III Domingo de
Pascua (ciclo C)
Hch 5,27-41
- Ap 5,11-14 - Jn
21,1-19
Un día, Andrés va en busca de su hermano Simón para
decirle: Hemos encontrado
al Mesías, al Cristo, y lo condujo a
Jesús.
Jesús le dice: Tú eres Simón… tú te llamarás Pedro
(Jn 1,35-42).
*Más tarde, cuando muchos de sus discípulos abandonan
a Jesús, Pedro dice: Señor,…
tú tienes palabras de vida eterna. Nosotros creemos y sabemos
que tú eres el Santo de Dios (Jn 6,66-68).
*Cuando Jesús va a lavarle los pies, Simón Pedro le
dice: Señor, ¿tú me vas a
lavar los pies a mí? Entonces Jesús
le responde: Ahora no
entiendes lo que estoy haciendo, más tarde lo entenderás… Si no te lavo
los pies, no podrás compartir mi suerte (Jn 13,6-9).
*Luego, durante el discurso de despedida Simón Pedro
le dice a Jesús: Señor,
¿por qué no puedo seguirte? Daré mi vida por ti (Jn 13,36ss).
¿por qué no puedo seguirte? Daré mi vida por ti (Jn 13,36ss).
*Sin embargo, después que tomaron preso a Jesús, Pedro
le siguió
y, en la casa de Anás ante una criada, negó conocer a Jesús (Jn 18,15-27).
¿Todo habrá terminado con la muerte dolorosa de Jesús en Jerusalén?
y, en la casa de Anás ante una criada, negó conocer a Jesús (Jn 18,15-27).
¿Todo habrá terminado con la muerte dolorosa de Jesús en Jerusalén?
Lo cierto es que Pedro
y seis compañeros abandonan Jerusalén.
Sea por temor a perder la vida, por el desaliento que experimentan,
o por querer olvidar aquellos hechos terribles, ellos vuelven a Galilea.
Allí tratarán de retomar la vida que llevaban antes de conocer a Jesús.
Sea por temor a perder la vida, por el desaliento que experimentan,
o por querer olvidar aquellos hechos terribles, ellos vuelven a Galilea.
Allí tratarán de retomar la vida que llevaban antes de conocer a Jesús.
*Simón Pedro toma la iniciativa y les dice: Voy a pescar.
Ellos le responden: Vamos también nosotros contigo.
Pero algo no funciona. Trabajaron toda la noche y no
pescaron nada.
Ellos que son expertos en las tareas del mar ni
siquiera pueden pescar.
*Las personas que han sufrido: encarcelamiento,
torturas, violación,
desplazamiento, muerte y desaparición de sus seres
queridos,…
conocen mejor la frustración que siente Pedro y sus
compañeros.
A través del activismo buscan: -distanciarse del
dolor padecido…
-rehacer sus vidas destrozadas… -olvidar lo que les ha
ocurrido…
pero, todo es en vano… ¿Qué
debemos hacer? ¿Cómo reconciliarlos?
Un modelo de
reconciliación integral
En el encuentro de Jesús con sus discípulos, en el lago
de Tiberiades,
vemos los pasos que se deben dar en todo proceso de
reconciliación;
para que las víctimas
se reconcilien y sean víctimas reconciliadoras.
*Acompañar:
Al
amanecer Jesús se presenta en la orilla…
Jesús observa el fracaso de sus discípulos en su
intento por pescar.
Quizás, por olvidar los acontecimientos dolorosos de
Jerusalén,
todos ellos -sin darse cuenta- han estado pescando en
el mismo lugar.
Jesús se dirige a ellos y, para sacarlos de la obsesión
en que están,
les dice: Echen
las redes a la derecha de la barca y pescarán…
Acompañar a las víctimas exige tener paciencia y capacidad
de oír,
para que expresen -una y otra vez- la pesada carga que
llevan consigo.
*Acoger: Jesús
les dice: Vengan a desayunar…
Luego Jesús crea un ambiente de confianza, seguridad y
hospitalidad,
preparando el
desayuno, pidiéndoles traer algo de lo que han pescado
y, como en otra ocasión (Jn 6), Él mismo se puso a
servir la comida:
Toma el pan y lo
reparte entre ellos, lo mismo hace con el pescado.
Estos gestos ayudan a preparar a las víctimas para que
la gracia divina
restaure sus vidas y, así, asuman el pasado de una
manera diferente.
*Reconciliar:
Simón,
hijo de Juan, ¿me amas?…
Al terminar de comer, Jesús se dirige a Simón Pedro, no
para remover
aquellos dolorosos momentos en que Pedro le abandonó y
le negó.
En vez ello, Jesús le pregunta: Simón, ¿me amas?... ¿me quieres?...
Esta sencilla pregunta debió impresionar a Pedro, quien
entristecido
le responde: Señor,
tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.
La reconciliación es una experiencia de resurrección,
que nos lleva
a participar de lo que Dios ha obrado en Jesús para
nuestro bien;
y restable también nuestra dignidad humana: ser imagen de Dios.
*Encomendar una
tarea: Apacienta mis ovejas…
A Pedro que un día negó conocer a Jesús, se le
encomienda ahora
mantener vivo el recuerdo de Jesús en aquella
comunidad naciente.
Se le confía también cuidar y apacentar el pequeño
rebaño de Jesús.
Todo esto permite a Pedro recordar su pasado de manera
distinta
y contribuir, en adelante, para crear una comunidad
donde todos/as
se amen mutuamente como Jesús nos amó (Jn 13,34-35).
¿Los gestos de acompañar…
acoger… reconciliar…
y encomendar
tareas… se llevan a cabo en nuestras
celebraciones litúrgicas?
J. Castillo A.
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