miércoles, 20 de julio de 2016

Señor, enséñanos a orar



17º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo C
Gen 18,20-32  -  Col 2,12-14  -  Lc 11,1-13

   En la vida de Jesús, la oración ocupa un lugar fundamental.
Recordemos que en medio de tantas actividades, Jesús se retira a orar.
Por eso sus discípulos se acercan y le dicen: Señor, enséñanos a orar.
Gracias a esta petición, Jesús nos enseña la oración del Padrenuestro,
que se puede resumir en dos frases: amar a Dios… amar al prójimo

Cuando oren digan: Padre
   El alimento de Jesús es hacer la voluntad del Padre (Jn 4,34).
Recordemos que, en Jerusalén, la primera palabra de Jesús es Padre:
Debo de ocuparme en las cosas de mi Padre (Lc 2,49).
Y antes de morir crucificado, Padre será su última invocación:
Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu (Lc 23,46).
Desde esta experiencia, Jesús nos enseña amar a Dios: nuestro Padre,
e imitarlo en su bondad… compasión… misericordia…
Sean compasivos como es compasivo el Padre de ustedes (Lc 6,36).
   Para invocar a Dios no necesitamos: dinero, templos, ceremonias...
pues, cualquier lugar y cualquier momento son buenos para orar.
Supliquemos a Dios, como hacen los pobres que se acercan a Jesús:
-Señor, si quieres puedes limpiarme… (Lc 5,12ss).
-Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros… (Lc 17,11ss).
-Jesús, hijo de David, te piedad de mí… Haz que vea… (Lc 18,35ss).
   Ahora bien, si somos hijos de un mismo Padre (filiación),
todos debemos vivir como verdaderos hermanos (fraternidad).
Sin embargo, nuestra realidad nos dice otra cosa.
   Los cristianos, ¿qué hemos hecho del Proyecto de Vida de Jesús?
¿Por qué damos más importancia a tradiciones y costumbres humanas,
dejando de lado el llamado de Jesús que nos dice: Ven y sígueme?
   Al proclamar: Venga a nosotros tu Reino, ¿lo ponemos en práctica?
¿Qué hacemos para que haya amor y vida, donde hay odio y muerte?
¿Somos testigos de la verdad y libertad, donde hay corrupción?
¿Nos comprometemos con la justicia y paz, donde hay explotación?

Padre, danos el pan de cada día
   El grave problema del hambre está presente en la vida de Jesús.
Es por eso que nos enseña a orar: Padre, danos el pan de cada día.
   Al respecto, meditemos en los siguientes textos de Lucas:
*María, la madre de Jesús, alaba a Dios diciendo:
Su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles…
Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes.
Colma de bienes a los hambrientos y despide vacíos a los ricos (Lc 1).
*Jesús, al proclamar las bienaventuranzas, dice:
Felices los que ahora tienen hambre porque serán saciados (Lc 6).
*Al ver a más de cinco mil personas, Jesús dice a sus discípulos:
Denles ustedes de comerTodos comieron hasta saciarse (Lc 9).
*A un jefe de los fariseos que le ha invitado a comer,  Jesús le dice:
Cuando des una comida, invita a los pobres, mancos, cojos, ciegos;
y tú serás feliz porque ellos no pueden pagarte (Lc 14).
*La situación del hijo menor, la encontramos actualmente
en aquellas personas que buscan en la basura algo que tenga valor:
Deseaba llenarse el estómago con lo que daban a los cerdos,
pero nadie le daba nada (Lc 15).
*Sobre el abismo que hay entre ricos y pobres, Jesús nos dice:
Había un hombre rico que vestía con ropa fina y comía regiamente.
Echado a la puerta del rico estaba un pobre llamado Lázaro,
cubierto de llagas, quería saciarse con lo que caía de la mesa del rico
y hasta los perros se acercaban para lamerle las heridas (Lc 16).
*Habiendo anunciado el Reino de Dios, Jesús celebra una cena y dice:
Cuánto he deseado comer con ustedes esta cena de Pascua (Lc 22).
   Después de veinte siglos, hay “comunidades cristianas” que:
-alaban a Dios con los labios pero sus corazones están lejos de Él…
-dan más importancia a los objetos preciosos de los templos…
-se preocupan de adornar imágenes, en vez de vestir al desnudo
-son indiferentes ante el sufrimiento de las personas despreciadas…
   Al ver éstas y otras desviaciones, bueno sería preguntarnos:
¿Qué lugar ocupa en nuestra vida las enseñanzas y obras de Jesús?
¿Escuchamos su voz que nos sigue diciendo: Tengo hambre?
   Una vez más, recordemos las palabras del Papa Juan Pablo II:
Por el bien del Perú no puede faltar el pan de cada día
Es un derecho expresado en nuestra oración cuando rogamos:
Padre, danos hoy el pan de cada día (Lima, 5 febrero 1985).
J. Castillo A.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu comentario puede ayudar a mejorar este blog