Ascensión del Señor, ciclo C
He 1,1-11 - Ef
1,17-23 - Lc 24,46-53
Jesús se presenta a sus discípulos y les
dice: Así estaba escrito:
El Mesías (Cristo) sufrirá y resucitará
al tercer día, y en su Nombre
se anunciará la conversión y la
misericordia, a todas las naciones.
Luego
añade: Ustedes deben dar testimonio de esto y, para ello,
les enviaré la fuerza del Espíritu Santo
que mi Padre ha prometido.
Después,
cerca de Betania, mientras los bendice, se
separa de ellos.
Según
la Sagrada Escritura, Jesús debía sufrir y resucitar
Para no ser predicadores vacíos de la Palabra
de Dios, porque
no
la escuchamos con el corazón; necesitamos estudiar y meditar la
Sagrada
Escritura para anunciarla de tal manera que: oyendo crean…
creyendo
esperen…
y
esperando amen… (Vaticano II, DV, n.1 y 25).
Sigamos
el ejemplo de Jesús, reflexionando en los siguientes textos:
*Un sábado Jesús va a la sinagoga de
Nazaret y lee el texto de Isaías:
He sido ungido para anunciar la Buena
Noticia: a los pobres…
a los presos… a los ciegos… a los
oprimidos…
(Lc 4,16ss).
Desde
entonces, por comprometerse con los pobres tiene problemas,
las
autoridades políticas y religiosas buscan la manera de matarlo.
*Los fariseos, escribas y funcionarios
del templo son expertos
en
materia religiosa; sin embargo, prefieren defender sus tradiciones
y
costumbres, dejando de lado la Palabra
de Dios (Mc 7,13).
Cierto
día, Jesús les narra una parábola donde un sacerdote y un levita
no
hacen nada por un hombre herido. En cambio, un samaritano
tiene
compasión y actúa con entrañas de misericordia (Lc 10,25ss).
*Jesús camina con los discípulos de
Emaús y los reconcilia a partir
de la Escritura: Comenzando por Moisés y continuando por
todos
los profetas, les explica los textos que
hablan de Él
(Lc 24,13ss).
*Antes de separarse de sus discípulos, Jesús les dice:
Tenía que cumplirse en mí todo lo escrito en la ley de Moisés,
en los profetas y en los salmos. Luego
les abre la inteligencia
para que comprendan la Escritura (Lc 24,44s).
Ustedes
deben dar testimonio de esto
Actualmente, el primer medio de evangelización es el testimonio
de vida cristiana, centrado en el
amor a Dios y en el amor al prójimo.
Al
respecto, Paulo VI dice: El hombre contemporáneo
escucha
más a gusto a los que dan testimonio que
a los que enseñan…
y si escuchan a los que enseñan es
porque dan testimonio
(EN, n.41).
Un
día, Jesús sube a una montaña… llama a
los que quiso… elige
de
entre ellos a Doce para que le acompañen
y enviarlos a predicar…
(Mc
3,13s). Más adelante, sus seguidores se incrementarán (Lc 8,1ss).
Todos
ellos, hombres y mujeres: -Conocen personalmente a Jesús.
-Oyen
sus enseñanzas sobre el Reino de Dios y su justicia.
-Saben
que tiene autoridad moral para hablar de los pobres, porque
vive pobre entre los pobres, con un corazón
lleno de misericordia.
-Ven
las obras que hace dando vida plena a
las personas que sufren.
Por
todo esto, antes de subir al cielo, Jesús pide a sus discípulos:
ser
testigos,
incluso en medio de las persecuciones y calumnias…
pues
quien les mate creerá que está dando
culto a Dios (Jn 16,2).
Mientras
los bendice, Jesús se separa de sus discípulos
Los malvados usan las manos para: -Cambiar los
linderos…
-Apacentar rebaños robados… -Llevarse el
burro del huérfano…
-Tomar en prenda el buey de la viuda…
-Arrancar al huérfano del
pecho materno… -Tomar en prenda al hijo del pobre… (Job 24).
Las
obras de Jesús son diferentes, usa las
manos para dar vida:
-Pone
sus manos sobre los enfermos y los sana (Lucas 4,40).
-Lo
mismo hace con los leprosos, y los reintegra a la sociedad (5,13).
-Bendice
los panes y da de comer a las personas hambrientas (9,12ss).
-Toma
de la mano a una joven mujer y le devuelve la vida (8,54).
-Amigo
de publicanos y pecadores, los acoge y come con ellos (15,1s).
-En
la última cena toma el pan, da gracias, lo parte y se lo da (22,19s).
-En
Emaús, toma el pan, lo bendice, lo parte y se lo da (24,30).
-En
Betania, Jesús levanta las manos, bendice a sus discípulos
y, mientras los bendice, se separa de ellos
(sube hacia el cielo).
La
ascensión de Jesús es el comienzo de su nueva presencia
entre
nosotros: Voy a prepararles un lugar.
Cuando haya ido
y les tenga preparado un lugar, volveré
para llevarlos conmigo,
para que donde yo esté, estén también
ustedes
(Jn 14,2s). Todos
tenemos
un lugar preparado por Jesús en el corazón de Dios.
J. Castillo A.
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