5º Domingo de Cuaresma, ciclo A
Ez 37,12-14
- Rom 8,8-11 - Jn
11,1-45
El
Evangelio de Juan fue escrito a fines del siglo I,
y
presenta a Jesús, Hijo del Padre, como poseedor de la vida eterna:
*Los muertos oirán la voz del Hijo de Dios y vivirán (Jn 5,25).
*Padre, la
vida eterna consiste en que te conozcan a ti,
el único Dios verdadero y a tu enviado Jesús,
el Cristo (Jn
17,3).
*Estas señales milagrosas se han escrito
para que ustedes crean que Jesús es el Cristo,
el Hijo de Dios,
y
creyendo tengan vida por medio de Él (Jn 20,31).
El
texto de hoy, narra la enfermedad y la muerte de Lázaro,
en
relación a la Vida plena que Jesús nos
ofrece.
Jesús
dialoga con sus discípulos
Jesús se
ha retirado a la otra orilla del río Jordán (Jn 10,40),
porque
las autoridades religiosas de Jerusalén le siguen amenazando.
*Entre
tanto, en Betania (que significa casa del pobre),
un amigo
de Jesús que se llama Lázaro (=Dios ayuda) está enfermo;
y sus
hermanas le mandan avisar: Señor, tu amigo está enfermo.
Jesús aprovecha esta oportunidad para decir a
sus discípulos:
Esta enfermedad no ha de terminar en la muerte,
ha de servir para mostrar la gloria de Dios y la gloria
de su Hijo.
Sabiendo que la
gloria de Dios consiste en que el ser humano viva,
es
lamentable que hay personas inconscientes y sin escrúpulos,
que comercializan con los enfermos y también
con los entierros.
Jesús no
tiene nada que ver con esos negocios…
todo lo contrario,
denuncia
a quienes devoran los bienes de los
pobres (Mc 12,40).
*Cuando
Jesús dice a sus discípulos: Lázaro ha muerto,
de
inmediato añade: Me alegro por ustedes para que crean.
Luego,
decide ir a Betania, arriesgando su
propia vida.
Como sus
discípulos tienen miedo, Tomás anima a sus compañeros
diciéndoles:
Vamos
también nosotros a morir con Él. Ciertamente,
no hay
amor más grande que dar la vida por sus amigos (Jn 15,13).
Jesús y
sus discípulos llegan a Betania
Cuando
Jesús llega a Betania, Lázaro lleva
cuatro días enterrado.
Muchos
judíos han ido a la casa de Marta y de María para consolarlas.
Jesús
también va, pero llevando esperanza: dar
la Vida que Él posee.
*Al saber que Jesús llega, Marta (=señora) sale a recibirlo
y le dice:
Señor,
si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.
Pero lo que pidas a Dios, yo sé que Dios te lo
concederá.
Jesús le
anuncia: Yo soy la resurrección y la vida… ¿Crees tú esto?
Marta
dice: Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios.
*María (=amada de Dios), al saber que Jesús le llama: se levanta…
camina
de prisa… al
ver a Jesús se postra a sus pies… y llora.
*Jesús (=Dios salva), al ver llorar a
María, se conmueve y llora.
Sobre
el llanto, el Papa Francisco dijo en Lampedusa (8 jul. 2013):
¿Quién de nosotros ha llorado por
este hecho y por hechos como éste?
¿Quién ha
llorado por la muerte de estos hermanos y hermanas?
¿Quién ha
llorado por esas personas que iban en la barca?
¿Por las madres jóvenes que llevaban a sus
hijos? ¿Por estos
hombres que deseaban algo para mantener a sus
propias familias?
Somos una sociedad que ha olvidado la
experiencia de llorar (…).
Pidamos al Señor la gracia de llorar por nuestra indiferencia,
de
llorar por la crueldad que hay en
el mundo, en nosotros,
también en aquellos que en el anonimato toman
decisiones
socio-económicas que hacen posibles dramas como
éste.
Jesús va
al sepulcro de Lázaro
Y, desde
ese lugar, a través de gestos y palabras nos sigue diciendo:
*Quiten
la piedra… Quiten esos muros
de injusticia y corrupción,
que
levantan las personas y autoridades que dicen ser “creyentes”.
Quiten el abismo que hay entre los pocos ricos cada
vez más ricos,
a costa
de una multitud de pobres cada vez más pobres (Lc 16,19ss).
*Jesús
ora: Te doy gracias, Padre,
porque siempre me escuchas…
Lo digo ahora para que la gente crea que Tú me enviaste.
*Luego
dice: ¡Lázaro, sal afuera!...Salir,
dejar de amontonar dinero.
Salir del negocio que se hace con la salud, la
educación, el trabajo…
Salir de la
industrialización salvaje y descontrolada (DA, 473).
*Cuando Lázaro sale con las manos y los pies atados, Jesús ordena:
Desátenlo
y déjenlo caminar…Desatar las ataduras de la indiferencia
para dar vida plena a los hermanos de Jesús (Mt 25).
J. Castillo A.
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