jueves, 3 de diciembre de 2020

Faltan profetas y santos (2º de Adviento)

2º Domingo de Adviento, ciclo B

*Una voz grita: Preparen el camino al Señor (Is 40,1-5. 9-11)

*Esperamos una tierra nueva donde reine la justicia (2Pe 3,8-14)

*Yo les bautizo con agua, Él les bautizará con el Espíritu (Mc 1,1-8)

FALTAN  PROFETAS Y SANTOS

   En el A.T. -después de varios siglos- solo se escucha este lamento:

Ya no hay profetas, y nadie sabe lo que esto durará (Sal 74,9). 

  De repente se oye una voz, pero no en el palacio del opresor romano, ni en el templo de Jerusalén, convertido en una cueva de ladrones, tampoco en el barrio residencial donde viven los sumos sacerdotes. Esa voz grita en el desierto, lugar para oír a Dios y convertirse. Es la voz del profeta Juan Bautista, hijo de Isabel y de Zacarías.

Preparen el camino al Señor

   Muchos somos insensibles ante los rostros humanos que sufren:

*Niños y niñas abandonados o víctimas de la prostitución sexual…

*Jóvenes desorientados por falta de educación, capacitación y trabajo…

*Campesinos e indígenas expulsados de la tierra donde nacieron…

*Personas ancianas que andan mendigando para poder sobrevivir…

   Además, al dejarnos esclavizar por el capitalismo, somos cómplices:

-de la destrucción de la tierra… -del problema del cambio climático…

-del peligro  en que está la vida de las próximas generaciones…

   Ante tanto egoísmo, los cristianos y personas de buena voluntad, oigamos al profeta Isaías que nos dice: Preparen el camino al Señor. Que los valles se levanten… los montes y las colinas se abajen… lo torcido se enderece… las quebradas se igualen (1ª lectura).

   Juan Bautista enviado por Dios para dar testimonio de la luz (Jn 1,6s), vive con mucha sencillez en su manera de vestir y en sus alimentos.

Los pobres, como el Bautista, son los grandes profetas del mundo, porque, llevan en su cuerpo la sociedad injusta que debe morir, y llevan en su corazón la sociedad fraterna que debe nacer.

   A quienes acuden para ser bautizados, el profeta Juan les pide convertirse, cambiar de vida, arrepentirse… Y les anuncia:

Detrás de mí viene Aquel que es más fuerte que yo.

Se trata de Jesús que es el Camino, la Verdad y la Vida (Jn 14,6), y es más fuerte porque viene a servir y a dar su vida (Mc 10,42ss).

Jesús es Buena Noticia

   Sigamos meditando en la primera frase del texto de Marcos:

Comienzo de la Buena Noticia de Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios.

   Sabiendo que Buena Noticia significa Evangelio, tengamos presente que la misma persona de Jesús es Buena Noticia.

Es Buena Noticia, al anunciar el Reino de Dios a la gente sencilla:

La gente estaba asombrada por su manera de enseñar,  lo hacía con autoridad y no como los maestros de la ley (Mc 1,22).

Es Buena Noticia, porque sana: a los enfermos (Mc 1,32ss;  6,55ss), a la hija de una mujer pagana (Mc 7,24ss), a un ciego (Mc 10,46ss)…

Es Buena Noticia, pues Él -con el testimonio de su vida- nos revela el verdadero rostro de Dios, misericordioso y compasivo:

Jesús al ver aquella multitud siente compasión… (Mc 6,34).

   Jesús es el Mesías (=el Cristo, el Ungido).

No se trata de un Mesías poderoso… sino de un Mesías servidor.

Cuando Pedro confiesa que Jesús es el Mesías… Jesús anuncia que morirá crucificado, pero resucitará al tercer día (Mc 8,29ss).

Mientras los poderosos asesinan, el Padre celestial resucita a su Hijo.

   Jesús es el Hijo de Dios. -Cuando Juan bautiza a Jesús, se escucha la voz del Padre: Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto (Mc 1,11).

-En la transfiguración: Este es mi Hijo amado, escúchenle (Mc 9,7).

-Cuando le preguntan: ¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?,

Jesús dice: Yo soy. Y verán al Hijo a la derecha de Dios (Mc 14,61s).

-El centurión: Realmente este Hombre es el Hijo de Dios (Mc 15,39).

   Busquemos a Jesús -el Hijo de Dios- en sus hermanos/as pobres:

*Este Santo Sínodo ruega y encarga, por las entrañas de Cristo, que los pastores sean: moderados, benignos, fervientes… y como padres siempre de los pobres (Santo Toribio, Lima, 1583).

*Aquella familia que comulgó volvió a su casa cantando… La humilde choza del indio se ha convertido en un templo, que tiene por sagrario el pecho de cada uno de sus moradores. ¡Cuántas oraciones mezcladas con lágrimas se elevan a Dios! ¡Cuán grandes y hermosas almas se ocultan bajo los harapos del pobre! (Mons. Rubén Berroa, Huánuco, 1934).

*Una de las principales obligaciones del párroco es socorrer y hacer socorrer a los necesitados de su parroquia. El párroco debe considerarse como el padre de los pobres… y jamás humillar al necesitado (Mons. Daniel Figueroa, Huancayo, 1952).    J. Castillo

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