miércoles, 15 de julio de 2020

Trigo. Mostaza. Levadura

16º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo A
Sab 12,13-19  -  Rom 8,26-27  -  Mt 13,24-43

   Para anunciar la Buena Noticia, Jesús observa el medio ambiente
y la sociedad: el cielo, el sol, la tierra, el agua, el viento… el trigo,
la cizaña, la vid, la higuera, la mostaza, el árbol, la flor, el vino…
el buey, la oveja, la gallina y sus pollitos… el campesino, el pescador,
el pastor, la mujer que da a luz, prepara el pan o limpia la casa…

El Hijo del Hombre siembra la buena semilla
   La parábola del trigo y la cizaña (y cualquier otra mala hierba)
es una respuesta a la impaciencia de “los buenos y sabios” quienes,
escandalizados por la corrupción e injusticia que hay en la sociedad,
quieren eliminar a “los malos”, con el fin de reinar ellos solos.
Jamás se puede justificar la violencia que causa muertes inocentes,
pues, nada ni la religión puede ser utilizada contra la vida humana.
   Hablando a los campesinos, Mons. L. Vallejos dice: Quiero animar
tu esperanza. Decirte que ames la tierra que germina, tu siembra,
los animales, tus herramientas… Que ames tu cultura, tu canto,
tu lenguaje, tu estilo, tu familia y tu paisaje. Que junto a otros
campesinos te prepares y organices, porque es solamente la unidad
lo que hace la fuerza… (Cusco, 31 de enero de 1982).
   Sin embargo, hoy, se violan los derechos humanos, sobre todo,
de los campesinos cuyas tierras son contaminadas o expropiadas, por
culpa de quienes no oyen el grito de la tierra ni de los pobres (LS, 49).
   En esta situación, ¿cómo sembrar buena semilla?... ¿qué hacer?... 
*Como toda persona, reconocer nuestras limitaciones y convertirnos.
*Denunciar a los que destruyen la vida de la tierra y del ser humano.
*Y, sobre todo, como seguidores/as de Jesús, el Profeta de Nazaret,
anunciar que el Reino de Dios es vida, justicia, paz… y arriesgarnos
para liberar a los oprimidos… y con ellos liberar a los opresores.
*Solo al final, Jesús el Hijo del Hombre separará el trigo de la cizaña:
En el Reino de Dios, los justos brillarán como el sol. Los malvados
que han sido arrojados, llorarán… El que tenga oídos que escuche.

El  grano de mostaza
   Al  anunciar el Reino, Jesús no lo compara con el cedro, que nos
llevaría a buscar: poder, dinero, privilegios, honores (Ez 17,22s).
   Los cristianos no debemos hacer de la Eucaristía una ceremonia
triunfalista, llenando de multitud los coliseos, estadios, plazas
El ideal que Jesús nos propone está en lo pequeño, humilde, ordinario,
por ejemplo, en las pequeñas comunidades reunidas en una casa para:
oír la Palabra de Dios y participar en la fracción del pan (Hch 2,42).
Se trata de hacer realidad una Iglesia pobre entre los pobres.
   No olvidemos que la pequeña semilla de la mostaza es perjudicial,
porque se multiplica con facilidad y acaba con las plantas útiles.
Luego vienen las aves, otra plaga, que se aprovechan de los frutos.
Para los poderosos de siempre, el Reinado de Dios es perjudicial
y no pueden librarse de él, aunque persiguen o asesinen: La sangre
de los mártires es semilla de nuevos cristianos (Tertuliano, 160-220).

La levadura y la harina
   En Nazaret, Jesús veía que su madre y otras mujeres se levantaban
temprano los viernes para preparar el pan para toda la semana.
Hoy también, hay personas que preparan nuestro pan de cada día.
Para ello, mezclan la levadura con la harina hasta que todo fermente.
Poca levadura tiene fuerza suficiente para fermentar toda la masa.
Así -dice Jesús- actúa Dios, desde adentro, de una manera sencilla.
   En esta parábola, no debemos olvidar otro elemento cultural,
pues la levadura -para los judíos- era algo negativo para lo sagrado;
es por eso que durante la Cena pascual comían pan sin levadura.
Levadura mezclada en la masa era, exactamente, como los poderosos
miran el movimiento de Jesús, algo que molesta “desde adentro”.
   Al respecto, ¿por qué los ricos tienen miedo a la gente pobre
que: ve… oye… habla… se levanta… camina… y sigue a Jesús?
Por la sencilla razón que ya pueden denunciar las ayudas paliativas:
Quizás das limosna. Pero, ¿de dónde la sacas sino es de tus robos,
del sufrimiento, de las lágrimas, de los lamentos?
Si el pobre supiera de dónde viene tu limosna, la rechazaría;
porque tendría la impresión de morder la carne de sus hermanos
Él te diría: -no sacies mi sed con las lágrimas de mis hermanos…
-deshaga tu pandilla y nosotros sabremos desenvolvernos muy bien.
(Gregorio de Nisa, 335-394, Sermón contra los usureros).
J. Castillo A.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu comentario puede ayudar a mejorar este blog