4º Domingo de Cuaresma, ciclo B
2Cro 36,14-23 - Ef
2,4-10 -
Jn 3,14-21
Nicodemo es fariseo… maestro en
Israel… magistrado judío…;
sin
embargo, busca hablar con Jesús, pero de noche.
En
la parte final del diálogo (evangelio de hoy) Jesús anuncia:
-El
Hijo de Dios será elevado, crucificado… (cf. Jn 8,28; 12,32s).
-Dios
nos ama tanto que nos entrega a su Hijo único…
-Hay
personas que prefieren las tinieblas a la luz de la verdad…
Son
temas centrales en la vida de Jesús, según el Evangelio de Juan.
Creer
en Jesús crucificado para tener Vida plena
Jesús que acoge y perdona a gente pecadora, y come con ellos…
que
sana a muchos ciegos cojos, lisiados; incluso en día sábado…
que
actúa con entrañas de misericordia con los que sufren y lloran…
es perseguido por los
fariseos, los maestros de la Ley, los sacerdotes;
quienes
le condenan a morir crucificado, como si fuera un malhechor.
*Las autoridades judías persiguen y buscan matar a Jesús,
porque:
no
respeta el descanso sabático y dice que Dios es su Padre (Jn 5,15ss).
*Cuando Jesús, en Betania, resucita a su
amigo Lázaro,
los
sumos sacerdotes y los fariseos deciden darle muerte (Jn 11,47ss).
En
1559, a quienes buscan riquezas, asesinando
a los Indios,
Bartolomé
de Las Casas los denuncia diciendo: Dejo en las Indias,
a Jesucristo nuestro Dios, azotado y afligido, abofeteado y
crucificado,
no una, sino millares de veces, cuando
de parte de los españoles,
se destruyen a aquellas gentes…y se les quita la vida antes de tiempo.
Actualmente,
con la complicidad de ciertas autoridades corruptas,
los
nuevos encomenderos del sistema neoliberal hacen algo peor:
despojan de sus tierras
a los campesinos e indígenas, para satisfacer
los intereses de grupos económicos que destruyen, irracionalmente,
las fuentes de vida en perjuicio de la
misma humanidad (DA,
n. 471).
En
este contexto, escuchemos a Jesús nuestro Salvador que dice:
Si el grano de trigo al caer en tierra no muere, queda infecundo,
pero si muere, da abundante fruto (Jn 12,24).
Tanto
nos ama Dios que nos entrega a su Hijo único
En el diálogo con Nicodemo, Jesús
anuncia: Dios envía a su Hijo
no para condenar, sino para que el mundo se salve por medio de Él.
Para
que el Reino de Dios -que es amor y vida-
llegue a nosotros,
el
mismo Dios nos entrega todo lo que posee: su Hijo único,
para
que los hombres y mujeres nos amemos y tengamos vida.
Al
respecto, Jesús nos dice: Ámense unos a otros como yo les amo.
En esto reconocerán que ustedes son mis
discípulos,
en el
amor que se tengan unos a otros (Jn 13,34s). Luego añade:
El
amor más grande es dar la vida por sus
amigos
(Jn 15,13).
Dar
vida significa, hoy, optar por la
justicia y amar al prójimo:
*La religión pura y sin mancha delante de Dios
Padre es esta:
ayudar a los huérfanos y viudas en sus necesidades,
y no
dejarse contaminar por la corrupción del mundo (Stgo, 1,27).
*Si uno dice: yo amo a Dios y, al mismo tiempo, odia a su hermano,
es un mentiroso. Pues, si uno no ama a su hermano, a quien ve,
¿cómo puede amar a Dios, a quien no ve? (1Jn 4,20).
Unos
prefieren las tinieblas… otros la luz de la verdad
Sigamos examinándonos para ver cuánto de luz o de tinieblas hay:
*en
nosotros… en nuestras familias… en nuestras parroquias…
*en
los diversos proyectos sociales del campo y de la ciudad…
*en
nuestras autoridades: locales… regionales… nacionales…
Hoy
en día, como discípulos de Jesús debemos ser
luz (Mt 5,14),
para
iluminar a los que viven en tinieblas y
en sombras de muerte…
Debemos
amar a todas las personas que viven
en nuestra sociedad,
para
anunciarles el inmenso amor que Dios compasivo nos tiene.
Ahora
bien, guiados por las enseñanzas,
obras y gestos de Jesús,
los
cristianos debemos optar por la vida
en vez de la muerte; porque,
no podemos servir -al mismo tiempo- a
Dios y al dinero
(Mt 6,24).
No
hay término medio, ser mediocres es
lo peor que podemos hacer,
pues
Dios nos dice: Conozco tus obras, no eres ni frío ni caliente,
pero como eres tibio, ni frío ni caliente, voy a vomitarte (Apc 3,15s).
Ojalá
los que andan en la oscuridad de la injusticia y corrupción,
se conviertan, dejen de hacer el mal y cumplan la voluntad
de Dios.
Defendamos
la vida de las personas y la vida de la madre tierra;
pues
Jesús mismo nos dice: Yo soy la luz del mundo, quien me sigue
no camina en tinieblas, pues tiene la luz de la vida (Jn 8.12).
J. Castillo A.
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