miércoles, 25 de septiembre de 2019

Abismo entre ricos y pobres

26º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo C
Am 6,1a. 4-7  -  1Tim 6,11-16  -  Lc 16,19-31

   Empecemos reflexionando en los siguientes textos de Lucas:
*Colma de bienes a los hambrientos y despide sin nada a los ricos,
lo dice María, la madre de Jesús, en el canto del Magnificat (1,53).
*Felices ustedes los pobres… ¡Ay de ustedes, los ricos!... (6,20ss).
*El que acumula riquezas para sí, no es rico ante Dios (12,21).
   Cuánta falta nos hace servir a los niños, jóvenes, adultos, ancianos,
que viven y mueren pobres y hambrientos, en un país como el nuestro,
donde tenemos tantos recursos naturales en la Costa, Sierra y Selva,
explotados por empresarios ricos que solo buscan amontonar dinero.

Había un hombre rico… Había un pobre llamado Lázaro…
   A los fariseos, amigos del dinero, que le escuchan y se burlan,
Jesús les dice: Había un hombre rico, que se vestía elegantemente
y cada día ofrecía espléndidos banquetes. Este rico no tiene nombre.
Es incapaz: -de ver el sufrimiento y -de oír el lamento del pobre.
Solo le interesa: comer, beber, gozar, disfrutar, pasarlo bien
   Jesús continúa diciendo: Había también un pobre llamado Lázaro
(=Dios ayuda), echado en el suelo, a la puerta de la casa del rico.
No lleva vestido lujoso… sino llagas en todo su cuerpo.
Tiene hambre… pero la comida que sobra es arrojada al basurero.
Solo los perros, animales impuros, se acercan a lamerle sus heridas.
   Diversos abismos separan a los poderosos de los pobres indefensos:
*El profeta Amós (en el s. 8º a.C.) denuncia a los ricos malvados
que duermen lujosamente, comen y beben en grandes banquetes…
mientras el país se arruina y a los ricos no les importa (1ª lectura).
*El sacerdote y el levita (funcionarios del templo) no hacen nada,
al ver al hombre herido y abandonado en el camino. En cambio,
un samaritano despreciado se compadece y lo salva (Lc 10,30ss).
*No debemos imitar a los maestros de la ley que visten lujosamente,
buscan los asientos de honor… devoran los bienes de las viudas,
y para disimularlo hacen largas oraciones (Lc 20,46s).

Muere el pobre Lázaro… Muere también el rico…
   Para Lázaro parece que no hay sepultura, no tiene familiares,
sin embargo, su familia son ángeles que lo llevan al seno de Abrahán.
En cambio el rico es sepultado y va al lugar de los tormentos.
En este mundo Lázaro recibe desgracias y en el cielo es consolado,
el rico, en cambio, tiene muchos bienes y ahora es atormentado.
   Estas palabras no debemos repararlas de su contexto y concluir:
-Dios quiere que los pobres sufran en esta vida y los ricos gocen,
-que se debe esperar el más allá para que estas injusticias cambien.
No olvidemos que nuestro destino final se decide en esta vida terrenal.
   Examinemos nuestra vida con el siguiente texto de nuestros Obispos:
En el contexto de pobreza y aun de miseria
en que vive la gran mayoría del pueblo latinoamericano,
los obispos, sacerdotes y religiosos tenemos lo necesario para la vida,
y cierta seguridad; mientras los pobres carecen de lo indispensable
y se debaten entre la angustia y la incertidumbre.
Y no faltan casos en que los pobres sienten que sus obispos,
párrocos y religiosos no se identifican realmente con ellos,
con sus problemas y angustias; que no siempre apoyan
a los que trabajan con ellos o abogan por su suerte (DM, 14º, n.3).

Padre Abrahán, ten piedad de mí y envía a Lázaro
*Que moje su dedo en agua y me refresque la lengua.
El rico es un judío devoto, conoce a Abrahán y le llama padre.
Abrahán responde y le llama hijo. Esto significa que la parábola
va dirigida a los ricos creyentes, para que:  -se conviertan
-cambien su manera de vivir… -dejen de ser ambiciosos, egoístas…
-devuelvan lo que robaron a las personas marginadas y explotadas,
-luchen y destruyan el abismo que hay entre ricos y pobres.
*Que avise a mis hermanos para que no vengan a este lugar.
El rico no quiere que sus hermanos padezcan el mismo tormento,
por eso pide para que Lázaro vaya a su casa y los advierta.
Abrahán le dice: Tienen a Moisés y a los profetas, que los escuchen.
No olvidemos que Moisés y los profetas hablan en nombre de Dios.
*No, padre Abrahán, si un muerto los visita, se convertirán.
Abrahán le responde: Si no escuchan a Moisés ni a los profetas,
aunque un muerto resucite no le creerán. Los milagros no convierten
a quienes tienen el corazón endurecido (Lc 10,13).  
J. Castillo A.

miércoles, 18 de septiembre de 2019

Dios o el dinero

25º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo C
Am 8,4-7  -  1Tim 2,1-8  -  Lc 16,1-13

   No todo está perdido para el administrador que se queda sin trabajo.
Por un lado es deshonesto al derrochar los bienes de su patrón,
pero también es astuto, asegura su futuro disminuyendo las deudas.
   A partir de esta parábola Jesús dice a sus seguidores, de ayer y hoy:
*Los hijos de este mundo son más astutos que los hijos de la luz.
*Gánense amigos con el dinero injusto.
*Ustedes no pueden servir a Dios y al dinero.

Los hijos de este mundo son más astutos que los hijos de la luz
   En la parábola, Jesús no alaba la deshonestidad del administrador,
sino su astucia para sobrevivir, pues ha sido despedido de su trabajo,
además, trabajar la tierra no puede, y mendigar le da vergüenza.
   El anuncio de la Buena Noticia del Reino de Dios no es tarea fácil.
Es por eso que Jesús -desde su propia experiencia- nos sigue diciendo:
Miren, yo los envío como ovejas en medio de lobos,
sean astutos como serpientes y sencillos como palomas (Mt 10,16).
   Hoy, ciertos poderosos hijos de las tinieblas, actúan con astucia:
-para lograr el respaldo del poder ejecutivo, legislativo, judicial,
-para financiar y controlar los diversos medios de comunicación,
-para construir edificios y oficinas donde vegetan burócratas inútiles.
Hacen eso para ser más ricos, a costa de pobres cada vez más pobres,
que al perder la capacidad de: ver, oír, hablar, pensar por sí mismos…
son víctimas del consumismo y solo compran cosas superfluas.
  Ante estos y otros problemas, ¿qué hacemos los hijos de la luz?
-¿Anunciamos la Buena Noticia con el testimonio de nuestras obras?
-¿Ayudamos a la gente a reflexionar y actuar desde su fe?
-¿Los valores del Reino vienen a ser la base de nuestro compromiso?
-¿Logramos crear una nueva corriente de opinión… y construimos
  una sociedad más justa y fraterna… desde el Evangelio?
-¿Acogemos a los forasteros, a los inmigrantes, a los refugiados…?
-¿Inspiramos proyectos sociales basados en las enseñanzas de Jesús?

Gánense amigos con el dinero injusto
   Jesús jamás permanece indiferente ante el sufrimiento humano.
Consagrado con el Espíritu Santo y con el poder de Dios,
pasa haciendo el bien (Hch 10,38): -acoge y come con los pobres…
-sana a los enfermos… -perdona a los pecadores…
Si se aloja en casa de Zaqueo, jefe de los cobradores de impuestos,
es para que éste devuelva a los pobres lo que les ha robado (Lc 19,8).
   Es difícil pero no imposible que los ricos se salven (Lc 18,24ss).
Para ello, no deben acumular riquezas en la tierra, sino en el cielo,
dando comida al hambriento, bebida al sediento, sanando al enfermo,
vistiendo al desnudo… todos ellos son hermanos del mismo Jesús.
   Por eso, el Profeta de Nazaret que camina por ciudades y pueblos,
dice a los ricos: Gánense amigos con el dinero injusto,
para que, cuando se acabe, ellos los reciban en la morada eterna.
   Cuando hayan devuelto el dinero injusto…Jesús dirá a los buenos:
Vengan ustedes, bendecidos por mi Padre, y reciban el Reino
porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer… (Mt 25,31ss).

Ustedes no pueden servir a Dios y al dinero
   ¿De qué sirve amontonar riquezas: destruyendo la madre tierra, 
y pisoteando los derechos de los pobres que son imágenes de Dios?
¿Bastará después: oír Misa y repetir oraciones para poseer el cielo?
   Lo que dijo Eduardo Galeano (1940-2015), tiene mucha actualidad:
*La humanidad entera paga las consecuencias de la ruina de la tierra,
la intoxicación del aire, envenenamiento del agua, cambio de clima.
*Datos, ocultos bajo el maquillaje de las palabras, revelan que el 25%
de la humanidad comete el 75% de crímenes contra la naturaleza.
*Esas empresas, las más devastadoras del planeta,
figuran en los primeros lugares entre las que más dinero ganan.
*Quienes sufren el castigo son los pobres, gente pobre, países pobres.
*Lo que está mal en el norte, está bien en el sur,
lo que en el norte está prohibido, en el sur es bienvenido.
*Raras veces la complicidad de los gobiernos locales se ejerce gratis.
*Tampoco son gratuitas las campañas publicitarias
contra los defensores de la naturaleza y de la dignidad humana,
descalificados como abogados del atraso,
que se dedican a espantar la inversión extranjera
y a sabotear el desarrollo económico (Cf. Patas arriba, 1998).  
J. Castillo A.

miércoles, 11 de septiembre de 2019

Sean misericordiosos como el Padre

24º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo C
Ex 32,7-14  -  1Tim 1,12-17  -  Lc 15,1-32

   San Ambrosio (340-397) sobre las tres parábolas dice lo siguiente:
¿Quiénes son estos tres: el pastor, la mujer, el padre?
¿No serán, por ventura, Cristo, la Iglesia y Dios Padre? (…).
*Cristo te lleva sobre los hombros como hace un pastor.
*La Iglesia viene a buscarte como una madre
*Dios te acoge y te reviste como hace un padre. (Cf. Lucas, VII 208).

Hay más alegría en el cielo por un pecador que se convierte
   Mientras Jesús va a Jerusalén, dos grupos opuestos se le acercan:
*Los publicanos y pecadores, personas indeseables y despreciadas.
A todos ellos, Jesús los acoge, les enseña y come con ellos… porque
los pobres indefensos y los insignificantes son los privilegiados de Él.
*También se acercan los fariseos y escribas, pero para murmurar.
Éstos y los sacerdotes del templo que se creen justos, no comprenden
que Dios es un Padre bueno, compasivo y misericordioso con todos.
   Es en este contexto que Jesús narra tres parábolas.
*Empieza hablando de un pastor que ha perdido una oveja,
y de inmediato sale a buscarla, abandonando a las noventa y nueve.
Cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros con mucho cariño.
Al volver, invita a sus amigos y vecinos para compartir su alegría.
*Luego, dice que una mujer tiene diez monedas y pierde una.
Al encontrarla, llama a sus amigas y vecinas para decirles:
Alégrense conmigo, porque encontré la moneda perdida.
   En ambos casos, el Profeta de la misericordia concluye diciendo:
Hay más alegría en el cielo por un pecador que se convierte.
Recordemos también lo que dice Jesús en la casa de Leví (Mateo):
No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No vine a llamar
a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan (Lc 5,31).
*El siguiente texto es una buena introducción para la tercera parábola:
¿Puede una madre olvidar o dejar de amar al hijo de sus entrañas?,
pues aunque ella se olvide, yo tu Dios jamás te olvidaré (Is 49,15).

Jesús quiere que todos vivamos como hermanos
   Hace falta que los cristianos practiquemos las enseñanzas de Jesús,
abriendo los brazos para acoger a las personas que viven extraviadas.
   Por diversas causas, ya sean personales, familiares o sociales,
muchos jóvenes andan sin rumbo, son como ovejas sin pastor.
Se asemejan al hijo menor que abandona la “casa de su padre”,
para vivir después -miserablemente- en la “casa de un patrón”,
donde los cerdos son mejor alimentados, no así los trabajadores.
Sin embargo, este hijo decide levantarse y volver a la casa del padre.
   Cuando todavía está lejos, sucede algo increíble y conmovedor.
Su padre lo ve, se le remueven las entrañas, corre a su encuentro,
le abraza y besa. Luego -este padre compasivo- dice a sus servidores:
*Traigan la mejor ropa y vístanle: Con el mejor vestido el hijo menor
recupera su dignidad y, algo importante, se reviste de una vida nueva:
Estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido hallado.
*Colóquenle un anillo en el dedo: El anillo es símbolo de autoridad.
Recordemos a José, el hijo menor, que fue vendido por sus hermanos.
Ya en Egipto, el faraón le dice: Te pongo al frente de todo el país
Luego, se quitó el anillo y se lo pone a José (Gen 41,40ss).
*Pónganle sandalias en los pies: Liberado del hambre y esclavitud,
en adelante vivirá con dignidad… como hijo… como hermano…
*Celebremos un banquete: Invita a los pobres, mancos, cojos, ciegos.
Hoy, al celebrar la Cena del Señor, ¿seguimos el ejemplo de Jesús?
   Entre tanto, el hijo mayor estando cerca, vive alejado de su padre.
Al enterarse que la fiesta era para celebrar la vuelta de su hermano,
el hijo mayor lleno de ira no quiere entrar en la “casa de su padre”.
Al respecto, recordemos a Caín quien también es hermano mayor,
al observar que Dios mira con cariño la ofrenda de Abel y no la de él,
se irrita y lleva a su hermano al campo donde lo asesina (Gen 4,3ss).
   Cuando el padre sale y ruega al hijo mayor a entrar en la casa, éste:
*Humilla a su padre: Tantos años llevo sirviéndote sin desobedecerte,
y nunca me has dado un cabrito para comérmelo con mis amigos.
*Niega y difama a su hermano: Pero cuando llega ese hijo tuyo,
que ha malgastado tu dinero con prostitutas, matas el ternero gordo.
*El padre, en cambio, le trata con cariño y misericordia, y le dice:
Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo.
   En sept 1978, Juan Pablo I dijo: Dios es Padre, más aún, es madre.
No quiere nuestro mal, solo quiere hacernos bien a todos.
J. Castillo A.

martes, 3 de septiembre de 2019

Si quieres seguir a Jesús

23º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo C
Sab 9,13-18  -  Flm 9-17  -  Lc 14,25-33

   Hoy, para bautizar a un niño o a una niña, se exige muy poco:
algunos documentos y la asistencia de los padres a una o dos charlas.
Las promesas que hacen los padres de educar al hijo/a en la fe,
generalmente -como muchas otras promesas- se las lleva el viento.
   Las consecuencias están allí: un país con millones de cristianos,
donde los que dominan causan sufrimiento a los pobres indefensos.
   Qué diferente las exigencias que Jesús nos pide para seguirle:
Deja de lado a tu familia… Carga tu cruz… Renuncia a tus bienes.
Estas exigencias necesitan una respuesta personal, libre, responsable.

Deja de lado a tu familia
   Para Jesús la familia es muy importante, releamos algunos textos.
*A los doce años, después de estar tres días en el templo de Jerusalén,
Jesús vuelve con sus padres a Nazaret y vive obedeciéndoles (Lc 2).
*Desenmascara la hipocresía de los fariseos y maestros de la ley,
que dejan de lado el mandamiento de amar al padre y a la madre,
para seguir la tradición: Dar una ofrenda sagrada al templo (Mc 7).
*Al joven rico que busca heredar la vida eterna, Jesús le pide practicar
los mandamientos: … Honra a tu padre y a tu madre… (Lc 18,20).
   Cuando por fidelidad a Jesús nos comprometemos para que haya: 
amor y vida donde hay muerte, verdad y libertad donde hay injusticia,
puede suceder que miembros de nuestra familia nos impidan hacerlo.
En este caso, seguir al Profeta de Nazaret tiene preferencia, pues
Jesús y el proyecto del Reino están por encima de los lazos familiares.
   Tengamos presente también que Jesús anuncia una nueva familia:
*Cuando le avisan: Tu madre y tus hermanos quieren verte,
Jesús responde: Los que oyen la Palabra de Dios y la practican,
ellos son mi madre y mis hermanos (Lc 8,19-21).
*Mientras Jesús enseña, una mujer entre la gente grita:
Dichosa la mujer que te dio a luz y te crió.  Jesús contesta:
Felices los que oyen la Palabra de Dios y la practican (Lc 11,27s).

Carga tu cruz cada día
   No se trata de llevar -como adorno- la imagen de Jesús crucificado,
ni de colocarlo en una oficina donde se comete injusticias.
   Ante tanta propaganda comercial-consumista que nos esclaviza,
es bueno privarnos de todo lo que es superfluo… pero no basta.
   Escuchar la Buena Noticia anunciada por Jesús, y practicarla,
tarde o temprano, es motivo de rechazo, condena, persecución
Es por eso que Jesús nos pide reflexionar antes de seguirle.
   Jamás debemos olvidar que Dios es un Padre misericordioso,
solo quiere una vida digna para todos, empezando por los últimos,
nos pide amarnos mutuamente… y cuidar el medio ambiente.
   Por sanar a los enfermos, acoger y alimentar a los hambrientos,
Jesús se enfrenta a las autoridades que explotan y oprimen al pueblo,
quienes hacen todo lo posible para que el Nazareno sea crucificado.
Hoy sucede lo mismo con los cristianos/as que defienden a los pobres.

Renuncia a todos tus bienes
   Al respecto, sigamos reflexionando en los siguientes textos:
*Cuando Jesús dice a Pedro: Echa las redes para pescar
capturan tal cantidad de peces que las redes empiezan a romperse.
Luego, Pedro, Santiago y Juan, lo dejan todo y le siguen (Lc 5,4-11).
*Juan y Andrés ven dónde vive Jesús y se quedan con Él (Jn 1,30ss).
*Al enviar a sus apóstoles para anunciar el Evangelio, Jesús les dice:
No lleven en el cinturón ni oro, ni plata, ni cobre (Mt 10,9).
Para evangelizar lo más importante es el testimonio personal.
*A Pedro que dice: Nosotros lo hemos dejado todo para seguirte,
Jesús le contesta: Les aseguro, el que deje casa, hermanos, hermanas,
madre, padre, hijos y tierras, por mí y por el Evangelio;
recibe en esta vida cien veces más en casas, hermanos, hermanas,
madre, padre, hijos y tierras, en medio de persecuciones.
Y en el mundo futuro la vida eterna (Mc 10,28-30).
*¿Pueden los ricos renunciar a sus bienes, como hace Zaqueo?
Al respecto, reflexionemos en lo que dice San Jerónimo (342-420):
Acertadamente, el Evangelio llama a las riquezas “injustas”,
porque todas las riquezas no tienen otro origen que la injusticia.
Y uno no se puede hacer dueño de ellas, a no ser que otro las pierda.
Por lo cual me parece muy bien esta sentencia popular que dice:
Todo rico o es ladrón o heredero de ladrones (ML, 22,982).
J. Castillo A.