sábado, 31 de octubre de 2020

Todos los santos

 TODOS LOS SANTOS

 

*Han lavado sus vestidos en la sangre del Cordero (Apoc 7,2-14)

*Miren qué amor tan grande nos ha mostrado el Padre (1Jn 3,1-3)

*Alégrense, grande será la recompensa que recibirán (Mt 5,1-12)

 

Las Bienaventuranzas

*Felices los que tienen espíritu de pobre… los que viven con

lo necesario para ayudar a los hombres y mujeres que sufren, porque

servir a los pobres es servir a Jesús… de ellos es el Reino de Dios.

*Felices los que lloran... los que descubren la fuerza salvadora

del dolor, para crear un mundo fraterno, una sociedad humana,

una comunidad donde reine Dios… ellos recibirán consuelo.

*Felices los humildes… los que oyen el gemido de la madre tierra,

y el llanto de los niños abandonados de padres vivos; y luchan, pues

otro mundo es posible… ellos recibirán la tierra en herencia.

*Felices los que tienen hambre y sed de justicia… los que oyen

las enseñanzas de Jesús, quien sigue llamándonos a la santidad,

a la justicia integral, a la perfección cristiana… ellos serán saciados.

*Felices los misericordiosos… los que tienen un corazón bueno 

y compasivo, para eliminar la miseria dolorosa que padecen

los hermanos y hermanas de Jesús… ellos obtendrán misericordia.

*Felices los limpios de corazón… que han renunciado a la riqueza,

porque no se puede servir a Dios y al dineroellos verán a Dios.

*Felices los que trabajan por la paz… donde hay corrupción

ponen verdad, donde hay violencia ponen vida, donde hay opresión

ponen justicia… ellos serán reconocidos como hijos de Dios.

*Felices los que sufren persecución por causa de la justicia

por seguir fielmente a Jesús de Nazaret, y -como Él- hacer el bien,

dar de comer, sanar a los enfermos… de ellos es el Reino de Dios.

 

El juicio de las naciones

   Jesús no juzga ni condena, solo separa a los buenos de los malos.

Cada uno se salva o se condena por lo que hizo o ha dejado de hacer

-durante su vida terrenal- por los hermanos de Jesús (Mt 25,31-46).

*Tengo hambre. Había un hombre rico, que se vestía con ropa fina,

y todos los días ofrecía espléndidos banquetes.

Había también un pobre llamado Lázaro, cubierto de llagas,

y se sentaba en el suelo a la puerta de la casa del rico.

Ansiaba saciar su hambre con lo que caía de la mesa del rico.

(Lc 16,19-31). Señor, ¿cuándo te vimos hambriento?

*Tengo sed. Cualquiera que les dé a ustedes aunque solo sea

un vaso de agua por ser ustedes de Cristo, les aseguro que tendrá

su recompensa (Mc 9,41). Señor, ¿cuándo te vimos sediento?

*Soy forastero. José se levanta, toma al niño y a su madre, y sale

con ellos de noche hacia Egipto; donde permanecen hasta que murió

Herodes (Mt 2,13-15). Señor, ¿cuándo te vimos emigrante?

*Estoy desnudo. Hermanos, ¿de qué le sirve a uno decir que tiene fe,

si no tiene obras? ¿Acaso le puede salvar la fe? Si un hermano

o hermana están desnudos y no tienen nada para comer,

y uno de ustedes les dice: Que les vaya bien, abríguense y coman

todo lo que quieran; sin darles lo que necesitan, ¿de qué sirve?

La fe sin obras está completamente muerta (Stgo 2,14-17).

Señor, ¿cuándo te vimos desnudo?

*Estoy enfermo. Un hombre que va de Jerusalén a Jericó es asaltado

por unos bandidos, le desnudan, le golpean y se van dejándolo

medio muerto. Por casualidad, un sacerdote va por el mismo camino

al verlo, da un rodeo y sigue adelante. Lo mismo hace un levita,

llega a ese lugar, lo ve, da un rodeo y se va de largo (Lc 10,25-37).

Señor, ¿cuándo te vimos enfermo?

*Estoy encarcelado. Herodes ha mandado arrestar a Juan

y le ha encarcelado, por instigación de Herodías,

esposa de su hermano Felipe, con la que se ha casado.

Juan dice a Herodes: No debes tener como mujer a la esposa

de tu hermano. Por eso, Herodías odia a Juan y quiere matarlo.

(Mc 6,17-18). Señor, ¿cuándo te vimos encarcelado?  

 

Bienaventuranzas en el libro del Apocalipsis

*Felices los que leen y escuchan este mensaje profético… (1,3).

*Felices, desde ahora, los que mueren fieles al Señor… (14,13).

*Felices los que están vigilantes con el vestido puesto… (16,15).

*Felices los invitados al banquete de bodas del Cordero… (19,9).

*Felices los que participan en la primera resurrección… (20,6).

*Felices los que practican estas palabras proféticas… (22,7).

*Felices los que lavan sus ropas para participar de la Vida…(22,14).

Ellos lavan sus ropas en la sangre del Cordero (7,14).    J. Castillo A


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