viernes, 1 de junio de 2018

Pan partido para un mundo nuevo

Cuerpo y Sangre de Cristo, ciclo B
Ex 24,3-8  -  Heb 9,11-15  -  Mc 14,12-26

   En una catequesis sobre la Santa Misa, el Papa Francisco pregunta:
¿Cuánto tengo que pagar para que digan el nombre de mi familia?
Y el mismo Papa responde: ¡Nada! ¿Lo han entendido? ¡Nada!
La Misa no se paga, es el sacrificio de Cristo que es gratuito…
Si quieres hacer una oferta, hazla, pero no se paga (7, marzo, 2018).
   Den gratis -dice Jesús- lo que han recibido gratuitamente (Mt 10,8).
  
Jesús tiene compasión de la gente
   Jesús, al ver a aquella multitud de cinco mil personas,
se compadece, ,pues son como ovejas sin pastor; y se pone a enseñar.
   Como ya era tarde, sus discípulos se acercan y le dicen: Despídelos.
Pero Jesús no piensa así y les responde: Denles ustedes de comer
   Los gestos de  partir los panes se asemejan a la Última Cena:
Toma los cinco panes y los dos pescados, mira al cielo, bendice,
parte los panes, y los da a sus discípulos para que los sirvan.
Reparte también los pescados. Todos comen… (Mc 6,30-44).
   En otra ocasión, Jesús ve a unas cuatro mil personas,
llama a sus discípulos para decirles: Tengo compasión de esta gente,
ya son tres días que están conmigo y no tienen qué comer.
Si los despido a casa en ayunas, desfallecerán por el camino
   Después, Jesús ordena a la gente sentarse en el suelo,
y, una vez más, realiza la fracción del pan con sabor eucarístico:
Toma los siete panes, da gracias a Dios, los parte,
y se los da a sus discípulos para que los sirvan a la gente.
También bendice los pescados y manda que los sirvan.
Todos comieron hasta quedar satisfechos (Mc 8,1-10).
   Hoy, ante los casos de necesidad, no se debe dar preferencia:
-a los adornos superfluos de los templos,
-ni a los objetos preciosos del culto divino.
Al contrario, podría ser obligatorio vender esos bienes,
para dar pan, bebida, vestido y casa a quien carece de ello (SRS, 31).

Jesús dice: Tomen y coman, tomen y beban
   Las autoridades religiosas conspiran para detener y matar a Jesús.
Lamentablemente, Judas Iscariote le traiciona por dinero,
y -durante la Cena- comparte el pan de Jesús… (Mc 14,10s. 18ss).
   En este ambiente de miedo y traición, Jesús celebra la Cena Pascual,
recordando la liberación de su pueblo de la esclavitud de Egipto.
*Jesús toma el pan, lo bendice, lo parte y se lo da a sus discípulos.
   Cuando Jesús y sus discípulos llegan a la casa, se sientan a la mesa.
Mientras comen, Jesús toma el pan, pronuncia la bendición,
lo parte, y se lo da, diciendo: Tomen, esto es mi cuerpo.
   El gesto de tomar un trozo de pan y repartirlo entre todos,
expresa la propia vida de Jesús, que pasó haciendo el bien,
y sanando a los enfermas, porque Dios estaba con Él (Hch 10, 38).
   Comunión no es recibir “algo”… Es unirnos-con el mismo Jesús,
que nos sigue diciendo: Ejemplo les he dado… hagan lo mismo.
*Jesús toma la copa, agradece, se la da y todos beben. Y les dice:
Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos.
   Jesús les da la copa sin decir nada… y todos beben de ella.
Después que sus discípulos bebieron el vino, Jesús les dice:
Esta  es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos.
(Este relato es propio de Marcos, su evangelio es el más antiguo).
   Recordemos que para los judíos la sangre es la vida.
En consecuencia, cuando Jesús dice: sangre derramada por todos,
nos está diciendo que debemos seguirle y comprometernos como Él.
   Por eso, hoy, no basta oír misa entera los domingos y días festivos.
Hace falta  identificarnos con la persona de Jesús,
que se entregó por todos, preferentemente, por sus hermanos pobres.
Al respecto, San Juan Crisóstomo (349-407) dice lo siguiente:
¿Deseas honrar el Cuerpo de Cristo?
No lo desprecies cuando lo contemples desnudo en los pobres,
ni lo honres aquí, en el templo, con lienzos de seda,
si al salir lo abandonas en su frío y desnudez.
Porque el mismo que dijo: Esto es mi cuerpo,
y con su palabra llevó a realidad lo que decía,
afirmó también: Tuve hambre y no me dieron de comer.
Y añade: Lo que no hicieron a una de estas personas más humildes,
dejaron de hacerlo conmigo mismo (Homilía 50, sobre San Mateo).
J. Castillo A.

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