miércoles, 6 de abril de 2016

Apacienta mis ovejas

3º Domingo de Pascua, ciclo C
Hch 5,27-41  -  Ap 5,11-14  -  Jn 21,1-19

   Mientras Simón Pedro le responde: Señor, tú sabes que te quiero,
Jesús le confía esta misión: Apacienta mis ovejas, es decir, dar vida…
alimentar… a quienes tienen hambre de Dios y hambre de pan.
Luego, indicándole cómo iba a morir, Jesús le dice: Sígueme.
   Desde entonces, toda tarea pastoral tiene una fuente: amar a Jesús
y seguirle, pues Él es el Caminola Verdady la Vida…(Jn 14,6).

Luces y sombras en la vida de Simón Pedro
   Un día, Andrés va en busca de su hermano Simón para decirle:
Hemos encontrado a Cristo. Luego lo conduce a Jesús, quien al verlo
le dice: Tú eres Simón, hijo de Juan, te llamarás Pedro (Jn 1,41s).
   Cuando muchos de sus discípulos abandonan a Jesús, Pedro le dice:
Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna.
Nosotros creemos que tú eres el Santo de Dios (Jn 6,68s).
   En el momento en que Jesús le va a lavar los pies, Pedro le dice:
Señor, ¿tú me vas a lavar los pies a mí? Entonces Jesús le responde:
Ahora no entiendes lo que estoy haciendo, más tarde lo entenderás…
Si no te lavo los pies, no podrás ser de los míos(Jn 13,6ss).
   Durante el discurso de despedida Simón Pedro le dice a Jesús:
Señor, ¿por qué no puedo seguirte? Daré mi vida por ti (Jn 13,36ss).
Sin embargo, después que toman preso a Jesús, Pedro le sigue y, en
la casa de Anás -ante una criada- niega conocer a Jesús (Jn 18,15ss).
¿Todo habrá terminado con la muerte de Jesús, el Profeta de Nazaret?
   Lo cierto es que Pedro y seis compañeros abandonan Jerusalén:
sea por temor a perder la vida… por el desaliento que experimentan…
o por olvidar aquellos hechos terribles… Ellos vuelven a Galilea.
Allí tratan de retomar la vida que llevaban antes de conocer a Jesús.
   Pedro toma la iniciativa y dice a sus compañeros: Voy a pescar.
Ellos contestan: Vamos también nosotros contigo. Sin embargo,
después de haber trabajado toda la “noche”, no pescan nada.
Ellos que son expertos en las tareas del mar ni siquiera pueden pescar.

Simón, hijo de Juan, apacienta mis ovejas
  En el encuentro de Jesús con sus discípulos, en el lago de Tiberiades,
vemos los pasos que se deben dar en todo proceso de reconciliación.
   “Acompañar”: Al amanecer Jesús se presenta en la orilla.
Jesús observa el fracaso de sus discípulos en su intento de pescar.
Quizás, por olvidar los acontecimientos dolorosos de Jerusalén,
todos ellos -sin darse cuenta- han estado pescando en el mismo lugar.
Jesús se dirige a ellos y, para sacarlos de la obsesión en que están,
les dice: Echen las redes a la derecha de la barca y pescarán
Acompañar a las víctimas exige capacidad de oír -una y otra vez-
la pesada carga que llevan consigo: dolores, problemas, angustias…
   “Acoger”. Jesús les dice: Vengan a desayunar.
Jesús crea un ambiente de confianza, seguridad y hospitalidad,
preparando el desayuno, pidiéndoles traer algo de lo que han pescado
y, como en otra ocasión (Jn 6), Él mismo se pone a servir la comida:
Toma el pan y lo reparte entre ellos, lo mismo hace con el pescado.
Estos gestos ayudan a preparar a las víctimas para que la gracia divina
restaure sus vidas y, así, asuman su pasado de una manera diferente.
   “Reconciliar”: Simón, hijo de Juan, ¿me amas?
Al terminar de comer, Jesús se dirige a Simón Pedro, no para remover
aquellos dolorosos momentos en que Pedro le abandona y le niega.
En vez ello, Jesús le pregunta: Simón, ¿me amas?... ¿me quieres?...
Esta sencilla pregunta debió impresionar a Pedro, quien entristecido
le responde: Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero.
La reconciliación: -es una experiencia de resurrección que nos lleva
a participar de la vida de Jesús que ha vencido a la muerte;
-restable también nuestra dignidad humana: ser imagen de Dios.
   “Encomendar tareas”: Apacienta mis ovejas.
A Pedro -que un día negó conocer a Jesús- se le encomienda ahora
mantener vivo el recuerdo de Jesús en aquella comunidad naciente.
Se le confía también dar vida y alimentar el pequeño grupo de Jesús,
pues una vez reconciliado, Pedro es ahora víctima reconciliadora.
En efecto, Simón Pedro logra asumir su pasado de manera distinta
y, en adelante, contribuye para crear una comunidad donde todos/as
pongan en práctica el mandamiento de Jesús: Ámense unos a otros…
En esto conocerán todos que ustedes son mis discípulos (Jn 13,34s).
   Estos gestos de acompañaracogerreconciliar…y encomendar
tareas... ¿se llevan a cabo en nuestras comunidades cristianas?
J. Castillo A.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu comentario puede ayudar a mejorar este blog