miércoles, 30 de diciembre de 2015

Busquen y encontrarán

Epifanía del Señor, ciclo C.
Is 60,1-6  -  Ef 3,2-6  -  Mt 2,1-12

   Ante la persona de Jesús se puede actuar de diferentes maneras:
-El rey Herodes quiere saber dónde está Jesús, pero para matarlo.
-Los sacerdotes del templo y los maestros de la ley saben que Jesús
 ha de nacer en Belén, pero no hacen nada, permanecen indiferentes.
-Unos magos de Oriente, en cambio, guiados por una estrella,
 caminan y buscan a Jesús para adorarle y ofrecerle sus dones.
-Y nosotros, ¿a quién buscamos?... ¿a quién adoramos?...

Las autoridades de Jerusalén rechazan a Jesús
*Para determinados sectores de nuestra sociedad, que solo buscan
el poder político y económico a costa de la explotación de los débiles,
tienen en Herodes un modelo: él es ‘rey’… vive en un palacio…
Sin embargo, tiene miedo a un Niño pobre que ha nacido en Belén,
y para acabar con Él, ordena matar a los niños menores de dos años.
   Actualmente, los pocos privilegiados que nadan en la abundancia,
tienen miedo de perder sus privilegios, sus riquezas, su “buen vivir”.
Hoy -nos dice el Papa Francisco- todo entra dentro del juego
de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso
se come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes
masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo…
sin horizontes… sin salida… (‘La alegría del Evangelio’, n.53).
*En Jerusalén, se hallan también los funcionarios de la religión que
han convertido la casa de oración en una cueva de ladrones (Mt 21).
*Los maestros de la ley y fariseos son expertos en la Escritura.
Al ser interrogados, responden que el Cristo ha de nacer en Belén;
pero no hacen nada para seguir el ejemplo de los magos de Oriente.
   Más tarde, a estos especialistas en la Escritura, Jesús les dice:
Ustedes estudian la Escritura con mucho cuidado, porque esperan
encontrar en ella la Vida eterna; sin embargo, esa Escritura da
testimonio de mí y ustedes no quieren venir a mí para tener Vida…
Yo les conozco y sé que ustedes no tienen el amor de Dios (Jn 5,39ss).

En Belén, unos magos de Oriente adoran a Jesús
   Los magos de Oriente son personas que dejan su tierra, se ponen 
en marcha y emprenden una aventura buscando al verdadero Rey.
Este recorrido físico tiene relación con el camino de la fe,
que es una gracia divina para ponernos de pie… caminar… buscar…
encontrar… Ver dónde vive Jesús y quedarnos con Él (Jn 1,38s).
   Hoy, necesitamos arriesgarnos como hacen los magos de Oriente,
para salir de nuestros egoísmos, comodidades y costumbres negativas;
y encontrarnos con Jesús, tomando en serio el Evangelio que anuncia.
Aquellos magos solo tienen la luz de una estrella que les guía a Belén,
pero su mérito está en caminar… buscar… preguntar… encontrar…
porque, guiados por el misterio, sienten la necesidad de adorar
Entran en la casa. Ven al niño con María, su madre. Se arrodillan.
Le adoran. Abren sus cofres. Le ofrecen: oro, incienso y mirra.
   Desde la época de los Santos Padres (siglo 4º) se dice que ofrecen:
oro porque Jesús es rey, incienso por ser Dios, y mirra por su pasión.
   Sin embargo, es más acertado lo que dice Santo Tomás de Aquino:
Oro, porque los padres de Jesús son pobres. Incienso, por el mal olor
que hay en el establo. Mirra, para la salud del niño (Lectura, n.201).
   Digamos algo sobre la pobreza…el mal olor…y las enfermedades…
*¿Hasta cuándo los pobres campesinos de la Sierra y los indígenas
de la Selva seguirán siendo expulsados de la tierra donde nacieron?
¿Por qué se permite a los que buscan y adoran el “becerro de oro”:
destruir la naturaleza y explotar a los pobres con salarios de hambre?
*Sobre el mal olor, escuchemos al Papa Francisco (Laudato si, n.21):
La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más
en un inmenso depósito de porquería. En muchos lugares del planeta,
los ancianos añoran los paisajes de otros tiempos, que ahora se ven
inundados de basura… Muchas veces se toman medidas solo cuando
se ha producido efectos irreversibles para la salud de las personas.
*Siendo el hambre la causa de tantas enfermedades, Paulo VI dice: 
Cuando tantos pueblos tienen hambre, cuando tantos hogares sufren
miseria, cuando tantos hombres viven sumergidos en la ignorancia,
cuando quedan por construir tantas escuelas, hospitales, viviendas
dignas de ese nombre, todo derroche público o privado, todo gasto
de ostentación nacional o personal, toda carrera de armamentos
se convierte en un escándalo intolerable (PP, 1967, n.53).
J. Castillo A.

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