viernes, 8 de febrero de 2013

Pescador de personas


Domingo V, Tiempo Ordinario (ciclo C)
Is 6,1-8  -  1Cor 15,1-11  -  1Cor 15,1-11

Jesús enseña a la gente desde una barca
*Después del rechazo que tuvo en Nazaret, Jesús sigue su camino
Un día, el Profeta itinerante llega al lago de Genesaret, en cuya orilla
se reunió muchísima gente para escuchar la Palabra de Dios.
Allí, en medio de la naturalezay desde una barca
Jesús les habla lo que siente en su corazón: Dios Padre nos ama,
y quiere que todos sus hijos e hijas tengan vida en abundancia.
El lenguaje de Jesús es sencillo y todo el mundo lo comprende.
Usa comparaciones que están al alcance de aquellos trabajadores.
Muchos dirán que no están de acuerdo con sus enseñanzas,
pero nadie dirá que no le han entendido.
*Años más tarde, los que se han convertido y fueron bautizados,
se acercan a los discípulos de Jesús para oír la Palabra de Dios:
Acudían frecuentemente a la enseñanza de los apóstoles (Hch 2,42).
Cuando les prohíben enseñar en nombre de Jesús, Pedro y Juan
responden: No podemos callar lo que hemos visto y oído (Hch 4,20).
Incluso, en medio de las persecuciones, no cesan de orar diciendo:
Señor, concede a tus siervos anunciar tu mensaje sin miedo (4,29).
*Hoy en día, personas pobres y creyentes esperan de sus pastores:
-Una palabra sencilla, dicha con fe y con el testimonio de las obras.
-Una palabra meditada y pronunciada con el mismo Espíritu de Jesús.
-Una palabra que dé esperanza, en medio de las tristezas y angustias.
-Una palabra veraz frente a tanta mentira, violencia y corrupción.
-Una palabra que denuncia la desigualdad entre pobres y ricos.
-Una palabra que valore la dignidad de toda persona humana,
  frente al sistema opresor del actual sistema neocolonialista.
-Una palabra que nos haga ver los límites de los recursos de la tierra,
  y los millones de niños, jóvenes y adultos que pasan hambre.
Para esta misión, tengamos en cuenta que los medios más sencillos, 
como aquella barca que utilizó Jesús, son los más eficaces.

Jesús llama a pescadores que conocen bien su oficio

*Al terminar de enseñar, Jesús pide a Pedro ir a pescar de nuevo.
Pedro que es experto en las faenas del mar, le dice:
Maestro, hemos trabajado toda la noche sin pescar nada.
Trabajaron durante toda la noche cuando todavía era posible pescar.
Al llega el día, las posibilidades de éxito son prácticamente nulas.
Para esta gente del mar está claro que Jesús les pide algo imposible.
Sin embargo, Pedro cree en la Palabra de Jesús y responde:
Maestro, ya que Tú lo dices, voy a echar las redes.
Lo que importa es confiar en el poder de la Palabra de Jesús,
que tiene más fuerza que la experiencia negativa de la noche anterior.
Ya podemos imaginarnos la sorpresa de Pedro,
ante una pesca tan abundante que, incluso, las redes se rompían.
Piden ayuda y llenan de peces las dos barcas que casi se hunden.
Fue entonces cuando Pedro se arroja a los pies de Jesús y exclama:
Señor, apártate de mí que soy un pecador. Pero Jesús le dice a Pedro:
No temas, en adelante serás pescador de personas.
Cuando Pedro dice: Señor, apártate; Jesús le responde: No temas.
Cuando Pedro dice: Soy un pecador; Jesús le anuncia: Serás pescador
de personas. Pedro, desde su propia experiencia, acogerá a pecadores.
*Jesús pide la colaboración de personas que conocen bien su oficio.
Pedro, Santiago y Juan saben echar las redes y saben repararlas.
Todos ellos tienen su barca y son expertos en las tareas del mar.
Son personas que viven de su trabajo para llevar el pan a sus hogares.
Desde esta experiencia humana Jesús llama a sus colaboradores, pues
ser expertos en la pesca, es la base para ser pescadores de personas.
En adelante, al anunciar el Reino de Dios sabrán lo que significa:
El Reino de los Cielos es semejante a una red que se echa al mar….
*El Evangelio de hoy termina diciendo que Pedro, Santiago y Juan
llevan a tierra sus barcas… lo dejan todo… y siguen a Jesús…
Llevar sus barcas a tierra significa que ya no volverán a utilizarlas.
Para seguir a Jesús debemos despojarnos de todo (Hch 14,33;  18,28).
Lo mismo hará Leví: Lo deja todo, se levanta y sigue a Jesús (5,28).
Al joven rico, Jesús le dice: Anda, vende todo lo que tienes,
reparte el dinero a los pobres, después ven y sígueme (18,22).
Jesús alaba a la pobre viuda que da todo lo que tiene para vivir,
mientras que los ricos dan de lo que les sobra (21,1-4).
J. Castillo A.

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