miércoles, 5 de septiembre de 2018

Capacidad de oír y de hablar

23º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo B
Is 35,4-7  -  Stgo 2,1-5  -  Mc 7,31-37

   Ante los graves problemas, hay dirigentes que son como estatuas:
tienen boca y no hablan, tienen ojos y no ven, tienen oídos y no oyen,
tienen manos y no palpan, tienen pies y no caminan (Sal 115,5ss).
   O, como dice Isaías (56,10s): no venno se dan cuenta de nada…
son perros mudos que no ladran... son perros con hambre insaciable.
   Qué diferente el grito de la gente sencilla al ver las obras de Jesús:
todo lo hace bien, hace oír a los sordos y hablar a los mudos.

Suplican a Jesús por un hombre sordo y tartamudo
   En la Decápolis -territorio extranjero- un grupo de personas
suplican a Jesús que ponga sus manos sobre un sordo y tartamudo,
que simboliza a quienes viven cerrados al proyecto de Dios.
   Al respecto, recordemos también que ciertas enfermedades
eran consideradas como un castigo de Dios… Jesús no piensa así:
-aparta al sordomudo de la gente, -pone los dedos en sus oídos,
-con saliva le toca la lengua, -mira al cielo, -suspira (cf. Mc 15,37),
y exclama: Effetá, que significa ábrete. De inmediato, aquel hombre:
empieza a oír y hablar correctamente, y se reintegra a la sociedad.
   Gracias a Jesús, aquel hombre es capaz de comunicarse con todos.
Sin embargo, hoy, muchos de nosotros somos sordos y mudos ante:
-el grito de los campesinos e indígenas que sufren graves injusticias,
-la destrucción indiscriminada de nuestra madre tierra,
-la contaminación del agua que tomamos y del aire que respiramos,
-el capitalismo salvaje que se lleva nuestras riquezas naturales,
   Con la ayuda del Señor, digamos también con palabras y obras:
He visto la opresión de mi pueblo, he oído sus lamentos,
me he fijado en sus sufrimientos, he bajado para liberarlos (Ex 3,7s).
Para ello, recordemos que el día de nuestro bautismo, el celebrante
-tocando con el dedo pulgar nuestros oídos y nuestra boca- dice:
El Señor Jesús, que hizo oír a los sordos y hablar a los mudos,
te conceda, a su tiempo, escuchar su Palabra y proclamar la fe

Jesús hace oír a los sordos y hablar a los mudos
   Hoy, al ver tanta violencia, injusticia, corrupción, narcotráfico…
¿qué nos impide hablar y denunciar esos y otros problemas?
   Ante el peligro de nuestra vida y la vida de las futuras generaciones,
¿por qué permanecemos indiferentes, haciéndonos cómplices?
   ¿Cuáles son las verdaderas causas para que las personas pobres,
huyan de la miseria producida precisamente por los países ricos?
   ¿Anunciamos la Buena Noticia de Vida plena,
como hace Jesús con palabras, con obras y con gestos audaces?
    Muchas veces preferimos “ser voz de los que no tienen voz”.
Sin embargo, nuestra misión es hacer que los mismos pobres:
-vean lo que sucede a nivel local… nacional… e internacional,
-oigan no la “telebasura”… sino a sus hermanos pobres,
-hablen para que su voz sea escuchada por los responsables,
-sean constructores de su propia liberación.
   Ante estos desafíos, ¿por qué permanecemos ciegos, sordos, mudos?
-Generalmente, porque así nos han educado en el hogar y colegios.
-También, a los pocos ricos que se hacen cada vez más ricos,
les conviene que los pobres sean incapaces de: ver… oír… hablar
-Los que tienen el monopolio de los medios de comunicación,
buscan ganar dinerono informan la verdad de los hechos…
ni forman corriente de opinión para que podamos vivir en fraternidad.
   Sabiendo que estos problemas nos apartan de nuestro destino final,
hagamos todo lo posible para oír la Palabra de Dios que es Vida,
y para anunciarla con palabras y con el testimonio de nuestras obras.
*Aquí está Dios para salvarnos: los ciegos ven... los sordos oyen
los cojos saltan como venados… los mudos gritan (Is 35,5s).
*Llaman a Pedro y Juan y les prohíben terminantemente hablar
y enseñar en nombre de Jesús. Pedro y Juan  responden:
Nosotros no podemos callar lo que hemos visto y oído (Hch 4,18ss).
*Hermanos, Dios ha escogido a los pobres de este mundo
para hacerlos ricos en la fe y herederos del Reino que prometió.
Ustedes, en cambio, desprecian a los pobres (2ª lectura).
*Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído,
lo que hemos visto, lo que hemos contemplado y palpado,
es lo que les anunciamos: la Palabra de Vida.
Esta Vida: se manifestó, la vimos, damos testimonio, la anunciamos;
estaba junto al Padre y se nos ha manifestado (1Jn 1,1-2).  
J. Castillo A.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu comentario puede ayudar a mejorar este blog