miércoles, 12 de septiembre de 2018

Mientras caminan... Jesús pregunta

24º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo B
Is 50,5-10  -  Stgo 2,14-18  -  Mc 8,27-35

   Al oír las enseñanzas de Jesús y ver sus obras, la gente dice:
¿Qué es esto? Una enseñanza nueva, con autoridad (Mc 1,27).
   Cuando Jesús calma la tempestad, sus discípulos exclaman:
¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen? (Mc 4,41).
   En el Evangelio de hoy, el mismo Jesús pregunta a sus discípulos:
¿Quién dice la gente que soy?... Para ustedes, ¿quién soy yo?...
   Para responder, caminemos… siguiendo los pasos de Jesús.

¿Quién dice la gente que soy yo?
   Jesús ha terminado su misión en la región marginada de Galilea.
Luego, Él y sus discípulos van a los pueblos de Cesarea de Filipo,
y mientras caminan les pregunta: ¿Quién dice la gente que soy yo?
   Recordemos que Jesús, -Profeta Itinerante, caminante, ambulante-
ha sembrado, en diversos campos, la Palabra de Dios (Mc 4,1-21).
Lo mismo han hecho sus discípulos, fueron enviados de dos en dos
para predicar la conversión y sanar a los enfermos (Mc 6,1ss).
   Y, antes de ir a Jerusalén donde morirá crucificado y resucitará,
quiere saber qué dice la gente sobre Él, sobre sus enseñanzas y obras.
-Para algunos se trata de Juan Bautista, el profeta del desierto,
quien después murió degollado por orden de Herodes.
-Para otros es Elías, el profeta defensor de la única y oficial religión,
contra las desviaciones constantes de su pueblo hacia dioses paganos.
Es interesante que todos ellos relacionan a Jesús con los profetas,
sin hacer mención a un “Mesías” político, poderoso, dominador…
   Siguiendo aquella tradición profética, hoy, hacen falta cristianos:
-que cumplan su misión con fe profunda, como simples servidores,
-que no retrocedan ante los problemas, dando su vida si es necesario.
Es decir, seguidores de Jesús y personas de buena voluntad que:
-renuncian a todas las cosas superfluas, viviendo con sencillez…
-denuncian el sistema corrupto generalizado que nos esclaviza…
-anuncian, por pueblos y ciudades, el mensaje y las obras de Jesús.

Para ustedes, ¿quién soy yo?
   A esta pregunta de Jesús, Pedro responde: Tú eres el Mesías,
es decir: Tú eres el Cristo… Tú eres el Ungido de Dios.
Es una profesión de fe, pero todavía inicial… frágil… incipiente…
   En aquella época, nadie esperaba a un Mesías servidor y sufriente,
que iba a promover la justicia en toda la tierra (Is 42,1-9).
Por eso, Jesús prohíbe a sus discípulos decir que Él es el Mesías.
Y les anuncia que sufrirá, será condenado, morirá y resucitará.
   Al oír estas palabras, Pedro reacciona, lo lleva aparte y le reprende.
Fue entonces cuando Jesús le dice: Ponte detrás de mí, Satanás.
Tú piensas como los hombres, no como Dios.
Recordemos que Jesús, fue tentado de recibir las riquezas del mundo,
si se arrodilla y adora a Satanás. Su respuesta fue decisiva y radical:
¡Vete, Satanás! La Escritura dice: Adora al Señor tu Dios (Mt 4,8ss).
   Muchos de nosotros al buscar seguridad y bienestar en el dinero,
optamos no por los caminos de Dios sino por los nuestros (Is 55,8).

Quien pierde la vida por mí y por el Evangelio, la salvará
   Después, Jesús llama a la gente y a sus discípulos para decirles:
Si alguien quiere seguirme, olvídese de sí mismo,
cargue con su cruz y sígame.
Porque el que quiere salvar su vida, la perderá;
pero quien pierde la vida por mí y por el Evangelio, la salvará.
   Se trata de seguir el ejemplo de Jesús que murió por nosotros:
El Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir
y dar su vida en rescate por la multitud (Mc 10,45).
   Sin embargo, ¿por qué Jesús es ejecutado como un delincuente?...
porque con sus enseñanzas y obras, descubre la hipocresía:
de los sacerdotes del templo, de los maestros de la ley, de los fariseos.
Todos ellos: -no soportan que Jesús acoge y come con pecadores
y cobradores de impuestos para el imperio romano (Lc 15,1); y
-para conservar poder, riqueza, privilegio, prestigio, ostentación…
prefieren matar en vez de convertirse (cambiar su manera de vivir).
   Es esto lo que sucede, en nuestros días, por parte de algunos
cardenales, obispos, clérigos… que no soportan al Papa Francisco.
Al respecto, Jesús nos dice: Felices ustedes, cuando por mi causa,
la gente les insulten, maltraten y ataquen con toda clase de mentiras.
Alégrense, porque van a recibir un gran premio (Mt 5,11s). 
J. Castillo A.

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