Cuerpo y Sangre de Cristo, ciclo C
Gen 14,18-20 - 1Cor
11,23-26 - Lc 9,11-17
Mientras Jesús y sus discípulos se retiran a la
ciudad de Betsaida,
una gran multitud de hombres y mujeres van a su
encuentro.
Jesús, como Buen Pastor, los acoge… les
anuncia el Reino de Dios…
sana a los
enfermos… y pide a sus apóstoles darles de comer…
Pan y vino: fruto de la tierra y del trabajo de
hombres y mujeres
Mons. Vallejos, 37º arzobispo del Cusco, dice a los
campesinos:
Te doy las
gracias por el pan que como… por el vino que bebo…
por la lana
de mi ropa… por el alimento que me mantiene…
Todo esto ha hecho sudar tu frente.
Para nosotros
es demasiado fácil ir a una feria o al mercado
para adquirir
las cosas que necesitamos,
mientras
olvidamos las manos que las trabajaron (…).
Más adelante, renueva su agradecimiento
diciendo:
Hermano
campesino: Te doy gracias por tu ejemplo y tu trabajo.
Te doy
gracias porque no desesperas ni decaes.
Y,
especialmente, te agradezco por el pan y
el vino,
fruto de la tierra y de tu trabajo diario.
Ellos son el Cuerpo y la Sangre de tu vida.
Creo que si
Dios tuviera profesión, sería campesino.
(Carta Pastoral -1982- al cumplir 25 años de
ordenación sacerdotal).
Hoy en día, mientras vivimos
esclavizados por el “consumismo”,
la tierra se
va convirtiendo en un inmenso
depósito de porquería,
poniendo en serio peligro la existencia del ser
humano (LS, 21).
Muy diferente las enseñanzas y las
obras de Jesús de Nazaret.
Él nos invita a contemplar la hermosura de la
naturaleza (Lc 12,27s),
y nos sigue diciendo que vino a darnos vida en
abundancia (Jn 10,10).
Por eso, acoge a los pobres que andan como
ovejas sin pastor…
les anuncia la
Buena Noticia del Reino de Dios que es vida…
sana a los
enfermos… y pide a sus seguidores darles de comer,
compartiendo el pan: fruto de la tierra y del
trabajo del ser humano.
El pan compartido hace posible una sociedad justa y
fraterna
*Ya es tarde…
y, además, están en un lugar despoblado…
Por ambos motivos, los discípulos se acercan a
Jesús y le dicen:
Despide a la gente para que vayan a buscar
alojamiento y comida.
Lamentablemente, tanto ayer como hoy, ésa es la
solución más fácil:
-despedir a la trabajadora de casa particular
porque está embarazada,
-despedir a los obreros porque se han organizado en
un sindicato,
-despedir a los campesinos que han sido despojados
de sus tierras, etc.
Quienes decimos que somos cristianos, meditemos en
este texto:
Robar algo a
los pobres para presentar una ofrenda a Dios,
es como matar
un hijo ante los ojos de su madre (Eclo 34,20).
*En vez de despedir, Jesús les contesta: Denles
ustedes de comer.
Al respecto, que no sea letra muerta lo que nos
dijo Juan Pablo II:
El “denles de
comer” ha de resonar en sus oídos y conciencias.
Denles de
comer, hagan todo lo posible por dar dignidad, educación,
trabajo,
casa, asistencia sanitaria… (Lima, 5 de febrero de 1985).
*A continuación, los discípulos entregan
a Jesús todo lo que tienen.
-Jesús toma en sus manos los cinco panes y los dos pescados…
No olvidemos que Jesús usa sus manos para acoger,
sanar, bendecir.
-Luego, levanta los ojos al cielo y agradece
a Dios…
porque da a
conocer estas cosas a la gente sencilla (Lc 10,21).
-Los parte y los da a sus discípulos para que los
sirvan a la gente.
Estos gestos, Jesús los vuelve a realizar en la Última Cena (Lc 22,19),
y también en la comida con los discípulos de Emaús (Lc 24,30).
Ahora bien, el problema del hambre tiene solución: compartir el pan.
Para ello, que la Cena del Señor no sea repetición rutinaria de un rito,
sino el encuentro fraterno para que no haya ningún necesitado (Hch
4,34).
*Al final, todos comieron hasta saciarse y
sobraron doce canastas.
A
Jesús no le interesa el templo convertido
en cueva de ladrones…
Él
nos sigue diciendo: misericordia quiero y
no sacrificios (Mt 9,13).
Es
por eso que a un fariseo importante que le invitó a comer le dice:
Cuando ofrezcas una comida, una cena o
un banquete,
invita a los pobres, a los inválidos, a
los cojos, a los ciegos.
Y tú serás feliz porque ellos no tienen
con qué pagarte
(Lc 14,13s).
¿De
qué sirve reunirnos para “celebrar una misa”, cuando después,
mientras unos pasan hambre otros están
borrachos?
(1Cor 11,20ss).
Los
que practican costumbres y tradiciones humanas, pierden su vida.
Los
que dan de comer…a los hermanos de Jesús, salvan su vida.
J. Castillo A.
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