6º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo A
Eclo
15,16-21 - 1Cor 2,6-10
- Mt 5,17-37
Los fariseos y los escribas han deformado la Ley de Dios,
imponiendo
a la gente pesadas tradiciones humanas
(Mc 7,8s);
pero ellos ni siquiera levantan un dedo
para moverlas
(Mt 23,4).
El
camino de Jesús es muy diferente. Él nos sigue diciendo:
No
vine a suprimir la Ley y los Profetas, sino a dar plenitud.
Se
trata de respetar la vida del ser humano, verdadera imagen de Dios;
esa
es la justicia que debemos hacer para entrar en el Reino de Dios.
No
mates
El quinto mandamiento prohíbe matar, pero
no se trata únicamente
de
la muerte física ocasionada por
tanta violencia y guerra fratricida.
Es
necesario arrancar de nuestros corazones los
asesinatos morales:
la
injusticia… el desprecio… el odio… el insulto… la venganza…
Es
por eso que Jesús nos dice: Mientras
llevas tu ofrenda al altar,
y te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti: -deja tu ofrenda,
-ve primero a reconciliarte… -luego,
regresa y presenta tu ofrenda.
¿Tiene
sentido “oír Misa entera”, cuando hay pobres explotados
que
-sin decirlo expresamente- tienen alguna
queja contra nosotros?
¿Cuántos
creyentes vamos primero a reconciliarnos
con ellos?
En
abril de 1514, le piden al sacerdote Bartolomé de Las Casas,
-terrateniente
en Cuba y en Santo Domingo- celebrar la Eucaristía.
Él
se prepara meditando el siguiente texto del libro del Eclesiástico:
Ofrecer algo adquirido injustamente es una ofrenda impura.
Robar lo que pertenece a los pobres y ofrecérselo a Dios
es como matar un hijo delante de su padre… (Eclo 34,18ss).
Al
tomar conciencia que como terrateniente explota a los indios,
Bartolomé
de Las Casas decide no celebrar la Eucaristía,
pues,
a Dios no le agrada la ofrenda impura, producto de los robos.
Solamente
después de liberar a los indios, celebra la Eucaristía,
ofreciendo,
ahora sí, el pan de vida… y el vino de salvación…
Es
un ejemplo de reconciliación que nos
hace falta a los creyentes.
No
cometas adulterio
¿Cuáles son las raíces profundas de un fracaso matrimonial?
¿Por
qué tantos esposos llevan una vida
matrimonial vacía?
¿Hasta
cuándo soportarán las apariencias de un amor
inexistente?
¿A
qué se debe que él o ella buscan una
nueva relación amorosa?
En
nuestros días, muchas personas acceden al matrimonio religioso
por
motivos superficiales: dinero…
poder… belleza… fama…
Hay
también personas inestables… inmaduras… frágiles…
que
tendrán dificultades para ser fieles en el amor matrimonial.
Estas
deficiencias no se remedian con tres charlas prematrimoniales,
ni
con los costosos y superfluos adornos, ni con la fiesta que sigue.
Hace
falta una educación integral, para
que la vida matrimonial
se
fundamente en el amor por lo que “son”
y no por lo que “tienen”.
Cosas
como el dinero pasan, como pasan la juventud, fama y belleza.
En
cambio, si se ama a esta persona con
sus cualidades y defectos,
ese
amor, cada día nuevo y creativo, crecerá con el paso de los años.
No
jures
Vivimos en una sociedad “cristiana” donde abundan promesas
y
juramentos incumplidos, y para ello se usa el nombre de Dios.
Todo
eso es una hipocresía que solo sirve para: robar… coimear…
mentir…
explotar a las personas pobres… destruir la madre tierra…
¡Qué
diferente la sabiduría de nuestros antepasados, los Incas!
Ellos
decían: No seas ladrón… No seas flojo… No seas mentiroso…
Por
lo dicho, no basta decir Palabra de Dios,
hagamos su voluntad:
*No oprimas ni maltrates a los emigrantes… No explotes a
las viudas
ni
a los huérfanos, porque si los
explotas y ellos gritan a mí,
yo les escucharé y se encenderá mi
cólera contra ustedes…
(Ex 22).
*¡Ay
de las autoridades que se apacientan a sí mismas!
No fortalecen a las personas débiles, ni sanan a las enfermas.
No acogen a las descarriadas, ni buscan a
las perdidas…
(Ez 34).
*¡Ay
de los que corrompen la justicia… pisotean el derecho…
odian al que juzga rectamente… y detestan al testigo honrado!...
Yo conozco tus crímenes y tus pecados: -oprimes al inocente…
-aceptas
sobornos… -atropellas a los pobres
en el tribunal
(Amós 5).
*Jesús nos dice: No juren por el cielo… ni por la tierra…
Digan
sí, cuando es sí… y digan no, cuando es no…
porque todo lo que se añade procede del
demonio.
J. Castillo A.
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