miércoles, 28 de diciembre de 2016

María, la madre de Jesús

Domingo, 1º de enero del 2017
Num 6,22-27  -  Gal 4,4-7  -  Lc 2,16-21

   Al octavo día, circuncidan al Niño y le ponen por nombre Jesús.
Aquella celebración coincide, hoy, con el inicio de un Año Nuevo
y, desde el 1º de enero de 1968, con la Jornada Mundial de la Paz.
   Sigamos el ejemplo de José y María quienes: acogen a los pobres…
observan y meditan en su corazón… hacen la voluntad de Dios…

Los pastores van de prisa a Belén
  José y María son jóvenes y humildes esposos, sin poder ni prestigio.
Sin embargo, desde su pobreza acogen a unos pastores despreciados,
que tienen el privilegio de ver al Niño, al Salvador, al Señor.
Luego, vuelven alabando a Dios por todo lo que han visto y oído.
Ciertamente, como dice Jesús: Felices los ojos que ven (Lc 10,23).
   Pasa el tiempo y aquel Niño crece en edad, gracia y sabiduría,
sin olvidar su nacimiento pobre en Belén, ni la visita de los pastores.
Por eso, años después, a un gran número de discípulos, les anuncia:
Felices ustedes los pobres, el Reino de Dios les pertenece (Lc 6,20).
   Teniendo presente que los pobres son los privilegiados de Jesús,
jamás debemos marginarlos, ellos son producto de un sistema injusto:
Supongamos -escribe Santiago- que cuando ustedes están reunidos,
entra uno con anillos de oro y vestido elegante,
y entra también un pobre con ropas sucias.
Y ustedes fijando la mirada en el que tiene vestidos lujosos le dicen:
siéntate aquí en este lugar reservado.
Y al pobre: tú quédate de pie, o siéntate allí en el suelo.
Al actuar así, ¿no están juzgando con pésimos criterios?
¿Acaso no escogió Dios a los pobres para hacerlos ricos en la fe,
y herederos del Reino que prometió a quienes le aman?
¿No son los ricos los que oprimen y hablan mal de Jesús? (2,1-7).
   Cuando los discípulos discuten sobre quién es el más importante,
Jesús toma a un niño, lo pone en medio de ellos, y les dice:
Quien recibe a este niño en mi nombre, a mí me recibe (Lc 9,46ss).

María observa y medita en su corazón
   Muchos de nosotros, arrastrados por tanta propaganda comercial,
hemos perdido la capacidad de ver el sufrimiento de los pobres.
   Muy diferente lo que dice Dios, Padre misericordioso, a Moisés:
He visto la opresión de mi pueblo y he bajado a liberarlo (Ex 3,7s).
   Lo mismo hace María, la madre de Jesús, al acoger a los pastores.
Recordemos que en esa época, los pastores eran personas marginadas,
pues al vivir junto con los animales, eran despreciados como impuros;
además, nadie les hubiera invitado a visitar a un recién nacido.
Pero allí están, contando lo que el ángel les ha dicho sobre el Niño.
Es por eso que María observa estas cosas y las medita en su corazón.
   Y nosotros, ¿sabemos ver los signos de los tiempos? (Mt 16,1ss).
Para cumplir con su misión evangelizadora -dice el Conc. Vaticano II-
la Iglesia debe observar a fondo los signos de la época
e interpretarlos a la luz del Evangelio. Solo así podrá responder
a las interrogantes sobre el sentido de la vida presente y futura (GS 4).

Circuncidan al Niño y le ponen por nombre Jesús
   Los jóvenes esposos José y María hacen la voluntad de Dios.
Ocho días después de su nacimiento, circuncidan al Niño:
consiste en una señal para pertenecer al pueblo de Dios (Gen 17,12).
Además, ese mismo día, le ponen por nombre Jesús, Dios salva.
Felices los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen (Lc 11,28).
   Lo que dijo Juan Pablo I (obispo de Roma solo durante 33 días),
viene a ser un buen comentario de lo que hoy estamos celebrando:
Todos los hombres tienen hambre y sed de paz.
La tienen sobre todo los pobres que son los que más pierden y sufren
en los conflictos y las guerras…
Los que estamos aquí tenemos los mismos sentimientos,
somos objeto de un amor sin fin de parte de Dios.
Sabemos que Él siempre tiene los ojos fijos en nosotros,
también cuando nos parece que es de noche.
Dios es Padre, más aún, es Madre.
No quiere nuestro mal, solo quiere hacernos bien, a todos.
Y los hijos enfermos tienen mayor motivo para que la madre los ame,
también nosotros, si estamos enfermos de maldad o fuera de camino,
tenemos un título más para ser amados por el Señor (10/09/1978).
¡FELIZ AÑO NUEVO!, les deseo a todos ustedes.
J. Castillo A.

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Jesús nace pobre

Nacimiento de Jesús, ciclo A
Is 9,1-6  -  Tito 2,11-14  -  Lc 2,1-14

   En vez de ser arrastrados por el consumo y los adornos superfluos,
hagamos algo para que Navidad sea Buena Noticia para los pobres.
Al respecto, los textos de hoy proclaman: Luz, gozo, paz, justicia…
Salvación, bondad, piedad, esperanza…Vida que nace, alegría, paz

En un establo, María envuelve a Jesús en pañales
   El nacimiento y la infancia de Jesús debemos meditarlos,
teniendo presente su vida adulta, pasión, muerte y resurrección.
*En Belén, José y María tocan muchas puertas pidiendo alojamiento,
y como no hay lugar para ellos, María da a luz a Jesús en un establo.
Más tarde, en la sinagoga de Nazaret, Jesús anuncia su programa:
He sido ungido y enviado para: anunciar Buena Noticia a los pobres,
liberar a los cautivos y oprimidos, dar vista a los ciegos (Lc 4,16ss).
Sin embargo, como todo profeta, es rechazado en su propio pueblo.
y por fidelidad a este programa, será crucificado fuera de la ciudad.
¿Qué hacemos con las personas desechadas por los “sabios y justos”?
*Después de dar a luz, María envuelve a Jesús en pañales.
Lo mismo hace José de Arimatea: Pide a Pilato el cuerpo de Jesús,
lo envuelve en una sábana y lo coloca en un sepulcro (Lc 23,50ss).
¿Somos solidarios con los hermanos de Jesús que andan mal vestidos?
*Luego, el ángel del Señor se aparece a los pastores para decirles:
Hoy, en la ciudad de David, ha nacido para ustedes el Salvador.
También a Jesús, mientras está orando en el huerto de los Olivos,
se le aparece un ángel que le anima y le da fuerzas (Lc 22,39ss).
¿Actuamos con entrañas de misericordia con las personas que sufren?
*En la región, una multitud de ángeles glorifican a Dios diciendo:
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres.
Algo semejante sucede cuando Jesús entra en la ciudad de Jerusalén,
sus discípulos dicen: Paz en el cielo y gloria al Altísimo (Lc 19,35ss).
Y Jesús, ya resucitado, les dirá: La paz esté con ustedes (Lc 24,36).
¿Trabajamos por una paz verdadera, basada en la verdad y justicia?

En aquella región había unos pastores
   Dios toma la iniciativa de anunciar el nacimiento de su Hijo
a unos pastores despreciados por los buenos y oprimidos por los ricos.
   Sin embargo, cuando la gloria de Dios los envuelve con su luz,
aquellos pastores sienten un gran temor.
Quizás tienen miedo, no a las tinieblas sino a la luz, como nosotros
que preferimos no la luz de la verdad, sino las tinieblas de la maldad:
La luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz,
porque sus obras eran malas. Quien obra mal odia la luz
y no se acerca a la luz, por temor de que sus obras sean descubiertas.
En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz,
para que se vea que todo lo hacen según la voluntad Dios (Jn 3,19ss).
   A continuación, el mensajero del Señor les dice: No tengan miedo,
Les traigo una Buena Noticia, una gran alegría para todo el pueblo.
Esta Buena Noticia es la persona de Jesús, Hijo de Dios y de María.
Su nacimiento es motivo de alegría para todos, preferentemente,
para las personas que son marginadas por la sociedad y la religión.
Hoy, si la persona de Jesús ya no es Buena Noticia para nosotros…
si sus enseñanzas, obras y gestos audaces no nos dicen nada…
si seguimos con ritos litúrgicos rutinarios y costumbres superfluas…
si somos indiferentes con las personas que tienen hambre…
estamos celebrando cualquier cosa, menos el Nacimiento de Jesús.
   Luego, el ángel les anuncia que la salvación ha llegado a ellos:
Hoy, en Belén, ha nacido para ustedes el Salvador: Cristo el Señor.
Que esta salvación llegue hoy, preferentemente, a los niños y niñas:
-que nacen con el peso intolerable de  la miseria…
-que son “huérfanos” de padres vivos que los han abandonado…
-que viven explotados, al ser víctimas del trabajo infantil…
-que están sometidos a la prostitución, pornografía, turismo sexual…
-que caminan por nuestras calles pidiendo limosna…
-que buscan en la basura algo que tenga valor para sobrevivir…
-que no tienen vestido para protegerse del frío y de las lluvias…
-que van a dormir, generalmente, con el estómago vacío…
   Por eso, los cristianos, frente a cualquier sufrimiento humano,
debemos solucionarlo en el acto… y también destruir sus causas…
Recordemos que la gloria de Dios no está en los adornos superfluos,
sino en que todos los seres humanos tengan vida plena (S. Ireneo).
¡FELIZ NAVIDAD!, les deseo a todos ustedes.
J. Castillo A.

miércoles, 14 de diciembre de 2016

Jesús está con nosotros

4º Domingo de Adviento, ciclo A
Is 7,10-14  -  Rom 1,1-7  -  Mt 1,18-24

   El hogar conformado por José y María, como toda familia humana,
 camina entre: gozos y esperanzas… tristezas y angustias… (LG, n.1).
   Siendo personas sencillas, los dos están al servicio del plan divino,
para que el Hijo de Dios venga a salvarnos y a estar con nosotros.

Jesús viene a salvarnos
   José no quiere denunciar a María que está embarazada…
Al decidir abandonarla en secreto, el ángel del Señor le dice:
No temas recibir a María como tu esposa… Ella dará a luz un hijo,
a quien llamarás Jesús, pues Él salvará a su pueblo de sus pecados;
es decir, lo liberará de las injusticias y opresiones entregando su vida.
   José oye la voz de Dios y se pone al servicio de Jesús y de María.
Como esposo acoge a María para que cumpla su tarea de madre,
y como padre adoptivo pone al Niño el nombre de Jesús: Dios salva.
   Recuperemos el mensaje de Navidad, tan desfigurado hoy en día,
anunciando -con palabras y obras- a Jesús que viene a salvarnos.
*Las personas despreciadas (como eran los pastores en aquella época)
necesitan ser acogidas y oír este mensaje de esperanza: 
No teman, hoy ha nacido para ustedes el Salvador (Lc 2,8-12).
*El anciano Simeón al tomar en sus brazos al niño Jesús, exclama:
Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz,
porque mis ojos han visto la salvación (Lc 2,25-32).
*Después que el rico Zaqueo da la mitad de sus bienes a los pobres,
Jesús dice: Hoy ha llegado la salvación a esta casa (Lc 19,1-10).
*A Nicodemo, Jesús le anuncia: Dios envió a su Hijo Único
no para condenar al mundo sino para salvarlo (Jn 3,16-18).
*Al oír las enseñanzas de Jesús, muchos samaritanos creen en Él:
Sabemos que Éste es realmente el salvador del mundo (Jn 4,39-42).
*Jesús, el Buen Pastor, que viene para que tengamos vida plena,
denuncia a los malos pastores que roban y matan… y nos dice:
Yo soy la puerta, quien entra por mí se salvará (Jn 10,6-10).

Jesús nos dice: Yo estoy con ustedes
   A continuación Mateo dice que esto sucedió para que se cumpla
lo que el Señor ha dicho por medio del profeta Isaías (1ª lectura):
La virgen está embarazada y dará a luz a un hijo,
que se llamará Emmanuel, que significa: Dios con nosotros.
   En el AT, el Dios de nuestros padres es un Dios cercano a sus hijos.
*Cuando Dios decide liberar a su pueblo de la esclavitud de Egipto,
se aparece a Moisés y le dice: Anda, yo te envío al faraón
para que saques a mi pueblo de Egipto… Yo estoy contigo (Ex 3,12).
*Tiempo después, a Josué -sucesor de Moisés- el Señor le dice:
¡Yo te lo mando! ¡Ánimo, sé valiente! No te asustes ni te acobardes,
yo el Señor, tu Dios, estaré contigo en todas tus empresas (Jos 1,1-9).
*Lo mismo sucede con el joven Jeremías, Dios le anima diciendo:
No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte (Jer 1,4-10).
   El nombre “Dios con nosotros” atraviesa el Evangelio de Mateo:
*El Hijo de María se llama Emmanuel: Dios con nosotros (Mt 1,23).
*Un día, enseñando a la gente sobre la reconciliación fraterna,
Jesús les dice: Donde dos o tres se reúnen en mi nombre,
yo estoy allí, en medio de ellos (Mt 18,20).
Hoy, necesitamos incrementar las Pequeñas Comunidades de Base:
fuente y semilla de variados servicios a favor de la vida (DA,179).
*No estará demás insistir que Jesús está con nosotros, sobre todo,
allí donde  sus hermanos más insignificantes sufren pobreza y miseria.
Esta presencia de Jesús es fácil decirlo teóricamente con palabras,
pero qué difícil llevarlo a la práctica, como insiste el papa Paulo VI:
La Iglesia reconoce en los Pobres el Sacramento de Cristo,
no ciertamente idéntico a la realidad de la Eucaristía,
pero sí en perfecta correspondencia analógica y mística con ella.
Jesús mismo nos lo ha dicho en una página solemne del Evangelio,
donde proclama que cada hombre doliente, hambriento, enfermo,
desafortunado, necesitado de compasión y de ayuda
es Él, como si Él mismo fuese ese infeliz (Mt 25, 35ss).
(Discurso a los campesinos colombianos, 23 de agosto de 1968).
Jesús que nace y vive pobre… está presente en sus hermanos pobres:
La Iglesia reconoce en los pobres la imagen de su Fundador pobre…
y procura servir en ellos a Cristo (Concilio Vaticano II, GS, n.8).
*En medio de tantos problemas, no estamos perdidos ni abandonados,
porque Jesús está con nosotros, hasta el fin del mundo (Mt 28).
J. Castillo A.

miércoles, 7 de diciembre de 2016

Desde los empobrecidos

3º Domingo de Adviento, ciclo A
Is 35,1-6.10  -  Stgo 5,7-10  -  Mt 11,2-11

   Al saber que Juan Bautista ha sido encarcelado por Herodes,
Jesús se retira a Galilea y, desde esa región despreciada y oprimida, 
anuncia: Conviértanse, porque está cerca el Reino de Dios (Mt 4,17).
   Para que esta misión continúe, Jesús mismo llama a sus discípulos.
A cada uno les dice: Síganme. Ellos lo dejan todoy viven con Él.
Más tarde les dirá: Vayan y hagan discípulos entre todos los pueblos.

¡Feliz aquel que no se escandalice de mí!
   Desde la cárcel Juan envía a dos discípulos para preguntar a Jesús:
¿Eres tú el Cristo que ha de venir o debemos esperar a otro?
Jesús responde no con palabras sino con obras que dan vida:
Vayan y digan a Juan lo que están viendo y oyendo: -los ciegos ven,
-los cojos andan, -los leprosos quedan limpios, -los sordos oyen,
-los muertos resucitan, -a los pobres se les anuncia la Buena Noticia.
Y feliz aquel que no se escandalice de mí!
   Tanto en la época de Jesús, como en nuestros días, muchas personas
hemos perdido la capacidad de ver, oír, hablar, levantarnos, caminar.
*Somos ciegos y lo dice Jesús: he venido a este mundo para un juicio,
para que los ciegos vean y los que vean queden ciegos (Jn 9,39).
*Somos sordos al no oír el grito de la madre tierra contaminada,
y el grito de los pobres que tienen hambre y sed de justicia (Mt 5,6).
*Somos mudos al no denunciar que el lujo de unos pocos
es un insulto ante la miseria de las grandes mayorías (DP, n.28).
*Arrodillados ante el dios-dinero, somos incapaces de levantarnos
para vivir como hijos de Dios y como hermanos entre nosotros.
*Al ser arrastrados por la propaganda de los templos del consumo,
ya no podemos caminar libremente, llevando una vida sencilla.
   Por todo esto, hay creyentes que se escandalizan de Jesús,
sobre todo, cuando Él se identifica con las personas que sufren…
¿De qué sirve dar con una mano lo que se roba con la otra?
¿Qué nos impide ir a las causas de tanta pobreza, miseria, opresión?

¿Qué fueron a ver al desierto?
   A continuación, Jesús pregunta a la gente sobre el profeta Juan:
   *¿Qué fueron a ver al desierto? ¿Una caña movida por el viento?
Juan Bautista se mantiene firme en la misión que Dios le ha confiado,
pues el verdadero profeta de Dios no puede ser una persona inestable,
sin convicciones propias, que cambia de parecer de un día para otro:
Conozco tus obras, no eres frío ni caliente.
Ojalá fueras frío o caliente, pero como eres tibio, ni frío ni caliente,
voy a vomitarte de mi boca (Apc 3,15s).
   *¿Qué fueron a ver? ¿Un hombre vestido elegantemente?
Juan no se presenta con vestidos elegantes, ni come regiamente.
Su vida sencilla contradice la hipocresía de los escribas y fariseos,
que se pasean con amplios ropajes, buscan los saludos en las plazas,
y los primeros puestos en las sinagogas y banquetes (Lc 20.46s).
Qué diferente, en cambio, revestirnos de entrañas de misericordia,
de bondad y humildad, de mansedumbre y paciencia… y, sobre todo,
de la caridad que es el vínculo de la perfección (Col 3,12ss).
   *¿Qué fueron a ver? ¿Un profeta? Sí, y más que un profeta.
Todos reconocen que Juan Bautista es un verdadero profeta.
Incluso Herodes Antipas al ser denunciado, quería darle muerte,
pero temía a la gente, que consideraba a Juan como profeta (Mt 14).
En otra ocasión, Jesús destaca  la autoridad moral de este profeta:
Vino Juan, enseñando el camino de la justicia, y no le creyeron,
en cambio, los publicanos y las prostitutas le creyeron (Mt 21,32).
   Hoy, la mundanidad espiritual es un grave peligro para la Iglesia.
Al respecto, reflexionemos sobre lo que dice el papa Francisco:
Quien ha caído en esta mundanidad mira de arriba y de lejos,
rechaza la profecía de los hermanos, descalifica a quien lo cuestiona,
destaca los errores ajenos y se obsesiona sobre las apariencias
Luego añade: Es una tremenda corrupción con apariencia de bien.
Hay que evitarla poniendo a la Iglesia en movimiento de salida de sí,
de misión centrada en Jesucristo, de entrega a los pobres.
¡Dios nos libre de una Iglesia mundana,
bajo ropajes espirituales o pastorales! Esta mundanidad se sana
tomándole el gusto al aire puro del Espíritu Santo,
que nos libera de estar centrados en nosotros mismos,
escondidos en una apariencia religiosa vacía de Dios.
¡No nos dejemos robar el Evangelio! (EG, 2013, n.97).
J. Castillo A.