miércoles, 27 de noviembre de 2019

Estén preparados

1º Domingo de Adviento, ciclo A
Is 2,1-5  -  Rom 13,11-14  -  Mt 24,37-44

   En estos días previos a la Navidad, muchos de nosotros
nos dejamos arrastrar por la propaganda comercial que esclaviza.
Lamentablemente, vivimos sin dar sentido a nuestra existencia,
y preferimos seguir con ciertas costumbres y tradiciones; mientras
los niños pobres no tienen el pan que necesitan cada día.
   Adviento es un tiempo para estar despiertos, vigilantes, preparados,
para despojarnos de las obras de las tinieblas (2ª lectura).

Sucederá como en los días de Noé
   Según el texto de Mateo, Jesús está en el monte de los Olivos,
enseñando a sus seguidores sobre el fin de un mundo injusto
y sobre el Hijo del hombre que vendrá cuando menos lo esperen.
   Les habla de Noé. También del diluvio que tiene un mensaje actual,
pues la destrucción de la tierra es causada por los seres humanos:
El Señor vio que en la tierra crecía la maldad de los hombres,
y que todos sus proyectos tendían siempre hacia el mal…
La tierra estaba corrompida y llena de crímenes… (Gen 6,5ss).
Entre tanto, comen, beben, se casan… sin tener una meta, un ideal.
Algo semejante sucede hoy con la celebración de la fiesta navideña:
Mientras unos pasan hambre, otros están borrachos (1Cor 11,21).
   Que el siguiente mensaje del Papa Paulo VI no sea letra muerta:
Cuando tantos pueblos tienen hambre,
cuando tantos hogares sufren miseria,
cuando tantos hombres viven sumergidos en la ignorancia,
cuando aún quedan por construir tantas escuelas, hospitales,
viviendas dignas de este nombre;
todo derroche público o privado,
todo gasto de ostentación nacional o personal,
toda carrera de armamentos se convierte en un escándalo intolerable.
Nos vemos obligados a denunciarlo. Quieran los responsables
oírnos antes de que sea demasiado tarde (PP, 1967, n.53).

El Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperen
   A continuación, Jesús dice a sus discípulos: Estén preparados,
porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperen.
   La venida de Jesús -el Profeta de Nazaret- es motivo de alegría:
Si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré a su casa (Apc 3,20).
   Jesús (=Dios salva): Vino a los suyos, y los suyos no le recibieron.
Pero a los que le recibieron, a los creen en Él,
los hizo capaces de ser hijos de Dios (Jn 1,11s).
   Jesús es el Emmanuel (=Dios con nosotros) y nos sigue diciendo:
Donde dos o tres se reúnen en mi nombre,
yo estoy allí en medio de ellos (Mt 18,20).
   Jesús está con nosotros cada vez que celebramos la Santa Misa:
La Eucaristía -dice el Papa- no es un premio para los perfectos
sino un generoso remedio y un alimento para los débiles (EG, n.47).
   Jesús está con nosotros, presente en sus hermanos: hambrientos,
sedientos, emigrantes, desnudos, enfermos, encarcelados (Mt 25,40).
   En “Misericordia et misera” (2016, n.18), el Papa Francisco dice:
Todavía hay poblaciones enteras que sufren hoy el hambre y la sed
Grandes masas de personas siguen emigrando de un país a otro
en busca de alimento, trabajo, casa y paz.
La enfermedad, en sus múltiples formas, es una causa permanente
de sufrimiento que reclama socorro, ayuda y consuelo.
Las cárceles son lugares en los que, con frecuencia,
las condiciones de vida inhumana causan graves sufrimientos (…).
El analfabetismo está todavía muy extendido (…).
La cultura del individualismo exasperado, sobre todo en Occidente,
hace que se pierda el sentido de solidaridad y responsabilidad (…).
Dios mismo sigue siendo hoy un desconocido para muchos (…).
   Para hacer realidad una sociedad humana… fraterna… solidaria… 
a muchos de nosotros nos hace falta tener la capacidad de:
*Ver en cada persona la imagen y semejanza de Dios (Gen 1,26).
*Oír el grito de los niños que tienen hambre…y el clamor de la tierra.
*Anunciar el Reinado de Dios y su justicia: No lleven nada
para el camino, ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero… (Lc 9,2s).
*Salir y ayudar a: viudas, pobres, huérfanos, forasteros, ancianos…
quienes -ayer y hoy- son explotados y maltratados (Ex 22,20s).
*Celebrar la Eucaristía, acogiendo a pecadores (Lc 15,2).
J. Castillo A.

miércoles, 20 de noviembre de 2019

Los Cristos crucificados, hoy

Jesucristo Rey del Universo, ciclo C
2Sam 5,1-3  -  Col 1,12-20  -  Lc 23,35-43

   Cuando decimos: Padre nuestro, venga a nosotros tu Reino,
debemos poner: vida donde hay muerte… amor donde hay odio…
verdad donde hay corrupción… libertad donde hay esclavitud…
justicia donde hay opresión… paz donde hay violencia…
   Sin embargo, hay creyentes que se oponen a estos valores del Reino,
pues solo buscan riquezas explotando y crucificando a los pobres.

Mientras las autoridades se burlan, el pueblo mira a Jesús
   Mientras el diablo le muestra a Jesús los reinos del mundo,
le dice: Todo esto será tuyo, si te postras y me adoras.
Jesús le contesta: Adorarás al Señor tu Dios y a Él solo servirás.
Luego, el diablo se aleja de Jesús hasta otra ocasión (Lc 4,7;  13).
   Durante su vida y ahora en la cruz, Jesús sigue siendo tentado.
*Las autoridades se burlan de Jesús y dicen: Ha salvado a otros,
si es el Mesías de Dios, el Elegido, que se salve a sí mismo.
Aceptar que Jesús es el Elegido de Dios dependerá de un milagro,
que elimine su dolor y cambie su destino en estos últimos instantes.
Las autoridades denunciadas por Jesús celebran una aparente victoria.
¿Será la muerte el final o, más bien, el comienzo de una vida plena?
*También los soldados se burlan de Jesús, ofreciéndole vinagre
para prolongar su agonía. Y como hay un letrero que dice:
Éste es el Rey de los judíos, le piden: Si eres Rey, sálvate a ti mismo.
No entienden que Jesús es Rey pero no como los reyes de este mundo.
*Uno de los malhechores le insulta diciendo: ¿No eres tú el Cristo?
Sálvate a ti mismo y a nosotros. Quizás este malhechor ha luchado
contra los romanos por caminos violentos, y ha sido sentenciado.
*Sin embargo, no todo es negativo. Muchas personas de Galilea que:
-han escuchado las enseñanzas de Jesús y han visto sus obras,  
-le han acompañado, caminando con Él hasta Jerusalén,
-le han seguido al calvario, entre lamentos y llantos…
ahora, miran al Rey de los judíos que desde la cruz sigue salvando.

Acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino
   Frente a los insultos y a las tentaciones, Jesús guarda silencio.
Entre tanto, surge la voz del otro malhechor crucificado:
Confiesa su culpa… Reconoce la inocencia del Profeta de Nazaret…
Luego exclama: Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.
El último diálogo de Jesús antes de morir lo hace con un malhechor.
   Acuérdate de mí -hoy en día- es el grito de una multitud de pobres:
explotados, dominados, excluidos, despreciados, humillados…
En otras palabras, estos pobres son los Cristos crucificados,
como dijo -en 1559- Bartolomé de Las Casas, defensor de los indios:
Dejo en las Indias a Jesucristo, nuestro Dios, azotado… afligido…
abofeteado… crucificado… no una, sino millares de veces.
-¿Los neo-colonizadores que matan a los pobres oirán esta denuncia?
-¿Hasta cuándo estos neo-colonizadores seguirán enriqueciéndose,
dejando a su paso la muerte: de seres humanos, y de la madre tierra?
-¿Qué nos impide que los pobres ocupen en nuestro corazón el lugar
que tienen en el corazón de Dios? (Francisco, homilía: 17 nov 2019).
Al respecto, tengamos presente el siguiente testimonio de san Pablo:
Solo nos pidieron que nos acordáramos de los pobres,
cosa que siempre hemos tratado de cumplir (Gal 2,10).
   Hasta el último instante de su vida, el Buen Pastor sigue salvando,
y dice al malhechor: Te aseguro, hoy estarás conmigo en el paraíso.
Este “hoy salvífico” atraviesa el texto de san Lucas:
*El ángel del Señor anuncia a los pastores esta Buena Noticia:
Hoy, en Belén, ha nacido para ustedes el Salvador (Lc 2,10s).
No olvidemos que en aquella época los pastores eran despreciados.
*En la sinagoga de Nazaret, Jesús lee el siguiente texto de Isaías:
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque Él me ha ungido para
anunciar la Buena Noticia a los pobres y liberar a los oprimidos.
A continuación dice: Hoy, se cumplen estas profecías (Lc 4,16-21).
*Después de sanar a un paralítico, la gente alaba a Dios y exclama:
Hoy, hemos visto cosas increíbles (Lc 5,26).
*Cuando le dicen que Herodes intenta matarle, Jesús contesta:
Díganle a ese zorro: Hoy y mañana sigo sanando (Lc 13,31-33).
Y nosotros, ¿somos capaces de denunciar a las autoridades creyentes,
que descuidan la justicia… la misericordia… la fe…? (Mt 23,23s).
*Después que Zaqueo da sus riquezas a los pobres, Jesús le anuncia:
Hoy, ha llegado la salvación a esta casa (Lc 19,8s).
J. Castillo A.

miércoles, 13 de noviembre de 2019

Dar testimonio de Jesús

33º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo C
Mal 3,19-20  -  2Tes 3,7-12  -  Lc 21,5-19

   ¿De qué sirven los templos lujosos y los ritos religiosos rutinarios,
si somos incapaces de oír el grito de los niños, jóvenes y adultos,
que sufren las consecuencias de tanta corrupción e injusticia…?
   Que nadie nos engañe con mensajes, discursos, promesas…
ajenos a las obras y enseñanzas de Jesús, el Profeta de Nazaret.
   Cuando hay persecución, Jesús nos pide dar testimonio de Él,
y no preparar nuestra defensa, pues Él mismo estará con nosotros.
  
No quedará piedra sobre piedra, todo será destruido
   A los que admiran los adornos y riquezas del templo de Jerusalén,
Jesús les dice: Llegará un día en que todo lo que ven será destruido.
Aquel templo no es casa de oración para todas las naciones (Is 56,7),
sino una cueva de ladrones donde se enriquecen: los sacerdotes
los vendedores de animales… los que cambian la moneda romana…
Para Jesús lo más importante no es el templo sino los pobres, por eso:
-Sana a los enfermos: Los que tenían enfermos se los traían,
y Él les imponía las manos a cada uno y los sanaba (Lc 4,40).
-Da de comer a las personas que tienen hambre, y nos sigue diciendo:
Denles ustedes mismos de comer (Lc 9,13).
-Perdona a los pecadores: Hoy ha llegado la salvación a esta casa,
pues vine a buscar y a salvar lo que está perdido (Lc 19,1ss).
   Si queremos honrar a Jesús, en espíritu y en verdad (Jn 4,21),
no lo hagamos en el templo sino en sus hermanos que sufren (Mt 25):
*¿Acaso no saben ustedes que son templos de Dios,
y que el Espíritu de Dios vive en ustedes?
Si alguien destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él,
pues el templo de Dios es santo, y ese templo son ustedes (1Cor 3,16).
*¿Por qué -actualmente- hay pobres que buscan en los basureros
algo para comer o para vestirse? ¿Es justo que los pobres sean parte
de un basurero y tratados como desperdicio? ¿Los cómplices de este
escándalo tienen sentimiento de culpa? (Mensaje del Papa: 3ª JMP, n.2).

¡Cuidado, no se dejen engañar!
   Después que Jesús anuncia la destrucción del templo de Jerusalén,
sus discípulos le preguntan: Maestro, ¿cuándo sucederá todo esto?
Jesús les responde: ¡Cuidado, no se dejen engañar!
Porque muchos vendrán usando mi nombre… No vayan tras ellos.
*En algunos casos se trata de falsos profetas (falsas autoridades),
quienes se disfrazan de ovejas, pero son lobos feroces (Mt 7,15),
que vienen a robar… matar… destruir… (Jn 10,7ss).
Ciertamente, por sus frutos los conoceremos y los denunciaremos.
*Tengamos presente también las siguientes palabras de Jesús:
Aquel día, muchos me dirán: Señor, en tu nombre hemos profetizado,
en tu nombre hemos expulsado demonios y hemos hecho milagros.
Yo les diré: No los conozco, aléjense de mí, malhechores (Mt 7,21ss).
*Años más tarde, San Pablo denunciará a los falsos maestros
que son orgullosos y no siguen las enseñanzas de Jesús:
Para ellos la religión es un puro negocio (1Tim 6,3ss; y 2ª lectura).
Muy diferente lo que Jesús nos pide, desde su propia experiencia:
Den gratuitamente, lo que gratuitamente han recibido (Mt 10,8).

Al ser perseguidos, ustedes darán testimonio de mí
   Hacer realidad el Reino de Dios que es vida, verdad, justicia, paz
trae consigo calumnias, maldiciones, persecuciones… (Mt 5,10s),
por parte de los que tienen el poder político, económico y religioso,
pues sus intereses y el orden injusto establecido son amenazados. 
   Pero, ¿qué sucede en países de tradición cristiana como el nuestro?
¿Por qué se persiguen y encarcelan a los campesinos e indígenas?
¿Es delito defender la vida de los seres humanos y de la madre tierra?
En cambio, los dueños de las grandes empresas, generalmente,
son alabados y privilegiados por gobiernos… corruptos y mediocres:
Ojalá fueras frío o caliente, pero como eres tibio, ni frío ni caliente,
voy a vomitarte de mi boca, dice el Señor (Apc 3,15s).
   Muy diferente, anunciar el Reino de Dios como hace San Pablo:
Voy a Jerusalén llevado por el Espíritu, sin saber lo que me sucederá.
Solo sé que en cada ciudad el Espíritu Santo me da a conocer
que me esperan prisiones y persecuciones.
Pero poco me importa la vida, con tal de terminar mi carrera
y cumplir el ministerio que he recibido del Señor Jesús: Anunciar
la Buena Noticia de la gracia de Dios (Hch 20,22ss). 
J. Castillo A.

miércoles, 6 de noviembre de 2019

Jesús, amigo de la vida

32º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo C
2Mac 7,1-2. 9-14  -  2Tes 2,16-3,5  -  Lc 20,27-38

   En Jerusalén: -Jesús arroja del templo a los negociantes (Lc 19,46).
-Sus enemigos intentan detenerlo, pero temen al pueblo (Lc 20,19).
-Otros de mala fe le preguntan sobre el impuesto al César (Lc 20,22).
   En este contexto, Jesús anuncia que Dios es amigo de la vida, pues
no es Dios de muertos, sino de vivos. Un día, nuestra vida terrenal
alcanzará su plenitud en la Vida de Dios. Nuestros trabajos,
sufrimientos y alegrías, se convertirán por fin en Felicidad eterna.

Los saduceos niegan la resurrección
   En la época de Jesús, el grupo de los saduceos eran pocos, pero
con una enorme influencia en lo político, económico y religioso.
Entre sus miembros hay terratenientes y sacerdotes muy ricos.
-Conservan sus privilegios apoyando a los dominadores romanos.
-Solo aceptan los cinco primeros libros de la Biblia (=Pentateuco),
interpretados según sus intereses… y dejan los otros libros del AT,
donde hay textos que contradicen de raíz su mentalidad y falsa piedad.
-Viven de una manera egoísta y solo piensan en esta vida terrenal.
-Niegan la resurrección porque -según ellos- no se habla claramente
en los libros del Pentateuco (Gen  Ex  Lev  Num  Deut).
   Los saduceos desaparecen el año 70 con la destrucción de Jerusalén.
Sin embargo, su manera de pensar y de vivir está presente hoy en día.
*En una orilla encontramos: -Ricos que comen y viven a todo lujo.
-Autoridades que siguen y cumplen las consignas del neoliberalismo.
-Inversionistas sordos al grito de los pobres y al clamor de la tierra.
-Funcionarios que usan la religión para manipular al pueblo.
*En la otra orilla: Están la multitud de niños, adultos y ancianos,
en una palabra, de personas humanas concretas e irrepetibles,
que sufren el peso intolerable de la miseria (SRS, 1987, n.13).
¿Se justifica este abismo en países con millones de cristianos?
   Algo está claro, la práctica de los antiguos y nuevos saduceos,
contradice las enseñanzas y las obras de Jesús, amigo de la vida.

El Señor no es Dios de muertos, sino de vivos
    Jesús desenmascara la hipocresía de los saduceos
que engañan a la gente pobre, interpretando mal la Palabra de Dios.
En efecto, para negar la resurrección utilizan el libro del Deut 25,5s.
Según el texto paralelo de Marcos, los saduceos están equivocados,
porque no conocen las Escrituras ni el poder de Dios (Mc 12,24).
   Jesús -empleando el libro del Éxodo aceptado por los saduceos-
hace referencia a la aparición de Dios a Moisés para decirle: Yo soy
el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, de Isaac, de Jacob.
He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus lamentos,
conozco sus sufrimientos. Por eso he bajado para liberarlo…
Ahora, anda, yo te envío al faraón… Yo estaré contigo (Ex 3,1ss).
Teniendo presente este contexto, Jesús responde a los saduceos:
El Señor no es Dios de muertos, sino de vivos.
Aquellos saduceos, ¿se habrán convertido… o seguirán engañando?
   Jesús nos da a conocer el verdadero rostro de Dios: Es un Padre
que actúa con entrañas de misericordia ante toda miseria humana,
y su gloria consiste en que los seres humanos tengan vida plena.
   Para el creyente, la muerte es puerta de salida de la vida terrenal,
y, al mismo tiempo, puerta de entrada en la vida plena y definitiva:
La vida de los que en ti creemos, Señor, no termina, se transforma,
y, al deshacerse nuestra morada terrenal,
adquirimos una mansión eterna en el cielo (Prefacio I de difuntos).
   Que “los actuales saduceos…” oigan la denuncia del profeta Isaías:
Los jefes de mi pueblo están ciegos, no se dan cuenta de nada.
Son perros mudos, que no pueden ladrar… les encanta dormir.
Son perros hambrientos que nunca se llenan. Son autoridades
que no entienden nada, solo buscan sus intereses (Is 56,10s).
   Si de veras amamos a Dios, seamos como Él amigo de la vida:
Señor, tú tienes compasión de todos, porque todo lo puedes.
No te fijas en los pecados de los hombres, para que se arrepientan.
Amas a todos los seres y no aborreces nada de lo que has hecho.
Si hubieras odiado alguna cosa, no la habrías creado… Perdonas
a todos porque son tuyos, Señor, amigo de la vida (Sab 11,23ss).
   Siguiendo el ejemplo de Jesús, pongamos vida donde hay muerte:
-Yo vine para que tengan vida, y la tengan en abundancia (Jn 10,10).
-Yo soy la resurrección y la vida. Quien cree en mí aunque muera vivirá.
Quien vive y cree en mí, no morirá para siempre (Jn 11,25s).
J. Castillo A.