miércoles, 22 de febrero de 2017

Dios Padre cuida a sus hijos

8º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo A
Is 49,14-15  -  1Cor 4,1-5  -  Mt 6,24-34

   El dinero de las multinacionales viaja por el mundo, generalmente,
para extraer y llevarse los recursos naturales de los países pobres.
   Pero, cuando estos pobres -despojados de tierra, techo y trabajo-
intentan ingresar a los países ricos, buscando salvar sus vidas,
solo encuentran: policías, murallas, alambradas con cuchillas… etc.
   Jesús que nace y vive pobre, nos muestra un camino diferente…

No pueden servir a Dios y al dinero
   Empecemos por casa, revisando el sistema de estipendios (precios),
ligado a la administración de los sacramentos y a otras celebraciones.
   En efecto, ¿qué vemos cuando vamos a una parroquia o al templo?
*Al entrar en la secretaría de una parroquia, dice el papa Francisco,
está la lista de los precios: bautismo, tanto… bendición, tanto
intención de misa, tanto… Y el pueblo se escandaliza (21 nov 2014).
*Luego, ingresando en el templo observamos: adornos superfluos...
y objetos preciosos del culto divino… que se podrían vender
para dar pan, bebida, vestido y casa a quien carece de ello (SRS, 31).
*Si hay fiesta patronal, al salir del templo hallamos: músicos, licores,
y…mientras unos pasan hambre, otros se emborrachan (1Cor 11,21).
   Recordemos que Jesús, al arrojar del templo a los comerciantes,
dice: Mi casa es casa de oración y no cueva de ladrones (Mt 21,13).
Y no olvidemos la hipocresía de los maestros de la ley que: Devoran
los bienes de las viudas, fingiendo hacer largas oraciones (Lc 20,46).
   Al respecto, el Código de Derecho Canónico (1983) es muy tajante:
En materia de estipendios, evítese hasta la más pequeña apariencia
de negociación o comercio (canon 947. Ver también el canon 1385).
   Y, como el “servicio al dinero” se puede dar incluso en la religión,
nuestros obispos reunidos en Medellín (Colombia), en 1968, dicen:
Esperamos superar el sistema arancelario (precio), reemplazándolo
por otras formas de cooperación económica que estén desligadas
de la administración de los sacramentos (La pobreza de la Iglesia 13).

Miren las aves del cielo… Miren los lirios del campo…
   Dios, Padre misericordioso, creó el cielo y la tierra,
y lo entregó al hombre y a la mujer para cuidar, cultivar, alimentarse.
Gracias a la madre tierra y al trabajo de muchísimas personas,
podemos llevar a nuestras mesas el alimento que necesitamos.
   Si este alimento no llega a todos es porque hay “ricos necios”,
que amontonan sus cosechas en vez de compartirlas (Lc 12,16ss).
También porque hay personas y empresas que por el “dios-dinero”:
destruyen los recursos de la tierra, contaminan el agua y el aire,
dejan en la miseria a los campesinos y a los indígenas indefensos,
y, lo que es alarmante, dejan sin futuro a las próximas generaciones.
   Jesús, en cambio, que recorre pueblos y ciudades de Galilea,
invita a sus seguidores: a confiar en Dios y hacer su voluntad…
a vivir como hijos suyos y como hermanos entre nosotros…
a construir una sociedad más justa, fraterna, humana, solidaria…
y a orar diciendo: Padre nuestro… Danos hoy el pan de cada día.

Busquen primero el Reino de Dios y su justicia
   Para Jesús lo más importante es el Reinado de Dios y su justicia,
donde todos -niños, jóvenes y adultos- tengamos vida en plenitud.
   En este contexto, meditemos en la homilía del papa Juan Pablo II:
La Iglesia… invita a los cristianos a comprometerse
en la construcción de un mundo más justo, humano y habitable,
que no se cierra en sí mismo, sino que se abre a Dios.
Hacer un mundo más justo significa entre otras cosas que no haya:
-niños sin nutrición suficiente, sin educación, sin instrucción;
-jóvenes sin la preparación conveniente;
-campesinos sin tierra para vivir y desenvolverse dignamente;
-trabajadores maltratados ni disminuidos en sus derechos;
-sistemas de explotación del hombre por el hombre o por el Estado…
-a quien le sobra mucho, mientras a otros sin culpa les falte todo;
-tanta familia mal constituida, rota, desunida, mal atendida;
-injusticia y desigualdad en la administración de la justicia;
-nadie sin amparo de la ley y que la ley ampare a todos por igual;
-que no prevalezca la fuerza sobre la verdad y el derecho,
 sino la verdad y el derecho sobre la fuerza;
-y que no prevalezca lo económico ni lo político sobre lo humano.
(Misa concelebrada en Santo Domingo, 25 de enero de 1979).
J. Castillo A.

miércoles, 15 de febrero de 2017

Amar como Jesús nos ama

7º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo A
Lev 19,1-2. 17-18  -  1Cor 3,16-23  -  Mt 5,38-48

   ¿Ponemos en práctica las enseñanzas de Jesús que nos dice:
no respondan con violencia…amen a sus enemigos…sean perfectos…?
Al cabo de veinte siglos da la impresión que hemos avanzado muy poco.
Si no, ¿cómo se explica que en una sociedad con millones de católicos,
tengamos: hipocresía… corrupción… violencia… narcotráfico… ?

No respondan con violencia al que les hace mal
   Después de compartir el pan con cinco mil personas (Jn 6,1-15),
la gente quiere proclamarlo rey, pero Jesús se retira solo al monte,
porque sabe que el Reino de Dios no se construye desde el poder.
   Tiempo después, ante la ambición de ocupar los primeros puestos,
Jesús dice a sus discípulos: Las autoridades someten a sus súbditos
y los poderosos imponen su autoridad. Lamentablemente, ayer y hoy,
los poderosos: -buscan sus intereses, -abusan del poder que tienen,
-deforman la ley, -disfrazan la verdad,  -corrompen, roban, explotan…
Es por eso que Jesús nos sigue diciendo: Entre ustedes no será así.
El que aspire a ser grande que se haga servidor de los demás…
como el Hijo del hombre que vino a servir y a dar su vida (Mt 20).
   Cuando Jesús es interrogado sobre sus discípulos y enseñanzas,
responde: Yo he hablado públicamente… ¿Por qué me preguntas?
Pregunta a los que me han oído, ellos saben lo que les dije.
Fue entonces cuando un guardia le da una bofetada diciéndole:
¿Así respondes al sumo sacerdote? Jesús le dice: Si hablé mal,
dígame en qué; y si hablé bien, ¿por qué me golpeas? (Jn 18,19ss).
   Así es Jesús. No usa la violencia que genera más violencia.
Él nos propone un camino para que los agresores se conviertan.
La palabra que Jesús dirige a los pobres es de esperanza y de júbilo.
En cambio, la palabra que dirige a los ricos es de preocupación,
de llamado a la conversión, al abandono de los privilegios,
y de compasión activa por la distribución de los bienes
(Encuentro sobre: “La No-violencia evangélica”, Bogotá, dic. 1977).

Amen a sus enemigos y oren por sus perseguidores
   Jesús desde su experiencia de ser Hijo del Padre misericordioso,
nos dice: Amen a sus enemigos y oren por sus perseguidores.
   Amar al enemigo, al delincuente, al perseguidor, al violento…
no significa aprobar sus injusticias, maldades, calumnias, insultos…
Debemos luchar contra toda injusticia, pero sin eliminar al enemigo;
porque, si nos dejamos llevar por la violencia, nos deshumanizamos.
   En cambio, si actuamos como Dios con un amor que acoge a todos, 
respetaremos la vida de nuestros enemigos para que ellos,
con la fuerza del amor y de la oración: -cambien, -se conviertan,
-sean amigos nuestros, -y juntos construyamos un mundo fraterno.
   Jesús muere perdonando… A un malhechor le promete el Reino
Y un capitán romano confiesa: Este hombre es inocente (Lc 23,32ss).
   San Pablo nos dice: Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer,
si tiene sed, dale de beber… No te dejes vencer por el mal,
al contrario, vence al mal haciendo el bien. (Rom 12,20s).
   Obrando así, seremos hijos del Padre celestial que hace salir el sol
sobre malos y buenos; y hace llover sobre justos e injustos.

Sean perfectos como es perfecto el Padre del cielo
   Cuando Felipe le dice: Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta;
Jesús le contesta: El que me ha visto, ha visto al Padre (Jn 14,8ss).
Ciertamente, Jesús es el rostro humano de Dios… (DA, 107); por eso,
viendo a Jesús…escuchando sus enseñanzas…siguiendo su ejemplo…
nos encaminamos hacia una meta: ser perfectos como el Padre,
ser misericordiosos como Él (Lc 6,36), ser santos como Él (1ª lectura).
   Recordemos que esto lo dice Jesús a una multitud y a sus discípulos.
Por eso, más adelante, cuando un joven rico se acerca y le pregunta:
Maestro, ¿qué obra buena debo hacer para alcanzar la vida eterna?
Jesús le dice: cumpla los mandamientos… Y como los ha cumplido,
el joven insiste preguntando: ¿Qué más me falta? Jesús le responde:
Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes y dáselo a los pobres,
así tendrás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme.
Cuando el joven oyó esto se fue triste, era muy rico (Mt 19,16ss).
   Relacionando este pasaje con el juicio de las naciones (Mt 25,31ss),
aquel día, serán bendecidos por el Padre y poseerán el Reino,
los que dieron de comer a los hermanos de Jesús; ellos son perfectos,
pues la gloria de Dios consiste en que toda persona tenga vida.
J. Castillo A.

miércoles, 8 de febrero de 2017

Dar plenitud a la Ley de Dios

6º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo A
Eclo 15,16-21  -  1Cor 2,6-10  -  Mt 5,17-37

   Los fariseos y los escribas han deformado la Ley de Dios,
imponiendo a la gente pesadas tradiciones humanas (Mc 7,8s);
pero ellos ni siquiera levantan un dedo para moverlas (Mt 23,4).
   El camino de Jesús es muy diferente. Él nos sigue diciendo:
No vine a suprimir la Ley y los Profetas, sino a dar plenitud.
Se trata de respetar la vida del ser humano, verdadera imagen de Dios;
esa es la justicia que debemos hacer para entrar en el Reino de Dios.

No mates
   El quinto mandamiento prohíbe matar, pero no se trata únicamente
de la muerte física ocasionada por tanta violencia y guerra fratricida.
Es necesario arrancar de nuestros corazones los asesinatos morales:
la injusticia… el desprecio… el odio… el insulto… la venganza… 
   Es por eso que Jesús nos dice: Mientras llevas tu ofrenda al altar,
y te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti: -deja tu ofrenda,
-ve primero a reconciliarte… -luego, regresa y presenta tu ofrenda.
¿Tiene sentido “oír Misa entera”, cuando hay pobres explotados
que -sin decirlo expresamente- tienen alguna queja contra nosotros
¿Cuántos creyentes vamos primero a reconciliarnos con ellos?
   En abril de 1514, le piden al sacerdote Bartolomé de Las Casas,
-terrateniente en Cuba y en Santo Domingo- celebrar la Eucaristía.
Él se prepara meditando el siguiente texto del libro del Eclesiástico:
Ofrecer algo adquirido injustamente es una ofrenda impura.
Robar lo que pertenece a los pobres y ofrecérselo a Dios
es como matar un hijo delante de su padre… (Eclo 34,18ss).
   Al tomar conciencia que como terrateniente explota a los indios,
Bartolomé de Las Casas decide no celebrar la Eucaristía,
pues, a Dios no le agrada la ofrenda impura, producto de los robos.
Solamente después de liberar a los indios, celebra la Eucaristía,
ofreciendo, ahora sí, el pan de viday el vino de salvación
Es un ejemplo de reconciliación que nos hace falta a los creyentes.

No cometas adulterio
   ¿Cuáles son las raíces profundas de un fracaso matrimonial?
¿Por qué tantos esposos llevan una vida matrimonial vacía?
¿Hasta cuándo soportarán las apariencias de un amor inexistente?
¿A qué se debe que él o ella buscan una nueva relación amorosa?
   En nuestros días, muchas personas acceden al matrimonio religioso 
por motivos superficiales: dinero… poder… belleza… fama…
Hay también personas inestables… inmaduras… frágiles…
que tendrán dificultades para ser fieles en el amor matrimonial.
   Estas deficiencias no se remedian con tres charlas prematrimoniales,
ni con los costosos y superfluos adornos, ni con la fiesta que sigue.
Hace falta una educación integral, para que la vida matrimonial
se fundamente en el amor por lo que “son” y no por lo que “tienen”.
Cosas como el dinero pasan, como pasan la juventud, fama y belleza.
En cambio, si se ama a esta persona con sus cualidades y defectos,
ese amor, cada día nuevo y creativo, crecerá con el paso de los años.

No jures
   Vivimos en una sociedad “cristiana” donde abundan promesas
y juramentos incumplidos, y para ello se usa el nombre de Dios.
Todo eso es una hipocresía que solo sirve para: robar… coimear…
mentir… explotar a las personas pobres… destruir la madre tierra…
   ¡Qué diferente la sabiduría de nuestros antepasados, los Incas!
Ellos decían: No seas ladrónNo seas flojoNo seas mentiroso
   Por lo dicho, no basta decir Palabra de Dios, hagamos su voluntad: 
*No oprimas ni maltrates a los emigrantes… No explotes a las viudas
ni a los huérfanos, porque si los explotas y ellos gritan a mí,
yo les escucharé y se encenderá mi cólera contra ustedes… (Ex 22).
Ay de las autoridades que se apacientan a sí mismas!
No fortalecen a las personas débiles, ni sanan a las enfermas.
No acogen a las descarriadas, ni buscan a las perdidas… (Ez 34).
Ay de los que corrompen la justicia… pisotean el derecho…
odian al que juzga rectamente… y detestan al testigo honrado!...
Yo conozco tus crímenes y tus pecados: -oprimes al inocente…
-aceptas sobornos… -atropellas a los pobres en el tribunal (Amós 5).
*Jesús nos dice: No juren por el cielo… ni por la tierra…
Digan sí, cuando es síy digan no, cuando es no
porque todo lo que se añade procede del demonio.
J. Castillo A.

miércoles, 1 de febrero de 2017

Ser sal... y ser luz...

5º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo A
Is 58,7-10  -  1Cor 2,1-5  -  Mt 5,13-16

   Jesús sigue enseñando a la multitud y a sus discípulos, diciéndoles:
Ustedes son la sal de la tierra… Ustedes son la luz del mundo
   Son sal y son luz: los pobres… los que lloran… los humildes…
los que tienen hambre y sed de justicia… los misericordiosos…
los limpios de corazón…los que trabajan por la paz…los perseguidos.
Ellos, desde su pobreza, nos evangelizan y nos llaman a la conversión.

Ustedes son la sal de la tierra
  Jesús enseña con palabras sencillas y con ejemplos de la vida diaria.
En el texto de Mateo, Jesús usa dos comparaciones: la sal…y la luz
que tienen un profundo mensaje para la vida de todos nosotros.
   Ahora bien, cuando Jesús dice: ustedes son la sal de la tierra,
está pidiendo que las personas de buena voluntad y los cristianos,
seamos como la sal: dar sabor a las comidas y evitar la corrupción.
En otras palabras, -estar en el mundo sin ser del mundo (Jn 15,18s)…
-ayudar a nuestros prójimos para que den sentido pleno a sus vidas…
-evitar ser arrastrados por la corrupción y la violencia que sufrimos…
   Pero, hoy, los creyentes ¿somos consecuentes con nuestra fe?, pues
-como dice el papa Francisco- Si algo debe inquietarnos santamente
y preocupar nuestra conciencia es que tantos hermanos nuestros
vivan: sin la fuerza, la luz y el consuelo de la amistad con Jesucristo,
sin una comunidad de fe que los contenga, sin un horizonte… de vida.
   A continuación, el Papa señala el grave problema de encerrarnos:
-en las estructuras que nos dan una falsa contención,
-en las normas que nos vuelven jueces implacables,
-en las costumbres donde nos sentimos tranquilos;
y añade: afuera hay una multitud hambrienta y Jesús nos repite
sin cansarse: ¡Denles ustedes de comer! (Mc 6,37). (EG, n.49).
   Examinemos nuestra vida, teniendo presente las palabras de Jesús:
Si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá su sabor?
Para nada sirve ya, sino para tirarla y que la gente la pise.

Ustedes son la luz del mundo
   Ante las innumerables acusaciones de sus enemigos, Job responde:
Otros odian la luz, y en sus caminos se apartan de ella…
Los asesinos madrugan para matar al pobre y al indigente,
y al anochecer se convierten en ladrones. Para ellos la luz del día
es densa oscuridad, prefieren los horrores de las tinieblas (Job 24).
   Cuando el fariseo Nicodemo va de noche a visitarlo, Jesús le dice:
La luz vino al mundo, pero los hombres prefieren las tinieblas a la luz
porque sus acciones son malas. Los que obran mal odian la luz
y no se acercan a ella para que no se descubra lo que hacen (Jn 3).
   Las consecuencias están a la vista: una multitud de seres humanos
cada vez más pobres a costa de unos cuantos ricos cada vez más ricos.
Por eso, no podemos cerrar los ojos ante el actual pecado social:
la opresión y sus consecuencias: injusticia, corrupción, violencia…
   Sin embargo, el pueblo que vive en tinieblas ha visto una gran luz.
Se trata de Jesús que es la luz verdadera que nos ilumina. Él nos dice:
-Mientras estoy en este mundo, yo soy la luz del mundo (Jn 9,5).
-Yo soy la luz… quien cree en mí no se quede en tinieblas (Jn 12,46).
   En el sermón del monte, Jesús dice: Ustedes son la luz del mundo.
Que tu luz brille delante de la gente, para que vean tus buenas obras
y glorifiquen al Padre de ustedes que está en el cielo.
   Si buscamos con palabras y obras el Reino de Dios y su justicia:
*Los hambrientos y sedientos se sentarán alrededor de la misma mesa:
No tienen necesidad de irse, denles ustedes mismos de comer.
*Los emigrantes y desnudos van a compartir los bienes de la creación:
Dios puso al ser humano en el jardín para que lo cultive y cuide.
*Los enfermos van a quedar sanos y los presos liberados (Mt 25).
   Y Jesús dirá: Felices ustedes, tomen posesión del Reino de Dios;
porque, la gloria de Dios consiste en que el hombre viva (S. Ireneo),
y según Mons. Oscar Romero, la gloria de Dios es que el pobre viva.
   Hay ciegos que nos dan ejemplo para ser luz en las tinieblas:
Ñaupajruna camina de noche por las calles oscuras del pueblo,
llevando una lámpara encendida. Un vecino lo reconoce y le dice:
-¿Por qué caminas con una lámpara encendida si eres ciego?
Ñaupajruna responde: -Yo conozco bien las calles de este pueblo.
Si llevo esta lámpara encendida, no es para ver mi camino,
sino para que otros encuentren su camino cuando me vean.
J. Castillo A.