miércoles, 13 de marzo de 2013

Conversión y liberación


V Domingo de Cuaresma (ciclo C)
Is 43,16-21  -  Flp 3,8-14  -  Jn 8,1-11


A Jesús le ponen trampas para acusarlo
A medida que pasa el tiempo, las cosas se ponen mal para Jesús. Los sumos sacerdotes y fariseos han enviado guardias para detenerlo, pero éstos, impactados por sus enseñanzas, no lo hacen y responden: Jamás hombre alguno habló como habla este hombre (Jn 7,32-49).
Después, mientras Jesús enseña a la gente en el patio del templo, los maestros de la ley y fariseos le presentan una mujer y le dicen: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en adulterio. En la ley,  Moisés ordena apedrear a esta clase de mujeres. Tú, ¿qué dices? Decían esto para ponerlo a prueba y, luego, tener de qué acusarlo.
Uno de los peores delitos es usar a una persona para condenar a otra. Herodías, por ejemplo, odia tanto a Juan el Bautista que no duda usar a su hija para que el profeta Juan sea decapitado (Mc 6,17-29).
Algo parecido sucede cuando unos espías, fingiendo ser gente buena,
se acercan a Jesús y le preguntan sobre el tributo al César (Lc 20).
Con el mismo cinismo actúan los maestros de la ley y los fariseos.
Ellos prefieren las tinieblas (Jn 3,19-21), por eso usan la situación
de una mujer sorprendida en adulterio, solo para acusar a Jesús.
Jesús desenmascara la hipocresía de sus adversarios diciéndoles:
El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.
Al oír estas palabras cada uno tuvo que examinar su propia vida…
¿Cómo puedo fijarme en la paja que hay en el ojo de aquella persona
y no mirar la viga que hay en el mío? (Lc 6,41s).
Mientras los que preguntaron a Jesús sobre el tributo se callaron,
ahora los que trajeron a la mujer se van, empezando por los viejos.
Al respecto, recordemos lo que dijo Daniel a uno de los ancianos
que había calumniado a Susana: ¡Envejecido en años y en crímenes! 
Ahora vuelven tus pecados pasados, cuando dabas sentencia injusta
-condenando inocentes y absolviendo culpables- contra el mandato 
del Señor que dice: No matarás al inocente ni al justo (Dan 13,52s).

Yo tampoco te condeno
Jesús es muy exigente cuando habla del matrimonio (Mt 19,1-12).
Sin embargo, cuando los expertos en la ley quieren apedrear
a aquella mujer adultera, Jesús es el único que no la condena
Fue entonces cuando Jesús le pregunta: ¿Nadie te ha condenado?
Ella contesta: Nadie, señor. Jesús habiéndola liberado le dice:
Yo tampoco te condeno. Vete, y en adelante no peques más.
Convertirla y reconciliarla es mucho mejor que apedrearla,
perdonarla y liberarla es mucho mejor que condenarla (Jn 3,17).
Más tarde, unas piedras convertidas en odios, mentiras, calumnias…
serán arrojadas contra Jesús: Los sumos sacerdotes y los fariseos
dieron órdenes para arrestar a Jesús y darle muerte (Jn 11,47-57).
A veces, cuando una mujer no tiene familia, casa, trabajo, dinero…
se ve obligada a ir a las calles para que cualquier cliente ‘la recoja’.
En nuestra sociedad, que se jacta de ser mayoritariamente cristiana,
más de 120 mil mujeres ‘imágenes de Dios’ son prostitutas.
Lamentablemente, no hay partidos políticos ni ONGs que se compren
el pleito y defiendan los derechos de ‘esa clase de mujeres.
Todas aquellas mujeres se enfrentan a una sociedad machista,
que las considera un ‘mal necesario’; pero que mira a otro lado
cuando se le pregunta sobre los derechos de esas mismas personas.                    
¡Qué diferente los gestos audaces de Jesús en favor de las mujeres!
*En la casa de un fariseo, Jesús acoge y defiende a una prostituta
diciéndole: Tu fe te ha salvado. Vete en paz (Lc 7,36-50).
*Un sábado, en una sinagoga, Jesús llama a la mujer encorvada
y le dice: Mujer, quedas libre de tu enfermedad (Lc 13,10-17).
*Mientras Jesús recorre ciudades y pueblos anunciando el Reino,
muchas mujeres discípulas le acompañan y le atienden (Lc 8,1-3).
*A una mujer que padecía de hemorragias y que había tocado
su manto, Jesús le dice: Hija, tu fe te ha salvado (Lc 8,43-48).
*A la samaritana Jesús le revela que Él es el Mesías (Jn 4,26).
*La fe sencilla y firme de una mujer extranjera, logra que Jesús
anuncie la Buena Noticia del Reino a los paganos (Mc 7,24-30).
*A los funcionarios del templo Jesús les dice: Los publicanos y las
prostitutas entrarán antes que ustedes en el Reino de Dios (Mt 21,31).
*Son mujeres quienes anuncian la resurrección de Jesús…
J. Castillo A.

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