Santa María, Madre de Dios, ciclo C.
Num 6,22-27 - Gal
4,4-7 -
Lc 2,16-21
Desde el momento
que María acepta ser la madre de Jesús (Lc 2,38),
toda
su vida está consagrada a servir: Yo soy la servidora del Señor.
-Está
al servicio de su Hijo desde el establo de Belén hasta el calvario.
-Está
al servicio de la nueva familia que Jesús inaugura (Lc 8,31),
y nos sigue diciendo: Hagan todo lo que Él les diga (Jn 2,5).
-Está
al servicio de la Iglesia que nace con
la venida del
Espíritu Santo.
Los
pastores hallan a María, a José y al Niño
A Jesús, el
Salvador, no lo vamos a encontrar en
las costosas fiestas
que
se realizan en su “honor”… donde se da preferencia a los adornos
superfluos…
olvidándonos de los niños, jóvenes y adultos que sufren:
hambre, sed, desnudez, enfermedad…Todos ellos,
personas pobres
e
insignificantes, son hermanos y hermanas de Jesús (Mt 25).
Cuando
el ángel del Señor anuncia a los pastores de aquella región,
la
Buena Noticia del nacimiento del Salvador, les dice:
Encontrarán
un niño envuelto en pañales y acostado en un establo.
Aquellos
pastores que pasan la noche cuidando rebaños, se levantan,
van
a Belén y hallan a María, a José y al Niño acostado en un establo.
Hoy,
¿podemos permanecer indiferentes al grito de tantos pobres
explotados en el campo y en la ciudad? El Papa
Francisco nos pide:
Hacer gestos concretos en favor de
nuestros hermanos y hermanas
que sufren por la falta de trabajo, tierra y techo. Pienso en
la creación
de puestos de trabajo digno para
afrontar la herida social de la
desocupación, que afecta a un gran
número de familias y de jóvenes,
y tiene consecuencias gravísimas sobre
toda la sociedad.
Luego,
como quien pone la mirada en María, la madre de Jesús, dice:
Una atención especial debería ser
dedicada a las mujeres
-desgraciadamente todavía discriminadas
en el campo del trabajo-
y a algunos grupos de trabajadores,
cuyas condiciones son precarias
o peligrosas y cuyos salarios no son
adecuados a la importancia de
su misión social. (Mensaje: 49º
Jornada Mundial de la Paz, 2016).
María
conserva y medita todo esto en su corazón
Los que oyen el testimonio de los
pastores, quedan asombrados.
Pero
María conserva y medita todo esto en su corazón. Más adelante,
esta
buena madre al oír las primeras palabras de su Hijo que le dice:
Debo
de ocuparme en las cosas de mi Padre, no entiende y lo único
que
hace es: guardar fielmente estos
recuerdos en su corazón.
Hoy
más que nunca, tengamos presente que la
evangelización
es una Buena Noticia que hace
posible transformar nuestra manera
de
vivir, para oír las enseñanzas de Jesús, meditarlas en nuestro
corazón
y ponerlas en práctica. Solo entonces, como dice el Papa:
No perdamos la esperanza de que 2016 nos
encuentre a todos firme
y confiadamente comprometidos, en
realizar la justicia y trabajar
por la paz en los diversos ámbitos… La paz es don de Dios, pero
confiado
a todos los hombres y a todas las mujeres, llamados
a
llevarlo a la práctica (49º Jornada
Mundial de la Paz, 2016).
Le
ponen por nombre Jesús, Dios salva
Cuando se narra la circuncisión de Juan
el Bautista (Lc 1,59s),
es
su madre Isabel quien le pone el nombre: Se
ha de llamar Juan.
En
el caso de Jesús, recordemos lo que dice el ángel Gabriel a María:
Concebirás y darás a luz un hijo, a
quien llamarás Jesús
(Lc 1,31).
Que
las madres pongan nombre a sus hijos,
en una sociedad donde
se
las margina, es algo revolucionario; como es revolucionario
solidarizarnos
con los excluidos para que tengan nombre
y dignidad.
No
olvidemos que Jesús significa: Dios salva (Mt 1,21); y Él mismo
dice:
Vine a buscar y salvar lo que está perdido (Lc 19,10; Jn 12,47).
Sigamos
el ejemplo de Jesús, como nos lo recuerda el Papa Francisco:
Jesús no se limita a enseñar a la muchedumbre, sino que se preocupa
de ella, especialmente cuando la ve hambrienta (Mc 6,34-44)
o desocupada
(Mt 20,3). Su mirada no está dirigida solamente a los
hombres, sino también a los peces del mar,
a las aves del cielo,
a las plantas y a los árboles, pequeños
y grandes: abraza a toda la
creación. Ciertamente, Jesús
ve, pero no se limita a esto, puesto
que
toca
a las personas, habla con ellas,
actúa en su favor y hace el bien
a quien se encuentra en necesidad. No
solo, sino que se deja
conmover y llora (Jn 11,35). Y actúa para poner fin: al sufrimiento,
a
la tristeza, a la miseria y a la muerte (Jornada Mundial de la Paz).
Tengamos FELIZ AÑO NUEVO, con
Justicia y Paz.J. Castillo A.
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