martes, 3 de septiembre de 2019

Si quieres seguir a Jesús

23º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo C
Sab 9,13-18  -  Flm 9-17  -  Lc 14,25-33

   Hoy, para bautizar a un niño o a una niña, se exige muy poco:
algunos documentos y la asistencia de los padres a una o dos charlas.
Las promesas que hacen los padres de educar al hijo/a en la fe,
generalmente -como muchas otras promesas- se las lleva el viento.
   Las consecuencias están allí: un país con millones de cristianos,
donde los que dominan causan sufrimiento a los pobres indefensos.
   Qué diferente las exigencias que Jesús nos pide para seguirle:
Deja de lado a tu familia… Carga tu cruz… Renuncia a tus bienes.
Estas exigencias necesitan una respuesta personal, libre, responsable.

Deja de lado a tu familia
   Para Jesús la familia es muy importante, releamos algunos textos.
*A los doce años, después de estar tres días en el templo de Jerusalén,
Jesús vuelve con sus padres a Nazaret y vive obedeciéndoles (Lc 2).
*Desenmascara la hipocresía de los fariseos y maestros de la ley,
que dejan de lado el mandamiento de amar al padre y a la madre,
para seguir la tradición: Dar una ofrenda sagrada al templo (Mc 7).
*Al joven rico que busca heredar la vida eterna, Jesús le pide practicar
los mandamientos: … Honra a tu padre y a tu madre… (Lc 18,20).
   Cuando por fidelidad a Jesús nos comprometemos para que haya: 
amor y vida donde hay muerte, verdad y libertad donde hay injusticia,
puede suceder que miembros de nuestra familia nos impidan hacerlo.
En este caso, seguir al Profeta de Nazaret tiene preferencia, pues
Jesús y el proyecto del Reino están por encima de los lazos familiares.
   Tengamos presente también que Jesús anuncia una nueva familia:
*Cuando le avisan: Tu madre y tus hermanos quieren verte,
Jesús responde: Los que oyen la Palabra de Dios y la practican,
ellos son mi madre y mis hermanos (Lc 8,19-21).
*Mientras Jesús enseña, una mujer entre la gente grita:
Dichosa la mujer que te dio a luz y te crió.  Jesús contesta:
Felices los que oyen la Palabra de Dios y la practican (Lc 11,27s).

Carga tu cruz cada día
   No se trata de llevar -como adorno- la imagen de Jesús crucificado,
ni de colocarlo en una oficina donde se comete injusticias.
   Ante tanta propaganda comercial-consumista que nos esclaviza,
es bueno privarnos de todo lo que es superfluo… pero no basta.
   Escuchar la Buena Noticia anunciada por Jesús, y practicarla,
tarde o temprano, es motivo de rechazo, condena, persecución
Es por eso que Jesús nos pide reflexionar antes de seguirle.
   Jamás debemos olvidar que Dios es un Padre misericordioso,
solo quiere una vida digna para todos, empezando por los últimos,
nos pide amarnos mutuamente… y cuidar el medio ambiente.
   Por sanar a los enfermos, acoger y alimentar a los hambrientos,
Jesús se enfrenta a las autoridades que explotan y oprimen al pueblo,
quienes hacen todo lo posible para que el Nazareno sea crucificado.
Hoy sucede lo mismo con los cristianos/as que defienden a los pobres.

Renuncia a todos tus bienes
   Al respecto, sigamos reflexionando en los siguientes textos:
*Cuando Jesús dice a Pedro: Echa las redes para pescar
capturan tal cantidad de peces que las redes empiezan a romperse.
Luego, Pedro, Santiago y Juan, lo dejan todo y le siguen (Lc 5,4-11).
*Juan y Andrés ven dónde vive Jesús y se quedan con Él (Jn 1,30ss).
*Al enviar a sus apóstoles para anunciar el Evangelio, Jesús les dice:
No lleven en el cinturón ni oro, ni plata, ni cobre (Mt 10,9).
Para evangelizar lo más importante es el testimonio personal.
*A Pedro que dice: Nosotros lo hemos dejado todo para seguirte,
Jesús le contesta: Les aseguro, el que deje casa, hermanos, hermanas,
madre, padre, hijos y tierras, por mí y por el Evangelio;
recibe en esta vida cien veces más en casas, hermanos, hermanas,
madre, padre, hijos y tierras, en medio de persecuciones.
Y en el mundo futuro la vida eterna (Mc 10,28-30).
*¿Pueden los ricos renunciar a sus bienes, como hace Zaqueo?
Al respecto, reflexionemos en lo que dice San Jerónimo (342-420):
Acertadamente, el Evangelio llama a las riquezas “injustas”,
porque todas las riquezas no tienen otro origen que la injusticia.
Y uno no se puede hacer dueño de ellas, a no ser que otro las pierda.
Por lo cual me parece muy bien esta sentencia popular que dice:
Todo rico o es ladrón o heredero de ladrones (ML, 22,982).
J. Castillo A.

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