viernes, 11 de julio de 2014

Sembrar la semilla del Reino

XV Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo A
Is 55,10-11  -  Rom 8,18-23  -  Mt 13,1-23
   

Para interpretar la Biblia, los especialistas nos hablan de: -método histórico-crítico… -géneros literarios… -análisis: retórico, narrativo,  semiótico… -acercamiento: canónico, sociológico, antropológico- cultural, psicológico, psicoanalítico, liberacionista, feminista… etc.
   Respetando ésas y otras investigaciones, oigamos al Maestro Jesús  que enseña a la gente, utilizando comparaciones y palabras claras y sencillas: sembrador, terreno, semilla… quien tenga oídos que oiga.

El sembrador
   Jesús se pone a enseñar y dice: El sembrador sale a sembrar
El sembrador es el mismo Jesús quien, con palabras y obras, anuncia la Buena Noticia del Reino de Dios y sana a los enfermos (Mt 4,23).
   Para Jesús no fue fácil sembrar la semilla del Reino de Dios. Desde
que empieza a predicar encuentra el rechazo de los escribas y fariseos.
Éstos, en varias ocasiones, pretenden apresar a Jesús y acabar con Él.
Además, envían espías que fingiendo ser justos, buscan sorprenderlo
mientras enseña, para entregarlo a las autoridades (Mt 12;  Lc 20).
   Sin embargo, Jesús no se desanima ni pierde la esperanza. Por eso,
para que esta misión de sembrar continúe, busca seguidores, los forma
y los envía para que anuncien que el Reino de Dios está cerca,
y para que sanen enfermos, resuciten muertos y limpien leprosos.
Tanto ayer como hoy, sembrar la semilla del Reino trae consigo,
por parte de lobos disfrazados de ovejas: odio, persecución, muerte…
Ante estos problemas, Jesús anima a sus seguidores diciéndoles:
No tengan miedo, no hay nada escondido que no se descubra…
No teman a los que matan el cuerpo y no pueden matar el alma…
No tengan miedo, ustedes valen más que las aves del cielo (Mt 10).
   Siguiendo el ejemplo de nuestros hermanos mayores en la fe,
es preferible una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir
a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro
y la comodidad de aferrarse a sus propias seguridades (EG, 49).

El terreno
   Jesús, el Profeta de la com-pasión y de la miseri-cordia, que vino
a salvar lo que está perdido, siembra la semilla del Reino de Dios,
incluso junto al camino… en terreno pedregoso… y entre espinos
Se trata de personas que oyen pero no entienden, miran pero no ven,
tienen el corazón endurecido, se han vuelto sordos (Is 6,9-10).
Una vez más, se cumple lo que dice Dios al profeta Ezequiel:
Hijo de hombre, te envío a un pueblo que se ha rebelado contra mí.
Son personas de corazón endurecido… Y ya sea que te escuchen o no,
sabrán que hay un profeta en medio de ellos (Ez 2,3-5).
   Pero también hay tierra buena. Al respecto, el Directorio General
de Catequesis (1997) dice que los cristianos debemos ver al mundo
con los mismos ojos con que Jesús veía la sociedad de su tiempo.
Luego añade: Lo primero que ve la Iglesia, con profundo dolor,
es una multitud… que sufre el peso intolerable de la miseria.
Este grave problema debe llevarnos a un compromiso por la justicia
y a un amor preferencial por los pobres, para que nuestra presencia
en el mundo sea luz que ilumine y sal que transforme (n.16-17).
Es en este terreno de pobreza y miseria, donde el anuncio del Reino
de Dios tiene mayor acogida, dando frutos de treinta, sesenta y cien.

La semilla
   La semilla es el Reino de Dios. Para anunciar esta Buena Noticia,
Jesús recorre pueblos y ciudades… Por esta causa entrega su vida.
Se trata del Reinado de Dios Padre que comienza a hacerse realidad
en medio de un pueblo dominado por el poderoso imperio romano,
en una sociedad donde los terratenientes oprimen a los campesinos
y las autoridades corruptas solo buscan apacentarse a sí mismas.
   Por eso, cuando sus discípulos le piden: Señor, enséñanos a orar,
Jesús dice: Cuando oren, digan: Padre, venga a nosotros tu Reino.
-Donde hay egoísmo, venga a nosotros tu Reino de gracia
-Donde hay pecado, venga a nosotros tu Reino de santidad
-Donde hay odio, venga a nosotros tu Reino de amor
-Donde hay muerte, venga a nosotros tu Reino de vida
-Donde hay mentira, venga a nosotros tu Reino de verdad
-Donde hay opresión, venga a nosotros tu Reino de libertad
-Donde hay corrupción, venga a nosotros tu Reino de justicia
-Donde hay violencia, venga a nosotros tu Reino de paz
J. Castillo A.

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