jueves, 21 de enero de 2021

Responder con el corazón (Domingo 24 de Enero)

 

“Se ha cumplido el plazo, … Convertíos y creed el Evangelio”(Mc 1,15). Lo dijo Jesús al comienzo de su vida pública. “Se ha cumplido el plazo”, es decir, ya es el tiempo. Hay que mirar al presente. ¡Basta de mirar a un pasado que fue o de apuntar a un futuro que aún no es! ¡Ya!. Manos a la obra.

Los primeros discípulos captaron el apremio. “¡Venid conmigo!”. No se tomaron a broma la llamada, no aplazaron la decisión para más adelante, ni se pararon a discutir con Jesús las condiciones del seguimiento. “Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron” (cf Mc 1,10). 

¡Ay si se hubieran parado a especular! De ser así nunca habrían tomado la firme decisión de ser discípulos. Porque cuando se ven claras las ventajas de la opción por Cristo no falta nunca a la cita el demonio de la imaginación. 

El tentador pone en marcha los resortes de la duda que tiende a justificar la cobardía del timorato acomodándolo en su pereza. De este modo se sigue imponiendo la dinámica de la indecisión: “¿No me estaré comiendo el coco? ¿No será exagerado dar un vuelco tan brutal a mi vida? ¿No puedo servir a Dios tal como lo hago hasta ahora? ¿No estoy bien como estoy? ¿Qué pensarán de mí mis parientes, mis amigos, mis compañeros de trabajo si cambio de vida alejándome de lo socialmente aceptado?". ¡Maldita honra!, diría santa Teresa.

Lo decíamos la semana pasada: la crisis no es de vocaciones (llamadas) sino de respuestas. Dios sigue llamando. ¿Cómo? La globalización nos acerca como nunca a las realidades del mundo. Cada noticia que nos habla de violencia, vanidad, corrupción, abusos, indiferencia ante el sufrimiento, etc. lleva impresa la llamada a ayudar a quienes son dominados por tales pasiones y a los que sufren las consecuencias de las mismas.

Si abres los ojos a la realidad de este año de pandemia, si contemplas con el corazón a todas las personas que se ven afectadas, oirás que Cristo te llama a vivir con Él para los demás. Dios sigue hablando y dejándose ver y oír en los acontecimientos, lo que el concilio Vaticano II llamó  "signos de los tiempos". "El reino de Dios está cerca", tan cerca que lo puedes abrazar con solo dar un paso hacia adelante en tu decisión de amar. Párate y contempla el paso de Dios en todo lo que sucede, escucha su llamada y entra en la dinámica de su compasión y amor.

La razón humana, tan endiosada en estos tiempos de modernidad, tiende a hallar justificaciones teóricas para huir del compromiso con la realidad. Pero los problemas no se resuelven con ríos de tinta sino con acciones concretas fruto de una voluntad decidida a echarse hacia adelante. ¿Cuándo desmitificaremos las razones teóricas, el saber intelectual, para recuperar la sabiduría práctica del corazón? Ya dijo B. Pascal que “el corazón tiene razones que la razón no entiende”. La llamada de Dios y su positiva respuesta a ella sólo la puedes entender y vivir desde la lógica del amor (lógica del corazón). 

Por amor deja uno a su padre y a su madre y se une a su mujer, haciéndose uno con ella (cf Mt 19,5). Por la misma lógica del amor Santiago y Juan, “dejaron a su padre Zebedeo en la barca y se marcharon con Jesús” (Mc 1,10). El amor es locura. Sólo la ilógica lógica del amor es capaz de explicar la paradoja del vivir muriendo por los demás.

"¡Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios! Convertíos”, es tiempo de dejar atrás lo viejo y abrazar lo nuevo, es tiempo de cambiar, tiempo de amar, tiempo de mirar de un modo nuevo la realidad social y mi realidad personal. Estos meses de pandemia son una buena oportunidad para recobrar algo que estabas perdiendo: la sabiduría del corazón. Ni las razones económicas, ni las políticas, ni las filosóficas podrán nunca superar a las paradójicas razones del corazón, la razón del amor, que me hace capaz de vivir como Cristo: muriendo para dar vida al mundo. A este seguimiento llama Jesús a sus discípulos.  

 * * * 

Estamos celebrando la semana de oración por la Unidad de los Cristianos. Ni las teologías ni las prácticas cultuales nos unen.  Sólo desde el corazón es posible la unidad. "Permaneced en mi amor y daréis fruto en abundancia". 

Una reflexión de años atrás sobre el tema de la unidad en este enlace:


Casto Acedo Gómez. 2021.

1 comentario:

  1. Me ha conmovido!! Que pasión en las palabras!! Que apremiantes!! Por qué no se manifiesta esa pasión en nuestras celebraciones, en nuestros cantos en nuestras homilias? Hemos perdido fuelle, nos falta como siempre mucho, mucho Espíritu Santo.

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