XV Domingo,
Tiempo Ordinario, ciclo A
Is 55,10-11 - Rom
8,18-23 - Mt 13,1-23
Para interpretar
la Biblia, los especialistas nos hablan de: -método histórico-crítico…
-géneros literarios… -análisis: retórico, narrativo, semiótico…
-acercamiento: canónico, sociológico,
antropológico- cultural,
psicológico, psicoanalítico, liberacionista, feminista… etc.
Respetando
ésas y otras investigaciones, oigamos al Maestro Jesús que
enseña a la gente, utilizando comparaciones y palabras claras y
sencillas: sembrador, terreno, semilla…
quien tenga oídos que oiga.
El sembrador
Jesús se pone a
enseñar y dice: El sembrador sale a
sembrar…
El
sembrador es el mismo Jesús quien, con palabras y obras, anuncia la Buena Noticia
del Reino de Dios y sana a los
enfermos
(Mt 4,23).
Para
Jesús no fue fácil sembrar la semilla del Reino de Dios. Desde
que
empieza a predicar encuentra el rechazo de los escribas y fariseos.
Éstos,
en varias ocasiones, pretenden apresar a Jesús y acabar con Él.
Además,
envían espías que fingiendo ser justos, buscan sorprenderlo
mientras
enseña, para entregarlo a las autoridades (Mt 12; Lc 20).
Sin
embargo, Jesús no se desanima ni pierde la esperanza. Por eso,
para
que esta misión de sembrar continúe, busca seguidores, los forma
y
los envía para que anuncien que el Reino de Dios está cerca,
y
para que sanen enfermos, resuciten muertos y limpien leprosos.
Tanto
ayer como hoy, sembrar la semilla del Reino trae consigo,
por
parte de lobos disfrazados de ovejas: odio, persecución, muerte…
Ante
estos problemas, Jesús anima a sus seguidores diciéndoles:
No tengan miedo,
no hay nada escondido que no se descubra…
No teman a los
que matan el cuerpo y no pueden matar el alma…
No tengan miedo,
ustedes valen más que las aves del cielo (Mt 10).
Siguiendo
el ejemplo de nuestros hermanos mayores en la fe,
es
preferible una Iglesia accidentada,
herida y manchada por salir
a la calle,
antes que una Iglesia enferma por el encierro
y la comodidad
de aferrarse a sus propias seguridades (EG, 49).
El terreno
Jesús, el Profeta
de la com-pasión y de la miseri-cordia, que vino
a
salvar lo que está perdido, siembra la semilla del Reino de Dios,
incluso
junto al camino… en terreno pedregoso… y entre espinos…
Se
trata de personas que oyen pero no
entienden, miran pero no ven,
tienen el
corazón endurecido, se han vuelto sordos (Is 6,9-10).
Una
vez más, se cumple lo que dice Dios al profeta Ezequiel:
Hijo de hombre,
te envío a un pueblo que se ha rebelado contra mí.
Son personas de
corazón endurecido… Y ya sea que te escuchen o no,
sabrán que hay
un profeta en medio de ellos (Ez 2,3-5).
Pero
también hay tierra buena. Al
respecto, el Directorio General
de
Catequesis (1997) dice que los cristianos debemos ver al mundo
con los mismos
ojos con que Jesús veía la sociedad de su tiempo.
Luego
añade: Lo primero que ve la Iglesia, con
profundo dolor,
es una multitud…
que sufre el peso intolerable de la miseria.
Este
grave problema debe llevarnos a un compromiso
por la justicia
y
a un amor preferencial por los pobres,
para que nuestra presencia
en
el mundo sea luz que ilumine y sal que
transforme (n.16-17).
Es
en este terreno de pobreza y miseria, donde el anuncio del Reino
de
Dios tiene mayor acogida, dando frutos de treinta, sesenta y cien.
La semilla
La
semilla es el Reino de Dios. Para anunciar esta Buena Noticia,
Jesús
recorre pueblos y ciudades… Por esta causa entrega su vida.
Se
trata del Reinado de Dios Padre que
comienza a hacerse realidad
en
medio de un pueblo dominado por el poderoso imperio romano,
en
una sociedad donde los terratenientes oprimen a los campesinos
y
las autoridades corruptas solo buscan apacentarse a sí mismas.
Por
eso, cuando sus discípulos le piden: Señor,
enséñanos a orar,
Jesús
dice: Cuando oren, digan: Padre, venga a nosotros tu Reino.
-Donde
hay egoísmo, venga a nosotros tu Reino de
gracia…
-Donde
hay pecado, venga a nosotros tu Reino de
santidad…
-Donde
hay odio, venga a nosotros tu Reino de
amor…
-Donde
hay muerte, venga a nosotros tu Reino de
vida…
-Donde
hay mentira, venga a nosotros tu Reino de
verdad…
-Donde
hay opresión, venga a nosotros tu Reino
de libertad…
-Donde
hay corrupción, venga a nosotros tu Reino
de justicia…
-Donde hay violencia, venga a nosotros tu Reino de paz…J. Castillo A.
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