miércoles, 15 de marzo de 2017

Misión de Jesús en Samaría

3º Domingo de Cuaresma, ciclo A
Ex 17,3-7  -  Rom 5,1-2. 5-8  -  Jn 4,5-42

   En aquella época, las mujeres eran marginadas y despreciadas…
Jesús no actúa así (cf. Jn 2,5; 4,39; 8,11; 11,27; 12,3; 19,26s; 20,18); 
valora como nadie la dignidad de todos, en especial de las mujeres.
   En este contexto, el papa Francisco dice: Muchas mujeres
comparten responsabilidades pastorales junto con los sacerdotes
Sin embargo, añade: Todavía es necesario ampliar los espacios
para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia (EG, 103).

Jesús dialoga con una mujer Samaritana
   Cansado por la caminata, Jesús descansa junto al pozo de Jacob,
y, al ver llegar a una mujer samaritana, le dice: Dame de beber
Más adelante, sus discípulos le dirán: Maestro, come
   Comer y beber son necesidades vitales de todo ser humano.
Por eso, mientras las industrias extractivas contaminan el agua,
y pocos ricos amontonan riquezas a costa del hambre de los pobres;
seguiremos viviendo en una sociedad injusta, corrupta, violenta
   Es necesario pasar de condiciones de vida menos humanas…
a condiciones más humanas (PP 21), y también anunciar como Jesús:
*El agua viva que voy a dar es un manantial que da vida eterna.
*Mi comida es hacer la voluntad del Padre que me ha enviado.
   Luego la samaritana le pregunta: dónde se debe adorar a Dios.
Jesús da una respuesta revolucionaria, pues no se trata de un lugar:
Para encontrarnos con Dios no es necesario ir a Roma o a Jerusalén.
No hace falta entrar a una capilla o visitar una catedral.
Desde: la cárcel… un hospital… una cocina… o el lugar de trabajo,
podemos elevar nuestro corazón hacia Dios (J. A, Pagola, 2011).
Así lo dice Jesús: Llega la hora, en que los verdaderos adoradores
adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque Dios es Espíritu.
   Por su parte, la mujer samaritana hace un camino personal de fe,
reconoce que Jesús no solo es un judío o un profeta, sino el Mesías.
Y, una vez evangelizada por Jesús, evangeliza a la gente de Sicar.

Jesús dialoga con sus discípulos
   Mientras tanto sus discípulos -que fueron a comprar alimento-
le dicen: Maestro, come. Jesús que tuvo hambre de pan y sed de agua,
les responde: Mi alimento es hacer la voluntad de mi Padre
Debemos trabajar y comprometernos no solo por el pan de cada día,
sino por el alimento que permanece y nos da vida eterna (Jn 6,26ss).
   Luego Jesús les dice: Uno es el que siembra y otro el que cosecha.
Yo les he enviado a cosechar donde ustedes no han trabajado.
Otros se han fatigado y ustedes cosechan el fruto de sus esfuerzos.
La siembra y la cosecha se realizan en tiempos diferentes,
sin embargo, el sembrador participa en la misma alegría del segador.
   Hoy, ¿nuestra labor pastoral sigue el modelo pastoral de Jesús?
¿Nuestros proyectos tienen objetivos concretos o son improvisados?
¿Hay diálogo entre las experiencias de unos y las esperanzas de otros?
¿Cómo anunciar la Buena Noticia del Reino de vida, justicia y paz,
a los hombres y mujeres que injustamente sufren hambre y sed?
¿Somos testigos, con palabras y obras, del amor que Jesús nos tiene?

Jesús y sus discípulos se quedan en Samaría
   Después de permanecer algunos días en el pequeño pueblo de Sicar,
sus habitantes dicen a la mujer: Nosotros mismos le hemos oído
y sabemos que Él es de verdad el Salvador del mundo.
Mientras los fariseos rechazan a Jesús, los despreciados se convierten.
   Siguiendo el ejemplo de nuestros hermanos mayores en la fe,
anunciemos el mensaje de Jesús, sobre todo, de persona a persona,
como nos lo recuerda e insiste el papa Francisco:
Se trata de llevar el Evangelio a las personas que cada uno trata…
Es la predicación informal realizada en medio de una conversación
y es también la que realiza un misionero cuando visita un hogar.
   Luego, el Papa nos pide evangelizar siempre y en todo lugar:
Ser discípulo es tener la disposición permanente
de llevar a otros el amor de Jesús y eso se realiza espontáneamente
en cualquier lugar: en la plaza, en el trabajo, en el camino.
   Para evitar un estancamiento infecundo de la Iglesia, el Papa dice:
No hay que pensar que el anuncio del Evangelio
deba transmitirse siempre con determinadas fórmulas aprendidas,
o con palabras precisas que expresen un contenido invariable.
El Evangelio se transmite de formas muy diversas (EG, 127ss).
J. Castillo A.

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