lunes, 31 de diciembre de 2012

Ruega por nosotros


Santa María, Madre de Dios (ciclo C)
Num 6,22-27 - Gal 4,4-7 - Lc 2,16-21

María conservaba y meditaba todo en su corazón
Los pastores al ver a María, a José y al niño acostado en el pesebre,
les contaron lo que el ángel les había dicho acerca del niño. 
Todos estaban admirados de lo que decían los pastores…
¿Quiénes eran estos pastores? Eran personas despreciadas,
pues el contacto con los animales los hacía impuros, indignos.
Sin embargo, Dios no solo se solidariza con ellos, sino que a través
de ellos anuncia una Buena Noticia, motivo de alegría para el pueblo.
Desde entonces, podemos decir que los pobres nos evangelizan.
María, por su parte, conservaba y meditaba todo en su corazón.
Fruto de esta meditación se verá más tarde en Caná de Galilea, donde
María dirá estas palabras: Hagan todo lo que Jesús les diga (Jn 2,5).
Hoy, tras el rostro de tantas mujeres pobres y creyentes encontramos
mucha sabiduría. Así lo dice, desde Bolivia, el P. Víctor Codina, sj:
Al acabar un curso de formación cristiana para adultos, una mujer
que asistía al curso exclamó: ¡Diosito nos acompaña siempre! 
Esta exclamación constituye una verdadera profesión de fe, 
semejante a la de aquella mujer que mientras Jesús hablaba le dijo: 
¡Feliz la que te dio a luz y te crió!” (Lc 11,27).
*A continuación, Víctor Codina describe el significado de Diosito:
Diosito es un Dios cercano, familiar, bueno, misericordioso, 
que desea que seamos felices, que tengamos vida en abundancia. 
Es el mismo Dios al que Jesús llamaba Abba, es decir ‘papito’, 
incluso en Getsemaní en sus momentos de angustia (Mc 14,36).
Diosito refleja una imagen paterna y también materna de Dios, 
porque como dice Isaías, aunque una madre se olvidase de sus hijos, 
l no se olvida de nosotros (49,15). Él tiene entrañas de misericordia,
(Lc 1,78) nos cuida, nos protege, está siempre cerca de nosotros.
Indudablemente, esta imagen del Diosito está estrechamente ligada 
a la encarnación y al nacimiento de Jesús, cuando la Palabra eterna 
se hace carne y habita entre nosotros (Jn 1,14), se despoja 
de su gloria y se hace semejante a nosotros (Fil 2, 6-7).
*Al comentar la siguiente frase, el misionero boliviano dice:
Pero este Diosito, añadía la sencilla mujer, nos acompaña siempre.
Es el Señor resucitado que se junta como peregrino desconocido 
a los discípulos de Emaús, les explica las escrituras y comparte
con ellos el pan (Lc 24,13-35). Es el Señor que dijo que estaría 
siempre con nosotros hasta el fin de la historia (Mt 28,20).
*Más adelante, Víctor nos cuestiona con las siguientes preguntas:
¿Entiende el pueblo sencillo de hoy la liturgia, las homilías, 
las encíclicas del magisterio de la Iglesia? ¿Le falta al pueblo 
inteligencia para comprender, o más bien a nosotros, nos falta
comprensión profunda del Evangelio para poderlo transmitir 
a los pobres? Evangelizar a los pobres es uno de los grandes
signos mesiánicos (Lc 7,22). Pero ¿cómo evangelizar a los pobres? 
¿No habría que partir de sus necesidades vitales, de sus mismas 
vivencias y de sus expresiones de fe popular?
(Cf. Centro Cristianismo y Justicia, julio, 2009, n. 198).

Circuncidaron al niño y le pusieron por nombre Jesús
Al octavo día, circuncidaron al niño y le pusieron por nombre Jesús,
como lo había llamado el ángel antes de que fuera concebido.
*Cuando se narra la circuncisión de Juan el Bautista (Lc 1,59-63),
es su madre Isabel quien le pone el nombre: Se ha de llamar Juan;
pues Zacarías su padre estaba mudo por no haber creído (Lc 1,20).
En el caso de Jesús, recordemos lo que dijo el ángel Gabriel a María:
Concebirás y darás a luz un hijo, a quien llamarás Jesús (Lc 1,26-38).
Que las madres pongan nombre a sus hijos, en una sociedad donde
se las marginaba, era algo revolucionario; como es revolucionario
solidarizarnos con los excluidos para que tengan nombre y dignidad.
*Recordemos que el nombre Jesús significa: Dios libera (Mt 1,21).
Por eso, al empezar un Año Nuevo, hagamos realidad una sociedad
donde reine la paz y la justicia. Así lo dice el Papa Benedicto XVI:
El deseo de paz es una aspiración esencial de cada persona, 
y coincide con el deseo de una vida humana plena, feliz y lograda… 
Se trata de paz con Dios viviendo según su voluntad. Paz interior con
uno mismo, y paz exterior con el prójimo y con toda la creación…
Felices los que trabajan por la paz, se llamarán hijos de Dios.
J. Castillo A.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Jesús también fue joven


La Sagrada Familia (ciclo C)
1Sam 1,20-28 - 1Juan 3,1-2.  21-24 - Lc 2,41-52

Te he buscado y te he encontrado
Los textos de la infancia y de la juventud de Jesús (Mt 1-2 y Lc 1-2),
debemos meditarlos a la luz de su pasión, muerte y resurrección;
porque, nadie sabe cómo llegan los grandes momentos de la vida,
cómo el niño se transforma en hombre y la niña en mujer
*José, María y Jesús van a Jerusalén para la fiesta de Pascua:
La Sagrada Familia, conformada por José, María y Jesús, nos enseña:
-el significado de la familia, -su comunión de amor, -su sencilla
y austera belleza, -su carácter sagrado e inviolable (Pablo VI, 1964).
En Jerusalén está el templo, el poder político, económico y religioso;
y es también el lugar donde Jesús morirá y resucitará (Lc 18,31-34).
A esta primera Pascua, seguirá aquella otra en la cual Jesús,
sentado a la mesa, dirá a sus apóstoles: Cuánto he deseado
comer con ustedes esta Pascua antes de mi pasión (Lc 22,1-20).
*Buscar a Jesús… y, luego de tres días, encontrarlo en el templo:
José y María buscan a Jesús entre sus parientes y conocidos, pero
no lo encuentran… Para encontrarlo tendrán que volver a Jerusalén.
Lo mismo sucederá con las mujeres. Aquel primer día de la semana,
ellas buscan a Jesús entre los muertos, pero allí no lo van a encontrar.
José y María hallan a Jesús al tercer día, que tiene mucha relación
con el tercer día en que la Vida vence a la muerte (Lc 24,1-12):
Nadie sabe cómo hiere el dolor y cómo surge la alegría.
Nadie sabe cómo entra la tristeza y cómo triunfa la esperanza.
*Estaban maravillados de la inteligencia y respuestas de Jesús:
En esta ocasión Jesús, sentado en medio de los doctores de la ley,
les escucha y, luego, les hace preguntas. Pero, llegará el día
en que los doctores de la ley y los fariseos serán sus enemigos,
y le espiarán para tener algo de qué acusarle (Lc 6,6-11).
En cambio, la gente sencilla le escuchará con asombro porque Jesús
era respetado por todos… y enseñaba con autoridad (Lc 4,15. 32).

Debo de ocuparme en las cosas de mi Padre
*Cuando María le dice: Hijo, ¿por qué te has comportado así?
mira que tu padre y yo te hemos buscado angustiados;
el joven Jesús los deja desconcertados con la siguiente respuesta:
¿No sabían que yo debo de ocuparme en las cosas de mi Padre?
Mientras María dice: tu padre y yo, Jesús responde: mi Padre.
Padre es la primera palabra de Jesús y será también su última palabra:
Nadie sabe cómo madura la fruta en el árbol y el pensar en la mente,
cómo se libera la fragancia de la tierra con la caricia de la lluvia.
*Jesús quiere que vivamos en un mundo más humano y fraterno,
donde todos sepamos ver con los ojos del corazón y del amor:
-Sean compasivos como es compasivo el Padre de ustedes (Lc 6,36).
-Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado
estas cosas a los sabios y entendidos, y las diste a conocer a la gente
sencilla. Sí, Padre, porque así lo has querido (Lc 10,21-22).
-Cuando recen digan: Padre, santificado sea tu nombre,…
danos hoy nuestro pan de cada día,… (Lc 11,1-4).
-No teman, el Padre de ustedes ha querido darles el Reino (Lc 12,32).
-Cuando el hijo estaba lejos, su padre lo vio, sintió compasión de él,
corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó (Lc 15,11-31).
-Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen (23,34).
-Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu (23,46).
*Desde Jesús, eternamente joven, otro mundo es posible…
No tengas miedo, levántate y camina. Abre los ojos y mira. 
Abre el oído y escucha. Abre la boca y habla. 
Levántate. Ponte en marcha. ¿Estás soñando con un mundo mejor? 
Entonces, cree en ese mundo con todas tus fuerzas 
porque Dios mismo está en ese sueño. Él mismo te lo inspira. 
Él mismo te acompaña en tus luchas para alcanzarlo junto a ti. 
Con Él ¡nada es imposible! Tienes rabia, grítala, 
pero no cultives el odio en tu corazón, 
no te vuelvas como aquellos de quienes muchos de tus males te vienen.
Actúa por amor a ti mismo, a los tuyos y a tu país. 
Y también por amor a los otros que están cerca o lejos, 
por amor a toda la humanidad, por amor al planeta, 
por amor a Dios, que es inseparable del mundo en que vives.
(Eloy Roy, misionero canadiense: Decir Jesús hoy, 2010).
J. Castillo A.

domingo, 23 de diciembre de 2012

Paz en la tierra


Nacimiento de Jesús (ciclo C)
Is 9,1-6  -  Tito 2,11-14  -  Lc 2,1-14

Y dio a luz a su hijo primogénito
Después de haber recorrido, aproximadamente, unos 140 kilómetros,
José y María se encuentran en Belén que significa ‘casa de pan’.
Fue en estas circunstancias, nos dice el evangelista San Lucas, que:
*A María le llegó la hora del parto: Ya podemos imaginarnos
lo riesgoso que fue para María y para el niño que llevaba en su seno,
hacer un largo viaje, estando ella en avanzado estado de embarazo.
*Dio a luz a su hijo primogénito: Dios está presente entre nosotros
en la fragilidad de un niño débil y en la ternura de un recién nacido.
Y sigue estando presente en sus hermanos más pobres: hambrientos,
sedientos, emigrantes, desnudos, enfermos, encarcelados (Mt 25).
*Lo envolvió en pañales: Desde siempre, los primeros cuidados que
se tenían con un recién nacido eran: -cortar el cordón, -lavar con agua
-frotar con sal y, finalmente, -envolverlo en pañales (Ez 16,4).
Así mismo, envolver en pañales es el símbolo de todos los cuidados:
Al nacer, yo también respiré el aire común; y al caer en la tierra 
que todos pisan, mi primera voz, como la de todos, fue el llanto.
Me crié entre pañales y con cuidados (Sab 7,3-4).
Los pañales serán el signo para que los pastores reconozcan al Señor.
Y pensar que años después, José de Arimatea -hombre bueno y justo-
pedirá a Pilato el cuerpo de Jesús, lo envolverá en una sábana
y lo depositará en un sepulcro cavado en la roca (Lc 23,50-53).
*Lo acostó en un pesebre, porque no había alojamiento en la posada:
En los primeros instantes de su vida terrenal, en la ciudad de Belén,
Jesús no encontró acogida en la sociedad de aquella época:
vino a los suyos, y los suyos no le recibieron (Jn 1,11);
excepto los brazos amorosos de María y de José.
Esta será la condición de vida de Jesús: Las zorras tienen guaridas 
y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene 
donde reclinar la cabeza (Lc 9,57-58).

Hoy ha nacido para ustedes el Salvador
Es Dios quien toma la iniciativa de anunciar esta Buena Noticia
a unos pastores pobres, considerados como ladrones y gente impura.
Todos ellos serán testigos privilegiados del nacimiento del Salvador.
Pues bien, cuando la gloria de Dios los envuelve con su luz,
aquellos pastores sienten un gran temor. Quizás, tienen miedo
no a las tinieblas, sino a la luz. También nosotros, muchas veces,
preferimos no la luz de la verdad, sino las tinieblas de la corrupción:
La luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, 
porque sus obras eran malas. Todo aquel que obra mal odia la luz 
y no se acerca a la luz, por temor de que sus obras sean descubiertas.
En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, 
para que se vea que sus obras son hechas según Dios (Jn 3,19-21).
El ángel del Señor continúa diciendo: No tengan miedo. Les anuncio 
una Buena Noticia, una gran alegría para todo el pueblo.
Esta Buena Noticia es la misma persona de Jesús y, por eso mismo,
es motivo de alegría inconfundible para todo el pueblo,
preferentemente, para todos los que sufren y viven tristes.
Si la persona de Jesús ya no es Buena Noticia,
si sus enseñanzas y sus obras no nos dicen nada,
si no conocemos la alegría que solo nos puede llegar de Dios,
si reducimos Navidad solo a disfrutar nuestro propio bienestar…etc.
entonces, estaremos celebrando cualquier cosa, menos Navidad.
A continuación, el mensajero de Dios dice a los pastores:
Hoy les ha nacido -en Belén- el Salvador, que es Cristo, el Señor.
Desde entonces, la venida de Dios es una gracia para todos aquellos
que viven explotados, mientras se convierte en una amenaza
para los culpables de tantos desprecios, injusticias y marginaciones.
Probablemente, aquellos pastores no eran mejores que los poderosos
que los oprimían, pues también ellos abusaban de los más débiles.
Si Dios está de su parte, no es porque se lo merezcan, sino porque
lo necesitan. Dios, Padre misericordioso de todos, no puede reinar
sino haciendo justicia a los que nadie se la hace. Este es el motivo
del anuncio de una Buena Noticia que es también una gran alegría.
Por eso, sigamos anunciando: Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra 
paz a los hombres que Dios ama. ¡FELIZ NAVIDAD!  
J. Castillo A.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Encuentro de dos madres


IV Domingo de Adviento (ciclo B)
Miq 5,2-5  -  Heb 10,5-10  -  Lc 1,39-45

María se levanta y va de prisa a Judea
Mientras los reyes someten a los débiles e imponen su autoridad,
¿qué se puede esperar de Palestina, un país sometido a Roma?
Sin embargo, esta vez, Dios misericordioso hace cosas grandes
tanto en Nazaret como en un pueblo ubicado en la montaña de Judea.
María es mujer, joven, pobre, esposa de José; viven en Nazaret.
Ella, después de haber escuchado el mensaje del ángel Gabriel, dice:
Yo soy la servidora del Señor, que se haga en mí lo que has dicho.
Y, habiendo escuchado que su prima Isabel ha concebido un hijo,
María se levanta y va de prisa a Judea para visitar y ayudar a Isabel.
Fue entonces cuando Isabel, llena del Espíritu Santo, exclama:
Bendita eres entre las mujeresBendito es el fruto de tu vientre
Dichosa tú que has creído, porque se cumplirá lo que te dijo el Señor.
Años más tarde, otra mujer pobre y creyente que escuchaba a Jesús,
exclamará: ¡Dichosa la mujer te dio a luz y te alimentó! (Lc 11,27).
María, por su parte, alaba a Dios que defiende a los pobres, diciendo:
Su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Caminemos con María tras los pasos de Jesús
Meditando atentamente los cuatro evangelios, vemos que María
-además de ir a la montaña de Judea- realiza otras salidas más…
Sigamos, pues, caminando con María tras los pasos de Jesús:
*María se pone en camino para ir a Belén.
En Belén María da a luz a su hijo primogénito, lo envuelve en pañales
y lo acuesta en un pesebre, porque no había alojamiento para ellos 
en la posada. Luego, el Ángel del Señor se presenta a los pastores
y les dice: Hoy ha nacido para ustedes el Salvador (Lc 2,1-20).
*María se pone en camino para ir al templo de Jerusalén.
Cuarenta días después, José y María llevan al niño Jesús a Jerusalén
para consagrarlo al Señor. En aquella ocasión, el anciano Simeón  
le dice a María: Mira, este niño está destinado a hacer que muchos
en Israel caigan o se levanten. Será signo de  contradicción… 
En cuanto a ti, una espada te atravesará el corazón (Lc 2,22-38).
*María se pone en camino para ir a Egipto.
El Ángel del Señor se aparece en sueños a José y le dice: Levántate, 
toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo 
te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo. José 
se levanta, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto (Mt 2,13-23).
*María se pone en camino para ir a Jerusalén.
Jesús al cumplir doce años de edad, va con sus padres a Jerusalén
para la fiesta de la Pascua. Al terminar la fiesta, Jesús se queda allí,
sin que sus padres se dieran cuenta. Al cabo de tres días lo hallan
en el templo, y ante la pregunta angustiada de su madre, Jesús le dice:
Debo de ocuparme en las cosas de mi Padre (Lc 2,41-52).
*María se pone en camino para ir a Caná de Galilea.
María, Jesús y sus discípulos han sido invitados a unas bodas en Caná
de Galilea. Como el vino se acabó, María se dirige a los servidores
para decirles: Hagan todo lo que Él les diga (Jn, 2,1-12).
*María se pone en camino para ir a la región de Galilea.
La gente le dice a Jesús: Mira, tu madre y tus hermanos están fuera
y te buscan. Jesús responde: El que hace la voluntad de Dios, ese es
mi hermano, mi hermana y mi madre (Mc 3,20-21. 31-35).
*María se pone en camino para ir al Calvario.
Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo amado,
dice a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo.
Después dice al discípulo: Ahí tienes a tu madre (Jn 19,25-27).
*María se pone en camino para ir al Cenáculo.
María está presente en la naciente Iglesia fundada por Jesús y guiada
por el Espíritu Santo (Hch 1,14). Desde entonces, todos los creyentes
se reúnen para escuchar las enseñanzas de los apóstoles, vivir unidos, 
participar en la fracción del pan y en las oraciones (Hch 2,42-47).
Entre ellos no había ningún necesitado, porque los que poseían 
campos o casas los vendían, y entregaban el dinero a los apóstoles, 
quienes repartían a cada uno según su necesidad (Hch 4,32-35).
J. Castillo A.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

¿Qué debemos hacer?


III Domingo de Adviento (ciclo C)
Sof 3,14-18  -  Flp 4,4-7  -  Lc 3,10-18

Compartir tu pan con el hambriento
Ciertas fiestas patronales distan mucho de ser ‘nueva evangelización
de la que se viene hablando en América Latina desde 1968 (Medellín).
Muchos devotos en vez de solidarizarse con las personas necesitadas,
se asemejan al rico que se vestía con ropa fina, que comía regiamente
y no hacía nada por el pobre Lázaro enfermo y con hambre (Lc 16).
En este tiempo de Adviento escuchemos la voz del profeta Isaías:
Esto dice el Señor: Sus solemnidades y fiestas las detesto.
Cuando extienden las manos, cierro los ojos. Aunque multipliquen
sus oraciones, no las escucho. Sus manos están manchadas de sangre.
Lávense, purifíquense. Aparten de mi vista sus malas acciones. 
Dejen de hacer el mal y aprendan a hacer el bien: -busquen lo que
es  justo, -ayuden al oprimido, -hagan justicia al huérfano, 
-defiendan los derechos de la viuda (Is 1,10-18).
En el Evangelio de hoy, la multitud que escucha al profeta Juan
reacciona positivamente y le pregunta: ¿Qué debemos hacer?
Juan el Bautista, siguiendo lo dicho por el profeta Isaías (58,7),
responde: El que tenga dos abrigos, dé una al que no tiene,
y el que tenga para comer haga lo mismo.
El hambre no se soluciona con promesas ni con discursos teóricos.
Hacen falta acciones muy concretas de caridad y solidaridad
y, además, ir a la raíz de las estructuras sociales injustas.
Esto mismo será la exigencia fundamental de Jesús de Nazaret:
-Cuando sus apóstoles se acercan para decirle: Maestro, despide
a la gente para que vayan a buscar comida y alojamiento;
Jesús les responde: Denles ustedes mismos de comer (Lc 9,12-17).
-Cuando Jesús separará la paja del trigo, dirá a los buenos: Vengan, 
benditos de mi Padre, reciban el Reino preparado para ustedes… 
Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer (Mt 25,31-46).

No cobren más de lo debido
También algunos cobradores de impuestos que van a bautizarse,
preguntan al profeta Juan: ¿Qué debemos hacer?
Estos cobradores son despreciados como ‘publicanos y pecadores’,
colaboran con Roma y cobran sumas superiores a las establecidas.
Son ricos, pero también ladrones y delincuentes de ‘cuello blanco’.
A todos ellos, Juan les dice: No exijan más de lo que está ordenado.
Jesús que vino a bautizar con el Espíritu Santo y con fuego,
utiliza un lenguaje muy duro contra los ricos:
¡Ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo!
¡Ay de ustedes los que ahora están saciados, porque tendrán hambre!
¡Ay de ustedes los que ahora ríen, porque llorarán de tristeza! 
¡Ay de ustedes cuando todo el mundo los alaben! (Lc 6,24-25).
Cuando Jesús le dice al joven rico: Anda, vende todo lo que tienes
y dáselo a los pobres, éste se puso triste, era muy rico (Lc 18,18ss).
En cambio, Zaqueo jefe de los recaudadores de impuestos y muy rico,
acoge a Jesús en su casa, cambia radicalmente su vida, y le dice:
Señor, voy a dar a los pobres la mitad de todo lo que tengo; y a quien 
le he robado algo, le devolveré cuatro veces más (Lc 19,1-10).

No maltraten ni hagan denuncias falsas
Unos soldados le preguntan: Y nosotros, ¿qué debemos hacer?
Juan les contesta: No maltraten a nadie, no hagan denuncias falsas 
y conténtense con su sueldo. Las palabras de Juan tienen actualidad,
pues: No se debe torturar para obtener información. Tampoco abusar
del poder que se tiene para pisotear los derechos de los débiles,
o ‘coimear’ para buscar ganancias extras. No se debe hacer denuncias
falsas, ni condenar a las personas inocentes que no pueden defenderse.
El mismo Jesús que fue perseguido, se lamenta al decir:
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que 
Dios te envía; cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina
reúne a los pollitos bajo sus alas, pero tú no quisiste! (Lc 13,34-35).
Después que Jesús fue arrestado, las autoridades religiosas buscan
algún testimonio contra Jesús para condenarlo a muerte. Muchos
daban testimonios falsos, pero se contradecían (Mc 14,55ss). Al final,
Barrabás es liberado y Jesús condenado a morir crucificado (Mc 15).
Sin embargo, Dios tiene la última palabra: Resucita a su Hijo.
J. Castillo A.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Preparen el camino del Señor


II Domingo de Adviento (ciclo C)
Bar 5,1-9  -  Flp 1,4-11  -  Lc 3,1-6

Dios habla a Juan, hijo de Zacarías
Los personajes que cita Lucas son los más importantes de su tiempo,
pero también son los responsables del sufrimiento de los pobres.
*Tiberio es la máxima autoridad del imperio romano, fue emperador
del año 14 al 37; gobierna las naciones imponiendo la pax romana.
*El representante de Tiberio en Palestina es el gobernador Pilato.
Recordemos que desde el año 63 antes de Cristo, Roma invadió
el pequeño país de la Palestina estableciendo una dura esclavitud.
Pilato es un personaje cruel e impopular (Lc 13,1-3).
*Antipas y Felipe, hijos de Herodes el grande, gobiernan Galilea
e Iturea, respectivamente. Antipas que se había casado con Herodías
la mujer de su hermano Felipe, ordena encarcelar y matar a Juan.
A los corruptos les incomoda las denuncias proféticas (Mc 6,17-29).
*Anás  es suegro de Caifás, éste fue sumo sacerdote del año 18 al 36;
viven en el barrio residencial ubicado en la parte alta de Jerusalén.
Más tarde, pedirán a Pilato crucificar a Jesús y para ello renegarán
de Dios diciendo: No tenemos más rey que al César (Jn 19,15).
Pilato, Antipas, Anás y Caifás tienen el poder político y religioso…
y más adelante condenarán a Jesús a morir crucificado (23,1-25).
En este ambiente de dudoso ‘orden’ nadie se preocupa de los pobres.
¿Quién se acuerda de las familias que en Galilea pierden sus tierras?
¿A dónde van a acudir, si desde el templo nadie los defiende?
¿Hay justicia para los excluidos que no tienen lugar en el imperio?
La Palabra de Dios no se oye en Cesarea donde reside Poncio Pilato,
ni el palacio de Herodes Antipas en la ciudad de Tiberíades,
tampoco se deja oír en el recinto sagrado del templo de Jerusalén.
Siendo el Camino de Dios muy diferente al camino de los poderosos,
Dios habla pero no en Roma… ni en Jerusalén… sino en el desierto.
Al cabo de unos 500 años en que el pueblo de Dios no tenía profetas,
aparece nuevamente uno, se llama Juan, es hijo de Zacarías e Isabel.

Una voz grita en el desierto
En el desierto, el profeta Juan predica un bautismo de conversión
Solo en el desierto se puede oír la voz de Dios para convertirnos,
pues se trata de cambiar nuestra manera de vivir y nuestra mentalidad.
Así lo hizo el pueblo de Dios a su salida de la esclavitud de Egipto,
peregrinó durante cuarenta años camino a la tierra prometida.
En el desierto las personas se ven obligadas a vivir con lo esencial,
no hay sitio para lo superfluo ni para acumular cosas y más cosas.
Hoy, en vez de construir muros que separan a ricos y pobres,
¿somos capaces, por ejemplo, de renunciar a tantas cosas superfluas,
para vivir como hijos de Dios y hermanos entre nosotros?
Por eso, a continuación, el profeta Juan hace la siguiente denuncia:
¡Raza de víboras! ¿Quién les ha enseñado a escapar de la condena 
que llega? Produzcan frutos de una sincera conversión, y no digan:
¡Somos descendientes de Abraham! Yo les digo que de estas piedras
Dios puede hacer surgir hijos de Abraham (Lc 3,7-9;  19,40).
Juan el Bautista anuncia también la llegada de Jesús, el Mesías.
Para ello, Lucas nos ofrece un excelente texto del profeta Isaías:
Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor… (40,3-5).
Desde el ‘desierto’ de nuestros pueblos y ciudades sube hasta el cielo
un clamor cada vez más impresionante. Es el grito de los que sufren
y piden: justicia, libertad, respeto a los derechos fundamentales.
Lamentablemente, como lo dice también el profeta Isaías:
Los guardianes de mi pueblo están ciegos y no se dan cuenta de nada.
Todos ellos son perros mudos que no pueden ladrar. Se pasan la vida
tirados en la cama, les encanta dormir. Son perros hambrientos
que nunca se llenan. Son pastores que no entienden nada, cada uno
sigue su propio camino, solo buscan sus propios intereses (Is 56,9-11).
En cambio si pudiéramos escuchar esos gritos, seremos capaces de oír
-en lo más hondo de nuestro ser- una llamada para nuestra conversión:
rellenar los valles… nivelar los cerros… enderezar lo torcido…
Señor, que todos los miembros de la Iglesia sepamos discernir
los signos de los tiempos y crezcamos en la fidelidad al Evangelio.
Que nos preocupemos de compartir -en la caridad- las angustias 
y las tristezas, las alegrías y las esperanzas de los hombres y mujeres,
y así les mostremos el camino de la salvación (Plegaria Eucarística V/c).
J. Castillo A.