miércoles, 19 de diciembre de 2018

El encuentro de dos madres

4º Domingo de Adviento, ciclo C
Miq 5,1-4  -   Heb 10,5-10  -   Lc 1,39-45

Entre 1995-2000, para acabar no con la pobreza sino con los pobres,
se aplicó -en el Perú- el Programa Nacional de Planificación Familiar.
Se realizó unas 270,000 esterilizaciones forzadas en mujeres pobres,
que no pudieron tener el gozo de llevar en su vientre un fruto bendito.
   Muy diferente  lo que sucede en las montañas de Judea:
María, la madre de Jesús, visita a su prima Isabel, la madre de Juan.

Bendita eres entre las mujeres. Bendito es el fruto de tu vientre
  Dios envía al ángel Gabriel a Nazaret donde vive María (Lc 1,26ss).
Al entrar el ángel a su casa, le anuncia esta Buena Noticia:
Concebirás y darás a luz un hijo, a quien llamarás Jesús.
Ella, después de escuchar el mensaje del ángel Gabriel, exclama:
Yo soy la servidora del Señor, que se haga en mí lo que has dicho.
   Luego, María se levanta y va a Judea para saludar a su prima Isabel.
Al oír su saludo, Isabel llena del Espíritu Santo dice con voz fuerte:
*Bendita eres entre las mujeres. María es bendita porque cree,
porque lleva en su seno a Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre.
Más tarde, una mujer pobre y creyente, alza la voz y dice a Jesús:
¡Bendita la mujer que te dio a luz y te alimentó! (Lc 11,27).
*Bendito es el fruto de tu vientre. Es Jesús, Hijo de Dios y de María.
Años después, cuando ingresa en Jerusalén, montado en un burrito,
la gente exclama: Bendito el Rey… Sin embargo, muere crucificado.
*Feliz tú que has creído, porque se cumplirá lo que te dijo el Señor.
Tanto amó Dios al mundo que le ha dado a su Hijo único,
para que todos los que creen en Él… tengan vida eterna (Jn 3,16).
   Después del saludo de Isabel, María alaba a Dios diciendo:
Su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Actúa con la fuerza de su brazo. Dispersa a los soberbios de corazón.
Derriba del trono a los poderosos. Eleva a los humildes.
A los hambrientos los colma de bienes. A los ricos los despide vacíos.
   Levantémonos y caminemos como hace María, la madre de Jesús.

María se levanta y se pone en camino para ir:
*A la montaña de Judea. Mientras los poderosos de este mundo
oprimen a las personas débiles y matan a los niños indefensos;
Isabel saluda a su prima María, y guiada por el Espíritu Santo,
proclama la dignidad de la mujer y del niño que va a nacer:
Bendita eres entre las mujeres. Bendito es el fruto de tu vientre.
*A la ciudad de Belén. Allí María da a luz a su hijo primogénito,
lo envuelve en pañales y lo acuesta en el establo,
porque no había lugar para ellos en la posada.
Luego, el Ángel del Señor se presenta a los pastores para decirles:
Hoy, ha nacido para ustedes -en Belén- el Salvador (Lc 2,1-14).
*Al templo de Jerusalén. José y María van a Jerusalén,
llevando al niño Jesús para consagrarlo al Señor.
En esa ocasión, Simeón -guiado por el Espíritu Santo- dice a María:
Mira, este niño… será signo de  contradicción… 
En cuanto a ti, una espada te atravesará el corazón (Lc 2,22ss).
*A Egipto. El Ángel del Señor se aparece en sueños a José y le dice:
Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto,
porque Herodes buscará  al niño para matarlo (Mt 2,13-15).
*A Jerusalén. Jesús al cumplir “doce” años de edad,
va con José y María a Jerusalén para la fiesta de la Pascua.
Después de la fiesta Jesús se queda allí sin que sus padres lo supieran.
Al cabo de “tres días” lo hallan en el templo, y Jesús dice a su madre:
Debo de estar en la casa de mi Padre (Lc 2,41ss).
*A Caná de Galilea. María, Jesús y sus discípulos
son invitados a unas bodas, en Caná de Galilea.
Como el vino se acabó, María dice a Jesús: No tienen vino; luego,
dice a los servidores: Hagan todo lo que Él les diga (Jn 2,1-12).
*A la región de Galilea. Al enterarse que su madre y hermanos
están fuera y le buscan; Jesús dice: El que hace la voluntad de Dios,
ése es mi hermano, mi hermana y mi madre (Mc 3,31ss).
*Al Calvario. Jesús, al ver a su madre y al discípulo amado,
dice a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo.
Después dice al discípulo: Ahí tienes a tu madre (Jn 19,25-27).
*A Jerusalén. María está presente en la naciente Iglesia
guiada por el Espíritu (Hch 1,14;  2,1-4). Los creyentes se reúnen
para: -oír las enseñanzas de los apóstoles, -compartir lo que tienen,
-participar en la fracción del pan y oraciones (Hch 2,42).
J. Castillo A.

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