miércoles, 30 de agosto de 2017

Carguen con su cruz y síganme

22º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo A
Jer 20,7-9  -  Rom 12,1-2  -  Mt 16,21-27

   ¿Por qué hay autoridades que -usando mal el poder que tienen-
persiguen y asesinan a quienes dan vida, arriesgando su propia vida?
¿Es delito salvar la vida del planeta y la vida de los seres humanos?
   ¿Cómo se explica que entre nosotros hay personas “creyentes”,
que buscan ser servidos, en lugar de servir y dar vida a los demás?
   ¿Qué significa, hoy, cargar con nuestra cruz y seguir a Jesús?

Jesús anuncia su muerte y resurrección
   Jesús manifiesta a sus discípulos que va a la ciudad de Jerusalén,
donde va a sufrir, le van a matar, pero al tercer día resucitará.
   Una persona como Jesús de Nazaret que enseña con autoridad…
y pasa su vida haciendo el bien… es peligroso para los poderosos.
A éstos, no les conviene que: los ciegos vean… los cojos caminen
los leprosos queden sanos…los sordos oigan…los muertos resuciten
los pobres sean evangelizados (Mt11,2ss).
   Sin embargo, un mundo solidario, justo, humano y fraterno es posible,
siempre y cuando los cristianos tuviéramos la capacidad de:
ver…  oír… hablar… levantarnos… caminar…  seguir a Jesús.
*Ver. ¡Cuánta falta nos hace ver con el corazón a las personas
que viven en la pobreza y miseria, y comprometernos por liberarlos!
*Oír los lamentos, quejas, súplicas… de los débiles y oprimidos;
y, con ellos, desautorizar a quienes prometen pero no cumplen.
*Hablar. No se trata de ser voz de los que no tienen voz,
sino que las mujeres y los hombres que sufren, hablen y denuncien.
*Levantarse. ¡Hasta cuándo viviremos esclavizados y de radillas
ante el perverso sistema neoliberal y el consumismo desenfrenado!
*Caminar con los excluidos, despreciados, azotados, crucificados
y marginados como seres de segunda clase… para que tengan vida.
*Seguir a Jesús es participar en su misión sobre el Reinado de Dios:
Maestro, ¿dónde vives?... Vieron dónde vivía y se quedaron con Él
Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel (Jn 1,35-51).

Ponte detrás de mí, Tentador (Satanás)
   Pedro confiesa que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios vivo;
y, al mismo tiempo, tiene miedo de aceptar las consecuencias,
pues se trata de un Mesías que vino a servir y a dar su vida.
   Por eso, lleva aparte a Jesús y se atreve a reprenderle diciendo:
¡Dios no lo permita, Señor, eso no te puede suceder!
La respuesta de Jesús es muy dura: ¡Ponte detrás de mí, Satanás,
tú piensas como los hombres, no piensas como Dios!.
Jesús rechaza la actitud de Pedro que pretende ser piedra de tropiezo,
pero también le pide tomar su puesto de discípulo: Sígueme.
*Recordemos que Jesús, caminando a orillas del lago de Galilea,
al ver a Simón y a su hermano Andrés que son pescadores, les dice:
Síganme y yo haré de ustedes pescadores de personas (Mt 4,18ss).
*Ahora, conociendo sus defectos y sus cualidades, Jesús le dice:
Ponte detrás de mí, es decir, sígame; y no seas Satanás (Tentador).
*Más tarde, Jesús resucitado le dirá una vez más: Sígame (Jn 21,20).
   Y nosotros, ¿pensamos como Dios o pensamos como los hombres?
¿Seguimos el camino de Dios o el camino de los hombres? (Is 55,8).

El que quiera seguirme que cargue con su cruz
   A continuación, Jesús anuncia las condiciones para ser discípulo:
El que quiera venir detrás de mí: que se niegue a sí mismo…
que cargue con su cruz… que me siga
Tengamos presente que no se trata de “la cruz” como adorno material,
instrumento de prestigio, o imagen para hacer falsos juramentos.
*Ser discípulo de Jesús no se improvisa, es un camino de aprendizaje
que nos lleva a vivir y practicar lo que decimos, lo que prometemos.
Acoger y comer con los despreciados, como hace Jesús, es peligroso;
sin embargo, esos gestos valen más que muchos discursos y promesas.
*Seguir a Jesús es identificarnos con Él, sin buscar fama ni poder;
es renunciar a toda ambición personal, al individualismo, al egoísmo.
*Cargar con la cruz es aceptar el odio y la oposición de los demás,
(familiares, vecinos, amigos) por fidelidad al Evangelio de Jesús.
   La vida es un don, y debemos estar dispuestos a darla, a ofrecerla;
pues, el amor más grande es dar la vida por los amigos (Jn 15,13).
Al respecto, Jesús nos dice: Si uno quiere salvar su vida, la perderá;
en cambio, el que pierda su vida por mí, la conservará. En efecto,
¿de qué le vale al hombre ganar el mundo, si pierde su vida?
J. Castillo A.

miércoles, 23 de agosto de 2017

Para nosotros, quién es Jesús

21º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo A
Is 22,19-23  -  Rom 11,33-36  -  Mt 16,13-20

   Jesús y sus discípulos están en la región de Cesarea de Filipo,
una ciudad pagana, imperial, símbolo de la opresión romana.
   A las preguntas de Jesús, sus discípulos responden que Él es:
el Profeta… el Mesías (=Cristo, Ungido)… el Hijo de Dios…
   En este contexto, reflexionemos sobre la Iglesia santa y pecadora.

Jesús es el Profeta
 Al preguntar Jesús: ¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?,
sus discípulos responden: Unos dicen que eres Juan Bautista
otros que eres ElíasJeremías… o algún otro profeta
*La gente sencilla que oye sus enseñanzas y ve sus obras,
identifica a Jesús como un gran profeta del Pueblo de Dios.
*Juan Bautista, profeta que renuncia a muchas cosas superfluas,
vive… viste… y se alimenta… de una manera muy sencilla (Mt 3,4).
También Jesús, el Profeta de Nazaret, desde su experiencia dice:
Las zorras tienen madrigueras, las aves del cielo sus nidos,
pero el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza (Mt 8,20).
La primera característica de todo profeta es renunciar.
*El profeta Elías, por su parte, denuncia al rey Ajab de Samaría
por haber asesinado a Nabot para robarle sus tierras (1Re 21).
Varias veces, Jesús denuncia a las autoridades religiosas porque:
-Observan el descanso sabático a costa de la vida de los enfermos…
-Devoran los bienes de las viudas haciendo largas oraciones…
-Han convertido el templo en una cueva de ladrones…
¿Denunciamos a “los creyentes”…que valoran el dinero y no la vida? 
*El profeta Jeremías es consagrado profeta desde el seno materno,
para arrancar y derribar… para edificar y plantar (Jer 1,10).
Jesús, desde Galilea, anuncia que está cerca el Reinado de Dios… y,
viviendo pobre entre los pobres, tiene autoridad moral para anunciar:
Felices ustedes los pobres… Felices ustedes que me dan de comer
Y nosotros, ¿anunciamos -hoy- esta Buena Noticia como hace Jesús?

Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios vivo
   A continuación Jesús pregunta: Y según ustedes, ¿quién soy yo?
Simón, hijo de Jonás, responde: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios.
*En aquella época, los judíos esperaban un Mesías, un rey poderoso,
triunfalista, que iba a liberarlos del yugo opresor del imperio romano.
Esta esperanza dista mucho de lo que había dicho  el profeta Isaías:
-Miren a mi servidor, a mi elegido… Sobre él, he puesto mi Espíritu,
para que promueva la justicia entre todas las naciones (42,1).
-Mi servidor los liberará, al cargar la maldad de todos ellos (53,11).
Por eso, Jesús se hace servidor y muere crucificado (Flp 2,6ss);
y dice: El Hijo del Hombre vino a servir y a dar su vida (Mt 20,28).
*Si queremos ver a Jesús, el Hijo de Dios, no miremos las nubes;
miremos a los niños, jóvenes, adultos y ancianos excluidos…
En esos rostros sufrientes está Jesús, el Hijo de Dios (DP 31ss);
pues, lo que hacemos a uno de sus hermanos: hambrientos,
sedientos, enfermos… es a Él que lo estamos haciendo (Mt 25,40).
En este contexto, Jesús nos da a conocer el verdadero rostro de Dios:
Padre bueno… misericordioso… compasivo… amigo de la vida
para  que vivamos como hijos del Padre y hermanos entre nosotros.

Iglesia santa y pecadora
   Pedro como cualquiera de nosotros, tiene cualidades y limitaciones.
Ahora bien, si Jesús le dice: -Feliz eres Simón, hijo de Jonás
-Tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a construir mi Iglesia…
no es por méritos de Pedro, sino porque Jesús reza por él, para que
no falle su fe y, ya convertido, fortalezca a sus hermanos (Lc 22,31).
   Lo mismo sucede con la Iglesia, es santa pero también pecadora.
Al respecto, escuchemos al papa Francisco (Audiencia, 2 oct. 2013):
¿Pero en qué sentido la Iglesia es santa si vemos que la Iglesia…
en su camino a lo largo de los siglos, ha tenido tantas dificultades,
problemas, momentos oscuros? ¿Cómo puede ser santa una Iglesia
formada por seres humanos, por pecadores? ¿Hombres pecadores,
mujeres pecadoras, sacerdotes pecadores, religiosas pecadoras,
obispos pecadores, cardenales pecadores, Papa pecador?...
Luego, añade: No es santa por nuestros méritos, sino porque Dios
la hace santa, es fruto del Espíritu Santo y de sus dones…
¿Somos una Iglesia que llama y acoge con los brazos abiertos
a los pecadores… o somos una Iglesia cerrada en sí misma?...
J. Castillo A.

miércoles, 16 de agosto de 2017

La fe de una madre pagana

20º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo A
Is 56,1. 6-7  -  Rom 11,13-15. 29-32  -  Mt 15,21-28

   Aquella madre es rechazada por los judíos, por ser pagana;
sin embargo, no deja de amar a la hija de sus entrañas (Is 49,15).
   Por eso, con una fe sencilla y firme, va al encuentro de Jesús
y le suplica: Señor, ten compasión de mí… Señor, socórreme.
   Jesús que es el rostro humano de Dios y rostro divino del hombre,
la acoge, dialoga con ella y le dice: Mujer, ¡qué grande es tu fe!

Despídela, que viene detrás gritando
   Jesús y sus discípulos están en el país fronterizo de Tiro y Sidón.
Allí, una madre pagana, sola y desamparada,
pide a Jesús que tenga compasión, porque su hija está enferma.
   Esperando la reacción de sus discípulos, Jesús guarda silencio.
Ellos, lamentablemente, en lugar de acoger y compartir (Mt 14,15),
le dicen a Jesús: Despídela, que viene detrás gritando.
   El Profeta de Nazaret no actúa así. Habiendo sufrido el rechazo
de sus familiares… paisanos… y autoridades políticas y religiosas…
acoge a los rechazados, a los leprosos, hambrientos, pecadores.
   En esta ocasión, a partir de un diálogo aparentemente muy duro,
Jesús busca liberar a sus discípulos/as de los muros que separan:
a los hijos de Abraham de los paganos, a los judíos de los extranjeros.
*Inicialmente, el anuncio del Evangelio está destinado a buscar
las ovejas perdidas de Israel (Mt 10,6); pero la respuesta fue negativa.
Si Tiro y Sidón hubieran escuchado, se habrían convertido (Mt 11,21).
En adelante, todos los pueblos serán evangelizados (Mt 28,19).
*Para acabar con el desprecio de llamar perros a los paganos,
Jesús dice a la mujer: No es bueno dar a los perros el pan de los hijos.
Ante esta dura comparación: hijos-israelitas… perros-paganos
ella no quita el pan a los hijos, se contenta con migajas… y responde:
También los perros comen las migajas que caen de la mesa del amo.
   Por ahora, aquella madre angustiada se contenta con muy poco,
pero llegará el día en que todos comerán hasta saciarse (Mt 15,37).

Señor, ¡ten compasión de mí!
   Los textos bíblicos de este domingo hablan de: extranjeros…
paganos… enemigos… ovejas perdidas… hijos… perros… que -hoy-
se relacionan con un grave problema: la migración de los pobres.
*¿Por qué se da carta abierta a las multinacionales de  los países ricos,
para que exploten: minerales… gas… petróleo…de los países pobres;
en complicidad con las autoridades locales corruptas y coimeras?
*¿Es justo que los migrantes mueran al huir del hambre o guerra?
*Con el Papa Francisco: Digamos NO a una economía que mata
excluye a los indefensos... destruye la Madre Tierra (Bolivia, 2015).
   Jesús que acoge y come con pecadores y cobradores de impuestos, 
nos dice: Misericordia quiero y no sacrificios (Mt 9,12s).
   Cuántas cosas cambiarían, si practicáramos este sabio principio:
Tratar a los demás como queremos que ellos nos traten (Lc 6,31).
¿Hemos pensado alguna vez estar en la situación de los despreciados?
   Frente a estos y otros problemas, escuchemos a Dios que nos dice:
Cuando un extranjero se establezca en el país de ustedes,
no lo opriman será como uno nacido allí, lo amarás como a ti mismo
porque también ustedes fueron extranjeros en Egipto (Lev 19,33s). 

Mujer, ¡qué grande es tu fe!
   Jesús, a través de aquel diálogo, en presencia de sus discípulos,
hizo aflorar lo más valioso que hay en el corazón de aquella madre.
Es un diálogo ejemplar para que sus seguidores/as hagan lo mismo.
Luego, reconociendo su fe sencilla pero firme, Jesús le dice:
Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla tus deseos.
Ella que rogó sin cesar ve cumplido su deseo, su hija queda sana.
   Algo semejante sucede con el centurión romano, de él dice Jesús:
No he encontrado una fe tan grande en el pueblo de Israel (Mt 8,10).
   Sin embargo a sus discípulos y a Pedro en particular, Jesús les dice:
¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe? (Mt 8,26; 14,31).
   Después de veinte siglos, los cristianos/as necesitamos:
*Dejarnos evangelizar, incluso por personas pobres y paganas;
pues muchos que están “fuera de la Iglesia” tienen firme fe en Dios.
*Apoyar la esperanza de hombres y mujeres que, sin desanimarse,
se enfrentan a los problemas y sufrimientos de cada día.
*Animar a quienes se solidarizan y sirven a las personas necesitadas,
movidos por un verdadero amor a Dios y al prójimo.
J. Castillo A.

miércoles, 9 de agosto de 2017

No tengan miedo

19º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo A
1Re 19,9-13  -  Rom 9,1-5  -  Mt 14,22-33

   Jesús despide a la gente y, luego, Él solo sube a la montaña a orar;
busca estar a solas con el Padre, en el silencio de la noche.
   Entre tanto, sus discípulos se embarcan y pasan a la otra orilla,
en medio de un mar embravecido… con olas que sacuden la barca…
el viento en contra… lejos de la tierra… en medio de la oscuridad
   Son frases llenas de simbolismo que expresan: angustia… miedo…
inseguridad… incertidumbre… Y algo más, Jesús no está con ellos.

Pasar a la otra orilla
   Actualmente, hacen falta creyentes y personas de buena voluntad,
que dejando de lado la indiferencia pasen a la otra orilla, para:
*Dar de comer a los niños, jóvenes, adultos y personas ancianas;
quienes -como el pobre Lázaro- sufren el grave problema del hambre.
Solo esperan una mano amiga que los acojan a sentarse en su mesa.
Jamás debemos olvidar que Jesús nos dice: Denles ustedes de comer.
*Practicar lo que dijeron los obispos, hace más de medio siglo,
en el Concilio Vaticano II (GS, n.1): Los gozos y las esperanzas,
las tristezas y angustias de los hombres y mujeres de nuestro tiempo,
sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son también
gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo.
*Solidarizarnos con los trabajadores explotados con bajos salarios,
porque: La Iglesia está vivamente comprometida en esta causa,
porque la considera como su misión, su servicio,
como verificación de su fidelidad a Cristo,
para poder ser verdaderamente la Iglesia de los pobres (LE, n.8).
*Anunciar lo que dice y hace Jesús, de tal manera que su mensaje
se encarne en las diversas culturas de nuestra Costa, Sierra y Selva.
Para ello, debemos meternos dentro de la cultura de cada pueblo
“descalzos y en silencio”, respetando y escuchando;
valorizar al pobre e inculturarse en su cultura para crear desde él
una sociedad nueva… (Conferencia Episcopal Ecuatoriana, 1994).

¡Ánimo, soy yo, no tengan miedo!
   A la madrugada, Jesús va al encuentro de sus discípulos.
La barca/comunidad es agitada por la tormenta pero no se hunde.
Jesús se acerca caminando sobre las aguas, pero no le reconocen
y, pensando que es un fantasma, se asustan y gritan de miedo.
   Jesús los tranquiliza y les dice: ¡Ánimo, soy yo, no tengan miedo!
*Ánimo: Jesús viene a infundirnos energía y a darnos esperanza.
*Soy yo: No es un fantasma, es una persona que da fuerza salvadora.
*No tengan miedo: Todos debemos reconocerle y confiar en Él,
pues nos acompaña en medio de los peligros y dificultades.
   En nuestros días, necesitamos oír esas sencillas palabras de Jesús,
sobre todo, cuando nuestra comunidad… es amenazada desde fuera,
por el rechazo, las calumnias, las persecuciones (Mt 5,11s);
y es tentada por dentro por el miedo y la falta de fe.
   También es preocupante que muchos creyentes soportan el peso
de una evangelización deficiente; y temen a un “dios castigador”.
Ellos arrastrados por la oferta y demanda (el negocio de lo sagrado),
hacen promesas y realizan ceremonias costosas para evitar castigos.
¡Muy diferente el Dios, Padre misericordioso, anunciado por Jesús!

Hombre de poca fe, ¿por qué dudas?
   Pedro le pide a Jesús ir hacia Él caminando sobre el agua.
Camina un trecho, pero al sentir la fuerza del viento, tiene miedo,
y, como empieza a hundirse, grita: ¡Señor, sálvame!
Esta petición de ayuda parece estar inspirada en el Salmo 69:
Sálvame, Dios mío, porque estoy a punto de ahogarme.
Me hundo en un pantano profundo y no tengo donde apoyar los pies.
Jesús le toma de la mano y dice: Hombre de poca fe, ¿por qué dudas?
   Si somos mediocres (Apc 3,16), si no hacemos nada por cambiar,
y si nos fijamos solo en la fuerza del mal, podemos hundirnos.
En cambio, si sabemos levantar hacia Dios nuestras manos vacías,
y si sabemos gritar a tiempo: ¡Señor, sálvanos!;
viviremos una experiencia de fe; pues Jesús que es Dios-con-nosotros,
está a nuestro lado -con la mano extendida- pronto para salvarnos.
   Luego, Jesús sube a la barca, el viento se calma, y sus discípulos
se postran ante Él y exclaman: Verdaderamente eres Hijo de Dios.
Se trata de Jesús de Nazaret, despreciado y perseguido por unos,
pero reconocido como Hijo de Dios por otros (cf. Mt 27,54).
J. Castillo A.

miércoles, 2 de agosto de 2017

Denles ustedes de comer

18º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo A
Is 55,1-3  -  Rom 8,35-39  -  Mt 14,13-21

   Al jefe de los fariseos que le había invitado a comer, Jesús le dice:
No invites a tus amigos, familiares o vecinos ricos… (Lc 14,12ss).
   Lamentablemente, hay ricos que ofrecen banquetes que matan,
son incapaces de ver el hambre de los pobres Lázaros (Lc 16,19ss).
   Muy diferente la práctica de Jesús… Sus comidas dan vida,
porque acoge a pecadores y despreciados, y come con ellos (Lc 15).  

La muerte del profeta Juan
   Juan Bautista es asesinado el día del cumpleaños del rey Herodes,
durante un banquete con jefes y personas importantes de Galilea.
También participa en ese banquete Herodías que odia a Juan,
y su hija utilizada por su madre para pedir la cabeza del Bautista.
   Durante esa abundante comida y bebida, aparece la muerte:
La cabeza de Juan el Bautista la traen en un plato,
se la dan a la joven, y ella la entrega a su madre (Mt 14,1-12).
   Jesús que recorre pueblos y ciudades para dar vida, está advertido;
los profetas de Dios son perseguidos por los poderosos de siempre.
Pero Él no retrocede… Se va en una barca a un lugar apartado,
como en muchas otras ocasiones, Jesús se retira para orar.
Al respecto, meditemos en los siguientes textos de Mateo:
*Padre nuestro… Danos hoy el pan de cada día… (Mt 6,9ss).
*Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos,
y las diste a conocer a la gente sencilla (Mt 11,25).
*En la última Cena, mientras comen, Jesús toma en sus manos el pan
y, habiendo dado gracias a Dios, lo parte y se lo da a sus discípulos
diciendo: Toman y coman, esto es mi cuerpo (Mt 26,26s).
*Padre mío, si es posible, líbrame de este trago amargo,
pero que no se haga lo que yo quiero, sino tu voluntad (Mt 26,39).
*Cerca de las tres de la tarde, Jesús grita con fuerza:
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Mt 27,46).

No tienen necesidad de irse
  Al desembarcar, Jesús ve una multitud de hombres, mujeres y niños,
se compadece de todos ellos… y sana a los enfermos
Con su mirada de compasión y con sus manos que dan vida,
Jesús nos muestra el camino que debemos seguir en nuestros días.
Sin embargo, ¿cómo anunciar a Dios, amigo de la vida,
en una sociedad injusta donde los pobres mueren antes de tiempo?
   Al atardecer, los discípulos se acercan a Jesús y le dicen:
Estamos en un lugar despoblado y ya es tarde, despide a la gente
para que vayan a los pueblos vecinos a comprar alimentos.
   Hoy, para reactivar la economía se favorece a empresarios ricos,
quienes después de apropiarse de nuestras riquezas naturales,
“despiden” a los nativos, para que emigren a la ciudad o al extranjero.
El problema del hambre, ¿se soluciona, explotando a los pobres?
¿Puede un seguidor de Jesús vivir de espaldas ante esta realidad?
¿A quiénes beneficia la carrera armamentista… el narcotráfico…?

Jesús bendice los panes y los pescados
   Jesús en cambio va a la raíz del problema: compartir nuestro pan;
y nos dice: No tienen necesidad de irse, denles ustedes de comer.
Cinco panes y dos peces no van a solucionar el hambre de los pobres,
pero es el inicio para desencadenar una auténtica generosidad;
donde los que tienen algo para comer colaboran y comparten,
y los que no tienen nada, son acogidos en una comunidad fraterna.
   A diferencia de Herodes que invita a un grupo de gente poderosa,
Jesús acoge a las personas excluidas por la sociedad y la religión:
Toma en sus manos los cinco panes y los dos peces…
Alza la mirada al cielo… Da graciasParte el pan
Se los da a sus discípulos… Y ellos los reparten entre la gente.
Estos gestos tienen relación con la celebración de la última Cena.
   Ante el grave problema del hambre, el Concilio Vaticano II dice:
Alimenta al que tiene hambre, porque si no lo alimentas, lo matas.
Comparte tus bienes, ayuda en primer lugar a los pobres,
para que puedan ayudarse y desarrollarse por sí mismos (GS, n.69).
   ¿Es justo amontonar pan (riquezas), cuando millones de pobres
mueren de hambre, en países con mayoría de población católica?
¿Qué sentido tiene ofrecer a Dios el pan y el vino, frutos de la tierra
y del trabajo de las personas, cuando no sabemos compartir?
J. Castillo A.