miércoles, 30 de diciembre de 2015

Busquen y encontrarán

Epifanía del Señor, ciclo C.
Is 60,1-6  -  Ef 3,2-6  -  Mt 2,1-12

   Ante la persona de Jesús se puede actuar de diferentes maneras:
-El rey Herodes quiere saber dónde está Jesús, pero para matarlo.
-Los sacerdotes del templo y los maestros de la ley saben que Jesús
 ha de nacer en Belén, pero no hacen nada, permanecen indiferentes.
-Unos magos de Oriente, en cambio, guiados por una estrella,
 caminan y buscan a Jesús para adorarle y ofrecerle sus dones.
-Y nosotros, ¿a quién buscamos?... ¿a quién adoramos?...

Las autoridades de Jerusalén rechazan a Jesús
*Para determinados sectores de nuestra sociedad, que solo buscan
el poder político y económico a costa de la explotación de los débiles,
tienen en Herodes un modelo: él es ‘rey’… vive en un palacio…
Sin embargo, tiene miedo a un Niño pobre que ha nacido en Belén,
y para acabar con Él, ordena matar a los niños menores de dos años.
   Actualmente, los pocos privilegiados que nadan en la abundancia,
tienen miedo de perder sus privilegios, sus riquezas, su “buen vivir”.
Hoy -nos dice el Papa Francisco- todo entra dentro del juego
de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso
se come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes
masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo…
sin horizontes… sin salida… (‘La alegría del Evangelio’, n.53).
*En Jerusalén, se hallan también los funcionarios de la religión que
han convertido la casa de oración en una cueva de ladrones (Mt 21).
*Los maestros de la ley y fariseos son expertos en la Escritura.
Al ser interrogados, responden que el Cristo ha de nacer en Belén;
pero no hacen nada para seguir el ejemplo de los magos de Oriente.
   Más tarde, a estos especialistas en la Escritura, Jesús les dice:
Ustedes estudian la Escritura con mucho cuidado, porque esperan
encontrar en ella la Vida eterna; sin embargo, esa Escritura da
testimonio de mí y ustedes no quieren venir a mí para tener Vida…
Yo les conozco y sé que ustedes no tienen el amor de Dios (Jn 5,39ss).

En Belén, unos magos de Oriente adoran a Jesús
   Los magos de Oriente son personas que dejan su tierra, se ponen 
en marcha y emprenden una aventura buscando al verdadero Rey.
Este recorrido físico tiene relación con el camino de la fe,
que es una gracia divina para ponernos de pie… caminar… buscar…
encontrar… Ver dónde vive Jesús y quedarnos con Él (Jn 1,38s).
   Hoy, necesitamos arriesgarnos como hacen los magos de Oriente,
para salir de nuestros egoísmos, comodidades y costumbres negativas;
y encontrarnos con Jesús, tomando en serio el Evangelio que anuncia.
Aquellos magos solo tienen la luz de una estrella que les guía a Belén,
pero su mérito está en caminar… buscar… preguntar… encontrar…
porque, guiados por el misterio, sienten la necesidad de adorar
Entran en la casa. Ven al niño con María, su madre. Se arrodillan.
Le adoran. Abren sus cofres. Le ofrecen: oro, incienso y mirra.
   Desde la época de los Santos Padres (siglo 4º) se dice que ofrecen:
oro porque Jesús es rey, incienso por ser Dios, y mirra por su pasión.
   Sin embargo, es más acertado lo que dice Santo Tomás de Aquino:
Oro, porque los padres de Jesús son pobres. Incienso, por el mal olor
que hay en el establo. Mirra, para la salud del niño (Lectura, n.201).
   Digamos algo sobre la pobreza…el mal olor…y las enfermedades…
*¿Hasta cuándo los pobres campesinos de la Sierra y los indígenas
de la Selva seguirán siendo expulsados de la tierra donde nacieron?
¿Por qué se permite a los que buscan y adoran el “becerro de oro”:
destruir la naturaleza y explotar a los pobres con salarios de hambre?
*Sobre el mal olor, escuchemos al Papa Francisco (Laudato si, n.21):
La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más
en un inmenso depósito de porquería. En muchos lugares del planeta,
los ancianos añoran los paisajes de otros tiempos, que ahora se ven
inundados de basura… Muchas veces se toman medidas solo cuando
se ha producido efectos irreversibles para la salud de las personas.
*Siendo el hambre la causa de tantas enfermedades, Paulo VI dice: 
Cuando tantos pueblos tienen hambre, cuando tantos hogares sufren
miseria, cuando tantos hombres viven sumergidos en la ignorancia,
cuando quedan por construir tantas escuelas, hospitales, viviendas
dignas de ese nombre, todo derroche público o privado, todo gasto
de ostentación nacional o personal, toda carrera de armamentos
se convierte en un escándalo intolerable (PP, 1967, n.53).
J. Castillo A.

La Madre de Jesús

Santa María, Madre de Dios,  ciclo C.
Num 6,22-27  -  Gal 4,4-7  -  Lc 2,16-21

Desde el momento que María acepta ser la madre de Jesús (Lc 2,38),
toda su vida está consagrada a servir: Yo soy la servidora del Señor.
-Está al servicio de su Hijo desde el establo de Belén hasta el calvario.
-Está al servicio de la nueva familia que Jesús inaugura (Lc 8,31),
 y nos sigue diciendo: Hagan todo lo que Él les diga (Jn 2,5).
-Está al servicio de la Iglesia que nace con la venida del Espíritu Santo.

Los pastores hallan a María, a José y al Niño
A Jesús, el Salvador, no lo vamos a encontrar en las costosas fiestas
que se realizan en su “honor”… donde se da preferencia a los adornos
superfluos… olvidándonos de los niños, jóvenes y adultos que sufren:
hambre, sed, desnudez, enfermedad…Todos ellos, personas pobres
e insignificantes, son hermanos y hermanas de Jesús (Mt 25).
   Cuando el ángel del Señor anuncia a los pastores de aquella región,
la Buena Noticia del nacimiento del Salvador, les dice:
Encontrarán un niño envuelto en pañales y acostado en un establo.
Aquellos pastores que pasan la noche cuidando rebaños, se levantan,
van a Belén y hallan a María, a José y al Niño acostado en un establo.
   Hoy, ¿podemos permanecer indiferentes al grito de tantos pobres
explotados en el campo y en la ciudad? El Papa Francisco nos pide:
Hacer gestos concretos en favor de nuestros hermanos y hermanas
que sufren por la falta de trabajo, tierra y techo. Pienso en la creación
de puestos de trabajo digno para afrontar la herida social de la
desocupación, que afecta a un gran número de familias y de jóvenes,
y tiene consecuencias gravísimas sobre toda la sociedad.
Luego, como quien pone la mirada en María, la madre de Jesús, dice:
Una atención especial debería ser dedicada a las mujeres
-desgraciadamente todavía discriminadas en el campo del trabajo-
y a algunos grupos de trabajadores, cuyas condiciones son precarias
o peligrosas y cuyos salarios no son adecuados a la importancia de
su misión social. (Mensaje: 49º Jornada Mundial de la Paz, 2016).

María conserva y medita todo esto en su corazón
   Los que oyen el testimonio de los pastores, quedan asombrados.
Pero María conserva y medita todo esto en su corazón. Más adelante,
esta buena madre al oír las primeras palabras de su Hijo que le dice:
Debo de ocuparme en las cosas de mi Padre, no entiende y lo único
que hace es: guardar fielmente estos recuerdos en su corazón.
   Hoy más que nunca, tengamos presente que la evangelización
es una Buena Noticia que hace posible transformar nuestra manera
de vivir, para oír las enseñanzas de Jesús, meditarlas en nuestro
corazón y ponerlas en práctica. Solo entonces, como dice el Papa:
No perdamos la esperanza de que 2016 nos encuentre a todos firme
y confiadamente comprometidos, en realizar la justicia y trabajar
por la paz en los diversos ámbitos… La paz es don de Dios, pero
confiado a todos los hombres y a todas las mujeres, llamados
a llevarlo a la práctica (49º Jornada Mundial de la Paz, 2016).

Le ponen por nombre Jesús, Dios salva
   Cuando se narra la circuncisión de Juan el Bautista (Lc 1,59s),
es su madre Isabel quien le pone el nombre: Se ha de llamar Juan.
En el caso de Jesús, recordemos lo que dice el ángel Gabriel a María:
Concebirás y darás a luz un hijo, a quien llamarás Jesús (Lc 1,31).
Que las madres pongan nombre a sus hijos, en una sociedad donde
se las margina, es algo revolucionario; como es revolucionario
solidarizarnos con los excluidos para que tengan nombre y dignidad.
  No olvidemos que Jesús significa: Dios salva (Mt 1,21); y Él mismo
dice: Vine a buscar y salvar lo que está perdido (Lc 19,10; Jn 12,47).
Sigamos el ejemplo de Jesús, como nos lo recuerda el Papa Francisco:
Jesús no se limita a enseñar a la muchedumbre, sino que se preocupa
de ella, especialmente cuando la ve hambrienta (Mc 6,34-44)
o desocupada (Mt 20,3). Su mirada no está dirigida solamente a los
hombres, sino también a los peces del mar, a las aves del cielo,
a las plantas y a los árboles, pequeños y grandes: abraza a toda la
creación. Ciertamente, Jesús ve, pero no se limita a esto, puesto que
toca a las personas, habla con ellas, actúa en su favor y hace el bien
a quien se encuentra en necesidad. No solo, sino que se deja
conmover y llora (Jn 11,35). Y actúa para poner fin: al sufrimiento,
a la tristeza, a la miseria y a la muerte (Jornada Mundial de la Paz).
Tengamos FELIZ AÑO NUEVO, con Justicia y Paz.
J. Castillo A.

jueves, 24 de diciembre de 2015

Jesús crece en edad y sabiduría

La Sagrada Familia, ciclo C.
1Sam 1,20-28  -  1Jn 3,1-2. 21-24  -  Lc 2,41-52

   Bendita sea la familia de José, María y Jesús que nos enseña:
el significado de la familia… su comunión de amor… su sencilla
y austera belleza… su carácter sagrado e inviolable (Pablo VI, 1964).
   Bendito sea el joven Jesús que vuelve a Nazaret con José y María,
y crece en edad, gracia y sabiduría, delante de Dios y de los hombres.

Debo de ocuparme en las cosas de mi Padre
   Al cumplir doce años, Jesús va a Jerusalén con José y María, para
la fiesta de Pascua. En esa ocasión, según el Evangelio de hoy, Jesús
dice sus primeras palabras: Debo de estar en las cosas de mi Padre.
En adelante, Jesús anunciará con palabras y obras, la Buena Noticia
de Dios, Padre compasivo, que actúa con entrañas de misericordia:
*A ustedes que me escuchan les digo: Amen a sus enemigos.
Hagan el bien a quienes les odian. Bendigan a quienes les maldicen.
Oren por quienes les insultan… Así ustedes serán hijos de Dios
que es bondadoso con los ingratos y malvados. Sean misericordiosos
como es misericordioso el Padre de ustedes (Lc 6,27-36).
*Al volver los setenta y dos discípulos… Jesús lleno de alegría dice:
Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado
estas cosas a los sabios y entendidos, y las diste a conocer a la gente
sencilla. Sí, Padre, porque así lo has querido (Lc 10,21).
*Uno de los discípulos le dice: Señor, enséñanos a orar… Jesús les
contesta: Cuando recen digan: Padre, santificado sea tu nombre.
Venga tu reino. Danos hoy nuestro pan de cada día… (Lc 11,1ss).
*Jesús que acoge y come con pecadores, denuncia la hipocresía de los
escribas y fariseos, narrando la parábola del padre misericordioso:
Cuando el hijo menor está lejos, su padre lo ve, siente compasión
de él, corre a su encuentro, lo abraza y lo besa… (Lc 15,11-32).
*Antes de morir crucificado, Jesús pronuncia sus últimas palabras:
-Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen (23,34).
-Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu (23,46).

Jesús joven es amigo de los jóvenes
   Tratándose de los jóvenes, Jesús jamás se olvida de haber sido joven.
Él recorre las etapas de la vida de toda persona humana: niñez,
adolescencia, juventud, edad adulta (Doc. de Santo Domingo, 111).
Para todos ellos, Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida (Jn 14,5).
*Jesús se preocupa de los jóvenes que son víctimas de las diversas
formas de violencia. Recordemos el caso de aquella joven, utilizada
por su madre Herodías para dar muerte a Juan Bautista (Mc 6,17-29).
*En cierta ocasión, Jesús sana a un joven epiléptico y tomándolo de
la mano, lo levanta; al instante el joven se pone de pie (Mc 9,14-29).
*Al joven rico, esclavo de sus bienes materiales, Jesús le muestra
un camino diferente: Anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres,
y tendrás un tesoro en el cielo, luego sígueme (Mt 19,16-22).
*Jesús resucita al hijo único de una madre viuda, que muere antes
de tiempo, diciéndole: Joven, a ti te digo: ¡Levántate! (Lc 7,11-17).
*El Profeta de Nazaret da de comer a más de cinco mil personas,
gracias a la solidaridad de un joven que da todo lo que tiene: Cinco
panes de cebada (el pan de los pobres) y dos pescados (Jn 6, 1-15).
*Jesús muestra el rostro misericordioso de un padre de familia,
que ama con igual medida  tanto al hijo menor que vuelve al hogar,
como al hijo mayor que se ha quedado en casa (Lc 15,11-32)
*Cuando todos los discípulos abandonan a Jesús y huyen,
un joven cubierto solo por una sábana le sigue. Al ser detenido,
aquel joven suelta la sábana y huye desnudo (Mc 14,50-52).
*Muy de madrugada, María Magdalena, María de Santiago y Salomé
van al sepulcro; al llegar ven a un joven vestido con un hábito blanco
que les dice: No tengan miedo. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret,
el crucificado. No está aquí, ha resucitado (Mc 1-8).
   Sigamos reflexionando en el Mensaje del Concilio a los jóvenes:
Ustedes van a recibir la antorcha de manos de sus mayores,
y van a vivir en el mundo en el momento de las más gigantescas
transformaciones de su historia. Son ustedes los que, recogiendo lo
mejor del ejemplo y de las enseñanzas de sus padres y maestros, van
a formar la sociedad de mañana; se salvarán o perecerán con ella…
Es para ustedes los jóvenes, sobre todo para ustedes, por lo que
la Iglesia acaba de alumbrar en su Concilio una luz,
luz que alumbrará el porvenir (8 de diciembre 1965). 
J. Castillo A.

Paz en la tierra

Nacimiento de Jesús, ciclo C.
Is 9,1-6  -  Tito 2,11-14  -  Lc 2,1-14

Cuando el consumismo desenfrenado sigue desfigurando la Navidad,
los cristianos debemos recuperar el mensaje del nacimiento de Jesús;
pues Dios, que tanto nos ama, se hace presente en medio de nosotros
en la fragilidad de un niño, su Hijo único, que nace pobre e indefenso.

María da a luz a su hijo primogénito
Habiendo recorrido unos 140 kilómetros, José y María llegan a Belén.
Meditemos en el nacimiento de Jesús a la luz de su vida pública.
*A María le llega la hora del parto. Fue riesgoso para María
y para el niño que lleva en su seno, hacer un viaje de varios días.
   Más tarde, al despedirse y al ver que sus discípulos están tristes,
Jesús les dice: Cuando una mujer va a dar a luz, está triste, porque
le llega su hora. Pero, cuando nace la criatura, no se acuerda
del dolor por la alegría de haber traído un hijo al mundo (Jn 16,21s).
*Da a luz a su hijo primogénito. Jesús nace pobre para enriquecernos
con su pobreza (2Cor 8,9), por eso tiene autoridad moral para decir:
Felices ustedes, los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios.
Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados.
Felices ustedes, los que ahora lloran, porque van a reír (Lc 6,20ss).
*Lo envuelve en pañales. Esta costumbre se observa desde siempre:
Al nacer, yo también respiré el aire común, y al caer en la tierra
que todos pisan, mi primera voz, como la de todos, fue el llanto;
me criaron entre pañales y con cuidados (Sab 7,3s;   Ez 16,4).
   Años después, José de Arimatea, hombre bueno y justo,
pide a Pilato el cuerpo de Jesús, lo envuelve en una sábana
y lo coloca en un sepulcro cavado en la roca (Lc 23,50ss).
*Lo acuesta en el establo, porque no hay lugar en la posada. Vino
a los suyos, y los suyos no le reciben (Jn 1,11). Tampoco hay lugar
para Él en la sinagoga de Nazaret, pues sus paisanos indignados:
lo empujan fuera del pueblo hasta un barranco, con intención
de arrojarlo. Pero Él se abre paso y sigue su camino (Lc 4,57ss).

Hoy ha nacido para ustedes el Salvador
   Dios Padre compasivo que defiende a los pobres, a las viudas,
a los forasteros, a los huérfanos… toma la iniciativa de anunciar
el nacimiento de su Hijo único, a unos pastores a quienes la sociedad
y la religión los desprecian y los consideran ladrones y gente impura.
*Cuando el ángel del Señor se les presenta y la gloria del Señor
los envuelve con su luz, aquellos pastores sienten un gran temor;
curiosamente tienen miedo no a la oscuridad de la noche, sino a la luz.  
   También, muchos de nosotros preferimos la oscuridad y no la luz:
La luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz,
pues sus obras son malas. Quien obra mal odia la luz y no se acerca
a la luz, para que no se descubra sus malas acciones. En cambio,
el que vive de acuerdo a la verdad, se acerca a la luz, para que se vea
que todo lo hace de acuerdo a la voluntad de Dios (Jn 3,19ss).
*Luego el ángel del Señor les dice: Les anuncio una Buena Noticia,
motivo de mucha alegría para todos: hoy, les ha nacido el Salvador.
Esta Buena Noticia es la misma persona de Jesús y, por eso, es motivo
de alegría para aquellos pastores marginados y para todo el pueblo.
   Pero, hoy, si la persona de Jesús ha dejado de ser Buena Noticia,
si sus enseñanzas y obras son simples ritos que no dicen nada,
si repartimos juguetes y ropas usadas, sin ir a la raíz del problema,
si nos dejamos esclavizar por el consumismo que deshumaniza…
estaremos celebrando cualquier cosa menos el Nacimiento de Jesús.
*Después, el ángel del Señor les dice: En esto lo van a reconocer,
encontrarán al niño envuelto en pañales y acostado en un establo.
   Si quieres encontrar a Dios búscalo en la humildad, en la pobreza,
es donde Él está escondido, en los más necesitados, en los enfermos,
hambrientos, encarcelados. Jesús cuando nos predica la vida nos dice
cómo será nuestro juicio. No dirá vengan conmigo porque hiciste
tantas ofrendas al templo. La entrada al cielo no se paga con dinero.
No dirá tú eres muy importante, has estudiado tanto… Los honores no
nos abren la puerta del cielo. ¿Qué nos dirá Jesús para abrirnos las
puertas del cielo?: estaba hambriento y me diste de comer… enfermo
y en la cárcel y has venido a verme. (Papa Francisco, 18 dic. 2015).
   El mismo Jesús que nace pobre en Belén, aquel día nos dirá: Lo que
hicieron a mis hermanos insignificantes, a mí me lo hicieron (Mt 25).
Hagamos la voluntad de Jesús para poder decir: ¡FELIZ NAVIDAD!  
J. Castillo A.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

El encuentro de dos madres

4º Domingo de Adviento, ciclo C
Miq 5,1-4  -  Heb 10,5-10  -  Lc 1,39-45

Entre 1995-2000, para acabar no con la pobreza sino con los pobres,
se aplicó -en el Perú- el Programa Nacional de Planificación Familiar.
Se realizó unas 270,000 esterilizaciones forzadas en mujeres, quienes
no tendrán la alegría de llevar en su seno el fruto bendito de un hijo.
   Muy diferente  lo que sucede en las montañas de Judea, cuando
María la madre de Jesús, visita a su prima Isabel la madre de Juan.

Bendita eres entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre
   María vive en Nazaret, de donde no sale algo bueno (Jn 1,46). 
Sin embargo, Dios envía al ángel Gabriel a Nazaret, para anunciar
a María: Concebirás y darás a luz un hijo, a quien llamarás Jesús.
Ella, después de escuchar el mensaje del ángel Gabriel, exclama:
Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí según tu palabra.
   Luego, María se levanta y va a Judea para saludar a su prima Isabel.
Al oír su saludo, Isabel llena del Espíritu Santo dice con voz fuerte:
*Bendita eres entre las mujeres. María es bendita porque cree,
porque lleva en su seno a Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre.
Más tarde, una mujer pobre y creyente, alza la voz y dice a Jesús:
¡Bendita la mujer que te dio a luz y te alimentó! (Lc 11,27).
*Bendito es el fruto de tu vientre. Jesús, fruto bendito del vientre
de María, viene a este mundo para salvarnos, da de comer
a los hambrientos, sana a los enfermos, perdona a los pecadores.
*Feliz tú que has creído, porque se cumplirá lo que te dijo el Señor.
Tanto amó Dios al mundo que nos ha dado a su Hijo único,
para que todos los que creen en Él, tengan la vida eterna (Jn 3,16).
   Después del saludo de Isabel, María alaba a Dios diciendo:
Su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Actúa con la fuerza de su brazo. Dispersa a los soberbios de corazón.
Derriba del trono a los poderosos. Enaltece a los humildes.
A los hambrientos los colma de bienes. A los ricos los despide vacíos.
   Meditemos a continuación en las nueve salidas de María.

María se levanta y se pone en camino para ir…
*A la montaña de Judea… Mientras los poderosos de este mundo
oprimen a las personas débiles y matan a los niños indefensos;
dos mujeres pobres y creyentes, guiadas por el Espíritu Santo,
proclaman la dignidad de la mujer y de los niños que van a nacer:
Bendita eres entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre.
*A la ciudad de Belén… Allí María da a luz a su hijo primogénito,
lo envuelve en pañales y lo acuesta en el establo,
porque no había alojamiento para ellos en la posada.
Luego, el Ángel del Señor se presenta a los pastores para decirles:
Hoy, ha nacido para ustedes -en Belén- el Salvador (Lc 2,1-14).
*Al templo de Jerusalén… José y María llevan al niño Jesús
a Jerusalén para consagrarlo al Señor. En esa ocasión, Simeón
dice a María: Mira, este niño está destinado a hacer que muchos
en Israel caigan o se levanten. Será signo de  contradicción…
En cuanto a ti, una espada te atravesará el corazón (Lc 2,22-40).
*A Egipto…El Ángel del Señor se aparece en sueños a José y le dice:
Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto,
porque Herodes buscará  al niño para matarlo (Mt 2,13-15).
*A Jerusalén…Jesús al cumplir doce años de edad, va con sus padres
a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Al terminar la fiesta, Jesús
se queda allí, sin que sus padres se dieran cuenta. Al cabo de tres días
lo hallan en el templo, y ante la pregunta angustiada de su madre,
Jesús le dice: Debo de ocuparme en las cosas de mi Padre (Lc 2,49).
*A Caná de Galilea… María, Jesús y sus discípulos son invitados
a unas bodas en Caná de Galilea. Como el vino se acabó, María dice
a Jesús: No tienen vino. Luego, dirigiéndose a los servidores les dice:
Hagan todo lo que Él les diga (Jn 2,1-12).
*A la región de Galilea… La gente le dice a Jesús: Mira, tu madre
y tus hermanos están fuera y te buscan. Jesús responde: El que hace
la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi madre (Mc 3,32-35).
*Al Calvario… Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo
amado, dice a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo.
Después dice al discípulo: Ahí tienes a tu madre (Jn 19,25-27).
*A Jerusalén… María está presente en la naciente Iglesia guiada
por el Espíritu Santo (Hch 1,14; 2,1-4). Todos los creyentes se reúnen
para: -oír las enseñanzas de los apóstoles, -vivir unidos, -participar
en la fracción del pan y en las oraciones (Hch 2,42).
J. Castillo A.      

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Qué debemos hacer

3º Domingo de Adviento (ciclo C)
Sof 3,14-18  -  Flp 4,4-7  -  Lc 3,10-18

   La gente, al escuchar a Juan y ver el testimonio de su vida sencilla,
reacciona positivamente y exclama: ¿Qué debemos hacer?
   Cierto día, un hombre rico llega corriendo, se arrodilla ante Jesús y
le pregunta: ¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna? (Mc 10).
   Los que oyen a Pedro y a los Once, conmovidos por el anuncio
de Jesús resucitado, dicen: ¿Hermanos, qué debemos hacer? (Hch 2).
   No basta decirdebemos hacer la voluntad de Dios Padre (Mt 7).

Compartir tu pan con el hambriento
   A la multitud que se acerca y le pregunta: ¿Qué debemos hacer?
Juan el Bautista, siguiendo lo dicho por el profeta Isaías (58,7),
responde: El que tenga dos abrigos, dé una al que no tiene,
y el que tenga para comer haga lo mismo.
   El hambre, la sed, la desnudez, la enfermedad… no se solucionan
con promesas vacías ni con proyectos paliativos que no van
a las causas de la injusticia, de la violencia, de la corrupción…
Hacen falta acciones concretas y gestos de verdadera solidaridad.
   Hoy en día, muchos devotos del Niño Jesús, en vez de solidarizarse
con las personas necesitadas, prefieren alquilar costosos disfraces…
divertirse al compás de orquestas y bandas… comer y beber…
Y así, mientras unos pasan hambre, otros están borrachos (1Cor 11).
¿Quiénes son los que se benefician con esos gastos superfluos?
   Ojalá tengamos la capacidad de oír el mensaje del profeta Isaías:      
Esto dice el Señor: Sus solemnidades y fiestas las detesto.
Cuando ustedes levantan las manos para orar, yo cierro los ojos;
por más que multipliquen sus oraciones, yo no las escucho.
¡Sus manos están manchadas de sangre! ¡Lávense, purifíquense!
¡Aparten de mi vista sus malas acciones! ¡Dejen de hacer el mal!
¡Aprendan a hacer el bien, esfuércense en hacer lo que es justo,
ayuden al oprimido, hagan justicia al huérfano,
defiendan los derechos de la viuda! (Is 1,14-17).

No cobren más de lo debido
   También algunos cobradores de impuestos o publicanos que van
a bautizarse, preguntan al profeta Juan: ¿Qué debemos hacer?
Estos cobradores son considerados pecadores, colaboran con Roma,
y explotan a los demás exigiendo sumas superiores a las establecidas.
A todos ellos, Juan les dice: No exijan más de lo que está ordenado.
   Tiempo después, un cobrador de impuestos, llamado Zaqueo,
acoge con alegría a Jesús y, desde ese momento, su vida cambia,
piensa en los pobres, se levanta y dice a Jesús resueltamente:
La mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres, y a quienes 
exigí algo injustamente, les devolveré cuatro veces más (Lc 19).
   Un mundo nuevo -más justo y fraterno- es posible, si en vez
de amontonar riquezas materiales como el rico necio (Lc 12,19);
nos solidaricemos con los necesitados compartiendo nuestros bienes,
para que no haya entre nosotros ningún necesitado (Hch 4,34).

No maltraten ni hagan denuncias falsas
   Unos soldados le preguntan: Y nosotros, ¿qué debemos hacer?
Juan les contesta: No maltraten a nadie, no hagan denuncias falsas.
   Al respecto es doloroso recordar casos increíbles como el siguiente:
Un 13 de diciembre de 1984, un grupo de malos y cobardes militares
ingresan a la comunidad campesina de Putis (Ayacucho-Perú).
Convocan con engaños a los campesinos, refugiados en los cerros
por miedo a las incursiones del grupo terrorista Sendero Luminoso.
Con el pretexto de construir un criadero de truchas, los militares
obligan, a unos 123 comuneros, a cavar una enorme fosa.
Quién se iba a imaginar que esa fosa iba a ser su propia tumba.
Mientras los campesinos cavan, los militares violan a las mujeres;
luego, asesinan a todos de seis en seis y los entierran en la fosa.
Ese día, hombres y mujeres; niños, jóvenes, adultos y ancianos,
fueron “llevados al matadero como corderos y ovejas” (Is 53,7).
(Cf. Revista SIGNOS, Lima, nº 6, septiembre 2009). 
   Ante estas injusticias que claman al cielo, nuestros obispos dicen: 
La Iglesia en el Perú y todos los peruanos debemos pedir perdón por
nuestros pecados de obra y omisión que permitieron y encubrieron
la violación de los más elementales derechos humanos. Pedir perdón
también por la corrupción pública o privada, el afán de  lucro,
las estructuras sociales injustas (Mensaje, 13 diciembre 2003).  
J. Castillo A.