miércoles, 6 de diciembre de 2017

Hacen falta profetas

2º Domingo de Adviento, ciclo B: 10
Is 40,1-5. 9-11  -  2Pe 3,8-14  -  Mc 1,1-8

   Han pasado varios siglos… y solo se escucha este lamento:
Oh Dios, ¿por qué nos abandonaste? Ya no tenemos profeta (Sal 74).
  De repente se oye una voz, pero no en los palacios de los opresores,
ni en el templo de Jerusalén, convertido en una cueva de ladrones,
tampoco en el barrio residencial donde viven los sumos sacerdotes.
   Esa voz grita en el desierto, lugar para oír a Dios y convertirse.
Es la voz del profeta Juan Bautista, hijo de Zacarías e Isabel.

Preparen el camino al Señor
   Muchos somos insensibles ante los rostros humanos que sufren:
-niños y niñas abandonados o víctimas de la prostitución sexual…
-jóvenes desorientados por falta de capacitación y trabajo…
-campesinos e indígenas expulsados de la tierra donde nacieron…
-personas ancianas que andan mendigando para poder sobrevivir…
   También somos cómplices del consumismo que: -destruye la tierra,
-agota los recursos naturales, -aumenta el cambio climático,
-pone en peligro la vida de las próximas generaciones…
   Los creyentes y personas de buena voluntad, ¿qué debemos hacer?
*El profeta Isaías nos dice: Preparen el camino al Señor. Y añade:
Que los valles se levanten… los montes y las colinas se abajen…
lo torcido se enderece… las quebradas se igualen (1ª lectura).
*Juan Bautista enviado por Dios para dar testimonio de la luz (Jn 1),
vive con mucha sencillez en su manera de vestir y en sus alimentos;
allí está el camino para: alimentar, vestir, acoger… a los necesitados.
A quienes acuden para ser bautizados, el profeta Juan les anuncia:
Detrás de mí viene Aquel que es más fuerte que yo… Ciertamente,
Jesús es más fuerte, pues viene a servir y a dar su vida (Mc 10,42ss).
   Actuando así, tiene sentido agradecer a Dios, porque su Hijo Jesús:  
-es el Camino que nos conduce al Padre,
-es la Verdad que nos hace libres,
-es la Vida que nos colma de alegría (Plegaria eucarística V/b).

Jesús es Buena Noticia
   Reflexionemos en la primera frase del texto de Marcos:
Origen de la Buena  Noticia de Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios.
   *Sabiendo que la palabra Evangelio significa Buena Noticia,
tengamos presente que la misma persona de Jesús es Buena Noticia.
-Es Buena Noticia para las personas sencillas:
La gente estaba asombrada por su manera de enseñar, 
lo hacía con autoridad y no como los maestros de la ley (Mc 1,22).
-Es Buena Noticia porque sana a los enfermos (Mc 1,32ss;  6,55ss),
a la hija de una mujer pagana (Mc 7,24ss), a un ciego (Mc 10,46ss)…
-Es Buena Noticia, pues Él -con el testimonio de su vida-
nos revela el verdadero rostro de Dios, misericordioso y compasivo:
Jesús al ver aquella multitud siente compasión… (Mc 6,34).
   *Jesús es el Mesías (Cristo, Ungido).
No se trata de un Mesías poderoso… sino de un Mesías servidor.
Cuando Pedro confiesa que Jesús es el Mesías… Jesús anuncia
que morirá crucificado, pero resucitará al tercer día (Mc 8,29ss).
Mientras los poderosos asesinan… Dios Padre resucita a su Hijo.
   *Jesús es el Hijo de Dios. -Cuando Jesús es bautizado por Juan,
Dios Padre le dice: Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto (Mc 1,11).
-En la transfiguración: Este es mi Hijo amado, escúchenlo (Mc 9,7).
-A la pregunta: ¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?,
Jesús dice: Yo soy. Y verán al Hijo a la derecha de Dios (Mc 14,61s).
-Un pagano: Realmente este Hombre era Hijo de Dios (Mc 15,39).
   Busquemos a Jesús -el Hijo de Dios- en sus hermanos pobres:
-Este santo sínodo ruega y encarga, por las entrañas de Cristo,
que los pastores sean: moderados, benignos, fervientes…
y como padres siempre de los pobres (Santo Toribio, 1583).
-Aquella familia que comulgó volvió a su casa cantando…
La humilde choza del indio se ha convertido en un templo,
que tiene por sagrario el pecho de cada uno de sus moradores.
¡Cuántas oraciones mezcladas con lágrimas se elevan a Dios!
¡Cuán grandes y hermosas almas se ocultan
bajo los harapos del pobre! (Mons. Rubén Berroa, 1934).
-Una de las principales obligaciones del párroco es socorrer
y hacer socorrer a los necesitados de su parroquia,
El párroco debe considerarse como el padre de los pobres
y jamás humillar al necesitado (Mons. Daniel Figueroa, 1952).
J. Castillo A.

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