24º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo A
Eclo 27,30--28,9 - Rom
14,7-9 -
Mt 18,21-35
Los cristianos -siguiendo las
enseñanzas y el ejemplo de Jesús-
en
vez de responder con violencia que genera más violencia;
debemos
perdonar setenta veces siete, es
decir, perdonar siempre.
Solo
así, amándonos mutuamente como Jesús nos
ama (Jn 13,34),
viviremos
en una sociedad fraterna…y ya no en un valle de lágrimas...
El
perdón no tiene límites
Entre los discípulos de Jesús hay
problemas, tensiones, rivalidades.
Así
por ejemplo, Santiago y Juan -hijos del trueno-
no
solo pretenden destruir un pueblo en
Samaria (Lc 9,54),
sino
que buscan puestos de honor… poder…
dominio (Mt 20,20-28).
Pedro
se acerca a Jesús y le pregunta de una manera personal:
Si
mi hermano me ofende, ¿cuántas veces debo perdonarle?,
¿siete
veces?...
Entre los judíos, siete es el número
de la plenitud.
Jesús
le responde con esta novedad: el perdón es fruto del amor,
no
tiene límites;
cambia radicalmente la venganza del AT (Gen 4,23s).
Todo esto es posible (Mc 10,27), si escuchamos
la enseñanza de Jesús,
y
si seguimos su ejemplo… pues Él muere perdonando (Lc 23,33):
*Han oído que se dijo: ama a tu prójimo y odia a tu enemigo.
Pero yo les digo: amen a sus enemigos, recen
por sus perseguidores.
Así serán hijos del Padre de ustedes que
está en el cielo,
que hace brillar el sol y manda la
lluvia sobre malos y buenos…
Sean
perfectos, como el Padre
de ustedes es perfecto (Mt 5,43ss).
*Cuando oren, perdonen primero si tienen algo en contra de otro,
y el Padre del cielo les perdonará a ustedes (Mc 11,25; cf. 1ª
lectura).
*Zaqueo, pecador, busca ver a Jesús y le
hospeda
en su casa…Luego,
se
levanta y le dice:
Señor, doy la mitad de mis bienes a los
pobres,
y a quien he robado algo, le devolveré cuatro veces más (Lc 19,1-10).
*Jesús desenmascara la hipocresía de
escribas y fariseos, diciéndoles:
El que no tenga pecado, tire la primera
piedra…Luego, dice a la mujer:
Yo
tampoco te condeno, vete en paz y
no vuelvas a pecar
(Jn 8,1ss).
¿No
debías tú también tener compasión de tu compañero?
Después, Jesús narra una parábola que no
necesita explicación:
el
rey perdona a un empleado
una inmensa deuda, imposible de pagar;
pero
éste es
incapaz de perdonar a su compañero lo poco que le debe.
Releamos
este texto, teniendo presente el terror que hemos vivido
entre
1980 y el 2000, años marcados por la
vergüenza y la deshonra.
-“El
Partido Comunista del Perú - Sendero Luminoso” para conquistar
el
poder, maltrató y asesinó cruelmente a
poblaciones indefensas…
-También,
agentes de las Fuerzas Armadas y de las Fuerzas Policiales
incurrieron en la práctica sistemática o
generalizada de violaciones
de derechos humanos (Presentación
Informe final CVR, 28/8/2003).
El 8 de septiembre 2017, en la ciudad de
Villavicencio (Colombia),
el
Papa Francisco dio un discurso que se aplica a nuestra realidad.
Ahora
bien, para construir una sociedad donde haya: Verdad, Justicia,
Misericordia, Paz… perdonemos de corazón a los que nos
ofenden,
para
que reconozcan sus delitos, se arrepientan,
reparen, perdonen…
*Vengo aquí -dice el Papa- con una conciencia
clara de estar,
como Moisés, pisando un terreno sagrado (cf. Ex 3,5).
Una tierra regada con la sangre de miles de víctimas
inocentes
y el
dolor desgarrador de sus familiares y conocidos.
Heridas que cuesta cicatrizar y que nos duelen a todos,
porque cada violencia cometida contra un
ser humano
es una herida en la carne de la
humanidad;
cada muerte violenta nos disminuye como personas.
Y estoy aquí no tanto para hablar yo
sino para estar cerca de ustedes
y mirarlos
a los ojos, para escucharlos
y abrir
mi corazón a vuestro testimonio de vida y de fe.
Y si me lo permiten, desearía también abrazarlos y llorar con ustedes,
quisiera que recemos juntos y que nos
perdonemos
-yo también tengo que pedir perdón- y que así, todos juntos,
podamos mirar y caminar hacia
delante con fe y esperanza (…).
*Jesús vino para sufrir por su pueblo y con su
pueblo;
y para enseñarnos también que el odio no
tiene la última palabra,
que el
amor es más fuerte que la muerte y la violencia (…).
*Gracias Señor por el testimonio de los que han causado dolor
y piden
perdón; por los que han sufrido
injustamente y perdonan.
Esto solo es posible con tu ayuda y presencia (…).
J. Castillo A.
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