domingo, 30 de diciembre de 2018

Santa María. Madre de Dios (1 de Enero)


Sostener que la Virgen María es madre de Dios es  una afirmación muy fuerte para oídos profanos. A los que estamos habituados a escucharla no nos sorprende, pero a quien lo escucha por vez primera no puede menos que escandalizarle. Surgen las preguntas:  si María es Madre de Dios, ¿quiere decir que Dios no ha existido hasta que ella lo da a luz? Si Dios nace de María, ¿no será María anterior y mayor que Dios? ¿Necesitó Dios de María para existir?
 
Habituados a sabernos católicos no nos hemos preguntado nunca estas cosas; nos han dicho que María es madre de Dios y madre nuestra, y punto. Pero debemos entender bien éste título de María, sobre todo porque puede que nos veamos en la necesidad de dar razón de nuestra esperanza (1 Pe,3,15) a algún hermano de la Iglesia Evangélica, o a los testigos de Jehová (que tanto se escandalizan de nuestras devociones marianas y nos acosan con sus lecturas fundamentalistas de la Biblia), a alguien de la comunidad musulmana cada vez más presente entre nosotros,  o simplemente a alguno de tantos ateos o indiferentes a la fe que gustan de ponernos en aprietos más o menos intelectuales cuando tienen oportunidad.
 
Él título "Madre de Dios"

Para comprender el sentido del título de María como “Madre de Dios” hemos de remontarnos a su aparición en la historia de la Iglesia.  Yendo al origen  encontramos que el título, aplicado a María, viene del siglo V, y es consecuencia de los debates sobre la doble naturaleza (divina y humana) de Jesús. En el Concilio de Éfeso (451) se afirma la unidad indisoluble de la humanidad y divinidad en la persona del Verbo (Jesucristo). Por tanto, si no queremos admitir separación entre lo divino y lo humano en Jesucristo, hemos de terminar por admitir que el que nace de la Virgen María no es sólo el hombre Jesús al que se le ha adherido el Dios Jesús, sino el Hijo, segunda persona de la Santísima Trinidad, Dios y hombre verdadero.

No hay inconveniente, pues, en llamar madre de Dios (theotokos, en griego) a la santa Virgen María, pero matizando el sentido en el que se le aplica ese nombre: porque dio a luz carnalmente al Verbo de Dios hecho carne. “La divinidad y la humanidad constituyen para nosotros un solo Señor y Cristo e Hijo por la concurrencia inefable y misteriosa en la unidad... Porque no nació primeramente un hombre vulgar, de la santa Virgen, y luego descendió sobre El el Verbo; sino que, unido desde el seno materno, se dice que se sometió a nacimiento carnal, como quien hace suyo el nacimiento de la propia carne... De esta manera [los Santos Padres] no tuvieron inconveniente en llamar madre de Dios a la santa Virgen” (De la Carta de san Cirilo a Nestorio, DZ 111).

Es significativo que el título de Madre de Dios se desprenda de los debates sobre la identidad del Hijo, y en concreto de la defensa de su humanidad contra quienes no estaban dispuestos a admitir el misterio de "Dios hecho carne".

La vida de María, desde la anunciación-encarnación, permanece asociada a Jesús y a su misión; su ser Madre está en función del envío o venida del Hijo para la salvación de los "hijos". Por ello, tal vez las imágenes más acertadas de María son aquellas que la presentan ofreciendo al niño y como diciendo: aquí tenéis la razón de toda mi vida, aquí tenéis lo mejor que os puedo dar, un don que me supera incluso a mí misma… aquí tenéis al Salvador, el remedio de todos vuestros males.

María vivió su maternidad como una experiencia no sólo humana, sino también divina. No vivió su gravidez sólo como plenitud de realización en la maternidad humana, sino también como experiencia de plenitud de Dios (llena de gracia). Desde su maternidad se convierte en esclava humilde al servicio del reino de Dios encarnado en su Hijo.

¿Qué significado podemos darle nosotros hoy a la figura de María como madre? Podemos seguir viéndola como la vieron los santos Padres: como portadora de un mensaje de salvación, mejor aún, como la que nos trae al mismo Salvador. Es María de la Na(ti)vidad, porque en ella y por ella nace Dios-con-nosotros.
 
Celebrar  María es imitarla.

A las puertas del nuevo año que iniciamos María, madre de Dios y madre nuestra,  puede servirnos de camino hacia Cristo; en este nuestro caminar por la historia cada año celebramos las virtudes y los misterios que vivió María (Inmaculada, Anunciación, Visitación, Purificación, Dolorosa, Asunción...) con el objetivo de unirnos a ella  y  vivir como ella los misterios de Cristo.

¿Cómo podemos imitar a María en nuestra vida?:
 
-Estando atentos a la Palabra de Dios: el nuevo año puede ser realmente nuevo si nos dejamos penetrar por la novedad del Evangelio, que no es otra que el Espíritu y la vida de Jesús de Nazaret. El que escucha la Palabra y la cumple cimenta su vida sobre la roca (Cristo). Ahí se asentó María, por eso se mantuvo en pie junto a la cruz (Jn 19,25). 

-¿Queremos un año de dicha, de felicidad, de bienaventuranza? Pidamos al señor que nos aumente la fe. “Dichosa tú porque has creído” (Lc 1,45); la felicidad no es posible sin la fe. La contemplación de los misterios de Dios, de las maravillas que hizo en María y sigue haciendo en la Iglesia, alimenta nuestra fe y esperanza. ¿No es un buen propósito dedicar cada día del nuevo año , o al menos cada semana, un tiempo concreto a la contemplación de Dios? Tenemos tanto que hacer que no podemos menos que iniciar el día con una oración que sosiegue nuestro espíritu, nos conecte con la realidad, nos lance a la acción y unifique en Dios todo lo que hacemos.


-Y no podemos olvidar con María el ponernos de parto, aunque sea doloroso. Todos estamos llamados en este año a “dar a luz a Jesús”; ¿cómo? Llenándonos de la gracia de Dios, como María, siendo en medio de la noche signos de esperanza para los que viven en la tiniebla del dolor, de la opresión, víctimas de la mentira; viviendo las obras de misericordia (dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, acoger al peregrino, vestir al desnudo, enseñar al que no sabe, etc.) como las vivió María, que supo mucho del Dios que “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes” (Lc 1,52). María es madre; la Iglesia (nosotros) también es madre. Como iglesia cada cristiano está obligado a entregarse con cariño maternal a los más débiles.
* * *
El día 1 de Enero la Iglesia se pone con María en oración pidiendo también por la paz; la pide a Dios Padre, que nos envía al Príncipe de la paz, Jesucristo; y nos pide la paz también a nosotros;  no estamos autorizados a guardarla en nuestro interior la paz que Dios nos da, sino que hemos de ponerla al servicio de los hombres. Porque, con María, somos llamados a ser constructores de paz.
 
Adelante, pues, sé valiente e invoca el nombre del Señor pidiéndole su favor y su bendición, para que nos proteja, nos ilumine, nos de luces para saber conducirnos y nos procure la paz (cf Num 6,23-27). Con santa María, madre de Dios.

Casto Acedo. Enero 2018. paduamerida@gmail.com

miércoles, 26 de diciembre de 2018

Madre de Jesús y madre nuestra

Santa María, Madre de Dios
Num 6,22-27  -  Gal 4,4-7  -  Lc 2,16-21

   Nuestro amor a María, la madre de Jesús y madre nuestra,
no debemos empañarlo con devociones y costumbres superficiales.
   Jamás debemos olvidar que la misión de su hijo Jesús,
es llamar a seguidores y seguidoras para que estén con Él,
y para enviarlos a anunciar el Reino de Dios (Mc 3,13ss).
Al respecto, María nos sigue diciendo: Hagan todo lo que Él les diga.

Los pastores van de prisa a Belén
   El ángel se aparece no a los sacerdotes ni a los estudiosos de la ley,
sino a unos pastores que pasan la noche cuidando las ovejas,
desde esta experiencia, saben que el pan de cada día es algo incierto,
   Sin embargo, al oír la Buena Noticia del nacimiento de Jesús,
van de prisa a Belén y encuentran al niño acostado en un establo.
En este niño está presente Dios como Salvador, Mesías, Señor
Ciertamente, los caminos de Dios no son como los nuestros (Is 55,8).
   Tratándose de pastores y ovejas, Jesús compasivo nos dice:
*Si uno tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja las noventa y nueve,
y va en busca de la oveja extraviada, hasta encontrarla? (Lc 15,3ss).
*Lamentablemente hay malos pastores que se apacientan a sí mismos,
buscan sus propios intereses, maltratan a los débiles (Ez 34,1ss).
Por eso, Jesús denuncia a los ladrones, y anuncia que es buen pastor:
El ladrón solo viene para robar, matar y destruir.
Pero yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia.
Yo soy el buen pastor que da su vida por las ovejas (Jn 10,10s).
   Algo más. “Aquel día”, el Hijo del hombre separará unos de otros,
como hace el pastor cuando separa las ovejas de las cabras
Entonces dirá a los buenos: Reciban el Reino preparado para ustedes,
porque tuve hambre y me alimentaron, tuve sed y me dieron de beber,
era forastero y me acogieron, estaba enfermo y me sanaron,
estaba encarcelado y me liberaron… Todo lo que hicieron
a uno de estos mis hermanos, me lo hicieron a mí (Mt 25, 31ss).

María, madre de Jesús y madre nuestra
   Mientras Jesús enseña a la multitud, una mujer sencilla alza la voz
y exclama: Feliz la mujer que te dio a luz y te crió.
Sin quitar méritos a su madre, Jesús amplia esta felicidad
a todos los que oyen la Palabra de Dios y la practican (Lc 11,27s).
Al respecto, María después de escuchar el mensaje del ángel Gabriel,
dice: Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí tu palabra.
Precisamente, por su fidelidad y entrega a la Palabra de Dios
le seguimos suplicando: Ruega por nosotros pecadores.
   En las bodas de Caná (Jn 2,1-11), María le dice a su hijo Jesús:
No tienen vino. Luego, dirigiéndose a los servidores añade:
Hagan todo lo que Él le diga. Gracias a la intervención de su madre,
Jesús hace su primera señal milagrosa y sus discípulos creen en Él.
Desde entonces, estas palabras de María deben ayudarnos:
a escuchar las enseñanzas de su Hijo Jesús, a ponerlas en práctica,
y a comprometernos con los necesitados, como simples servidores.
   María acompaña a su Hijo Jesús desde Belén hasta el Calvario.
Con el corazón atravesado de dolor, escucha el testamento de Jesús:
Mujer, ahí tienes a tu hijo… Hijo, ahí tienes a tu madre (Jn 19,25ss).
María está presente allí donde la muerte es semilla de una nueva vida,
pues espera lo imposible, a saber, la Resurrección de su Hijo Jesús.
   Por su corazón pasan tristezas y gozos, angustias y esperanzas,
y, como buena madre, observa… escucha… medita

Al Niño le ponen por nombre Jesús
   Dios realiza una alianza con Abrahán, haciendo de él
-que tiene noventa y nueve años- padre de una multitud de pueblos.
Para pertenecer al pueblo de Dios, los varones deben circuncidarse.
  José y María, fieles a la tradición religiosa de su pueblo,
al octavo día del nacimiento del Niño van a Jerusalén;
allí circuncidan al Niño y le ponen por nombre Jesús (=Dios salva).
   En la Biblia, nombre y persona es lo mismo. Por eso, S. Pablo dice:
Dios exaltó a Jesús y le dio un nombre que está sobre todo nombre,
para que ante el nombre de Jesús, todos doblen las rodillas,
y todos proclamen que Jesucristo es el Señor (Flp 2,9-11).
    Que Dios Padre infunda en nuestros corazones el Espíritu Santo,
para vivir como hijos suyos… y como hermanos entre nosotros…
¡FELIZ AÑO NUEVO 2019!, les deseo a todos ustedes.
J. Castillo A.

La familia de Nazaret

Sagrada Familia, ciclo C
1Sam 1,20-28  -  1Jn 3,1-2. 21-24  -  Lc 2,41-52

   Bendita sea la familia de José, María y Jesús que nos enseña:
el significado de la familia… su comunión de amor…
su sencilla y austera belleza… su carácter sagrado (Pablo VI, 1964).
Bendito sea Jesús que anuncia el verdadero rostro de Dios Padre.
Bendita sea María que medita en los gestos y palabras de Jesús.

José, María y el joven Jesús van a Jerusalén
   Al cumplir doce años, Jesús va a Jerusalén con José y María,
para la Pascua: liberación de su pueblo de la esclavitud de Egipto.
Al respecto, reflexionemos y practiquemos los siguientes textos:
*He visto la opresión de mi pueblo en Egipto,
he oído sus quejas, me he fijado en sus sufrimientos,
he bajado para liberarlos y llevarlos a una tierra fértil (Ex 3,7ss).
*No explotes ni oprimas al extranjero,
porque ustedes también fueron extranjeros en Egipto…
No maltrates a las viudas ni a los huérfanos…
Si prestas dinero a una persona pobre de mi pueblo que vive contigo,
no seas como el prestamista, cobrándole intereses…
Si tomas en prenda la ropa de una persona pobre,
se lo devolverás antes de ponerse el sol,
porque esa ropa es lo único que tiene para protegerse del frío;
si no, ¿sobre qué va a acostarse el pobre? (Ex 22,20ss).
*Cuando algún día tu hijo te pregunte:
¿qué significa estos mandatos, leyes y decretos
que les ha ordenado el Señor nuestro Dios?
Le responderás a tu hijo: Éramos esclavos del faraón en Egipto,
y el Señor nos sacó de allí con gran poder (Dt 6,20ss).
*Al llegar la hora, se sientan a la mesa y Jesús dice a sus discípulos:
Cuánto he deseado comer con ustedes esta Pascua antes de morir.
Les aseguro que no volveré a comerla
hasta que se cumpla en el Reino de Dios (Lc 22,14ss).

Debo de estar en la casa de mi Padre
   Según el texto de Lucas, las primeras palabras de Jesús son:
Debo de estar en la casa de mi Padre.
Más tarde, Jesús anunciará -con palabras y obras- esta Buena Noticia:
Dios es un Padre compasivo y misericordioso.
*A ustedes que me escuchan les digo: Amen a sus enemigos.
Hagan el bien a quienes les odian. Bendigan a quienes les maldicen.
Oren por quienes les insultan… Sean misericordiosos
como es misericordioso el Padre de ustedes (Lc 6,27-36).
*Al volver los setenta y dos discípulos… Jesús lleno de alegría dice:
Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos,
y las diste a conocer a la gente sencilla (Lc 10,21).
*Cuando un discípulo dice: Señor, enséñanos a orar; Jesús contesta:
Cuando recen digan: Padre, santificado sea tu nombre…
Danos hoy nuestro pan de cada día… (Lc 11,1ss).
*Jesús que acoge y come con pecadores, denuncia a los hipócritas,
narrando la parábola del padre misericordioso (Lc 15,11-32).
*Jesús crucificado, antes de morir pronuncia sus últimas palabras:
-Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen (Lc 23,34).
-Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu (Lc 23,46).

María medita todo esto en su corazón
   María -al meditar- va profundizando en la misión de su hijo Jesús,
y, de esta manera, ella también crece en gracia y en sabiduría.
   Para no dejarnos esclavizar por la propaganda comercial navideña,
sigamos el ejemplo de María, la madre de Jesús y madre nuestra.
Busquemos tiempo y silencio para: -dar sentido a nuestra vida, y
-crear una familia humana fraterna, como Jesús quiere (Lc 8,19ss).
    Como hace María, meditemos también en los siguientes textos:
*El ángel le dice: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.
Estas palabras la impresionan muchísimo
y se pregunta que significaría este saludo (Lc 1,28s).
*Al recibir, en Belén, la visita de los pastores,
María observa cuidadosamente estos acontecimientos,
y los medita en su corazón (Lc 2,19).
*Pasados los días de angustia y después de hallar a su hijo Jesús,
María guarda todo esto en su corazón (Lc 2,51).
J. Castillo A.

miércoles, 19 de diciembre de 2018

Paz en la tierra

Nacimiento de Jesús
Is 9,1-6  -  Tito 2,11-14  -  Lc 2,1-14

   Jesús nace, no en un palacio en medio de tantos adornos superfluos,
sino en un establo de animales, a donde van un grupo de pastores.
Ellos llevan una vida muy dura, vigilando el rebaño durante la noche,
son también los primeros misioneros: anuncian lo que ven y oyen.

El nacimiento de un niño pobre
   El nacimiento del niño Jesús, que narra el evangelista Lucas,
debemos meditarlo a la luz de su pasión, muerte y resurrección.
*Para ir a Belén, José y María han caminado unos 140 kilómetros.
Allí, tocan muchas puertas pidiendo alojamiento,
y como no hay sitio en la posada, María da a luz en un establo.
Desde esta experiencia, Jesús tiene autoridad moral para anunciar:
Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece.
Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados.
Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán (Lc 6,20ss).
¿Qué hacemos por los niños explotados por el capitalismo salvaje?
*Después de dar a luz, María envuelve a su hijo Jesús en pañales.
Lo mismo hace José de Arimatea: Pide a Pilato el cuerpo de Jesús,
lo envuelve en una sábana y lo coloca en un sepulcro (Lc 23,50ss).
¿Vestimos y abrigamos a tantos niños pobres que sufren frío?
*Luego, el ángel del Señor se aparece a los pastores para anunciarles:
Hoy, en la ciudad de David, ha nacido para ustedes el Salvador.
A Jesús, mientras ora de rodillas en el huerto de los Olivos,
se le aparece un ángel que le anima y le da fuerzas (Lc 22,41ss).
¿Actuamos con entrañas de misericordia, dando cariño a los niños?
*De pronto, una multitud de ángeles glorifican a Dios diciendo:
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a todas las personas.
Algo semejante sucede cuando Jesús entra en la ciudad de Jerusalén,
sus discípulos dicen: Paz en el cielo y gloria al Altísimo (Lc 19,38).
Y Jesús resucitado, anuncia: La paz esté con ustedes (Lc 24,36).
¿Trabajamos por una paz verdadera, basada en la verdad y justicia?

En aquella región había unos pastores
   Dios toma la iniciativa de anunciar el nacimiento de su Hijo,
a unos pastores despreciados por las autoridades del templo.
*Sin embargo, cuando la gloria de Dios los envuelve con su luz,
aquellos pastores sienten un gran temor.
Quizás tienen miedo, no a las tinieblas sino a la luz… como nosotros
que preferimos no la luz de la verdad, sino las tinieblas de la maldad:
La luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz,
porque sus obras eran malas. Quienes obran mal odian la luz,
no se acercan a la luz, por temor de que sus obras sean descubiertas.
En cambio, los que obran conforme a la verdad se acercan a la luz,
para que vean que todo lo hacen según la voluntad de Dios (Jn 3,19).
*A continuación, el mensajero del Señor les dice: No tengan miedo,
les traigo una Buena Noticia, una gran alegría para todo el pueblo.
El nacimiento de Jesús es motivo de alegría, preferentemente,
para los despreciados, los hombres y las mujeres que no valen nada.
Hoy, si la persona de Jesús ya no es Buena Noticia para nosotros…
si sus enseñanzas, obras y gestos audaces no nos dicen nada…
si le amamos con los labios, pero nuestro corazón está lejos de Él…
si somos indiferentes con sus hermanos/as que tienen hambre y sed…
estamos celebrando cualquier cosa… menos su nacimiento en  Belén.
*Luego, el ángel les anuncia que la salvación ha llegado a ellos:
Hoy, en Belén, ha nacido para ustedes el Salvador, Cristo, el Señor.
Que esta salvación llegue hoy, preferentemente, a los niños y niñas:
-que nacen con el peso intolerable de la pobreza y de  la miseria…
-que caminan por nuestras calles pidiendo limosna…
-que buscan en la basura algo que tenga valor para llevarlo a casa…
-que andan mal vestidos sin poder protegerse del frío y de la lluvia…
-que van a dormir, generalmente, con el estómago vacío…
   Hace años, en la puerta del templo de una parroquia de la ciudad,
dejaron abandonado a un niño más o menos de una semana de nacido.
Es un caso más de tantos niños huérfanos de padres vivos.
Mientras los que “han oído Misa entera” se van sin hacer nada,
una madre pobre con seis hijos -que va de paso- lo acoge y lo adopta.
   Teniendo presente este gesto solidario de acoger y dar vida,
les deseo a ustedes ¡FELIZ NAVIDAD!, comparable con la felicidad
de aquella humilde madre y del niño que ya tiene un hogar.
J. Castillo A.

El encuentro de dos madres

4º Domingo de Adviento, ciclo C
Miq 5,1-4  -   Heb 10,5-10  -   Lc 1,39-45

Entre 1995-2000, para acabar no con la pobreza sino con los pobres,
se aplicó -en el Perú- el Programa Nacional de Planificación Familiar.
Se realizó unas 270,000 esterilizaciones forzadas en mujeres pobres,
que no pudieron tener el gozo de llevar en su vientre un fruto bendito.
   Muy diferente  lo que sucede en las montañas de Judea:
María, la madre de Jesús, visita a su prima Isabel, la madre de Juan.

Bendita eres entre las mujeres. Bendito es el fruto de tu vientre
  Dios envía al ángel Gabriel a Nazaret donde vive María (Lc 1,26ss).
Al entrar el ángel a su casa, le anuncia esta Buena Noticia:
Concebirás y darás a luz un hijo, a quien llamarás Jesús.
Ella, después de escuchar el mensaje del ángel Gabriel, exclama:
Yo soy la servidora del Señor, que se haga en mí lo que has dicho.
   Luego, María se levanta y va a Judea para saludar a su prima Isabel.
Al oír su saludo, Isabel llena del Espíritu Santo dice con voz fuerte:
*Bendita eres entre las mujeres. María es bendita porque cree,
porque lleva en su seno a Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre.
Más tarde, una mujer pobre y creyente, alza la voz y dice a Jesús:
¡Bendita la mujer que te dio a luz y te alimentó! (Lc 11,27).
*Bendito es el fruto de tu vientre. Es Jesús, Hijo de Dios y de María.
Años después, cuando ingresa en Jerusalén, montado en un burrito,
la gente exclama: Bendito el Rey… Sin embargo, muere crucificado.
*Feliz tú que has creído, porque se cumplirá lo que te dijo el Señor.
Tanto amó Dios al mundo que le ha dado a su Hijo único,
para que todos los que creen en Él… tengan vida eterna (Jn 3,16).
   Después del saludo de Isabel, María alaba a Dios diciendo:
Su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Actúa con la fuerza de su brazo. Dispersa a los soberbios de corazón.
Derriba del trono a los poderosos. Eleva a los humildes.
A los hambrientos los colma de bienes. A los ricos los despide vacíos.
   Levantémonos y caminemos como hace María, la madre de Jesús.

María se levanta y se pone en camino para ir:
*A la montaña de Judea. Mientras los poderosos de este mundo
oprimen a las personas débiles y matan a los niños indefensos;
Isabel saluda a su prima María, y guiada por el Espíritu Santo,
proclama la dignidad de la mujer y del niño que va a nacer:
Bendita eres entre las mujeres. Bendito es el fruto de tu vientre.
*A la ciudad de Belén. Allí María da a luz a su hijo primogénito,
lo envuelve en pañales y lo acuesta en el establo,
porque no había lugar para ellos en la posada.
Luego, el Ángel del Señor se presenta a los pastores para decirles:
Hoy, ha nacido para ustedes -en Belén- el Salvador (Lc 2,1-14).
*Al templo de Jerusalén. José y María van a Jerusalén,
llevando al niño Jesús para consagrarlo al Señor.
En esa ocasión, Simeón -guiado por el Espíritu Santo- dice a María:
Mira, este niño… será signo de  contradicción… 
En cuanto a ti, una espada te atravesará el corazón (Lc 2,22ss).
*A Egipto. El Ángel del Señor se aparece en sueños a José y le dice:
Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto,
porque Herodes buscará  al niño para matarlo (Mt 2,13-15).
*A Jerusalén. Jesús al cumplir “doce” años de edad,
va con José y María a Jerusalén para la fiesta de la Pascua.
Después de la fiesta Jesús se queda allí sin que sus padres lo supieran.
Al cabo de “tres días” lo hallan en el templo, y Jesús dice a su madre:
Debo de estar en la casa de mi Padre (Lc 2,41ss).
*A Caná de Galilea. María, Jesús y sus discípulos
son invitados a unas bodas, en Caná de Galilea.
Como el vino se acabó, María dice a Jesús: No tienen vino; luego,
dice a los servidores: Hagan todo lo que Él les diga (Jn 2,1-12).
*A la región de Galilea. Al enterarse que su madre y hermanos
están fuera y le buscan; Jesús dice: El que hace la voluntad de Dios,
ése es mi hermano, mi hermana y mi madre (Mc 3,31ss).
*Al Calvario. Jesús, al ver a su madre y al discípulo amado,
dice a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo.
Después dice al discípulo: Ahí tienes a tu madre (Jn 19,25-27).
*A Jerusalén. María está presente en la naciente Iglesia
guiada por el Espíritu (Hch 1,14;  2,1-4). Los creyentes se reúnen
para: -oír las enseñanzas de los apóstoles, -compartir lo que tienen,
-participar en la fracción del pan y oraciones (Hch 2,42).
J. Castillo A.