Misión de Jesús en Samaría

3º Domingo de Cuaresma, ciclo A

Ex 17,3-7  -  Rom 5,1-2. 5-8  -  Jn 4,5-42

   Después de un largo viaje, Jesús llega a Sicar, cansado y con sed.

*Allí, junto al pozo de Jacob, dialoga con una mujer samaritana.

*Luego, dialoga con sus discípulos sobre la siembra y la cosecha.

*Se queda dos días en Sicar, para evangelizar a sus habitantes.

Señor, veo que tú eres un profeta

   Estando ya en Sicar, Jesús se queda sentado junto al pozo de Jacob.

*Al ver llegar a la samaritana, Jesús le dice: Dame de beber.

Recordemos que su último grito en la cruz será: Tengo sed (Jn 19,28).

*Cuando la samaritana -con cierta ironía- le pregunta: ¿Cómo tú,

siendo judío, me pides de beber, a mí, que soy samaritana?

Jesús, dejando de lado esta pregunta provocativa, le dice:

Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber,

tú me pedirías y yo te daría agua viva… Más adelante, añade:

El agua que yo doy se convierte en él en fuente que da vida eterna.

Al oír estas palabras, la samaritana le dice: Señor, dame de esa agua.

Jesús se refiere al agua-Espíritu del que habló con Nicodemo (Jn 3,5):

Para entrar en el Reino hay que renacer del agua y del Espíritu.

*Tratándose del lugar dónde se debe dar culto a Dios,

Jesús da una respuesta revolucionaria. Para encontrarnos con Dios

no hace falta ir a un templo… basta elevar el corazón al Señor desde:

el hogar… el barrio… el lugar de trabajo… el hospital… la cárcel…

Llega la hora, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre

en espíritu y verdad, porque Dios es Espíritu (cf. 1Cor 3,16s).

*La mujer samaritana hace un camino personal de fe,

reconoce que Jesús no solo es un judío o un profeta, sino el Mesías.

Ya evangelizada, deja su cántaro, y va a evangelizar a sus paisanos.

   Tengamos presente  lo que dice el papa Francisco: Muchas mujeres

comparten responsabilidades pastorales junto con los sacerdotes…

Pero todavía es necesario ampliar los espacios

para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia (EG, 103).

Mi alimento es hacer la voluntad del Padre

   Sus discípulos -que fueron a comprar alimento- al volver le dicen:

Maestro, come. Jesús que ha tenido hambre de pan y sed de agua,

les responde: Mi alimento es hacer la voluntad de mi Padre…

Debemos comprometernos y trabajar no solo por el pan de cada día,

sino por el alimento que permanece y nos da vida eterna (Jn 6,26ss).

   Luego, refiriéndose a esa primera comunidad samaritana,

Jesús les dice: Uno es el que siembra y otro el que cosecha…

Otros se han fatigado y ustedes cosechan el fruto de sus esfuerzos.

La siembra y la cosecha se realizan en tiempos diferentes,

sin embargo, el sembrador participa en la misma alegría del segador.

   Hoy, ¿nuestra labor pastoral sigue el modelo pastoral de Jesús?

¿Nuestros proyectos tienen metas concretas o son improvisados?

¿Hay diálogo entre las experiencias de unos y las esperanzas de otros?

¿Practicamos el Evangelio, dejando el poder clerical, económico…?

Sabemos que Él es el Salvador del mundo

   Jesús permanece algunos días en el pueblo de Sicar. Fue entonces,

cuando sus habitantes dicen a la mujer: Nosotros mismos

le hemos oído y sabemos que Él es de verdad el Salvador del mundo.

Mientras los fariseos rechazan a Jesús, los despreciados se convierten.

Felices los que tienen hambre y sed de justicia, serán saciados (Mt 5,6).

Felices ustedes, porque al dar de comer al hambriento,

y dar de beber al sediento…me lo hicieron a mí (Mt 25,34ss).

   Para una profunda renovación misionera, el papa Francisco dice:

*Se trata de llevar el Evangelio a las personas que cada uno trata…

Es la predicación informal realizada en medio de una conversación

y es también la que realiza un misionero cuando visita un hogar.

Ser discípulo es tener la disposición permanente de llevar a otros

el amor de Jesús y eso se realiza -espontáneamente-

en cualquier lugar: en la plaza, en el trabajo, en el camino…

*En esta predicación… el primer momento es un diálogo personal,

donde la otra persona expresa y comparte sus alegrías, esperanzas…

Solo después de esta conversación es posible presentarle la Palabra.

*No hay que pensar que el anuncio del Evangelio

deba transmitirse siempre con determinadas fórmulas aprendidas,

o con palabras precisas que expresen un contenido invariable.

Se transmite de formas tan diversas… (EG 127-129). 

J. Castillo A.