23º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo C
Sab 9,13-18 - Flm
9-10. 12-17 - Lc 14,25-33
Hoy, para
bautizar a un niño recién nacido, se exige muy poco:
algunos
documentos y la asistencia de los padres a una o dos charlas.
La
promesa de los padres de educar al niño en la fe, generalmente,
es
una promesa (como muchas otras…) que se la lleva el viento.
Las
consecuencias están allí: un país con millones de católicos,
donde
hay problemas de injusticia… violencia… corrupción…
Qué
diferente las exigencias que Jesús nos pide para seguirle:
Dejar de lado a la familia… Cargar la
cruz… Renunciar a los bienes.
Estas
exigencias necesitan una respuesta personal, libre, responsable.
…
Deja de lado a tu familia
Para Jesús la familia es muy importante. Veamos algunos hechos.
-A
los doce años, después de estar tres días en el templo de Jerusalén,
Jesús
vuelve
con sus padres a Nazaret y vive obedeciéndoles (Lc 2,51).
-En
otra ocasión desenmascara la hipocresía de los escribas y fariseos,
que
dejan
de lado el mandamiento de amar al padre y a la madre,
para
seguir la tradición: dar una ofrenda
sagrada al templo (Mc 7,9ss).
-Al
joven rico que busca heredar la vida eterna,
Jesús
le dice: … honra a tu padre y a tu madre (Lc 18,20).
Cuando
por fidelidad a Jesús nos comprometemos para que haya:
amor
y vida donde hay muerte, verdad y libertad donde hay injusticia;
puede
suceder que miembros de nuestra familia
nos impidan hacerlo.
En
este caso, el seguimiento y el amor a Jesús tiene preferencia, pues
Jesús
y el proyecto del Reino están por encima de los lazos familiares.
Tengamos
presente también que Jesús anuncia una
nueva familia:
Éstos son mi madre y mis hermanos. El
que hace la voluntad de Dios,
ése es mi hermano, mi hermana, mi madre (Mc 3,31ss).
A
la mujer que exclama: Dichoso el vientre
que te llevó, Jesús le dice:
Felices los que oyen la Palabra de Dios
y la practican
(Lc 11,27s).
*Quien
viene a mí y no deja de lado a su padre y a su madre…
e
incluso a su propia vida, no puede ser mi discípulo.
…
Carga tu cruz cada día
No se trata de llevar -como adorno- la
imagen de Jesús crucificado,
ni
de colocarlo en alguna oficina donde se comete injusticia.
Ante
el actual sistema consumista que nos esclaviza,
es
bueno privarnos de todo lo que es superfluo,
pero no basta.
Aceptar
el proyecto de Jesús, oír sus enseñanzas y practicarlas,
tarde
o temprano, es motivo de rechazo,
condena, persecución…
Por
eso Jesús nos pide reflexionar antes de optar por seguirle.
Hoy
en día, cargar la cruz significa también solidarizarnos:
con
el clamor de la tierra y con el clamor de los pobres (LS, n.49).
¿Podemos
seguir indiferentes, cuando la tierra, nuestra casa común,
se
está convirtiendo en un inmenso depósito
de porquería? (LS, n.21).
¿Qué
hacemos cuando los campesinos son despojados de sus tierras?
¿Por
qué se persigue y encarcela a los defensores del medio ambiente,
dejando
en la impunidad a las autoridades que dan leyes injustas?
*Quien
no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.
…
Renuncia a todos tus bienes
Sobre esta tercera exigencia,
reflexionemos en los siguientes textos:
-Ustedes
no pueden estar al servicio de Dios y del dinero (Mt 6,24).
-Al enviar a sus apóstoles para anunciar
el Evangelio, Jesús les dice:
No
lleven en el cinturón ni oro, ni plata, ni cobre (Mt 10,9).
Para
evangelizar no se necesita dinero, sino el testimonio personal.
-A Pedro que dice: Nosotros lo hemos dejado todo
para seguirte,
Jesús
le contesta: Les aseguro, el que deje
casa, hermanos, hermanas,
madre, padre, hijos y tierras, por mí y
por el Evangelio;
recibe en esta vida cien veces más en
casas, hermanos, hermanas,
madre, padre, hijos y tierras, en medio de persecuciones.
Y en el mundo futuro la vida eterna (Mc 10,28ss).
-Lo que dice San Jerónimo (342-420),
tiene mucha actualidad:
Acertadamente, el Evangelio llama a las
riquezas “injustas”,
porque todas las riquezas no tienen otro
origen que la injusticia.
Y uno no se puede hacer dueño de ellas,
a no ser que otro las pierda.
Por lo cual me parece muy cierto esta
sentencia popular que dice:
“Todo
rico o es ladrón o heredero de ladrones” (ML, 22,982).
-¿Se justifica mantener costosas oficinas
burocráticas que solo sirven
para
que unos pocos ganen bien a costa de los
pobres? (CV, 47).
*Quien
no renuncia a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo.
J. Castillo A.
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