miércoles, 27 de diciembre de 2017

Experiencia y esperanza

Sagrada Familia, ciclo B
Eclo 3,2-14  -  Col 3,12-21  -  Lc 2,22-40

   Cuando la experiencia de los adultos y la esperanza de los jóvenes
caminan juntos… es más fácil construir un mundo fraterno.
   En efecto: La juventud no es solo la falta de arrugas y de canas…
La vejez no es solo la edad avanzada… Ser joven es tener una causa
a la que consagrar la propia vida (Mons. Helder Cámara, en 1968).

La experiencia de Simeón y Ana, personas mayores
   En el diálogo con la samaritana, Jesús dice a sus discípulos:
Yo les he enviado a cosechar donde otros han trabajado,
ahora ustedes recogen el fruto del esfuerzo de ellos (Jn 4,38).
¿Qué frutos ofrecemos los adultos/as a las próximas generaciones?
   Simeón no es funcionario del templo. Es un hombre justo, piadoso;
y -siendo de edad avanzada- espera la liberación de su pueblo.
Por eso, cuando José y María llegan al templo llevando al niño Jesús,
Simeón -conducido por el Espíritu Santo- va al encuentro de ellos…
toma al niño Jesús en sus brazos… y bendice a Dios diciendo:
Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz,
porque mis ojos han visto la salvación… Luego, le dice a María:
Mira, este niño será acogido por unos y rechazado por otros.
Y añade: En cuanto a ti, una espada de dolor atravesará tu corazón.
En el Calvario, María está junto a su hijo Jesús crucificado (Jn 19,25).
   Ana es viuda, anciana de ochenta y cuatro años,  y profetisa.
Ella también va al templo y, desde que ve al niño Jesús, alaba a Dios
y habla del niño a todos los que esperan la liberación de Jerusalén.
Recordemos: Jesús acoge a varias mujeres como discípulas (Lc 8,1s),
y son mujeres las que proclaman a Jesús resucitado (Mt 28,5ss).
Hoy hacen falta  profetas y profetisas que anuncien el Reino de Dios:
-Les recomiendo a nuestra hermana Febe, diaconisa… (Rom 16).
-Saluden a Prisca y Áquila y a la iglesia que se reúne en su casa
-Dios ha querido que en la Iglesia haya en primer lugar apóstoles,
en segundo lugar profetas, en tercer lugar maestros… (1Cor 12,28).

La esperanza de José y María, jóvenes esposos
   Después que María de Nazaret acepta ser la madre de Jesús,
va de prisa a las montañas de Judea para visitar a su prima Isabel.
Desde aquel humilde hogar, ambas mujeres gestantes elevan su voz:
*Para defender la dignidad de la mujer, frecuentemente pisoteada
por una sociedad machista: Bendita eres entre las mujeres
*Para valorar el don de la vida de los más indefensos, a saber,
los que están en el seno materno: Bendito es el fruto de tu vientre
*Para anunciar la liberación que Dios nos ofrece desde los pobres:
Dios derriba del trono a los poderosos y eleva a los humildes,
colma de bienes a los hambrientos y despide vacíos a los ricos…
   Más tarde, Jesús retomará estas palabras de María, su madre,
y anunciará un mensaje liberador a los pobres y hambrientos,
a los que lloran y son odiados, a los excluidos y despreciados (Lc 6).
   Meses después, José y María -jóvenes esposos- van a Belén.
Allí, en un establo, María da a luz a Jesús su hijo primogénito;
y, en ese establo, reciben la visita de unos pastores despreciados.
   Cuarenta días después José y María, van al templo de Jerusalén
para el rito de la purificación de la madre (Lev 12),
y para la presentación de Jesús, hijo primogénito de María (Ex 13).
   Días antes de su pasión y muerte, Jesús ingresa en Jerusalén,
y purifica el templo convertido en un lugar de negocios, exclamando:
Mi casa es casa de oración y no cueva de ladrones (Lc 19,45s).

Jesús de Nazaret crece en edad, sabiduría y gracia
   Jesús, que ha recorrido las etapas de vida de toda persona humana,
es el Camino, la Verdad y la Vida para niñosjóvenesadultos
   Al respecto, escuchemos el mensaje a los jóvenes del Vaticano II:
Ustedes jóvenes van a recibir la antorcha de manos de sus mayores
y van a vivir en el mundo en el momento
de sus más gigantescas transformaciones de su historia.
Ustedes, recogiendo lo mejor del ejemplo y de las enseñanzas
de sus padres y maestros, van a formar la sociedad de mañana;
se salvarán o perecerán con ella… Luego, los obispos dicen:
Sobre todo para ustedes jóvenes, la Iglesia acaba de alumbrar
en su Concilio una luz, luz que alumbrará el porvenir…Y terminan:
Miren el rostro de Jesús, el héroe verdadero, humano y sabio,
el Profeta de la verdad, del amor, el amigo de los jóvenes.
J. Castillo A.

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