Espíritu de la verdad que procede del Padre y del Hijo (Jn 16),

Dios es Padre que ama la vida
   La tierra, creada por Dios Padre, amigo de la vida (Sab 11,26),
ha sido entregada al hombre y a la mujer para cuidarla y cultivarla,
de manera que sus frutos estén al servicio de  toda la humanidad.
   Sin embargo, el egoísmo de personas y grupos transnacionales
dan más importancia al crecimiento económico y al consumismo,
poniendo en serio peligro la vida en el planeta. Por eso, cuando:
-gran parte de nuestro país está concesionada a empresas extractivas...
-se expulsa a campesinos e indígenas de la tierra donde nacieron…
-se destruye lagunas para que sean depósitos de desechos tóxicos…
-se sigue envenenando la atmósfera y destruyendo el ambiente…
¿podemos permanecer indiferentes?
   Ojalá tomemos conciencia que nuestra agricultura y ganadería
es más valiosa que los minerales que ahora se extraen. En efecto,
esos minerales no son renovables, en cambio la flora y la fauna
son renovables, siempre y cuando seamos capaces de cuidarlas.
Que se extraigan los minerales y recursos no renovables… pero,
sin poner en peligro los renovables que pueden durar para siempre.
   Solo así, con San Francisco de Asís, daremos gracias a Dios
diciendo: Alabado seas, Señor, por nuestra hermana madre tierra,
la cual nos sustenta y gobierna, y produce muchos frutos
Y vio Dios que todo lo que había hecho era muy bueno (Gen 1,31).

Dios es Hijo que acoge a la gente sencilla
   Considerando las consecuencias de la destrucción del ambiente,
las personas sencillas que viven en las comunidades campesinas,
son las que están pagando, injustamente, un precio muy alto;
y, lo que es peor, son despreciadas, calumniadas, perseguidas…
   En cambio, ‘los sabios y entendidos’ que se han beneficiado,
destruyendo a la madre tierra y explotando a los indefensos,
están mejor preparados para defenderse de los efectos de esta crisis.
   Al respecto, escuchemos las palabras de Jesús, el Hijo de Dios:
En aquella ocasión, Jesús tomó la palabra y exclamó:
Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos,
y las has dado a conocer a la gente sencilla.
Sí, Padre, así te ha parecido mejor (Mt 11,25s).
   Así es, la gente sencilla, insignificante y sin grandes conocimientos,
tienen un proyecto: defender la vida del ser humano y de la tierra.
Cosa que no sucede con ‘los entendidos’ que dominan este mundo.

Dios es Espíritu que nos guía hacia la verdad
   En una sociedad, mayoritariamente cristiana como la nuestra,
es lamentable que se va incrementando: mentira, corrupción, robo,
explotación del hombre por el hombre… Es el reino de las tinieblas.
   En este contexto, dejémonos guiar por el Espíritu de la verdad,
como lo hicieron las primeras comunidades cristianas:
La multitud de los creyentes tenía una sola alma y un solo corazón.
Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo lo tenían
en común. Con gran energía daban testimonio de la resurrección
del Señor Jesús. No había entre ellos ningún necesitado, porque los
que poseían campos o casas, los vendían y entregaban el dinero a los
apóstoles, quienes repartían a cada uno según su necesidad (Hch 4).
   Reflexionemos en las siguientes palabras del Papa Francisco:
El mundo necesita los frutos del Espíritu Santo: amor, alegría, paz,
paciencia, afabilidad, bondad, lealtad, modestia, dominio de sí (…).
Reforzados por el Espíritu Santo y por sus múltiples dones, llegamos
a ser capaces de luchar, sin concesión alguna, contra el pecado
y la corrupción; y de dedicarnos con paciente perseverancia
a las obras de la justicia y de la paz (Homilía, 24 mayo 2015). 
J. Castillo A.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Reciban el Espíritu Santo

Domingo de Pentecostés (ciclo B)
Hch 2,1-11  -  1Cor 12,3-13  -  Jn 20,19-23

   Mientras los discípulos están en una casa, con las puertas cerradas
por miedo a los judíos, Jesús resucitado se presenta en medio de ellos
y les dice: La paz esté con ustedes. Luego, para enviarlos a anunciar
el Reino de Dios, sopla sobre ellos y dice: Reciban el Espíritu Santo.
   Sigamos reflexionando en estas palabras de Jesús, teniendo presente
el testimonio de Oscar Romero, arzobispo de San Salvador, asesinado
el 24 de marzo de 1980 y beatificado el 23 de mayo del 2015.

La paz esté con ustedes
   Habiendo sido crucificado injustamente, Jesús resucitado anuncia
a sus discípulos la paz que genera alegría, esperanza, vida plena
   Con relación al “diálogo” utilizado con frecuencia para mantener
la extrema riqueza y la extrema pobreza, Mons. Romero denunció:
Pero ni siquiera este diálogo servirá para restablecer la paz deseada
si no se da la firme voluntad de transformar las estructuras injustas
de la sociedad. Solo esa transformación será capaz de eliminar las
violencias concretas, opresivas, represivas o espontáneas…La Iglesia
cree en la paz, pero sabe muy bien que la paz no es ni la ausencia de
violencia, ni se consigue con la violencia represiva. La verdadera paz
solo se logra como fruto de la justicia (Homilía, 1 abril 1978).
   Muy diferente la paz del poderoso que genera violencia y muerte
En 1980, en la Universidad de Lovaina (Bélgica) Mons. Romero dijo:
Creemos en Jesús que vino a traer vida en plenitud y creemos en un
Dios viviente que da vida a los hombres y quiere que todos ellos vivan.
Luego, siendo testigo de tanta represión y miseria, pide que la Iglesia
haga una opción: Estar a favor de la vida o de la muerte. Con gran
claridad vemos que en esto no hay neutralidad posible. O servimos
a la vida de los salvadoreños o somos cómplices de su muerte…
O creemos en un Dios de vida o servimos a los ídolos de la muerte.
   La paz de Jesús es imposible, mientras persista el lujo y despilfarro
de grupos privilegiados a costa del hambre y miseria de las mayorías.

Como el Padre me envió, así yo los envío a ustedes
   Después de haberlos llamado para que vean dónde vive, Jesús dice 
a sus discípulos: Como el Padre  me envió, así yo los envío a ustedes.
La tarea que Jesús les confía es la misma que Él ha recibido del Padre:
anunciar, con palabras y obras, la Buena Noticia del Reino de Dios;
es decir, anunciar: vida donde hay muerte, paz donde hay violencia,
libertad donde hay represión, verdad donde hay mentira y corrupción.
   Sin embargo, no siempre somos fieles a esta misión. Mons. Romero
-discípulo, profeta y mártir- lo dice claramente en una homilía:
Una iglesia que no provoca crisis, un Evangelio que no inquieta, una
Palabra de Dios que no levanta roncha como decimos vulgarmente,
una Palabra de Dios que no toca el pecado concreto de la sociedad
en que se anuncia, ¿qué Evangelio es ése? Consideraciones piadosas
muy bonitas que no molestan a nadie, y así quisieran muchos que
fuera la predicación. Y aquellos predicadores que por no molestarse,
por no tener conflictos y dificultades evitan toda cosa espinosa,
no iluminan la realidad en que se vive, no tienen el valor de Pedro
de decirle a aquella turba donde están todavía las manos manchadas
de sangre que mataron a Cristo: ustedes lo mataron. Aunque le iba a
costar también la vida por esa denuncia, la proclama (16 abril 1978).

Reciban el Espíritu Santo
   Luego, Jesús sopla sobre ellos y dice: Reciban el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo que Jesús comunica a sus discípulos, es el principio
de una nueva creación y de un nuevo pueblo destinado a continuar en
la tierra la obra de Jesús: dar vida plena empezando por los pobres.
La Iglesia predica desde los pobres y no nos avergonzamos nunca
de decir: la Iglesia de los pobres, porque entre los pobres quiso
poner Cristo su cátedra de redención (Homilía, 24 diciembre1978).
   Que el Espíritu de la Verdad, nos ayude a discernir, a la luz del 
Evangelio, “la ceremonia” de beatificación de Mons. Oscar Romero:
-Los pobres, huérfanos, forasteros y viudas, ¿qué lugar han ocupado?
-Las autoridades allí presentes ¿sirven al pueblo o lo dominan?
-Los agentes pastorales… ¿entregan sus vidas por los marginados?
-Los ricos… ¿comparten sus bienes con los más pobres y sufridos?
-Los jueces… ¿administran justicia sin coimas ni corrupción?
-Los dueños de los medios de comunicación… ¿son portavoces
de la verdad o simples voceros del sistema capitalista opresor?
J. Castillo A.

lunes, 11 de mayo de 2015

Anuncien la Buena Noticia del Reino

Ascensión del Señor (ciclo B)
Hch 1,1-11  -  Ef 4,1-13  -  Mc 16,15-20

   Refiriéndose a Jesús, Juan Bautista da este significativo testimonio:
Ahora mi alegría es perfecta, que Él crezca y yo disminuya (Jn 3,30).
En esta misma perspectiva y habiendo llegado la hora de ir al Padre,
Jesús dice a sus discípulos: Les conviene que yo me vaya (Jn 16,7).
   Aunque sea motivo de tristeza, esta ausencia es necesaria. Solo así,
sus discípulos -guiados por el Espíritu Santo enviado por Jesús- serán
responsables y creativos en el anuncio de la Buena Noticia del Reino.
   La Ascensión nos invita a vivir guiados por el Espíritu de Jesús.

Jesús es Buena Noticia
   Recordemos que Marcos empieza su Evangelio diciendo:
Buena Noticia (=Evangelio) de Jesús, el Cristo, Hijo de Dios.
   Después que arrestan a Juan el Bautista, Jesús va a Galilea para
anunciar a la gente: Conviértanse y crean en la Buena Noticia.
   Buena Noticia es el mismo Jesús, porque sus enseñanzas y obras
despiertan esperanza y dan vida a los pobres y excluidos, por ejemplo:
-sana a los endemoniados privados de dignidad,
-limpia a los leprosos marginados por la sociedad y la religión,
-se solidariza con los paralíticos para que se levanten y caminen,
-quiere misericordia en vez de la observancia farisaica del sábado,
-da de comer a los hambrientos privados del pan de cada día,
-alaba la fe de los paganos despreciados como si fueran perros,
-acaricia y bendice a los niños imponiéndoles las manos…
   Mientras la gente sencilla alaba a Dios por las obras de Jesús,
las autoridades políticas y religiosas buscan matarlo.
   Hoy, los más débiles y frágiles esperan de nosotros gestos audaces:
Abramos nuestros ojos para mirar las miserias del mundo,
las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de la dignidad,
y sintámonos provocados a escuchar su grito de auxilio. Nuestras
manos estrechen sus manos, y acerquémoslos a nosotros para que
sientan el calor de nuestra presencia, amistad y fraternidad (MV 15).

Los discípulos anuncian la Buena Noticia
   Para que la Buena Noticia del Reino llegue a toda la humanidad,
Jesús busca colaboradores que se identifiquen con su proyecto (Mc 3).
   Entre estos seguidores hay también un grupo de mujeres:
Ellas, cuando Jesús estaba en Galilea, le habían seguido y servido;
y otras muchas que habían subido con Él a Jerusalén (Mc 15,41).
   A tres de ellas -María Magdalena, María de Santiago y Salomé-
un joven vestido con un hábito blanco les anuncia esta Buena Noticia:
No tengan miedo. Ustedes buscan a Jesús Nazareno, el crucificado.
No está aquí, ha resucitado… Vayan ahora y digan a sus discípulos
y a Pedro que irá delante de ellos a Galilea. Allí lo verán (Mc 16).
   Con la Ascensión se abre un tiempo nuevo para sus seguidores/as:
-Pedro y Juan anuncian la resurrección de Jesús y son arrestados.
-El diácono Esteban habla con sabiduría; es calumniado y apedreado.
-En Samaría, el diácono Felipe proclama la Palabra de Dios.
-En Antioquía, el Espíritu Santo y la comunidad cristiana separan
  a Pablo y Bernabé, para una misión especial entre los paganos.
-La diaconisa Febe goza de autoridad en la comunidad de Sencreas.
-En Corinto, la comunidad se reúne en casa de Aquila y Prisca… etc.
¿Cómo respondemos, hoy, a los grandes desafíos de nuestra sociedad?

El que crea y se bautice se salvará
   Actualmente, hay creyentes que viven su fe de una manera infantil,
pues, al no actuar en conciencia ni ejercer su propia libertad, esperan
que la autoridad religiosa les digan todo lo que deben creer y hacer.
   Al respecto, reflexionemos en el siguiente texto del Vaticano II:
Dios tiene en cuenta la dignidad de la persona humana, que Él mismo
ha creado, y que debe regirse por su propia determinación y usar
de libertad… Cristo, nuestro Maestro y Señor, de corazón manso
y humilde, atrajo e invitó pacientemente a sus discípulos. Cierto que
apoyó y confirmó con milagros su predicación para suscitar la fe 
de sus oyentes y afianzarla, pero no para forzarlos… Dio testimonio
de la verdad, pero no la quiso imponer por la fuerza a los que le
contradecían. Pues su Reino no se defiende con la violencia, sino que
se establece dando testimonio de la verdad… La Iglesia reconoce y
promueve la libertad religiosa, como conforme a la dignidad humana.  
(Declaración sobre la Libertad Religiosa, nº 11-12).    
J. Castillo A.

miércoles, 6 de mayo de 2015

Amar como Jesús nos ama

VI Domingo de Pascua (ciclo B)
Hch 10,25-48  -  1Jn 4,7-10  -  Jn 15,9-17

   Dios es amor y ama a todos sus hijos con entrañas de misericordia:
¿Puede una madre olvidar o dejar de amar al hijo de sus entrañas?
Pues, aunque ella se olvide, yo tu Dios no te olvidaré (Is 49,15).  
   Jesús, el Hijo amado de Dios, nos dice: Como el Padre me ama,
así les amo yo, permanezcan en mi amor. Y quiere que sus discípulos
se amen como Él nos ama, hasta dar la vida por los amigos.

Un amor compasivo (cum-passio) y misericordioso (miser-cor)
   Al capitalismo salvaje, centrado en el dios-dinero, no le interesa
la vida de las personas humanas, ni la vida de nuestra madre tierra.
Ese sistema, para sobrevivir, hace la guerra, se apropia de las riquezas
de países pobres, deja a su paso: hambre, éxodo, enfermedad, muerte.
Además, para mantener el consumismo desenfrenado, ese capitalismo
necesita saquear la naturaleza, ocasionando: cambio climático,
pérdida de la biodiversidad, deforestación (Papa Francisco, 28/10/14).
   El camino de Jesús es diferente, ama con entrañas de misericordia.
*Ovejas abandonadas. Jesús recorre ciudades y pueblos anunciando
el Reino de Dios. Viendo a la multitud, se compadece de todos ellos,
pues son maltratados y abatidos, como ovejas sin pastor (Mt 9,35).
*El hambre. Jesús dice a sus discípulos: Tengo compasión de esta
gente porque hace tres días que están conmigo y no tiene qué comer;
si los despido en ayunas, desfallecerán por el camino (Mc 8).
*Pecadores. Su padre lo ve, se compadece, corre a su encuentro,
se le echa al cuello, le besa… y ordena celebrar una fiesta (Lc 15).
*Heridos. Pero un samaritano, lo ve, tiene compasión, se acerca,
cura sus heridas, lo lleva a una posada, cuida de él (Lc 10).
*Morir antes de tiempo. Al llegar a Naín, llevaban a enterrar al hijo
único de una madre viuda. Al verla, Jesús se compadece y le dice:
No llores… Luego exclama: Joven, a ti te digo, levántate (Lc 7).
   Ante tantos desafíos, ¿somos peces vivos que luchan contra toda
explotación, o peces muertos que son arrastrados por la corriente?

Ámense los unos a los otros como yo les he amado
En nuestra sociedad la palabra ‘amor’ tiene diversos significados.
   Hay sectores donde el amor se identifica con relaciones sexuales.
Al respecto, basta ver ciertos programas de televisión (‘telebasura’).
   Para otros grupos, amor significa ascender a costa de los demás.
Se pisotea los derechos de otros, a quienes se considera inferiores.
Es un amor individualista que se sustenta en la estructura jerárquica.
   No faltan quienes, encerrados en determinados círculos sociales,
solamente aman a los miembros de su grupo. Es un amor sectario.
   Otros han reducido el amor al ‘cumplo-y-miento’ de ciertas normas,
con la esperanza de recibir una recompensa. Es un amor farisaico.
   Para Jesús, que se hizo amigo de todos nosotros, amar significa:
poner todo lo que somos y tenemos al servicio de los demás, incluso
entregando nuestra vida. Como Jesús amemos también al enemigo.
   Pero, ¿qué sucede, hoy, con los hombres y mujeres que se arriesgan
a cruzar el mar o una frontera, en busca de una vida más digna?
¿Cómo actúan los países ricos que han saqueado a los países pobres?
¿Bastará dar limosna con una mano, lo que se roba con la otra?
¿Hasta cuándo esos Caínes seguirán derramando sangre inocente?
   Ojalá, los cristianos y personas de buena voluntad cambiemos
nuestra manera de vivir, para que también los opresores se conviertan.
   En este contexto, escuchemos al apóstol Pablo que nos dice:
Si yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles,
pero no tengo amor, soy como una campana que resuena
o un platillo que hace ruido.
Si yo tuviera el don de profecía y conociera todos los misterios
y toda la ciencia, y tuviera tanta fe para mover montañas,
pero no tengo amor, nada soy.
Si repartiera todos mis bienes a los pobres y entregara mi cuerpo
para recibir alabanzas, pero no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es paciente, servicial y sin envidia, no busca aparentar,
no es orgulloso ni actúa con bajeza, no busca su propio interés.
El amor no se irrita, sino que olvida las ofensas y las perdona.
Nunca se alegra de la injusticia y siempre se alegra de la verdad.
Todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta…
Ahora tenemos la fe, la esperanza y el amor,
pero la más importante de las tres es el amor (1Cor 13).
J. Castillo A.