miércoles, 26 de agosto de 2015

La "Tradición" y las "tradiciones"

Domingo XXII, Tiempo Ordinario, ciclo B
Deut 4,1-8  -  Stgo 1,17-27  -  Mc 7,1-23

   Lo fundamental en la “Tradición” de la Iglesia son las enseñanzas
y las obras de Jesús, porque Él es: el camino que nos conduce a Dios…
la verdad que nos hace libres… la vida que nos colma de alegría
   También hay en la Iglesia “tradiciones y costumbres” que surgieron
a lo largo del tiempo (ritos, lenguaje, manera de vestir, títulos, etc.);
y que pueden ser cambiadas gracias al amor creativo (1Cor 13); pues
para los cristianos no hay nada más creativo que el amor fraterno.

Tus discípulos no respetan nuestras tradiciones
   Desde que Jesús anuncia el Reino de vida -en la región de Galilea-
la gente sencilla que le escucha, comenta con entusiasmo: Habla con
autoridad y no como los maestros de la ley (Mc 1,22). En cambio,
los escribas y fariseos buscan desprestigiarlo y acabar con Él:
*Cuando Jesús come en su casa con Leví, acoge también y come
con muchos cobradores de impuestos y pecadores. Los escribas
y fariseos al ver estos gestos audaces se ponen a criticar (Mc 2,15ss).
*Estos ‘guardianes’ de  tradiciones humanas se escandalizan porque 
los discípulos de Jesús no ayunan como hacen los de Juan (Mc 2,18).
*Un sábado, Jesús sana a un hombre que tiene la mano paralizada.
De inmediato, los fariseos van a ver a los partidarios de Herodes,
y juntos buscan la manera de eliminar a Jesús (Mc 3,1-6).   
   Esta oposición crece y se convierte en una verdadera persecución.
Por eso, mientras Jesús anuncia el Reino de Dios que es vida plena,
se acercan a Él un grupo de fariseos y algunos escribas de Jerusalén,
con la única finalidad de desautorizarlo. En efecto, al ver que algunos
de los discípulos de Jesús comen sin lavarse las manos, preguntan:
¿Por qué tus discípulos no siguen las tradiciones de los mayores?
En seguida, Jesús desenmascara la hipocresía de esos “supervisores”,
y apoyado en la verdadera tradición, responde: Este pueblo me honra
con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan
es inútil y la doctrina que enseñan son preceptos humanos (Is 29,13).

Ustedes descuidan el mandato de Dios para seguir sus tradiciones
   A continuación, Jesús hace este comentario: Ustedes descuidan
el mandamiento de Dios y se aferran a la tradición de los hombres.
Y pone el siguiente ejemplo: Si un hijo da -como ofrenda sagrada-
una propiedad o cierta cantidad de dinero, ya no está obligado
a cumplir con el cuarto mandamiento: Honra a tu padre y a tu madre.
Con este modo de actuar, anulan la voluntad de Dios en nombre
de unas tradiciones que solo benefician a los funcionarios del templo.
   La segunda lectura nos recuerda que: La religión pura y sin mancha
a los ojos de Dios Padre consiste: en ayudar a los huérfanos y viudas
en sus necesidades, y en no contaminarse con la maldad del mundo.
   Buena oportunidad para examinar algunas costumbres y tradiciones:
*Nuestras fiestas patronales empiezan con una Misa. Lo que sigue,
nada tiene que ver con la Fracción del pan, pues se trata de consumir
licores; lo mismo sucede con ciertas peregrinaciones. Los interesados
¿comprenderán que con el precio de una botella de cerveza, pueden
comprar entre 20 ó 40 panes y dar de comer a los que tienen hambre?
Al respecto, el apóstol Pablo nos sigue reprochando cuando dice:
Mientras unos pasan hambre, otros están borrachos (1Cor 11,21).
*Hay devotos preocupados de adornar imágenes materiales, y no
hacen nada por los que sufren, que son verdaderas imágenes de Dios:
Ante los casos de necesidad, no se debe dar preferencia a los adornos
superfluos de los templos y a los objetos preciosos del culto divino;
al contrario, podría ser obligatorio vender estos bienes para dar pan,
bebida, vestido y casa a quien carece de ello (SRS, 1987, nº 31).
*Hay también primeras comuniones y matrimonios donde se da
más importancia al alquiler de vestidos y a las fotografías… ¿Llegará
el día en que compartirán sus tortas con los niños que: -tienen hambre,
-andan mal vestidos, -viven y duermen en las calles? (Is 58,7).
   Cuando Jesús entra en casa, sigue enseñando a sus discípulos y les
dice: Lo que sale del hombre es lo que contamina al hombre, porque
del interior de su corazón salen: malos propósitos, fornicaciones,
robos, asesinatos, adulterios, injusticias, maldades, engaños, vicios, 
envidia, difamación, orgullo, falta de juicio… Todas estas maldades
salen del interior y son las que contaminan al hombre.
   Lo que Jesús nos pide es conversión del corazón: La gloria de Dios
consiste en que el hombre y la mujer vivan (San Ireneo).

J. Castillo A.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu comentario puede ayudar a mejorar este blog