miércoles, 19 de julio de 2017

El Reino de los cielos...

16º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo A
Sab 12,13-19  -  Rom 8,26-27  -  Mt 13,24-43 

   Jesús sigue enseñando la Buena Noticia del Reino de los cielos,
utilizando comparaciones o parábolas muy sencillas, por ejemplo,
el trigo y la cizaña… la semilla de mostaza… la levadura
¿Por qué Jesús pide a sus seguidores de ayer y de hoy,
dejar que el trigo y la cizaña crezcan juntos hasta la siega?
¿La Iglesia es el hogar de todos, donde los pobres son los primeros?

… Se parece a un hombre que siembra buena semilla
   La parábola del trigo y la cizaña es una respuesta a la impaciencia
de los buenos que, escandalizados por el mal que hay en la sociedad,
quieren eliminar a los malos, con el fin de reinar ellos solos.
Jamás se puede justificar la violencia que causa muertes inocentes,
pues, nada ni la religión puede ser utilizada contra la vida humana.
   Esta parábola: -Es un llamado a cambiar nuestra manera de actuar,
pues lo que está en juego es nuestro futuro y destino final.
-Es una exigencia para ser sal y luz del mundo (Mt 5,13ss).
-Y nos alienta a dar testimonio de Jesús cuando somos
odiados y perseguidos por causa de la justicia (Mt 5,10ss;  10,16ss).
   Hoy, se viola los derechos humanos más elementales, sobre todo,
de los campesinos cuyas tierras son contaminadas o expropiadas;
por culpa de quienes no oyen el grito de la tierra y de los pobres (LS).
   En esta situación, ¿cómo sembrar buena semilla?... ¿qué hacer?... 
*Como todo profeta, reconocer nuestras limitaciones y convertirnos,
pues en cada uno de nosotros hay trigo, pero también hay cizaña.
*Denunciar a los que destruyen la vida de la tierra y del ser humano.
*Y, sobre todo, como seguidores/as de Jesús, el Profeta de Nazaret,
anunciar que el Reino de Dios es vida, justicia, paz…y por esta causa
liberar a los oprimidos… y con ellos liberar a los opresores.
*Solo al final, Jesús -el Justo juez- separará el trigo de la cizaña:
-Vengan, benditos de mi Padre, pues tuve hambre y me alimentaron
-Apártense de mí, malditos, pues tuve sed y no me dieron de beber…

… Se parece a un grano de mostaza
   Hablando del Reino de los cielos, Jesús no lo compara con el cedro,
que nos llevaría a buscar: poder, dinero, privilegios, honores. Por eso,
sería un grave error para los cristianos, hacer de la Cena del Señor
una ceremonia espectacular, llenando plazas y coliseos de multitud.
El ideal que Jesús nos propone está en lo pequeño, humilde, ordinario;
por ejemplo, en las pequeñas comunidades reunidas en una casa,
para oír la Palabra de Dios y participar en la fracción del pan (Hch 2).
   No olvidemos que la pequeña semilla de la mostaza es perjudicial,
porque se multiplica con facilidad y acaba con las plantas útiles;
luego vienen las aves, otra plaga, que se aprovechan de los frutos.
Para los poderosos de siempre, el Reinado de Dios es perjudicial
y no pueden librarse de él, aunque persiguen o asesinen, porque:
la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos (Tertuliano).

… Se parece a la levadura
   Hay personas que trabajan para preparar nuestro pan de cada día.
Para ello, mezclan la levadura con la harina hasta que todo fermente.
La levadura, siendo poca, tiene fuerza para fermentar toda la masa.
Así actúa Dios, dice Jesús, desde adentro, de una manera sencilla.
   Hoy, ser Iglesia pobre entre los pobres significa hacer nuestro:
los gozos y las esperanzas, las tristezas y angustias de los hombres
de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren (GS).
   En esta parábola, no debemos olvidar otro elemento cultural,
pues la levadura -para los judíos- era algo negativo para lo sagrado;
es por eso que durante la Cena pascual comían pan sin levadura.
Levadura escondida en la masa era, exactamente, como los poderosos
miran el movimiento de Jesús, algo que molesta “desde adentro”.
   Al respecto, ¿por qué los ricos tienen miedo a la gente sencilla
que: ve… oye… habla… se levanta… camina… y sigue a Jesús?
Por la sencilla razón que ya pueden denunciar las ayudas paliativas:
Quizás das limosna. Pero, ¿de dónde la sacas sino es de tus robos,
del sufrimiento, de las lágrimas, de los lamentos?
Si el pobre supiera de dónde viene tu ayuda, la rechazaría;
porque tendría la impresión de morder la carne de sus hermanos…
Él te diría: -no sacies mi sed con las lágrimas de mis hermanos…
-deshaga tu pandilla y nosotros sabremos desenvolvernos muy bien.
(San Gregorio de Nisa, 335-394, Sermón contra los usureros).
J. Castillo A.

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