DOMINGO DE RESURRECCIÓN
Hch 10,34-43 - Col
3,1-4 -
Jn 20,1-9
Después que Jesús ingresa a Jerusalén
(ciudad que mata profetas),
unos griegos se acercan a
Felipe y le ruegan: Queremos ver a Jesús.
Jesús
les contesta: Si el grano de trigo al caer en tierra no muere,
queda
solo; pero si muere, da mucho fruto (Jn 12,20ss).
De
esta manera Jesús habla de su próxima muerte y resurrección.
Hoy,
¿asumimos la causa por la que Jesús muere solo y abandonado?,
¿creemos
que para cada noche oscura hay siempre un claro amanecer?
El
sepulcro vacío
Aquel viernes santo, María la madre de
Jesús, María de Cleofás,
María
Magdalena, el discípulo amado (Juan), y otros seguidores…
caminan
con Jesús al calvario y presencian su
asesinato injusto.
Recordemos
que Palestina es un país ocupado por el imperio romano,
que
para afianzar su poder, recurre a esas
terribles ejecuciones.
El
entierro de Jesús se realiza a toda prisa, porque ya anochecía.
Como
en muchas culturas, el sepulcro es
un lugar a donde se acude
para
liberar el dolor que se tiene por la pérdida de un ser querido.
Sin
embargo, la madrugada del primer día de la semana (domingo),
María
Magdalena va al sepulcro y ve que la
piedra está retirada…
el
sepulcro está vacío… y el cuerpo de Jesús ha desaparecido…
¿Las
autoridades han ordenado sacar su cuerpo para deshacerse de él?
¿Ha
sido arrojado a una fosa? Tras una muerte atroz y humillante,
¿el
Profeta Jesús se convertirá en uno más
de tantos desaparecidos?
Por
eso, confusa y llorando, María Magdalena repite una y otra vez:
Se han llevado del sepulcro al Señor… Se han llevado a mi Señor
y no sé dónde lo han puesto… Si te lo has llevado, dime dónde está…
Entre
1980-2000, miles de peruanos pobres fueron: secuestrados,
torturados,
asesinados, arrojados en fosas comunes, desaparecidos…
¿Hasta
cuándo los autores de esos actos criminales serán protegidos?
¿Algún día se conocerá la verdad y habrá
justicia?
Raquel llora desconsolada porque sus
hijos están muertos
(Mt 2,18).
Víctima
reconciliada y reconciliadora
Para verificar lo que María Magdalena les
ha dicho sobre Jesús,
Pedro y Juan van corriendo…
pero solo hallan un sepulcro vacío.
Sin
embargo, cuando se dice que el discípulo Juan vio y creyó, hay
una
luz de esperanza, pues según la
Escritura, Jesús ha de resucitar.
Sigamos
meditando en los versículos siguientes (Jn 20,11-18).
Jesús
se acerca a María Magdalena… le pregunta por qué llora…
le llama por su nombre… y empieza a liberarla de sus angustias…
para
que de
víctima reconciliada, llegue a ser víctima reconciliadora.
Tratándose
de la reconciliación, no se busca olvidar los problemas,
sino
asumirlos y caminar hacia el futuro de
una manera diferente.
Solo
así aquel dolor será fuente de vida para uno mismo y para otros.
Por
eso, a María Magdalena ya reconciliada, Jesús la hace misionera:
Ve a decir a mis hermanos: Subo a mi
Padre, el Padre de ustedes…
En
adelante, María Magdalena viene a ser la apóstol de los apóstoles,
porque
anuncia esta Buena Noticia: ¡He visto al Señor!
Proclamar
la resurrección de Jesús, no fue fácil para los discípulos.
Cuando
Pedro y Juan anuncian al pueblo que
Jesús ha resucitado,
de
inmediato, las autoridades judías muy irritadas los encarcelan.
Al
ser interrogados, Pedro lleno del Espíritu Santo responde:
Conste a todos ustedes y a todo el
pueblo de Israel que este enfermo
ha
sido sanado en nombre de Jesús, a quien ustedes crucificaron
y
a quien Dios resucitó de entre los muertos.
Al
prohibirles hablar y enseñar en nombre de Jesús, ellos responden:
Nosotros
no podemos callar lo que hemos visto y oído.
Ya
liberados, se reúnen con la comunidad y oran a Dios diciendo:
Ahora, Señor, fíjate en sus amenazas y concede a tus servidores
seguir
anunciando tu mensaje con toda seguridad (Hch 4,1-31).
Actualmente,
¿por qué el anuncio de la resurrección de Jesús,
ya no es motivo de persecución, sino de cierto
conformismo?
¿Denunciamos a los que persiguen,
torturan y asesinan a los actuales
hermanos
de Jesús, quienes defienden la tierra, nuestra casa común,
y
defienden también los derechos de los indígenas y campesinos?
Para
celebrar el triunfo de la vida sobre la muerte, sigamos a Jesús
que
camina haciendo el bien y sanando a los enfermos (1ª lectura);
y
nos dice: Sean valientes, yo he vencido al mundo (Jn 16,33).
¡FELIZ PASCUA DE
RESURRECCIÓN! J. Castillo A.
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