miércoles, 8 de abril de 2020

Creemos que Jesús resucitó

DOMINGO DE RESURRECCIÓN
Hch 10,34-43  -  Col 3,1-4  -  Jn 20,1-9

   Después que Jesús ingresa a Jerusalén (ciudad que mata profetas),
unos griegos se acercan a Felipe y le ruegan: Queremos ver a Jesús.
Jesús les contesta: Si el grano de trigo al caer en tierra no muere,
queda solo; pero si muere, da mucho fruto (Jn 12,20ss).
   De esta manera Jesús habla de su próxima muerte y resurrección.
Hoy, ¿asumimos la causa por la que Jesús muere solo y abandonado?,
¿creemos que para cada noche oscura hay siempre un claro amanecer?

El sepulcro vacío
   Aquel viernes santo, María la madre de Jesús, María de Cleofás,
María Magdalena, el discípulo amado (Juan), y otros seguidores…
caminan con Jesús al calvario y presencian su asesinato injusto.
Recordemos que Palestina es un país ocupado por el imperio romano,
que para afianzar su poder, recurre a esas terribles ejecuciones.
   El entierro de Jesús se realiza a toda prisa, porque ya anochecía.
Como en muchas culturas, el sepulcro es un lugar a donde se acude
para liberar el dolor que se tiene por la pérdida de un ser querido.
   Sin embargo, la madrugada del primer día de la semana (domingo),
María Magdalena va al sepulcro y ve que la piedra está retirada…
el sepulcro está vacío… y el cuerpo de Jesús ha desaparecido…
¿Las autoridades han ordenado sacar su cuerpo para deshacerse de él?
¿Ha sido arrojado a una fosa? Tras una muerte atroz y humillante,
¿el Profeta Jesús se convertirá en uno más de tantos desaparecidos?
   Por eso, confusa y llorando, María Magdalena repite una y otra vez:
Se han llevado del sepulcro al Señor… Se han llevado a mi Señor
y no sé dónde lo han puesto… Si te lo has llevado, dime dónde está
   Entre 1980-2000, miles de peruanos pobres fueron: secuestrados,
torturados, asesinados, arrojados en fosas comunes, desaparecidos…
¿Hasta cuándo los autores de esos actos criminales serán protegidos?
¿Algún día se conocerá la verdad y habrá justicia?
Raquel llora desconsolada porque sus hijos están muertos (Mt 2,18).

Víctima reconciliada y reconciliadora
   Para verificar lo que María Magdalena les ha dicho sobre Jesús,
Pedro y Juan van corriendo… pero solo hallan un sepulcro vacío.
Sin embargo, cuando se dice que el discípulo Juan vio y creyó, hay
una luz de esperanza, pues según la Escritura, Jesús ha de resucitar.
   Sigamos meditando en los versículos siguientes (Jn 20,11-18).
Jesús se acerca a María Magdalena… le pregunta por qué llora…
le llama por su nombre… y empieza a liberarla de sus angustias…
para que de víctima reconciliada, llegue a ser víctima reconciliadora.
   Tratándose de la reconciliación, no se busca olvidar los problemas,
sino asumirlos y caminar hacia el futuro de una manera diferente.
Solo así aquel dolor será fuente de vida para uno mismo y para otros.
Por eso, a María Magdalena ya reconciliada, Jesús la hace misionera:
Ve a decir a mis hermanos: Subo a mi Padre, el Padre de ustedes
En adelante, María Magdalena viene a ser la apóstol de los apóstoles,
porque anuncia esta Buena Noticia: ¡He visto al Señor!
   Proclamar la resurrección de Jesús, no fue fácil para los discípulos.
Cuando Pedro y Juan anuncian al pueblo que Jesús ha resucitado,
de inmediato, las autoridades judías muy irritadas los encarcelan.
Al ser interrogados, Pedro lleno del Espíritu Santo responde:
Conste a todos ustedes y a todo el pueblo de Israel que este enfermo
ha sido sanado en nombre de Jesús, a quien ustedes crucificaron
y a quien Dios resucitó de entre los muertos.
Al prohibirles hablar y enseñar en nombre de Jesús, ellos responden:
Nosotros no podemos callar lo que hemos visto y oído.
Ya liberados, se reúnen con la comunidad y oran a Dios diciendo:
Ahora, Señor, fíjate en sus amenazas y concede a tus servidores
seguir anunciando tu mensaje con toda seguridad (Hch 4,1-31).
   Actualmente, ¿por qué el anuncio de la resurrección de Jesús,
ya no es motivo de persecución, sino de cierto conformismo?
¿Denunciamos a los que persiguen, torturan y asesinan a los actuales
hermanos de Jesús, quienes defienden la tierra, nuestra casa común,
y defienden también los derechos de los indígenas y campesinos?
   Para celebrar el triunfo de la vida sobre la muerte, sigamos a Jesús
que camina haciendo el bien y sanando a los enfermos (1ª lectura);
y nos dice: Sean valientes, yo he vencido al mundo (Jn 16,33).
¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN! 
J. Castillo A. 

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