miércoles, 19 de mayo de 2021

Pentecostés (23 de Mayo)

  


Ciclo C: Hch 2,1-11; Sal 103;1 Cor 12,3-7.12-13; Jn 20,19-23.
 
Dios es Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. El Padre es Dios, el Hijo es Dios, el Espíritu Santo es Dios. Tres personas distintas y un solo Dios verdadero. Así pues, Dios es Comunidad, Unidad de personas. Un solo Dios. 
 
Todo esto, que dicho así parece un juego de palabras y adivinanzas, es sólo un intento de definir lo indefinible, de hablar de lo inefable, de encerrar en conceptos lo inabarcable y de expresar en términos finitos lo infinito e incomprensible. Tal vez la única verdad que transmiten estas palabras sea la de que Dios es Misterio. La Solemnidad de la Santísima Trinidad, el próximo domingo, celebrará este Misterio de fe.

¿Cómo hemos podido llegar a conocer el misterio de Dios? ¿Cómo sabemos que Jesús de Nazaret es el Verbo Encarnado? ¿Quién ha llegado a desvelar que Dios es Trinidad de personas?

Desde luego no llegamos a saber de este misterio por una serie de silogismos filosóficos. Tampoco es fruto de experimentos científicos. Es una verdad que conocemos por revelación: “Nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar” (Mt 11,27). “¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos” (Mt 16,17; “Habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: "¡Abba, Padre!” (Rm 8,15).

 Estos y otros textos vienen a reiterar lo que san Pablo dice a los Corintios: nadie puede saber ni decir que “Jesús es Señor” sino el que lo sabe y hace movido por el mismo Dios (cf 1 Cor 12,3b).  “Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena” (Jn 16,13). 
Es el Espíritu Santo el único que nos puede acercar a la Verdad de la fe.


La experiencia personal de Dios

Después de resucitar el Señor Jesús se apareció a los discípulos en la casa donde permanecían encerrados por miedo a los judíos“Y en esto entró Jesús, se puso en medio, … exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: ´Recibid el Espíritu Santo´” (Jn 19b.22). El mismo don del Espíritu se narra en el libro de los Hechos de forma más espectacular: "Estaban (los creyentes) reunidos en el mismo lugar. De repente se produjo desde el cielo un estruendo, coo de viento que soplaba fuertemente, y llenó toda la casa donde se encontraban sentados. Vieron aparecer unas lenguas como llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de ellos. Se llenaron todos de Espíritu Santo..." (Hch 2, 1-4).   
 
Podríamos decir que Pentecostés es la fiesta de la experiencia de Dios, del encuentro directo, de la supresión de los intermediarios. Si al Padre lo hallamos en la creación, y al Hijo en la historia, al Espíritu lo percibimos en la interioridad y cercanía del corazón; y desde el centro mismo de mi persona ilumina mi ser criatura del Padre y mi seguimiento del Hijo.

Una auténtica vida de fe no es posible sin la experiencia del Espíritu. ¿Cuándo se da esta experiencia? No hay un día y hora señalados, porque el Espíritu se da cuando y como Dios quiera.

Puedes repasar tu vida: tal vez te consideras cristiano desde niño, pero si te detienes un poco puedes recordar momentos importantes en tu vida de fe; se trata de experiencias que tuviste con motivo de un retiro espiritual, una catequesis, o cualquier otro acontecimiento feliz o doloroso que marcó tu vida. En esos momentos sentiste a Dios cerca, su Espíritu se hizo tangible a tu corazón y tu mente se abrió al conocimiento de Dios como nunca antes lo había hecho. Perdiste el miedo, rebosaste alegría y cobraste fuerzas para seguir caminando. Es el paso, la pascua del Espíritu.

Solemos considerar a Dios como "Padre del cielo", como el que está arriba y nos mira y protege; también como "Hijo encarnado" cercano en los sacramentos y en los hermanos. Sin embargo, no nos paramos tanto a considerar la presencia de Dios Espíritu Santo dentro de cada uno, en el propio corazón. Y Dios está ahí. La vida espiritual se da cuando dejamos que los dones de Dios arraiguen en la interioridad, crezcan en la interioridad y emerjan desde la interioridad.  

"Nadie puede decir "Jesús es Señor" sino movido por el Espíritu Santo" (1 Cor 12,3b).  Ser espiritual, sólo es posible desde la oración como escucha e interiorización de Dios en lo profundo de nuestro ser. La oración, entendida como un estilo de vida donde se aúna la apertura a Dios y el compromiso decidido por las tareas del Reino, es un don del Espíritu.

Hoy, más que hace unos años, necesitamos personalizar nuestra fe por medio de la oración. El ambiente de ateismo e indiferencia que nos rodea está pidiendo de nosotros una vivencia personal de todo lo que Dios significa en nuestra vida; la educación en la fe es más necesaria que nunca en una sociedad donde la socialización religiosa es muy pobre y el hombre de fe corre el peligro de dejarse llevar por el materialismo, la increencia o la banalidad de espiritualidades desconectadas del Dios de Jesucristo.
 

La experiencia eclesial del Espíritu

Importante, pues, la experiencia personal de Dios. Pero no olvidemos que el cristiano no es tal sin Iglesia. El Espíritu Santo no sólo moldea el corazón adhiriéndolo a las cosas de Dios, también  sirve de pegamento comunitario. “En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común” (1 Cor 12,7). La unidad en la Iglesia no la consigue la uniformidad de ideas o modos de ser; es el Espíritu el que la propicia: “Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo” (1 Cor 12,13).

El Espíritu Santo nos concede sentir a los hermanos como tales, como miembros del Cuerpo místico de Cristo. “Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo” (1 Cor   12,12).¡Qué otra cosa sino el Espíritu de Dios nos hace ser uno en la Iglesia! ¿Las ideologías? ¿La clase social?  ¿Las leyes?  Sólo el Espíritu de Dios, que está sobre todo lo puede hacer. Él infunde el conocimiento de Dios a todos los pueblos y congrega en la confesión de una misma fe a los que el pecado había dividido en diversidad de lenguas (cf Prefacio de Pentecostés);  con su acción todopoderosa, logra que los miembros de una comunidad aún siendo muchos sean uno por la gracia de Dios. 
 
La fiesta de Pentecostés es la fiesta de quienes se han visto tocados por la experiencia personal de Dios. También la fiesta de la Iglesia a la que conduce inexorablemente esa experiencia, porque el Espíritu Santo se da para edificación de la Iglesia (cf 1Cor 14,12.26). ¡Qué importante es dejarse llevar por el  Espíritu de Dios, recibir los dones que nos da para edificación de su Iglesia, y abandonarse en manos del que es todo en todos! Porque "hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu; diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos; porque a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común"  (1 Cor 12, 4-7).
 
 
* * * * * *
Aprovecha la fiesta de pentecostés para contemplar el misterio de Dios Espíritu Santo. Pon tus sentidos, todo tu ser, en presencia de Dios, y di con san Juan de la Cruz:
 
¡Oh llama de amor viva,
que tiernamente hieres
de mi alma el más profundo centro!;
pues ya no eres esquiva,
acaba ya, si quieres;
rompe la tela de este dulce encuentro.  
 
Luego de sentir cercano a Dios, siente como tuyas también estas palabras del himno de laudes de Pentecostés:
 
Ésta es la hora 
en que rompe el Espíritu
el techo de la tierra,
y una lengua de fuego innumerable
purifica, renueva,
enciende, alegra
las entrañas del mundo.
 
Ésta es la fuerza
que pone en pie a la Iglesia
en medio de las plazas
y levanta testigos en el pueblo,
para hablar con palabras como espadas
delante de los jueces.
 
Llama profunda,
que escrutas e iluminas 
el corazón del hombre:
restablece la fe con tu noticia, 
 y el amor ponga en vela la esperanza,
hasta que el Señor vuelva.
Amén. 

 
¡FELIZ PASCUA
DE PENTECOSTÉS!
 
Casto AcedoJunio 2021paduamerida@gmail.com

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