1º Domingo de Cuaresma, ciclo B
Gen 9,8-15 - 1Pe
3,18-22 - Mc 1,12-15
Para que entre nosotros no
haya ningún necesitado (cf. Hch 4,34),
bastaría
practicar el mensaje del Evangelio
de este domingo;
no
solo durante la Cuaresma, sino durante toda nuestra vida.
*El
desierto es un lugar de pruebas, y también de encuentro con Dios.
*Convertirnos
y creer en el Evangelio es una gracia de Dios,
y
una respuesta libre y responsable de cada uno de nosotros.
De
las aguas del río Jordán… al desierto
El Espíritu Santo que desciende sobre
Jesús durante su bautismo,
lo lleva al desierto, donde permanece cuarenta días.
Allí,
vive entre las fieras, es tentado por Satanás, los ángeles le sirven.
En
la Biblia, el número cuarenta tiene un
significado salvífico:
-El
diluvio dura cuarenta días, seguido de una nueva
alianza (Gn 6-9).
-El
pueblo camina cuarenta años hacia la
tierra prometida (Ex 16,35).
-Moisés
está con Dios en la montaña cuarenta
días (Ex 24,18; 34,28).
-Elías
camina cuarenta días para llegar al
monte de Dios (1Re 19,8).
El desierto es un lugar de prueba, de combate, de purificación;
pero
también es un lugar para escuchar la
Palabra de Dios,
para
convertirnos, para cambiar nuestra manera de pensar y
actuar.
Jesús
vive entre las fieras. Tiempo después, Él y sus discípulos
anunciarán
el Reino de Dios en medio de lobos
rapaces (Mt 10,16ss).
Ahora,
los
ángeles le sirven; más adelante, Jesús servirá,
dará su vida.
El
evangelista Marcos no explica el
contenido de las tentaciones.
Sin
embargo, durante su vida terrenal, Jesús es tentado muchas veces:
-Pedro
y sus compañeros buscan retenerlo en
Cafarnaún (Mc 1,36s).
-Los
fariseos tientan a Jesús, pidiéndole una
señal del cielo (8,11-13).
-Pedro
le tienta… y Jesús le dice: Ponte detrás
de mí, Satanás (8,32s).
-En
Getsemaní, Jesús ora diciendo: Padre,
aparta de mí este cáliz.
Pero que no se haga lo que yo quiero,
sino tu voluntad
(14,35s).
-Los
sumos sacerdotes y los escribas se burlan de Jesús diciendo:
Que baje ahora de la cruz para que lo
veamos y creamos
(15,31s).
Del
desierto… a la región de Galilea
Desde Galilea, región marginada, Jesús
anuncia esta Buena Noticia:
*El
tiempo se ha cumplido…La carta a los Hebreos empieza diciendo
el
tiempo ha llegado y Dios nos habla en la persona de su Hijo Jesús:
En el pasado, muchas veces y de muchas
maneras,
Dios habló a nuestros antepasados por
medio de los profetas.
Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por medio de su Hijo,
a quien hizo heredero de todo, y por
quien creó el universo (1,1ss).
*Dios
comienza a reinar… Jesús, en diversos lugares y momentos,
anuncia el Reinado de
Dios como Buena Noticia para los que
sufren.
Por
eso, cuando rezamos: Padre nuestro, venga a nosotros tu Reino,
debemos
introducir en la sociedad: vida, compasión, misericordia…
como
hace Jesús, mientras camina por las aldeas de Galilea y Judea:
Vayan y digan a Juan Bautista lo que han
visto y oído:
Los
ciegos ven, los cojos caminan, los leprosos quedan limpios,
los
sordos oyen, los muertos resucitan,
a
los pobres se les anuncia la Buena Noticia (Lc 7,22).
*Conviértanse…
Cuando veo que mis acciones me llevan al abismo,
la
única solución es abandonar ese camino y emprender otra ruta.
Se
trata de cambiar nuestra manera de vivir, como hace el
hijo menor:
Me
levantaré y volveré a la
casa de mi padre
(Lc 15,17ss).
Esto
mismo hace Zaqueo que es muy rico, se levanta y dice a Jesús:
Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de todo lo que tengo,
y a quien le he robado, le devolveré cuatro veces más (Lc 19,8).
Tengamos
presente que limosna significa hacer justicia (Prov 10,2).
Según
el profeta Isaías, el ayuno que
agrada a Dios consiste en:
Romper las cadenas de la injusticia. Dejar libres a los oprimidos.
Acabar con toda tiranía. Compartir tu pan con el hambriento.
Acoger
en tu casa al pobre sin techo. Vestir al desnudo… (Is 58,6s).
*Crean
en el Evangelio… Ciertamente, “otro mundo es posible”,
sin
hambrientos que lloran… ni satisfechos que ríen… (Lc 6,20ss).
Para
esto, hacen falta cristianos/as que crean en la Buena Noticia,
y,
desde su fe, trabajen por renovar nuestra sociedad desde sus raíces.
Con
María, la madre de Jesús, que es dichosa por haber creído,
sigamos
exclamando: Dios deshace los planes de los orgullosos.
Derriba del trono a los poderosos y engrandece a los humildes.
Colma de bienes a los hambrientos y despide vacíos a los ricos.
J. Castillo A.
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