miércoles, 29 de abril de 2020

El pastor y las ovejas

4º Domingo de Pascua, ciclo A
Hch 2,14.36-41  -  1Pe 2,20-25  -  Jn 10,1-10

   Usando un lenguaje simbólico, tomado de la vida de los pastores,
Jesús denuncia a los falsos pastores diciendo: Quien entra al redil,
no por la puerta sino por otra parte, es un ladrón y bandido.
   Luego, Jesús dice de sí mismo: Yo soy la puerta de las ovejas,
y anuncia: Yo he venido para que tengan vida abundante.

El pastor de las ovejas entra por la puerta
   En aquella época y también en nuestros días, hay malos pastores,
es decir, malas autoridades que asaltan, roban, matan (Ez 34,1ss).
   Al respecto, con mucha razón, el III Concilio de Lima (1582-1583),
hizo la siguiente denuncia que tiene actualidad:
A los curas y a otros ministros eclesiásticos manda muy de veras
que se acuerden que son pastores y no carniceros… Es cosa muy fea
que los ministros de Dios se hagan verdugos de los indios (III acc, 3º).
   No usemos mal la imagen del pastor y las ovejas, afirmando:
*La Iglesia de Cristo no es una comunidad de iguales…
sino que es una sociedad de desiguales (Vaticano I, sobre la Iglesia).
*Solo en la jerarquía reside el derecho y la autoridad… la multitud,
solo tiene el derecho de dejarse conducir (Pío XI, Vehementer Nos).
   Muy diferente lo que dice el Concilio Vaticano II (LG, n.11):
Por el bautismo, los fieles cristianos tienen el deber de confesar
delante de los hombres la fe que recibieron de Dios
Por la confirmación, están obligados con mayor compromiso
a difundir y defender la fe, con palabras y obras
En la Iglesia doméstica, los padres deben ser para sus hijos
los primeros predicadores de la fe, mediante la palabra y el ejemplo.
   Como miembros del Pueblo de Dios, tengamos presente que:
Jesús es la puerta por la que debemos entrar para conocer al Padre.
Jesús es la puerta que hace realidad entre nosotros el Reino de Dios.
Jesús es la puerta que da: -esperanza al que sufre, -paz al angustiado,
-confianza al que tiene miedo, -fuerza al servidor comprometido.

Jesús nos da vida en abundancia
   Para que venga a nosotros el Reino de Dios, ¿qué debemos hacer?
La respuesta es: practicar las enseñanzas de Jesús y seguir su ejemplo.
Él, después de cada anuncio de su muerte y resurrección, nos dice:
*El que quiere seguirme, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz
y sígame. Porque el que quiere salvar su vida, la perderá, pero
quien la pierde por mí y por el Evangelio, la salvará (Mc 8,34s).
*Si alguien quiere ser el primero, que se haga el último
El que recibe a un niño en mi nombre, a mí me recibe (Mc 9,35ss).
*Quien quiere ser más importante, hágase servidor de los demás…
Sepan que el Hijo del Hombre no ha venido a ser servido,
sino a servir y a dar su vida como rescate de muchos (Mc 10,43ss).
   Sabiendo que para cada noche hay siempre un claro amanecer,
después de esta epidemia del Covid-19 y del estado de emergencia…
no destruyamos la tierra, ni aumentemos el calentamiento global.
Para ello, sabiendo que todos nosotros somos hermanos (Mt 23,8),
los cristianos y personas de buena voluntad, sembremos esperanza:
-Trabajando por una sociedad más humana, justa, solidaria…
teniendo como punto de apoyo, en especial, a las personas indefensas.
-Multiplicando pequeñas comunidades pobres entre los pobres, que
salgan, se arriesguen y se ensucien para dar Vida a los angustiados.
-Viviendo de manera sencilla, sin dejarnos esclavizar por el consumo.
-Usando bicicletas en vez de vehículos lujosos y contaminantes.
-Denunciando las ganancias multimillonarias de  los entrenadores
y de los futbolistas, a costa de las personas pobres que van al estadio.
-Siendo simples servidores, como dice el Papa Francisco:
El Santo Pueblo fiel de Dios es al que como pastores estamos
continuamente invitados a ver, proteger, acompañar, sostener, servir.
Un padre no se entiende a sí mismo sin sus hijos.
Puede ser un muy buen trabajador, profesional, esposo, amigo;
pero lo que lo hace padre tiene rostro: son sus hijos.
Lo mismo sucede con nosotros, somos pastores.
Un pastor no se concibe sin un rebaño al que está llamado a servir.
El pastor, es pastor de un pueblo, y al pueblo se le sirve desde dentro.
Muchas veces se va adelante marcando el camino,
otras detrás para que ninguno quede rezagado y, no pocas veces,
se está en el medio para sentir bien el palpitar de la gente.
(Carta del Papa Francisco al Card. Quellet, 19-III-2016). 
J. Castillo A.

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