miércoles, 22 de noviembre de 2017

Separará a unos de otros

Fiesta de Cristo Rey, ciclo A
Ez 34,11-17  -  1Cor 15,20-28  -  Mt 25,31-46

   Aquel día, al atardecer de la vida, todos seremos examinados,
no por las promesas, las canciones y las oraciones… que decimos;
sino por la acogida y ayuda que hacemos a las personas necesitadas.
   Son benditos quienes dan de comer a los hermanos/as de Jesús
y son malditos los que no lo hacen… los egoístas, los indiferentes.

Jesús vino a servir y no para ser servido
   La fiesta que hoy celebramos, fue establecida por el Papa Pío XI,
el 11 de diciembre de 1925; quien ordenó también renovar este día
la consagración del género humano al Sagrado Corazón de Jesús.
   En aquella época, la Iglesia buscaba recuperar sus privilegios,
frente al auge de las repúblicas… y del laicismo del mundo moderno.
Para el Papa Pío XI, el laicismo era una peste de nuestros tiempos.
   ¿Se justifica el rito de consagrar -un país con autoridades corruptas-
al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María?
   Para entrar en el Reino de Dios, no basta orar, prometer, consagrar
(como sucedió aquí: 21/X/2016). Lo decisivo es seguir a Jesús:
*Si yo, siendo Maestro y Señor, les he lavado los pies,
también ustedes deben lavarse los pies unos a otros (Jn 13,13ss).
*El Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar la cabeza (Mt 8,20).
*Los que visten elegantemente viven en palacios de reyes (Mt 11,8).
*Los gobernantes de las naciones someten a sus súbditos.
Ustedes no sean así… El que quiera ser el primero,
que se haga servidor de los demás, a imitación del Hijo del Hombre,
que vino no a ser servido, sino a servir y a dar su vida (Mt 20,25ss).
   El Vaticano II (1962-1965) nos pide continuar la obra de Jesús:
No impulsa a la Iglesia ambición terrena alguna.
Solo desea una cosa: continuar, bajo la guía del Espíritu Santo,
la obra del mismo Cristo, quien vino al mundo:
-para dar testimonio de la verdad, -para salvar y no para juzgar,
-para servir y no para ser servido (GS, n.3).

Oír el clamor de los hermanos y hermanas de Jesús
*Tengo hambre… En el Perú, con una población de 32 millones,
hay 2’500,000 de hombres y mujeres que sufren hambre;
y unos 400,000 niños y niñas -menores de 5 años- desnutridos.
   Jesús al ver esa multitud, tiene compasión y dice a sus discípulos:
No tienen necesidad de irse, denles ustedes de comer (Mt 14,14ss).
*Estoy sediento… Cada día, contaminamos los lagos, los ríos, el mar;
arrojando: -aguas negras o servidas, -basuras, -relaves mineros,
-productos químicos, -desechos industriales… Como siempre,
son los pobres quienes sufren más, al beber agua contaminada.
   Hoy también, Jesús crucificado exclama: Tengo sed (Jn 19,28).
*Soy forastero… Hay en nuestro país, unas 400 empresas mineras
que son una amenaza permanente para los campesinos e indígenas;
pues, con el apoyo de los gobiernos de turno, esas empresas extraen:
minerales, petróleo, gas… dejando inmensos depósitos de porquería.
Ante esta injusticia que clama al cielo, habitantes de la Sierra y Selva
se ven obligados -con dolor- a dejar la tierra que los vio nacer.
   Los dos discípulos de Emaús, dicen al forastero Jesús:
Señor, quédate con nosotros, ya es tarde y el día se acaba (Lc 24,29).
*Estoy desnudo… ¿Cómo se explica que produciendo lana y algodón,
fibra de alpacas y de llamas… preferimos los vestidos asiáticos?
¿Por qué somos indiferentes, al ver a tantas personas mal vestidas?
¿De qué sirve “alquilar” vestidos para ciertas ceremonias religiosas,
cuando negamos al mismo Jesús el vestido para cubrir su desnudez?
   José de Arimatea, hombre justo, pide a Pilato el cuerpo de Jesús,
y, luego, lo envuelve en una sábana (Lc 23,50ss; cf. Lc 2,6s).
*Estoy enfermo… Lamentablemente, tenemos hospitales sin camas,
sin medicamentos, sin infraestructura, sin equipos suficientes…
Mientras tanto, sigue el comercio de las clínicas y de los consultorios.
¿Hay proyectos para promover la salud, y prevenir enfermedades?
   Un samaritano ve al enfermo abandonado en el camino,
tiene compasión, cura sus heridas, lo sube a su propia cabalgadura,
lo lleva a un alojamiento, y lo cuida… (Lc 10,30ss).
*Estoy preso…Tenemos 69 penales  con capacidad para 36,000 reos.
Sin embargo, hay cerca de 82,000 presos, de ellos 14,000 enfermos.
No olvidemos que todos ellos son hijos de Dios y hermanos nuestros.
   Toman preso a Jesús, y sus discípulos le abandonan (Mt 26,50ss).
J. Castillo A.

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