IV Domingo de Pascua (ciclo B)
Hch
4,8-12 -
1Jn 3,1-2 - Jn
10,11-18
Dada la íntima relación que hay entre el
pastor y sus ovejas,
al
pueblo judío del AT le agrada invocar a Dios como pastor (Sal 23).
Pastor
se aplica también a las autoridades religiosas y políticas.
Recordemos
que Moisés, el gran liberador
de su pueblo (Ex 3,1),
David, el antepasado de Jesús (1Sam
16,11), y otros… son pastores.
Así
como hay pastores buenos, hay
también autoridades malas
que
roban, matan, destruyen… que se apacientan a sí mismas (Ez 34).
El
asalariado abandona las ovejas y huye
Aparentemente, el buen pastor y el
asalariado aman a las ovejas.
Sin
embargo, encontramos diferencias. Hay
asalariados que trabajan
en
salud, en educación, en asilos para ancianos, en oficinas públicas…
Unos
lo hacen bien, otros solo movidos por el salario para sobrevivir.
Pero
hay también ‘asalariados’ que se
apacientan a sí mismos, pues
dominados
por la idolatría del becerro de oro:
-explotan a los pobres,
-destruyen
la naturaleza, -buscan llenar sus bolsillos en poco tiempo,
-abren
sus manos para los beneficios y dejan a los pobres la austeridad
y,
cuando hay peligro, -abandonan al pueblo, -huyen al extranjero…
Los
cristianos no podemos permanecer ciegos, sordos y mudos:
-ante
el creciente abismo que hay entre ricos y pobres…
-ante
el lujo de unos pocos frente a la miseria de las mayorías… y
-ante
la explotación irracional de nuestra madre tierra.
Ojalá
la voz de nuestros Obispos en Aparecida no sea letra muerta:
La riqueza natural de América Latina y
El Caribe experimentan hoy
una explotación irracional que va
dejando una estela de desperdicio,
e incluso de muerte, por toda nuestra
región. En todo ese proceso
tiene una enorme responsabilidad el
actual modelo económico
que privilegia el desmedido afán por la
riqueza,
por encima de la vida de las personas y
de los pueblos
y del respeto racional de la naturaleza (DA, 2007,
n.473).
El
pastor bueno es diferente, ama y entrega su vida por las ovejas.
El pastor bueno da su vida por las ovejas
Jesús, Pastor Bueno, da su vida por las ovejas… las conoce y
ellas
le conocen… con todas busca formar un
solo rebaño y un solo pastor.
Hagamos
la voluntad de Jesús, reflexionando en el salmo 23.
*El
Señor es mi pastor, nada me falta. Jesús dice a sus discípulos:
Éste es mi mandamiento: ámense unos a
otros como yo les he amado.
Nadie tiene amor más grande que dar la
vida por sus amigos.
Ustedes son mis amigos, si hacen lo que
yo les mando
(Jn 15).
*En
verdes praderas me hace descansar. Jesús dice a Felipe: ¿Dónde
compraremos pan para toda esta gente?... Luego añade:
Díganles
a todos que se sienten. Había hierba
abundante en ese lugar (Jn 6,5ss).
*Me
lleva a las aguas frescas y renueva mis fuerzas. A la samaritana
Jesús
le dice: Todos los que beben de esta
agua, volverán a tener sed,
pero el que beba del agua que yo le
daré, jamás tendrá sed (Jn 4).
*Me
guía por caminos de justicia, por amor de su nombre. Escribas
y
fariseos le dicen: Maestro, esta mujer
fue sorprendida en adulterio.
La ley de Moisés ordena apedrear a estas
mujeres. Tú ¿qué dices?...
Jesús
responde: El que no tenga pecado, tire la
primera piedra (Jn 8).
*Aunque
camine por un valle tenebroso, ningún mal temeré,
porque
tú estás conmigo, tu vara y tu bastón me dan seguridad.
La
curación del joven -ciego de nacimiento- nos muestra el camino
de
fe que él recorre, en medio de la ceguera espiritual de los fariseos.
Al
final, el que fue ciego se arrodilla ante Jesús y dice: Creo, Señor.
Luego
Jesús exclama: He venido a este mundo
para hacer un juicio,
para que los ciegos vean, y los que ven
se queden ciegos
(Jn 9).
*Preparas
para mí un banquete en presencia de mis enemigos.
Los
judíos murmuran porque Jesús ha dicho: Yo
soy el pan que
ha bajado del cielo… Y decían: Este Jesús, ¿no es el hijo de José?
Nosotros conocemos a su padre y a su
madre. ¿Cómo dice que ha
bajado del cielo? Jesús les
responde: Dejen de murmurar (Jn
6,41ss).
*Unges
mi cabeza con perfume. En Betania, en la cena que ofrecen a
Jesús,
María toma una libra de perfume de nardo
puro, muy costoso,
unge los pies de Jesús y, luego, los
seca con sus cabellos
(Jn 12).
*Mi
copa está llena. En una boda, en Caná de Galilea, el mayordomo
dice
al novio: Tú has guardado el mejor vino
hasta ahora (Jn 2).
*Tu
bondad y tu amor me acompañan todos los días de mi vida, y en
tu
casa, Señor, viviré por siempre. Juan y Andrés le dicen: Maestro,
¿dónde vives? Ellos al ver
dónde vive, se quedan con Él (Jn 1,35ss).
J. Castillo A.
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