miércoles, 7 de marzo de 2018

Jesús y Nicodemo

4º Domingo de Cuaresma, ciclo B
2Cro 36,14-23  -  Ef 2,4-10  -  Jn 3,14-21

   Nicodemo es fariseomaestro en Israel… magistrado judío…;
sin embargo, busca hablar con Jesús, pero de noche.
   En la parte final del diálogo (evangelio de hoy) Jesús anuncia:
-El Hijo de Dios será elevado, crucificado… (cf. Jn 8,28; 12,32s).
-Dios nos ama tanto que nos entrega a su Hijo único
-Hay personas que prefieren las tinieblas a la luz de la verdad
   Son temas centrales en la vida de Jesús, según el Evangelio de Juan.

Creer en Jesús crucificado para tener Vida plena
   Jesús que acoge y perdona a gente pecadora, y come con ellos…
que sana a muchos ciegos cojos, lisiados; incluso en día sábado…
que actúa con entrañas de misericordia con los que sufren y lloran…
es perseguido por los fariseos, los maestros de la Ley, los sacerdotes;
quienes le condenan a morir crucificado, como si fuera un malhechor.
*Las autoridades judías persiguen y buscan matar a Jesús, porque:
no respeta el descanso sabático y dice que Dios es su Padre (Jn 5,15ss).
*Cuando Jesús, en Betania, resucita a su amigo Lázaro,
los sumos sacerdotes y los fariseos deciden darle muerte (Jn 11,47ss).
    En 1559, a quienes buscan riquezas, asesinando a los Indios,
Bartolomé de Las Casas los denuncia diciendo: Dejo en las Indias,
a Jesucristo nuestro Dios, azotado y afligido, abofeteado y crucificado,
no una, sino millares de veces, cuando de parte de los españoles,
se destruyen a aquellas gentes…y se les quita la vida antes de tiempo.
   Actualmente, con la complicidad de ciertas autoridades corruptas,
los nuevos encomenderos del sistema neoliberal hacen algo peor:
despojan de sus tierras a los campesinos e indígenas, para satisfacer
los intereses de grupos económicos que destruyen, irracionalmente,
las fuentes de vida en perjuicio de la misma humanidad (DA, n. 471).
   En este contexto, escuchemos a Jesús nuestro Salvador que dice:
Si el grano de trigo al caer en tierra no muere, queda infecundo,
pero si muere, da abundante fruto (Jn 12,24).

Tanto nos ama Dios que nos entrega a su Hijo único
   En el diálogo con Nicodemo, Jesús anuncia: Dios envía a su Hijo
no para condenar, sino para que el mundo se salve por medio de Él.
   Para que el Reino de Dios -que es amor y vida- llegue a nosotros,
el mismo Dios nos entrega todo lo que posee: su Hijo único,
para que los hombres y mujeres nos amemos y tengamos vida.
Al respecto, Jesús nos dice: Ámense unos a otros como yo les amo.
En esto reconocerán que ustedes son mis discípulos,
en el amor que se tengan unos a otros (Jn 13,34s). Luego añade:
El amor más grande es dar la vida por sus amigos (Jn 15,13).
   Dar vida significa, hoy, optar por la justicia y amar al prójimo:
*La religión pura y sin mancha delante de Dios Padre es esta:
ayudar a los huérfanos y viudas en sus necesidades,
y no dejarse contaminar por la corrupción del mundo (Stgo, 1,27).
*Si uno dice: yo amo a Dios y, al mismo tiempo, odia a su hermano,
es un mentiroso. Pues, si uno no ama a su hermano, a quien ve,
¿cómo puede amar a Dios, a quien no ve? (1Jn 4,20).
  
Unos prefieren las tinieblas… otros la luz de la verdad
   Sigamos examinándonos para ver cuánto de luz o de tinieblas hay:
*en nosotros… en nuestras familias… en nuestras parroquias…
*en los diversos proyectos sociales del campo y de la ciudad…
*en nuestras autoridades: locales… regionales… nacionales…
   Hoy en día, como discípulos de Jesús debemos ser luz (Mt 5,14),
para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte
Debemos amar a todas las personas que viven en nuestra sociedad,
para anunciarles el inmenso amor que Dios compasivo nos tiene.
   Ahora bien, guiados por las enseñanzas, obras y gestos de Jesús,
los cristianos debemos optar por la vida en vez de la muerte; porque,
no podemos servir -al mismo tiempo- a Dios y al dinero (Mt 6,24).
No hay término medio, ser mediocres es lo peor que podemos hacer,
pues Dios nos dice: Conozco tus obras, no eres ni frío ni caliente,
pero como eres tibio, ni frío ni caliente, voy a vomitarte (Apc 3,15s).
   Ojalá los que andan en la oscuridad de la injusticia y corrupción,
se conviertan, dejen de hacer el mal y cumplan la voluntad de Dios.
   Defendamos la vida de las personas y la vida de la madre tierra;
pues Jesús mismo nos dice: Yo soy la luz del mundo, quien me sigue
no camina en tinieblas, pues tiene la luz de la vida (Jn 8.12).
J. Castillo A.

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