La Sagrada Familia, ciclo C.
1Sam 1,20-28 - 1Jn
3,1-2. 21-24 - Lc 2,41-52
Bendita sea la familia de José, María
y Jesús que nos enseña:
el significado de la familia… su
comunión de amor… su sencilla
y austera belleza… su carácter sagrado e
inviolable
(Pablo VI, 1964).
Bendito
sea el joven Jesús que vuelve a
Nazaret con José y María,
y
crece en edad, gracia y sabiduría, delante de Dios y de los hombres.
Debo
de ocuparme en las cosas de mi Padre
Al cumplir doce años, Jesús va a
Jerusalén con José y María, para
la
fiesta de Pascua. En esa ocasión, según el Evangelio de hoy, Jesús
dice
sus primeras palabras: Debo de estar en las cosas de mi Padre.
En
adelante, Jesús anunciará con palabras y obras, la Buena Noticia
de
Dios, Padre compasivo, que
actúa con entrañas de misericordia:
*A ustedes que me escuchan les digo: Amen a sus
enemigos.
Hagan el bien a quienes les odian.
Bendigan a quienes les maldicen.
Oren por quienes les insultan… Así
ustedes serán hijos de Dios
que es bondadoso con los ingratos y
malvados. Sean misericordiosos
como es misericordioso el Padre de ustedes (Lc 6,27-36).
*Al volver los setenta y dos discípulos…
Jesús lleno de alegría dice:
Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado
estas cosas a los sabios y entendidos, y
las diste a conocer a la gente
sencilla. Sí, Padre, porque así lo has querido (Lc 10,21).
*Uno de los discípulos le dice: Señor, enséñanos a orar… Jesús les
contesta:
Cuando recen digan: Padre, santificado sea tu nombre.
Venga tu reino. Danos hoy nuestro pan de
cada día…
(Lc 11,1ss).
*Jesús que acoge y come con pecadores,
denuncia la hipocresía de los
escribas
y fariseos, narrando la parábola del padre misericordioso:
Cuando el hijo menor está lejos, su padre lo ve, siente compasión
de él, corre a su encuentro, lo abraza y
lo besa…
(Lc 15,11-32).
*Antes de morir crucificado, Jesús
pronuncia sus últimas palabras:
-Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen
(23,34).
-Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu
(23,46).
Jesús
joven es amigo de los jóvenes
Tratándose de los
jóvenes, Jesús jamás se olvida de haber sido joven.
Él
recorre las etapas de la vida de toda
persona humana: niñez,
adolescencia, juventud, edad adulta (Doc. de Santo
Domingo, 111).
Para
todos ellos, Jesús es el Camino, la
Verdad y la Vida (Jn 14,5).
*Jesús se preocupa de los jóvenes que
son víctimas de las diversas
formas
de violencia. Recordemos el caso de aquella
joven, utilizada
por
su madre Herodías para dar muerte a Juan Bautista (Mc 6,17-29).
*En cierta ocasión, Jesús sana a un joven epiléptico y tomándolo de
la
mano, lo levanta; al instante el joven se pone de pie (Mc 9,14-29).
*Al joven rico, esclavo de sus bienes
materiales, Jesús le muestra
un
camino diferente: Anda, vende lo que
tienes y dáselo a los pobres,
y tendrás un tesoro en el cielo, luego
sígueme
(Mt 19,16-22).
*Jesús resucita al hijo único de una
madre viuda, que muere antes
de
tiempo, diciéndole: Joven, a ti te digo:
¡Levántate! (Lc 7,11-17).
*El Profeta de Nazaret da de comer a más
de cinco mil personas,
gracias
a la solidaridad de un joven que da
todo lo que tiene: Cinco
panes de cebada (el pan de los
pobres) y dos pescados (Jn 6, 1-15).
*Jesús muestra el rostro misericordioso
de un padre de familia,
que
ama con igual medida tanto al hijo menor que vuelve al hogar,
como
al hijo mayor que se ha quedado en casa (Lc 15,11-32)
*Cuando todos los discípulos abandonan a Jesús
y huyen,
un
joven cubierto solo
por una sábana le sigue. Al ser detenido,
aquel joven suelta la sábana y huye
desnudo
(Mc 14,50-52).
*Muy de madrugada, María Magdalena, María de
Santiago y Salomé
van al sepulcro; al llegar ven a un joven vestido con un hábito blanco
que les dice: No tengan miedo. Ustedes
buscan a Jesús de Nazaret,
el crucificado. No está aquí, ha
resucitado
(Mc 1-8).
Sigamos
reflexionando en el Mensaje del Concilio
a los jóvenes:
Ustedes van a recibir la antorcha de
manos de sus mayores,
y van a vivir en el mundo en el momento
de las más gigantescas
transformaciones de su historia. Son
ustedes los que, recogiendo lo
mejor del ejemplo y de las enseñanzas de
sus padres y maestros, van
a formar la sociedad de mañana; se
salvarán o perecerán con ella…
Es para ustedes los jóvenes, sobre todo para ustedes, por lo que
la Iglesia acaba de alumbrar en su
Concilio una luz,
luz que alumbrará el porvenir (8 de
diciembre 1965).
J. Castillo A.
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