miércoles, 1 de abril de 2015

Jesús resucitó al tercer día

Resurrección del Señor (ciclo B)
Hch 10,34-43  -  Col 3,1-4  -  Jn 20,1-9

   En el corazón de nuestra fe hay un Crucificado: Jesús de Nazaret.
Los poderosos buscan por todos los medios apagar su voz profética,
para que nadie oiga que los pobres son los preferidos de Dios.
Por eso, le arrestan, le torturan como a un delincuente, y le crucifican.
Pero Dios hace justicia a su Hijo y lo resucita de entre los muertos
y, desde entonces, hay esperanza para los crucificados de la tierra.

Se han llevado del sepulcro al Señor
   Son muchas las mujeres-discípulas de Jesús que le siguen y sirven,
cuando Él anuncia el Reino de Dios con palabras y obras, en Galilea.
Por fidelidad caminan a Jerusalén con Jesús y permanecen firmes
a su lado cuando va al Calvario. Contemplan de cerca al Crucificado.
Miran la sepultura. Y, el primer día de la semana, ven la tumba vacía.
Su perseverancia es recompensada cuando la Vida vence a la muerte,
pues, hay siempre una noche oscura para cada amanecer.
   Según el evangelio de hoy, el primer día de la semana, al amanecer,
María Magdalena va al sepulcro y ve que la piedra está retirada.
¿Las autoridades habrán ordenado que el cuerpo de Jesús sea arrojado
a una fosa común, convirtiéndolo así en un muerto-desaparecido?
   Ante esta nueva tragedia, María Magdalena busca a Simón Pedro
y a Juan para decirles: Se han llevado del sepulcro al Señor… 
Luego, como seguía llorando, dos ángeles le dicen: ¿Por qué lloras?
Ella responde: Se han llevado a mi Señor y no sé donde lo han puesto.
Cuando Jesús mismo le pregunta: ¿Por qué lloras? ¿A quién buscas?
Ella le dice: Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto
   Con el llanto de María Magdalena interroguemos nuestra historia:  
¿Por qué se sigue protegiendo a quienes cometieron actos criminales
durante el conflicto armado interno que sufrimos entre 1980-2000?
¿Hasta cuándo los familiares seguirán llorando por sus seres queridos
que fueron arrestados... torturados… asesinados… desaparecidos?
¿Algún día habrá reconciliación basada en la verdad y justicia?

Resurrección y reconciliación
   La reconciliación: no es impunidad, ni borrón y cuenta nueva.
Todo lo contrario: -Es un don de Dios y una tarea de nuestra parte.
-Significa nueva relación con Dios, con uno mismo y con los demás.
-Se lleva a cabo sobre la base de la verdad, la justicia, la paz.
-Se orienta a que las víctimas asuman el problema que padecieron,
se transformen, caminen hacia un futuro diferente, den vida a otros,
y busquen incluso que los agresores se arrepientan y pidan perdón.
   No olvidemos que Dios Padre está de parte de las víctimas, a saber,
los pobres, huérfanos, viudas, forasteros, oprimidos, encarcelados…
En efecto, cuando Dios resucita a su Hijo, manifiesta que la última
palabra no es la injustica, la crueldad, la muerte… sino la Vida.
Hoy, ¿estamos del lado de los que crucifican o de los crucificados?
¿Somos cómplices con los que matan o nos solidarizamos con los que
entregan su vida por defender al ser humano y a la madre tierra?
   La vida de María Magdalena cambia cuando Jesús la libera de una
grave enfermedad. Luego, ella sigue a Jesús y le sirve con sus bienes.
Más tarde, mientras llora por haber encontrado el sepulcro vacío,
Jesús se dirige a ella llamándola por su nombre: ¡María!
Ella, al reconocer esa voz amiga, exclama: ¡Maestro!
De inmediato, Jesús le confía una misión: Ve a decir a mis hermanos:
Subo a mi Padre, el Padre de ustedes, a mi Dios, el Dios de ustedes.
Desde entonces, ella anuncia a los discípulos: He visto al Señor;
llegando a ser: La apóstol de los apóstoles (S. Hipólito, +235). 
   Este es el proceso de reconciliación de María Magdalena.
Es un ejemplo sobre la misión que desempeñan las mujeres,
cuando se trata de la espiritualidad y el ministerio de la reconciliación.
Ayer y hoy, ante hechos dolorosos de violencia, muerte, desaparición;
son mujeres las que buscan caminos diferentes que hablan de vida.
Tenemos una tarea pendiente: crear comunidades de reconciliación
donde se cultive la vida... único camino para desterrar toda violencia.
   Sigamos reflexionando en el siguiente texto de San Pablo:
El que vive en Cristo es una nueva criatura. Lo antiguo pasó,
ha llegado lo nuevo. Todo es obra de Dios, que nos reconcilió con Él
por medio de Cristo, y nos confió el ministerio de la reconciliación…
Por Cristo le suplicamos, déjense reconciliar con Dios (2Cor 5,17ss).
                   FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN          
J. Castillo A.


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