miércoles, 8 de junio de 2016

Liberación de la mujer pecadora



11º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo C
2Sam 12,7-13  -  Gal 2,16. 19-21  -  Lc 7,36-8,3

   Durante una comida en casa de Simón, se encuentran tres personas:
-Jesús de Nazaret que vino a liberar a los cautivos y oprimidos.
-El fariseo Simón que se cree justo por cumplir tradiciones humanas.
-La mujer pecadora que con sus lágrimas lava los pies de Jesús.

Jesús de Nazaret
   Jesús, el Profeta itinerante, anuncia esta Buena Noticia:
Se ha cumplido el tiempo y está cerca el Reino de Dios (Mc 1,15).
Busca seguidores que actúen como Dios, amigo de la vida (Sab 11,26).
   Precisamente, para que se conviertan y crean en esta Buena Noticia,
Jesús acepta comer en la casa de varios fariseos:
-En la casa del fariseo Simón… (Evangelio de hoy).
-También en la casa de otro fariseo, donde Jesús le hace ver,
que lo más importante es la justicia y el amor de Dios (Lc 11,37ss).
-Incluso va a la casa de uno de los jefes de los fariseos a quien le dice:
cuando ofrezcas un banquete invita a los pobres,… (Lc 14,1ss).
Ellos, ¿se habrán convertido, practicando las enseñanzas de Jesús?
   Ante la marginación y el desprecio que sufren las mujeres,  
Jesús las acoge devolviéndoles su dignidad de ser hijas de Dios:
-Se le remueven las entrañas ante el llanto de una viuda (Lc 7,11ss).
-Se deja tocar por ellas y no teme ser contaminado (Lc 7,37s;  8,43ss).
-Las acepta como seguidoras y discípulas del Reino (Lc 8,2s; 10,39).
-Impone sus manos y sana a una mujer encorvada (Lc 13,10ss).
-Compara el Reino de Dios con el trabajo de una mujer (Lc 13,20s).
-Una viuda que exige sus derechos es modelo de oración (Lc 18,1ss).
-Alaba la ofrenda de la viuda pobre que da dos moneditas (Lc 21,1ss).
-Consuela a las mujeres que lloran y se lamentan por Él (Lc 23,27s).
-Testigos de su muerte son mujeres que le han seguido (Lc 23,49).
-También son mujeres las que observan su entierro (Lc 23,55).
-Y a ellas les dicen: ¿Por qué buscan entre los muertos al que vive?
No está aquí, ha resucitado (Lc 24,5ss).

El fariseo Simón
Varias veces Jesús denuncia la hipocresía de los fariseos y escribas:
-Honran a Dios con los labios pero su corazón está lejos de Él (Mc 7).
-Limpian por fuera los platos, pero por dentro están llenos de robos.
-Pagan el impuesto de la menta, de la ruda y de todas las hortalizas,
pero descuidan la justicia y el amor a Dios.
-Buscan asientos de honor en las sinagogas y los saludos de la gente.
-Imponen a los hombres y a las mujeres cargas insoportables,
pero ellos no mueven un dedo para ayudar a llevarlas… (Lc 11,37ss).
-Si rezan dirán: Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los otros
que son ladrones, injustos, adúlteros… (Lc 18,9ss).
-Con pretexto de largas oraciones devoran los bienes de las viudas,
por eso serán juzgados con mayor severidad (Lc 20,47).
   Los fariseos y escribas critican a Jesús diciendo que es: 
comilón, bebedor, amigo de publicanos y pecadores (Lc 7,34; 15,1-2).
Sin embargo, acepta la invitación del fariseo Simón para comer…
para seguir sembrando: vida… bondad… compasión… misericordia;
pues Él ha venido a buscar y a salvar lo que está perdido (Lc 19,10).

La mujer pecadora
   Los invitados no se imaginan que una mujer pecadora iba a entrar.
Ella no tiene nombre. En el pueblo es despreciada por ser prostituta.
Sin embargo, se pone a los pies de Jesús como una discípula, y llora.
Con sus lágrimas lava los pies del Profeta itinerante y misericordioso.
Jesús también lavará los pies a sus discípulos, en la última cena.
   Para Simón esos gestos son propios de una mujer de mala vida
y, por eso, reacciona criticando a Jesús y condenando a la mujer:
Si éste fuera profeta sabría que esa mujer es una pecadora.  
   Jesús, después de narrar la parábola de dos deudores, dice a Simón:
Sus numerosos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor.
Luego, acoge con ternura y compasión a la mujer para decirle:
Tus pecados te son perdonados… Tu fe te ha salvado… Vete en paz
Quizás después, esta mujer sigue a Jesús junto a los discípulos/as.
   Más adelante, a los funcionarios del templo Jesús les dirá:
Los publicanos y las prostitutas entrarán antes que ustedes al Reino.
Porque vino Juan enseñando el camino de la justicia y no le creyeron,
mientras que los publicanos y las prostitutas le creyeron.
Y ustedes no se han arrepentido ni han creído (Mt 21,31s).
J. Castillo A.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu comentario puede ayudar a mejorar este blog