miércoles, 1 de agosto de 2018

Del hambre de pan, al hambre de Dios

18º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo B
Ex 16,2-15  -  Ef 4,17-24  -  Jn 6,24-35

Después de compartir panes y peces con más de cinco mil personas,
Jesús se va solo al monte a orar, evitando así que le proclamen rey.
   Al día siguiente, Jesús pasa a la otra orilla… a Cafarnaún.
Allí, a las personas preocupadas por el pan de cada día, les dice:
Crean en aquel que Dios ha enviado… Yo soy el pan de Vida…

Creer en Jesús, el enviado de Dios
   Aquella multitud busca a Jesús pero de una manera equivocada:
Ustedes me buscan porque han comido pan hasta saciarse.
   Jesús partiendo de esa búsqueda les muestra el verdadero alimento:
Trabajen -les dice- no solo por el alimento que se acaba,
sino por el alimento que dura, dando Vida eterna.
  Hoy, por ejemplo, durante una fiesta patronal o peregrinación,
hay personas que buscan a Dios por motivos no muy cristianos.
En estos casos, lo que hace falta es purificar esas devociones,
para no quebrar la caña débil ni apagar la vela humeante (Mt 12,20).
   Es por eso que Jesús nos pide creer en su persona, en su proyecto.
Creer no es repetir ciertas frases del catecismo o de un devocionario,
sino tener fe en Él, seguirle, oír sus enseñanzas y practicarlas.
Al respecto, meditemos en los siguientes textos de san Juan:
*A los que reciben a Jesús, Hijo de Dios, a los que creen en Él,
les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios (1,12).
*Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único,
para que quien cree en Él no muera, sino tenga Vida eterna (3,16).
*Quien cree en Aquel que me ha enviado tiene Vida eterna (5,24).
*Si ustedes no creen que Yo soy, morirán en sus pecados (8,24).
*Yo soy la Resurrección y la Vida. Quien cree en mí, aunque muera,
vivirá; y quien vive y cree en mí, no morirá jamás (11,25).
*El que cree en mí, en realidad no cree en mí,
sino en el Padre que me ha enviado (12,44).
*Felices los que creen sin haber visto (20,29).

Yo soy el pan de Vida
   Cuando Jesús dice: El pan que Dios da
es el que ha bajado del cielo y da Vida al mundo;
la gente reacciona con una petición que  brota de sus corazones:
Señor, danos siempre de ese pan.
Al decir esto, aquellas personas reconocen que Jesús alimenta,
no solo con el pan de cada día sino con el pan que viene del cielo.
   A continuación, Jesús les anuncia esta Buena Noticia:
Yo soy el Pan  de Vida. Quien viene a mí, nunca tendrá hambre
y quien cree en mí nunca tendrá sed.
   Yo soy el que soy es el nombre de Dios revelado a Moisés (Ex 3,14).
Jesús al decir Yo soy… anuncia que Él es el Hijo de Dios,
que vino a salvarnos, a sanar enfermos, a perdonar a los pecadores.
*Dejando de lado el desprecio, la marginación, el machismo…
Jesús dialoga con una mujer samaritana.
Ella cuando le dice: Yo sé que el Cristo está por venir
Jesús le responde: Yo soy, el que habla contigo (Jn 4,26).
*A quienes somos incapaces de ver a tantas personas que sufren,
el Profeta de Nazaret nos dice: Yo soy la Luz del mundo (Jn 8,12).
*Jesús después de decir a los fariseos: Si no creen que Yo soy
anuncia: Cuando sea crucificado comprenderán que Yo soy (8,24ss).
*Para no dejarnos engañar por los que roban… matan… destruyen
Jesús nos sigue diciendo: Yo soy la Puerta del rebaño (Jn 10,8ss).
*A los que padecen hambre de pan… de justicia… de libertad…
Jesús les dice: Yo soy el Buen Pastor que da Vida plena (Jn 10,10s).
*A quienes lloran por la muerte de un ser querido,
Jesús llora y les dice: Yo soy la Resurrección y la Vida (Jn 11,25).
*Después de lavarles los pies y sabiendo que será traicionado,
Jesús dice a sus discípulos: Crean que Yo soy (Jn 13,19ss).
*Para no ser esclavos de tanta propaganda ni del consumismo,
Jesús nos dice; Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida (Jn 14,6).
*Jesús nos pide estar unidos a Él para dar fruto abundante:
Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador (Jn 15,1ss).
*A Judas Iscariote y a los soldados que buscan a Jesús el Nazareno,
el Señor les responde: Yo soy… Ellos -de inmediato- lo toman preso,
le amarran las manos y se lo llevan para que sea juzgado (Jn 18,1ss).
Como muchísimas personas inocentes, Jesús es condenado a morir,
pero Dios Padre -amigo de la Vida- resucita a su Hijo amado.  
J. Castillo A.

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